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lunes, 2 de agosto de 2021

#85 Poema de Gilgamesh

 



 


 

Autor: Anónimo

Año: 2500-2000 a. C.

Género: poema épico

Idioma original: sumerio

 

 

 

El más antiguo poema épico que se conserva... Yo lo recuerdo, sobre todo, por ese lamento a la muerte del amigo

 

 

Llore por ti oso, hiena, pantera...

Llore por ti el río Ula,  por cuyas riberas solíamos pasear...

Lloren por ti los guerreros de la amplia y amurallada Uruk...

Llore por ti quien ensalzó tu nombre,

Llore por ti quien proporcionó grano para tu boca...

¡Lloren los hermanos por ti como hermanas

Y crezca larga su cabellera por ti!

... Por Enkidu, mi amigo, lloro

 

El Poema o Epopeya de Gilgamesh es la épica más antigua que nos ha llegado. De manera fragmentaria, pero lo que se conserva nos toca el corazón. Sorprende que, a cuatro mil años de distancia, compartamos sentimientos.

Os resumo un poquito de qué va. El prota es Gilgamesh, rey de Uruk, hijo de un dios y una semidiosa, dos partes dios y una parte de hombre. Este tipo es un fortachón algo abusón y sus súbditos se quejan. Los dioses, para pararle los pies, crean a Enkidu, que vive salvaje entre las fieras. La idea es que Enkidu dé su merecido al tirano Gilgamesh.

Este, que sospecha de Enkidu, lo «doma» enviándole una cortesana. Después de yacer con ella una semana, los animales salvajes rehúyen a Enkidu.

Cuando Gilgamesh y Enkidu se encuentran, se darán de mamporros, pero acabarán haciéndose amigos. Corren aventuras, lo que incluye matar a un demonio que guarda los cedros del Líbano por encargo de los dioses, y al Toro del Cielo que les manda la diosa Ishtar (o Inana) cuando Gilgamesh la rechaza.

Lo de Ishtar tiene su gracia. Gilgamesh dice que no, que los amores de esta diosa siempre acaban mal, y se encarga de pasar revista a todos esos amantes infortunados, que ríete tú del catálogo de Don Giovanni.

Ante sus comportamientos impíos, los dioses acaban decretando que uno de ellos deba morir, y será Enkidu, de una manera lenta y dolorosa. Gilgamesh se duele al saberlo y en esa tablilla VIII encuentro la parte más conmovedora, cuando Gigamesh pide a toda criatura viviente, y hasta a los ríos, que lloren por su amigo Enkidu. Él mismo llora y se lamenta. Y, cuando nota que el corazón de su amigo ya no late, se desespera, cuan leona que ha perdido a sus cachorros.

Se deja crecer el pelo, va desnudo, o vestido de cualquier manera, y vaga por las llanuras, en busca de la inmortalidad. La muerte del amigo le hace sentir su propia vulnerabilidad, su condición de hombre que tarde o temprano acabará perdiendo la vida.

Eso le llevará a Utnapishtim, quien le relata la historia del diluvio que el dios Enlil lanzó contra la humanidad. Utnapishtim se salvó porque otro dios le dijo que hiciera un barco y metiera allí a sus familias, amigos y sirvientes, junto con seres vivos. Y empezó a llover y hubo una tormenta terrible.

Cuando acaba la cosa, Enlil se cabrea al ver que algún hombre ha sobrevivido. Los demás dioses le reprochan que a qué fin envió el diluvio contra todos los hombres, que lo que tenía que haber hecho es castigar a los malvados y dejar vivir a los buenos. Que claro, al matar a los humanos no les hacen sacrificios y los dioses no lo pasan bien.

Esta queja de los propios dioses, que ven mal esto del diluvio, me resulta más comprensible. Al fin y al cabo, parece injusto querer acabar con toda la Humanidad. La cosa es que Enlil al final convirtió en inmortales a Utnapishtim y señora.

Viendo que está preocupado por su mortalidad, Utnapishtim facilita a Gilgamesh no la inmortalidad, sino una planta que conservará su juventud. Morirá, pero no sufrirá enfermedad y vejez

Lamentablemente, una serpiente arrebatará la planta a Gilgamesh. Regresa a casa tan mortal como se fue, por mucho que sea una semideidad. Solo que ahora ha aceptado que es su destino, se resigna y, al parecer, es mejor rey.

Parece un añadido posterior el descenso de Enkidu a los infiernos.

 

A mí me impresiona de esta historia esa sensación tan cercana de que son hombres como nosotros, con preocupaciones muy parecidas. No te habla de grandes dioses, ni historias de batallas o pueblos. No, te hablan de un tipo bastante poco sofisticado, que se echa un amigo y que, cuando este muere, le duele, e intenta buscar su propia inmortalidad, sin conseguirlo.

Esta historia nos ha llegado a través de tablillas de arcilla, con escritura cuneiforme. Esto explica su carácter fragmentario. Al parecer, las más antiguas conteniendo esta historia son las de Babilonia, que se intentan completar con versiones más tardías, en acadio y en hitita.

 


Esta, por ejemplo, es la tablilla XI del Poema de Gilgamesh, dedicada al diluvio, conservada en el Museo Británico. La excavó Hormuzd Rassam, y se remonta al período neoasirio, siglo VII a. C.. Narra la historia del diluvio babilonio. George Smith transliteró y leyó aquella historia. Procede de la Biblioteca de Asurbanipal II en Nínive, Mesopotamia septentrional, en lo que actualmente es Irak.

Los episodios de la historia de Gilgamesh corrieron por todo Oriente Medio a lo largo de siglos. Eso hace que haya distintas versiones, de dataciones diferentes, de cada uno de ellos. Luego hubo una recopilación que cogió todos esos episodios, y dio una forma coherente a la historia. Son las doce tabletas de arcilla de la biblioteca del rey Asurbanipal, del siglo VII a. C. Y ahí quedaron, hasta que empezaron los arqueólogos a excavar allá por el siglo XIX. Gracias a tablillas en diferentes idiomas, sí, como con la Rosetta, consiguieron descifrar estos textos.

Me imagino la sorpresa de aquellos estudiosos, tan religiosos ellos, cuando descubrieron historias «bíblicas» anteriores a la Biblia. Se ve que los judíos, durante su cautiverio en Babilonia, se empaparon de aquella cultura que hundía sus raíces en Sumer y metieron este y otros episodios mesopotámicos en sus libros, para explicar un su origen. Porque el Génesis es posterior a estas tablillas. Claro, antes de estar en Babilonia era un pueblo de pastores con una cultura modestísima. Así que parte de las historias sumerias sobrevivieron bajo el disfraz de la mitología judía. 

Frente a otras historias de la Antigüedad remota, Gilgamesh me resulta de lo más asequible. Es tirando a breve, te lo puedes leer en un par de días. Nada que ver, por comparar, con los extensísimos poemas sánscritos o la propia Biblia.

Luego, además, está el atractivo de la historia. Ya digo que resulta muy humana. Gilgamesh es un héroe con sus defectos y sus miedos. Empieza como un chulito que bebe, se acuesta con las mujeres de sus súbditos, abusando. Pero luego sufre pérdidas y dolor. Y acaba resignado a su condición de mortal, hasta aprendiendo a ser mejor rey.

Si queréis saber algo más de este poema, Antena Historia le hizo un podcast estupendo hace tres años.

Con lo que más me quedo de ese programa es cuando hablan de Gilgamesh como el primer héroe. Comenta tres arquetipos de héroe y éste sería el más primitivo. 

El más moderno tendría su origen medieval y religioso, el héroe perfecto, cuya perfección le viene de Dios, sería Percival. Un poco aburridillo. En el universo Marvel, sería el Capitán América.

Antes que él estaría el héroe listillo, burlón y algo contra el poder establecido. Sería el modelo de Ulises o los pícaros. ¿Astuto, gracioso y no siempre respetuoso con las normas? Tony Stark, ¿no?

Y el héroe más antiguo sería este Gilgamesh, un tipo fortachón que lo arregla todo a golpes. Muy imperfecto, pero por ello muy cercano al ser humano. Seguirían este modelo el Sansón judío o el Hércules griego. Está claro, Hulk o Thor serían este modelo.

 Para que veáis que la historia sigue inspirando, os dejo con estos dibujos animados, diez minutos que resumen el poema, aunque con alguna licencia poética, muy divertido, con ese toque Village People. Es muy reciente, de 28 de julio de 2021. Ha sido casualidad que me toque ahora hablar de esto, de verdad. 


Cuando una historia pervive casi cincuenta siglos, es que hay en ella algo muy potente que nos llega, no importa cuánto tiempo haya pasado. Escuchamos una voz que nos habla de algo que reconocemos perfectamente. Nos hace ver la Humanidad que tenemos en común, nosotros y ellos.

martes, 24 de octubre de 2017

#9 La Ilíada


 
Escena de la Ilíada en un jarrón de
figuras negras s. VI a. C.




Ἰλιάς, Iliás / Ιλιάδα, Iliáda
Autor: Homero
Año: siglo VIII a. C.
Género: poesía épica









Un comienzo deslumbrante


A mí me gusta decir que Homero es el comienzo de la literatura europea. Seré breve a pesar de mi entusiasmo por la obra, porque es una historia a la que tienes que encontrarle el gusto por ti mismo. Reconozco que a mi me puede mi debilidad por lo grecolatino.

La mítica guerra de Troya duró diez años, pero el poema se centra sólo en un episodio concreto, llamado «La cólera de Aquiles». Agamenón se apodera de Briseida, una esclava de Aquiles, este se cabrea tanto que decide no seguir peleando. Con ello los aqueos sufren derrota tras derrota y parece que los poderosos troyanos, dirigidos por el formidable Héctor, van a lograr arrastrarlos hasta la orilla y echarlos de allí. Patroclo, el amigo de Aquiles, acude a la pelea disfrazado con su armadura, y acaban matándolo. Entonces, abrasado de dolor, Aquiles reacciona, vuelve a la lucha y derrota a Héctor. Arrastra su cadáver por la tierra hasta que Príamo, el rey de Troya, sale humillándose a pedir que le entreguen el cuerpo del hijo. Aquiles se lo entrega, y se cierra la obra con los juegos funerarios en honor de Patroclo.

Así que no encontrarás aquí el relato del rapto de Helena, ni tampoco el caballo de Troya, engañifa gracias a la cual los aqueos consiguen tomar la ciudad.

Cuando oigo sus primeras palabras, algo se estremece en mi interior.

Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquileo;
cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y
precipitó al Hades muchas almas valerosas de héroes,
a quienes hizo presa de perros y pasto de aves

(Trad. Luis Segalá y Estalella, col. Austral, 337, Espasa)

Siento que hombres que vivieron en el Mediterráneo hace unos pocos miles de años me siguen hablando a mí, personalmente, contándome una historia terrible de bravura y muerte, de guerra, valentía, espadas que cortan la carne humana, amor de todo tipo, terribles sacrificios humanos... que tuvieron lugar aquí, tan cerca geográficamente y tan lejos en el tiempo.

Lo que más recuerdo de sus páginas son algunos instantes de auténtico sentimiento humano, como la despedida de Andrómaca a su marido Héctor, o darte cuenta de que, hasta el guerrero más valiente, teme la muerte cuando la ve llegar.

Recomiendo leer esta historia en alto, o recitar esas palabras, ya que no es una novela, sino poesía. Por eso tienes que sentir las palabras en tu boca, darles tiempo para que te llenen con toda su riqueza. No importa que no leas griego, Homero suena maravilloso en español, y si tienes una buena traducción en inglés, francés o alemán, creo que sonará igual de bien.

Ha sido un clásico que han escuchado o leído generación tras generación de europeos. Sobrevivió a la Edad Media a través de manuscritos. El más antiguo que nos ha llegado es uno llamado Venetus A, una copia del siglo X, catalogado en la Biblioteca Marciana de Venecia como Codex Marcianus Graecus 454, hoy 822. Se supone que procede de la Grecia bizantina, y que llegó a Italia en algún momento que se desconoce.

La primera edición impresa de la Ilíada fue editada por Demetrio Calcocondilas, publicada en Florencia en 1488/89.

Ha seguido encontrando lectores en las nuevas generaciones, en el Renacimiento, en el Barroco, durante la Era de la Ilustración, en el siglo XIX, el XX y también ahora, en el XXI. Sus preciosos versos siguen haciéndonos cosquillas en las neuronas, así que sirvan estas pobres letras mías como homenaje a uno de los primeros humanos que creó belleza con palabras aunque narrara una historia tan sangrienta.


 
La despedida de Héctor y Andrómaca
por Tischbein, siglo XVIII

jueves, 29 de septiembre de 2016

#5 Odisea


Odiseo emborracha a Polifemo
John Flaxman (1810)
 [Dominio público] vía wikicommons



Ὀδύσσεια, Odýsseia

Autor: Homero
Año: siglo VIII a. C.
Género: Poema épico



En el principio existieron... las novelas de aventuras.


Si quieres empezar a leer literatura europea, una buena idea es irse al principio, con Homero. Tienes por supuesto la Ilíada, que es un impresionante canto guerrero con sorprendentes momentos líricos. Pero siempre he creído que la Odisea es más asequible y apto para todos los gustos.

Ya sé que es un poema épico, pero a menos que la leas directamente en griego o des con una traducción de algún poeta inspirado, al final la lees como si fuera una novela de aventuras, con Odiseo (Ulises) intentando regresar a casa, y con la gente que se lo impide.

Los episodios acaban siendo archiconocidos. Las sirenas, Polifemo,... hasta los prototipos femeninos de mujer mala (Circe), mujer fiel (Penélope, of course, quien, para dar largas a los pretendientes que le comen la hacienda, desteje por la noche lo que ha tejido por el día) y mujer tontona enamorada (Calipso).

No hará mucho leí que el cine había inventado los flashbacks. Que no había flashbacks en Shakespeare. No conozco la obra del bardo tan al detalle como para saber si es así, pero os aseguro que el cine no inventó el flashback. Ya aparece aquí, pues Ulises le cuenta a Alcínoo todo lo ocurrido en el pasado. Aquí encontramos también narraciones paralelas: mientras a Ulises le ocurre esto, en su casa pasa lo otro, y mientras él está aquí, Telémaco su hijo está allí,... O sea, que hasta tiene su complejidad en la forma de contar las cosas.

Es una de las obras más maravillosas de la literatura universal, que lo tiene todo: el argumento, los personajes, el estilo, la trascendencia,... te puedes quedar en la superficie de la peripecia o puedes ahondar en el significado y los ecos simbólicos que en tí resuenan cuando te pierdes en los diversos episodios.

Si te gustan los libros y aún no has probado a Homero, de verdad, que no sé qué estás esperando. Creedme, se puede vivir sin haber leído a Proust o a Joyce o a Hemingway. Pero, ¿sin leer a Homero? Es como Cervantes, im-pres-cin-di-ble.
Ulises y las sirenas, por Herbert James Draper
H. 1909, Ferens Art Gallery 
[Dominio público], via Wikimedia Commons

domingo, 20 de marzo de 2016

#1 La Divina comedia



Divina Commedia
 

William Blake: El torbellino de los amantes,
Francesca da Rimini y Paolo Malatesta (1824 – 1827)
Autor: Dante Alighieri
Año: h. 1308-1320
Género: Poesía alegórica

En todas las listas de obras maestras de la Literatura universal, se encuentra esta obra, y en la mía no puede faltar y con el número uno (es que El Quijote va en la lista de novelas). Reconozco que no es un libro fácil para el lector medio.

Primero: es poesía, lo cual significa que la mayor parte del encanto se pierde en la traducción, pues el traductor nunca podrá ser, en su lengua, tan bueno como el autor original en la suya. Pongamos como ejemplo uno de los fragmentos más conocidos (Infierno, III):

Dinanzi a me non fuor cose create
se non etterne, e io etterna duro.
Lasciate ogne speranza, voi ch’intrate.

Lo que en español queda algo así como

«Antes de mí ninguna cosa fue creada
sólo las eternas, y yo eternamente duro:
¡Perded toda esperanza los que entráis!»

No hay color.

Segundo: estamos ante una alegoría, donde unas cosas significan o evocan otras distintas, y todo está planificado según una lógica del pensamiento medieval. Tiene un sentido hasta la machacona insistencia en el número 3, el número de la Trinidad: escribe en tercetos una obra que divide en tres partes, cada una compuesta por 33 cantos, nueve círculos del infierno (33)...

Si lo lees todo seguido como si fuera una novela, te parecerá monótono. Dante se pierde en una selva oscura, lo atacan los animales y se encuentra con Virgilio, el cual lo lleva de viaje por el Infierno primero y el Purgatorio después. En el Paraíso son sus guías Beatriz y San Bernardo. Dante reparte gloria y castigo entre personajes hoy desconocidos. Francamente aburrido.

Pero de lo que se trata es de no leerlo así, sino despacio, intentando comprender a quién te está presentando en cada momento, por qué se estima que cada uno merece estar donde está en este ordenado mundo metafísico: en qué círculo del Infierno, en el Purgatorio, en el Paraíso. Qué simboliza cada cosa, cada personaje. Y sólo una vez que has comprendido en profundidad lo que yo llamo el «nivel mítico» de un libro, es cuando puedes empezar a disfrutar.

Sólo de esta manera, con todo el bagaje de historia y pensamiento medieval, esta maravilla cobra sentido. Afortunadamente, la leí en un momento en que tenía gran parte del siglo XIII en la cabeza y todo encajó como un mecanismo de relojería. Reconozco que hoy me costaría más.

Es una de esas obras maestras únicas de la ha inspirado el arte y el pensamiento europeo durante setecientos años. Ha influido en la filosofía y en la literatura, en pintores (de Botticcelli a Doré o William Blake) y músicos,... como una piedra tirada a un lago, las ondas de la Divina Comedia llegan hasta lugares insospechados.

Os dejo con un enlace a la actuación de una bailarina que escogió la música de «Concierto en mi menor (versión 1798)» de Preisner, de la banda sonora La doble vida de Verónica (Kieślowski, 1991); los versos pertenecen precisamente al Canto II del Paraíso.

O voi che siete in piccioletta barca,
desiderosi d'ascoltar, seguiti
dietro al mio legno che cantando varca,

tornate a riveder li vostri liti:
non vi mettete in pelago, ché, forse,
perdendo me, rimarreste smarriti.

L' acqua ch' io prendo già mai non si corse;
Minerva spira, e conducemi Apollo,
e nove Muse mi dimostran l' Orse.