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lunes, 21 de diciembre de 2020

#47 Guas: Palacio del Infantado

 

Galería de la fachada, por Benjamín Núñez González (2018)
[CC BY-SA 4.0] vía Wikimedia Commons

 

                       

Ubicación: Guadalajara (Castilla-La Mancha, España)

Fecha: 1480 y ss

Estilo: Arte gótico

Tipo de edificación: palacio (edificio civil)

 


 

Donde hay poderío, ya sabéis, que se vea, y los Mendoza no fueron excepción.

 Venga, vamos a por el Sábado Deluxe histórico.

 Domingo, 31 de enero de 1560: en la capilla de este palacio de Guadalajara, el cardenal Mendoza oficia una boda.

Una pizpireta princesa francesa, Isabel de Valois, se casaba con el rey de España, un madurito interesante, arrubiado y culto, Felipe II.

Era el tercer matrimonio del rey, que a la muerte de su segunda esposa, María Tudor, sopesó la posibilidad de casarse con su heredera, la reina Isabel. Aquello no fructificó, primero porque la inglesa se negaba a convertirse al catolicismo (se ve que Madrid no valía una misa) y, en segundo lugar, porque no podía procrear y claro, una reina infértil en aquella época no valía para nada, ya que el proyecto hispano-inglés era más bien para que el fruto de esa unión heredase un reino nórdico uniendo las islas británicas a los Países Bajos Habsburgo.

No era el primer compromiso de la jovencita Isabel. Se iba a casar con el rey inglés Eduardo VI, ya sabéis, el breve sucesor de Enrique VIII, pero este murió; y luego con el español príncipe Carlos, cuando Felipe II aún estaba casado.

Como la alianza hispano-francesa era necesaria, y el hijo del rey no daba para mucho, con sus escasas luces y mal carácter, jorobado y cabezón, siendo dudoso que pudiera consumar el matrimonio en un plazo razonable, se decidió que lo más sensato es que se volviera a casar el rey, ahora viudo.

Luego os cuento cómo fue lo de consumar el matrimonio entre Isabel y Felipe.

El matrimonio en sí ya se había celebrado en Notre Dame de París, el 22 de junio de 1559, por poderes. Al novio lo representaba el duque de Alba, rodeado de súbditos del rey de España como Gómez de Silva, Egmont u Orange. Entre quienes sostenían el manto de terciopelo azul de la princesa francesa estaba toda una reina, María Estuardo de Escocia.

Clouet: Isabel de Valois, h. 1560


Fijaos que la novia no vino a España hasta el año siguiente. Entre las cosas que la retrasaron fue que, durante la celebración de esas bodas, resultó muerto su padre, el rey de Francia. Una lanza le entró por el ojo, los torneos es lo que tienen. Muy gore todo.




Que la bendición nupcial entre Isabel y Felipe se celebrara en este rico palacio de Guadalajara no hacía sino indicar la importancia de los Mendoza.

 


Fachada occidental del Palacio, fotografiada por Pavlemadrid (2007) [CC BY-SA 2.5], via Wikimedia Commons

Fue el II duque del Infantado, III marqués de Santillana, quien construyó este palacio en época de los Reyes Católicos, ochenta años antes de la celebración de esas nupcias reales de su descendiente.

Se llamaba Íñigo López de Mendoza y Luna (1438-1500), que no hay que confundir con su abuelo, el célebre político y escritor marqués de Santillana. El II duque del Infantado empezó las obras en 1480 y la fachada, quizá lo más llamativo, se terminó en 1483. Luego fue el patio y el interior, de manera que para finales del siglo XV ya estaba terminada esta obra.

Cuando en Italia ya empezaban las arquitecturas renacentistas, aquí como en el resto de la Europa atlántica, se seguía con gótico.

Como ya comenté al hablar de la Lonja de Palma de Mallorca, dentro de la arquitectura gótica española, se diferencian varias fases: protogótico, clásica, manierista y luego está la fase barroca. Este Palacio del Infantado de Guadalajara es también de esta última.

Recordemos que a esta fase barroca del gótico que a veces se llama flamígero, por aquello de que emplea calados con adornos inspirados en las ondulaciones de las llamas.

Este rasgo procede de Flandes, y cuando se introduce en España, y se une a características autóctonas, mudéjares, crea este estilo hispano-flamenco. Las formas flamencas llegaron a Castilla por la construcción de la catedral de Sevilla, que empezó en 1401. Como coincide con el reinado de Isabel I de Castilla, también se le llama gótico isabelino.

En esta fachada, orientada al Oeste, se funden elementos góticos, flamencos y mudéjares. Gótico flamenco es parte de la decoración y la estructura de balcones o portadas. Mudéjar es el adorno con cabezas de clavos o puntas de diamante.

Podría entrar en detalles de esta construcción, pero yo me fijo en su elemento más característico, esa galería que remata la fachada.

Juan Guas, el arquitecto a quien se deben las trazas de este palacio, supo fundir muy bien lo flamígero de raigambre flamenca con el mudéjar toledano.

Es el arquitecto más importante del gótico isabelino. Trabajó para la Casa de Mendoza no solo aquí, sino también en el castillo del Real de Manzanares. Pero también lo hizo para la casa real, y de esa manera se le debe a él el edificio que quizá sea el más representativo del estilo hispano-flamenco: el convento de San Juan de los Reyes, en Toledo. Es una iglesia con una sola nave, y con una decoración de grandes escudos, figuras y con una curiosa epigrafía gótica, en la que se usan las letras como adorno, como se hacía en el arte musulmán.

 

 

Aquí os pongo una imagen del claustro de San Juan de los Reyes, la que se considera obra maestra de Juan Guas, fotografiada por Querubin Saldaña Sánchez en 2011 (CC BY-SA 3.0).

El Palacio del Infantado está catalogado como Bien de Interés Cultural desde el 20 de abril de 1914.

Acabo el cotilleo histórico. ¿Se consumó el matrimonio de Isabel y Felipe? Pues sí, claro, es obvio, ya que como es sabido, fue la madre de las infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela. No menstruó hasta finales de aquel año 1560, y entonces se pusieron al tema.

La cosa fue un poquito difícil, para que todos hablemos del cotilleo actual y cómo se sabe todo. En aquella época, la que ocurría en el lecho del rey se comentaba en las cartas.

En este caso, el embajador francés escribió a la mamá de Isabel:

«La fuerte constitución del Rey causa grandes dolores a la reina, que necesita de mucho valor para evitarlo».

Entristece un poquito leer esas cosas, la verdad.

No sé cómo lo recibiría Catalina de Médicis.

En fin, para cuando podáis viajar con cierta comodidad, ya sabéis, otra propuesta para un turisteo de fin de semana: Guadalajara. Admirad esa fachada, imaginad al nieto del marqués de Santillana mirando orgulloso cómo enriquecía su herencia con esta obra en tiempos de los Reyes Católicos, y luego, ochenta años después, esa boda del rey de España.

miércoles, 6 de mayo de 2020

#41 Torre de San Martín

Torre de San Martín
Por Francis Raher (2015)
[CC BY 2.0] vía Wikimedia Commons




                       
Ubicación: Teruel (Aragón, España)
Fecha: 1316
Estilo: Arte gótico-mudéjar
Tipo de edificación: torre-puerta (religiosa y civil)




Ejemplo del mudéjar aragonés, patrimonio de la humanidad

Del mudéjar ya he hablado en otras ocasiones, un estilo muy español, en la zona cristiana pero con formas y técnicas islámicas. Recuerdo que hay dos fases, el románico-mudéjar y el gótico-mudéjar. Este último se desarrolló a partir de mediados del siglo XIII, y se distinguen cuatro escuelas, siendo una de ellas la de Aragón.

Como es propio del mudéjar se recurre al ladrillo. Ciertamente, tiene características propias frente a las otras escuelas, como la influencia de los artistas andaluces.

Las torres aragonesas son lo más interesante. Son torres de las parroquias, junto a las murallas, de manera que al mismo tiempo es puerta de acceso y campanario.

Se caracterizan por la profusión decorativa de los paramentos, con empleo frecuentemente de la cerámica esmaltada y, en todo caso, labor de «dechado». Hay de dos tipos: las cuadradas y las poligonales del tipo gótico mediterráneo, como es por ejemplo las de Tauste, Utebo y dos en Calatayud.

Hoy traigo una de las torres cuadradas, la de San Martín en Teruel. Hay otras, claro, la de San Salvador en la misma ciudad, así como las de Ateca y Maluenda.

Es una torre pegada a una iglesia, la de San Martín. Entras en el arco por la cuesta de la Andaquilla, pasas bajo una bóveda ojival, y sales a otro sitio, la plaza de Pérez Prado. Es de esas que se llaman torre-puerta.

Si tú lo miras, al primer vistazo te recuerda mucho a los alminares almohades, como la Giralda de Sevilla o la Kutubía de Marrakech que ya hemos visto aquí.
 
Detalle de la torre
Por Ziegler175 (1988)
[CC BY-SA 3.0]

Esta formada por dos torres una dentro de la otra. La torre interior cuenta con tres pisos, uno sobre otro, con bóveda de crucería.

Entre esta torre y la exterior discurren las escaleras.

Y por fuera, vemos arcos ojivales típicos del gótico y también arcos más morunos. La decoración vemos que es típicamente del mudéjar aragonés. Los motivos que cubren los paramentos son diversos. Resalta su policromía, que se logra con el abundante ornamento de la cerámica vidriada o esmaltada.

Una cosa característica es una labor que llaman «dechado» por la superposición de motivos. Un dechado es un «paño con distintas muestras de costura o bordados para aprender a coser». Así, las fachadas serían como un muestrario de distintos modelos de bordados.

En la parte inferior uno de los lados está pegado a la iglesia barroca de San Martín. Como estaba un poco hecha polvo, a cuenta de las humedades, la arreglaron allá por el siglo XVI, reforzando la base con sillería. También la restauraron un par de veces en el siglo XX y, de nuevo, entre 2002 y 2007.

En 1986 la «Arquitectura mudéjar de Aragón» fue considerada un sitio Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, que en su página web la describe así:

La aparición del arte mudéjar en Aragón, hacia el siglo XII, se debió a las peculiares condiciones políticas, sociales y culturales de la España de la Reconquista. Influenciado en parte por el arte islámico, el mudéjar también muestra huellas de las tendencias coetáneas de los estilos arquitectónicos europeos, en particular el gótico. Los monumentos mudéjares –cuya construcción se prolongó hasta principios del siglo XVII– se caracterizan por una utilización sumamente refinada e ingeniosa del ladrillo y la cerámica vidriada, sobre todo en los campanarios.

Si quieres saber algo más sobre esta torre, puedes ver el artículo dedicado a esta edificación en Wikipedia, aunque la verdad es que es un poquito escaso.
  
Estoy deseando conocer esa parte de Aragón. Sobre todo he estado en la zona montañosa, la provincia de Huesca, y he ido varias veces a Zaragoza. Pero justo Teruel… pues no, sí, ya sé que existe, pero aún no he visitado esa provincia. Dejo aquí enlace a la página turística de Teruel.