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domingo, 29 de agosto de 2021

#57 Con la muerte en los talones

 

Póster en FilmAffinity


 



North by Northwest

Año: 1959

País: Estados Unidos

Dirección: Alfred Hitchcock

Música: Bernard Herrmann

 

Suspense romántico del bueno, con su toque de humor

 

La de veces que habré visto esta película, ¡ya ni me acuerdo!

Para mí es un modelo de suspense romántico, pues hay una trama de intriga que está entrelazada con la relación de la pareja protagonista.

Tenemos a un ejecutivo de publicidad, Roger O. Thornhill, un tipo vivalavirgen que ya lleva un par de matrimonios a sus espaldas. Se lleva bien con su madre, lo que da lugar a graciosos diálogos entre ellos.

La intriga en sí nace de que los malos de la película creen que Thornhill es un espía del gobierno, llamado George Kaplan. Por eso lo secuestran y lo intentan matar, aunque se escapa. Cuando le cuenta a la policía (y a su madre) lo que le ha pasado, no le creen, y los intentos de demostrar la realidad de haber sido víctima de una delito acaban siendo contraproducentes.

Luego hay un asesinato de verdad, del que este Roger es sospechoso y emprenderá la huida. Ahí es donde se cruza su camino con una mujer atractiva, una de esas rubias supuestamente frías tan de Hitchcock con la que cruza diálogos de doble sentido. Acabarán enrollándose, con aparentes traiciones entre uno y otro, y cierta colaboración para perseguir a los malotes.

Pero no te preocupes si la estás viendo y no entiendes ni papa.

Cary Grant le dijo a Alfred Hitchcock en pleno rodaje de Con la muerte en los talones: «Creo que es un guion espantoso, pues hemos rodado el primer tercio del film, ocurren toda clase de cosas, y no comprendo en absoluto de qué se trata».

Pág. 601 de Alfred Hitchcock. Todas las películas. Ed. Paul Duncan, ensayos de Paul Duncan, Ed. Taschen

El argumento en sí es retorcido y se basa en una confusión de identidad. Los malos creen que Roger es un espía del gobierno, y él no es capaz de demostrar lo contrario. Al final se ve implicado en una trama para que los malos no se lleven un microfilm y de paso salvar a la muchacha, Eve Kendall, interpretada por Eva Marie Saint. Pero ya digo que el lío argumental es solo una excusa, lo importante es el estilo.

El atractivo de esta película sigue tan fresco como el primer día, con una serie de escenas que se te quedan en la retina. Obviamente, todos recordamos la de Cary Grant perseguido por una avioneta fumigadora. Pero a mí me encantan los momentos de humor. Especialmente uno que hay al principio, entran en el ascensor Roger, su madre y los asesinos. La madre, que no se cree una palabra de lo que le dice el libertino de su hijo, les pregunta a estos, irónicamente,

You gentlemen aren’t REALLY trying to kill my son, are you?

[Ustedes, caballeros, no estarán realmente tratando de matar a mi hijo, ¿verdad?]

O bien cuando Thornhill intenta comprar un billete de tren, y se pone gafas de sol para ocultar su identidad:

(Vendedor de billetes) ¿Le pasa algo en sus ojos?

(Roger Thornhill) Sí, son alérgicos a las preguntas.

Una película, o una novela, de suspense, son tan buenas (o tan malas) como el malo. Y el de aquí está bastante bien. Por un lado, el traficante de microfilms, Vandamm, interpretado por el excelente actor inglés James Mason, que tiene a Eve como acompañante. A su lado, Martin Landau interpreta a su sidekick, Leonard, un hombre joven y guapo que es obvio que está enamorado de su jefe Vandamm y odia a Eve, por ser la mujer con la que Vandamm está. ¿Evidente? Sí, pese a la censura de la época, de hecho hay una escena en que el propio Vandamm le pregunta si está celoso.

Los actores están estupendos. Es uno de esos casos en los que no puedes imaginarte el personaje con otra cara. Cary Grant está perfecto. Es curioso, pero él y el director no acababan de llevarse bien. Decía Grant: «A Hitchcock le gusto mucho, pero al mismo tiempo me detesta». Y es que Grant era todo lo que Hitch no era ni podía ser: galán, atractivo (al parecer para ambos sexos), sano y con una vida de lo más entretenida.

Desde luego, las películas que más me gustan de Hitchcock son dos con Cary Grant, esta y Notorious (Encadenados) otra de suspense romántico.

Y es que sí, el suspense romántico es un género que se da no solo en las novelas. Hay frases, diálogos, aquí, que son totalmente de escritora de romántica actual y, sin embargo, tienen ya más de medio siglo:

(Roger) Cuando encuentro a una mujer atractiva tengo que empezar a fingir que no abrigo deseos de pretenderla.

(Eve) ¿Y por qué cree usted que tiene que ocultarlo?

(Roger) A ella podría disgustarle la idea.

(Eve) O es posible que no.

Esta película pertenece a la época con más éxito de Hitchcock, entre Vértigo (de entre los muertos) y Psicosis, aunque me gusta mucho más que cualquiera de esas dos.

Una peli entretenidísima, con su punto de intriga, momentos de humor y otros de tensa persecución, más un romance en el que no faltan el deseo, la desconfianza, y renuente colaboración.

Con la muerte en los talones ganó el premio al mejor director (exaequo) en el Festival de San Sebastián, y el David de Donatello al mejor actor extranjero (Cary Grant). Hitchcock estuvo nominado en diversos premios como mejor director, pero no consiguió ninguno. Las películas amenas y con final feliz ya se sabe que no suelen premiarse, prefieren los dramones, como si entretener y hacer reír (o sonreír) fuera tan fácil…

Si tenéis la oportunidad, vedla, de verdad, pasareis un buen rato. Como suele ser habitual, en original le sacas más la gracia al timing y el tonillo en que hablan especialmente Roger y su madre. Por cierto que como curiosidad hay que decir que la actriz que hacía de madre de Cary Grant, Jessie Royce (n. 1896), solo era ocho años mayor que Cary (n. 1904). El cine tiene estas cosas. A suspender la incredulidad toca.

Para saber más: consúltese la Wikipedia, Film Affinity, o la Internet Movie Data Base.

domingo, 8 de diciembre de 2019

#67 La ventana indiscreta

(c) Paramount International
[Dominio público] vía Wikimedia
Commons





Rear window
Año: 1954
País: Estados Unidos
Dirección: Alfred Hitchcock
Música: Franz Waxman

Grace Kelly estaba, simplemente, radiante
            

Hacía mucho que no comentaba aquí una película. Tendré que retomarlo con más ganas. Como esta la acabo de ver, por enésima vez, y la tengo incluida en mi Top 100, me dije, venga, vamos a hablar un poco de los vestidos de Grace Kelly.

Más de una película de Hitchcock es puro suspense romántico. Esta es una de ellas. Hay un fotoperiodista, Jeff (interpretado por James Stweart) que se ve obligado a quedar en cama por tener una pierna quebrada, y no se le ocurre otra cosa que cotillear a los vecinos. Hasta que empieza a obsesionarse con uno en particular, y a imaginar que ha matado a su mujer. Toda la tensión de la película es saber si efectivamente mató o no a su mujer, y si van a conseguir descubrirlo antes de que su propia vida esté en peligro.

            Seguramente todos los libros de cine te hablen de este misterio, y de la maravilla que es saber mantener el misterio en el reducido espacio de una habitación. O, también, del voyerismo impenitente del fotógrafo, que aunque debería respetar la intimidad de sus vecinos, se siente seducido por esas historias que ve por las ventanitas: la chica joven y atractiva, la solitaria solterona, la pareja de recién casados, el compositor de la música, inolvidable «Mona Lisa».

Pero, sinceramente, si ves esta película, te vas a quedar colgada de los impresionantes vestidos de Grace Kelly y cómo los luce. Kelly hace de novia del fotógrafo, una mujer sofisticada llamada Lisa, de buena familia, bastante opuesta a este trotamundos amante de la aventura, osado… Aunque no estoy muy segura de que un buenazo como Stewart sea del todo adecuado para semejante personaje.

Un punto de conflicto entre ellos está en que ella quiere casarse, formalizar su relación, aunque tenga que recorrer el mundo con él. Sin embargo, él se resiste, no cree que esté preparado para casarse, y ella está demasiado acostumbrada a la buena vida como para vivir en los lugares y de la forma tan arrastrada que un fotoperiodista tiene que llevar.

Los outfits de Kelly, obra de Edith Heath, una de las mejores diseñadoras de vestuario de la historia del cine, son impresionantes. A través de cada una de las piezas, te describe cómo es ella y en qué momento está de su relación (Véase esta entrada en «Retales de un idilio»). Es deslumbrante el primero, en que ella aparece como una auténtica princesa de la alta sociedad: un dos piezas, la superior, negra y con escote en pico, delante y detrás; la falda se despliega impresionante, gasa y tul con ornamentos negros. Tal que así.

El final de la peli es atómico, con ella dispuesta a emprender una nueva vida a su lado, con camisa masculina y unos jeans, estudiando con gran interés un libro de viajes… Hasta que comprueba que su novio se ha dormido y sustituye el libraco por un ejemplar de Harper’s Bazaar.

Todo un estudio del estilo lady like, por si algún día quieres darle una oportunidad.

La película se basa en un cuento de Cornell Woolrich: «It had to be murder». 

Toda ella se rodó en un estudio, para lo cual tuvieron que construir el decorado más grande en su tipo que confeccionada la Paramount.

En tema de premios, se los llevó Grace Kelly. Ya digo que no le puedes quitar los ojos de encima, creo que aquí está verdaderamente inmensa, luciendo palmito. Ganó el premio a la mejor actriz del Círculo de Críticos de Nueva York y el National Board of Review. De los Óscar, hay que olvidarse, rara vez premiaron algo tan entretenido como esto, con tanto estilo y tan puramente de género. Por eso muchas películas premiadas han caído en el olvido, y esta la puedes seguir viendo más de medio siglo después, con el mismo placer que el primer día.

Por cierto, en 1997, la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos la escogió como una obra «cultural, histórica y estéticamente significativa», por lo que la seleccionaron para que el National Film Registry la conservara.

Así que, de verdad, si quieres ver una obra entretenida por la que parece que no pasan los años, podéis darle una oportunidad. Otras de Hitchcock, especialmente cuando se ponía en plan intelectual psicoanalítico o machistón a secas, no son ni de lejos tan agradables de ver.

Para saber más: consúltese la Wikipedia, Film Affinity o la Internet Movie Data Base

domingo, 8 de mayo de 2016

#6 Psicosis




Psycho

Año: 1960
País: Estados Unidos
Director: Alfred Hitchcock
Música: Bernard Herrmann

Una película terrorífica, innovadora en su momento, y que aún se puede ver con un estremecimiento.


La chica de la película, Janet Leigh, roba dinero en el trabajo y huye. Se queda a dormir en un motel, donde de repente, sin llegar siquiera a la mitad de la proyección, es salvajemente asesinada en la ducha. En una escena que es prodigio de montaje, de unión de imágenes con la música (y pensar que Hitchcock al principio quería rodarla sin ella), y todo sin que se viera ni un centímetro de piel de más, para no irritar a la censura.

Nadie se esperaba eso, que Hitchcock tuviera la osadía de cargarse a su protagonista, y hacerlo mediado el metraje.

Fotografía en blanco y negro, obsesiva música de Bernard Herrmann (quien, por cierto, creo que es el que más ha aparecido en las películas que llevo hasta la fecha), una ambientación inquietante en un motel de carretera con un montón de animales disecados y la mirada huidiza de Anthony Perkins… Aún sobrecoge, hoy en día.

Como la historia no convencía, Hitchcock tuvo que crear una productora para hacerla, recurrir al equipo que en televisión hacía Alfred Hitchcock presenta, y toda una serie de limitaciones que al final creo yo que ayudaron más que perjudicaron la factura final de la obra.

Cuando acertaba, Hitchcock era el fucking Master of the Universe en este tipo de historias. No hay más que comparar el desasosiego que es capaz de crear sin perder el estilo elegante con la intrascendencia de sus imitadores. En su cine, lo importante no era el gore, sino lo que nos contaba sobre las miserias y pequeñeces de los humanos, como si fuéramos bacterias bajo el microscopio.

Para saber más: consúltese la Wikipedia, Film Affinity, Internet Movie Data Base y Sensacine.

domingo, 24 de abril de 2016

#5 Vértigo (De entre los muertos)






Vertigo

Año: 1958
País: Estados Unidos
Director: Alfred Hitchcock
Música: Bernard Herrmann


La película más valorada de Alfred Hitchcock.


Un detective de policía con problemas de acrofobia y vértigo es contratado para vigilar a la esposa de un viejo amigo. Empieza así la morbosa historia de una obsesión. En mitad de la narración, la historia da un giro, y nos lleva, metidos ya en turbiedades varias, hasta el contundente final.

Resulta una película un poco extraña, porque no es suspense al uso. No es de extrañar que en su época no arrasara precisamente. Fue el paso de los años lo que la elevó a película de culto.

Le reconozco los méritos, se deja ver bastante bien, pero no es la película de Hitchcock que más me gusta. Creo que es porque trata a la mujer como puro objeto: a Kim Novak le basta estar guapa y misteriosa para enloquecer a un hombre. Scottie se enamora sin tratarla, sin saber nada real de ella: la cosificación absoluta de la hembra. En cambio, la mujer normal, amiga y compañera (Barbara Bel Geddes) no es más que un felpudo al que ignorar.

Posiblemente Hitchcock pretendía eso, contarnos su fantasía sexual: no soñaba con una persona verdadera sino con un cuerpo femenino desconocido, inalcanzable, de cuyos pensamientos, deseos y aspiraciones vitales se prescinde totalmente. Acaba sacrificada en el altar de esa obsesión masculina. No es precisamente algo de mi interés.

Pero bueno, esa es solo mi explicación de por qué, aun gustándome no acaba de ser una de esas películas de Hitchcock para ver una y otra vez.

Para saber más: consúltese la Wikipedia, Film Affinity, Internet Movie Data Base y Sensacine.