Por Cammenina42 (Propia
obra)
[CC BY-SA 3.0], via Wikimedia Commons
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La
serva padrona
Creo
que esta ópera se estrenó tal día como hoy, un 28 de agosto, aunque en otras fuentes
pone el 5 de septiembre, en el teatro San Bartolomeo de Nápoles.
Esta ópera es un “intermedio”
o entreacto en dos partes y no llega a la hora de duración.
Algunos viven décadas y
componen cientos de piezas y acaban hundidos en el olvido. Otros tienen vida
breve y sin embargo dejan obras por las que se les recuerda cientos de años
después. Ese es el caso de Pergolesi, que a pesar de fallecer a los 26 años de
edad, dejó dos obras clásicas del repertorio: un Stabat Mater y esta ópera cómica.
El asunto es sencillo: un
noble (Uberto) está harto de su joven criada (Serpina), que no le obedece en
absoluto. Como no puede con ella decide que otro criado (Vespone, papel mudo)
le busque una esposa que se deshaga de Serpina o la meta en cintura. Al final,
gracias a la perspicacia de Serpina y con la complicidad de Vespone, con quien
acaba casándose es con la propia Serpina.
Como se ve, aún era la época, esta del Barroco tardío, en que todo el mundo tenía su final feliz y, muchas veces, gracias al ingenio del personaje femenino. Lo de andar matando a las protagonistas es más del siglo XIX.
Este breve intermedio, pensado
simplemente para entretener entre acto y acto de una ópera seria, sigue
resultando fresco y encantador casi trescientos años después de representarse
por primera vez. Dio lugar a la famosa guerra de los Bufones, en París, entre
la ópera italiana y la francesa.
Por su brevedad y gracia
(sobre todo si lo interpretan cantantes con vis cómica) es una buena obra para
introducirse en esto de la ópera.
De sus distintos dúos y
arias (no da para más, ya que sólo hay dos cantantes en escena) yo destacaría la
intervención de Serpina “A Serpina penserete”, en la segunda parte de la obra.
Para saber más, la Wikipedia, el libreto en italiano-español
y discografía de referencia, en Kareol
y en el blog “Historia musical”
también hablan de esta ópera.
Una buena
grabación de esta ópera es la que dirigió Renato Fasano, en 1960, para RICORDI,
con Renata Scotto y Sesto Bruscantini como cantantes y la orquesta del Collegium
Musicum Italicum.
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