jueves, 31 de agosto de 2017

#93 La ópera de tres peniques

Alicia Murillo canta la Zuhälterballade,
Moore Theatre, Seattle, Washington (2007).
Joe Mabel [GFDL o CC-BY-SA-3.0]
Via Wikimedia Commons


Die Dreigroschenoper

Estreno: Berlín, 31 de agosto de 1928

Compositor: Kurt Weill

Libreto en alemán: Bertolt Brecht, basado en La ópera del mendigo, de John Gay


Tal día como hoy se estrenó, en el Theater am Schiffbauerdamm, esta ópera, una de las más populares de todos los tiempos en los escenarios alemanes.

Hoy vamos a por una del siglo XX. Un lujazo de obra de arte, de esas que no sólo son entretenidas, y contienen personajes inolvidables, sino que además trasciende más allá de sí misma para llevarte a otro sitio, a otro lugar mental, que estuvo en otra época y que, sin embargo, sigue dentro de nosotros.

Es cosa de escuchar a Lotte Lenya cantando al Makinavaja, y se te ponen los pelos como escarpias. Una balada que conocen hasta los que nunca oyeron hablar de Brecht, porque se han hecho infinidad de versiones por parte de grupos y cantantes, en diversos idiomas. De hecho, sus autores querían que la obra se interpretara traducida al idioma del lugar.

Estamos ante una obra de teatro, nada menos que escrita por Bertolt Brecht. Berlín, plena república de Weimar, justo antes de que la crisis económica arrasara todo y trajera a los nazis y la guerra.

Es una actualización de una ópera balada del siglo XVIII inglés, la del mendigo (The Beggar's Opera), hecha con canciones sueltas liadas en un argumento de puro lumpen. La versión siglo XX te cuentan en la Wikipedia que es una crítica marxista al capitalismo, con poemas de Rudyard Kipling y de François Villon por medio.

El argumento es sencillo: en un mundo de mendigos y delincuentes, al señor Peachum no le gusta que su hija Polly se case con Mac, así que le tiende una trampa a éste con ayuda de Jenny. Pero Mac consigue eludirlo, echándole una mano una tercera mujer, la hija del sheriff. Claro que al final le pillan, y le van a colgar. Pero como es una ópera, le perdonan y le premian con un título nobiliario.

Todo un desafío, nada noble hay en esta ópera. Es procaz, absurda, descarada... Encontramos música de orquestina de feria, de cabaret, jazz o lo que toque para hacerla vital, desgarrada, revolucionaria.

Pocas obras de arte representan tanto sus concretas circunstancias de tiempo y lugar y, al mismo tiempo, la condición humana atemporal.

Las canciones de esta ópera están entre lo más conocido del repertorio. Mencionaré simplemente la balada de Mackie el Navaja, (Preludio, n.º 2: Die Moritat von Mackie Messer), la canción de la pirata Jenny (Acto I, n.º 6: Seeräuberjenny) y, del acto II, la balada de la depravación [o dependencia, que de las dos maneras lo he visto] sexual (n.º 12: Ballade von der sexuellen Hörigkeit) y el final (n.º 16: Über die Frage „Wovon lebt der Mensch?“).

Aquí os dejo a Lotte Lenya cantando Mackie Messer:


Como grabación, recomiendo una de 1958 que es sólo la partitura, sin los diálogos hablados. Con Lotte Lenya, por supuesto, Kóczián, Hesterburg, Schellow, Neuss, y Willi Trenk-Trebitsch, el coro Arndt y la orquesta de la Emisora Libre de Berlín (Sender Freies Berlin), dirigido por Wilhelm Brückner-Rüggeberg. También valdría la de Ute Lemper, más reciente, fácil de encontrar y no tan "rasposa" al oído.

Para saber más, la wikipedia. No he localizado el libreto, así que en esta ocasión en lugar de enlazar a Kareol, os pongo un artículo del blog de Manuel Cerdá “Kurt Weill y Lotte Lenya. 25 años de amor y música”.

Por cierto, para no despistarnos: veréis el título de esta ópera traducido de varias formas, La ópera de tres peniques, de tres centavos, de cuatro cuartos o tres perras gordas. Todas son una y la misma, Die Dreigroschenoper.

martes, 29 de agosto de 2017

#15 Santa Sofía

Interior de Santa Sofía
Por Ingo Mehling (2011)
[CC BY-SA 3.0]
via Wikimedia Commons

           Ubicación: Estambul, Turquía

Fecha: 532-537
Estilo: Arte bizantino
Tipo de edificación: iglesia


                       
La cúpula más grande del mundo hasta el siglo XVI.

Santa Sofía de Constantinopla es sin duda el edificio más emblemático y recordado del arte bizantino. En concreto, de la que se llama su primera edad de oro, correspondiente a la época del emperador Justiniano, primera mitad del siglo VI.

El origen de esta edificación hay que encontrarla en una famosa revuelta popular en tiempos del emperador Justiniano, la de Niká. (véase el artículo en la Wikipedia) En el Imperio romano de Oriente (el único que entonces pervivía) lo de las carreras en el circo era el deporte nacional. Los Verdes y los Azules se odiaban a muerte, pero un día las dos aficiones, que debían estar “jartitas” de impuestos y otros temas, decidieron unirse para atacar al emperador. Asaltaron y quemaron unos cuantos edificios, entre ellos la antigua iglesia de Santa Sofía.

Cómo vería la cosa de mal Justiniano, que ya estaba pensando en largarse por pies cuando su mujer, la emperatriz Teodora, de orígenes bastante humildes y bastante lista, le tuvo que parar y soltarle la frase guapa de

“La púrpura es una buena mortaja”.

Belisario (uno de los grandes militares de la historia y con quien luego Justiniano sería tan injusto) consiguió dominar la situación y pudieron seguir viviendo, felices y contentos. Justiniano empezó un ambicioso plan de reconstrucción de la ciudad de Constantinopla, y Santa Sofía sería la joya de esta corona. Para construirla, compró (a precio altísimo) los terrenos y edificaciones alrededor de la vieja iglesia de Santa Sofía, luego pagó puntualmente a los obreros para que no hubiera retrasos, y se trajeron mármoles, piedras y otros materiales fastuosos de todos los rincones del imperio.

El resultado es que en cinco años, estuvo construida esta iglesia, la más rica y brillante de la cristiandad y con la cúpula más grande, hasta que el récord se lo arrebató la de San Pedro en el Vaticano mil años más tarde.

Pensadlo un momento.

Mil. Años.

Tiene 31,87 metros de diámetro y 56,6 de altura. Se elevaba sobre una planta cuadrada y entonces tienes el problema de cómo hacer la transición de una forma cuadrada a otra redonda encima: se hizo mediante triángulos que se llaman pechinas. Pero luego cómo hacer esto en sí, pues con hiladas concéntricas de ladrillo, reforzadas con mortero por el exterior. En la parte inferior del casquete hay toda una serie de ventanas que aportan luz.

Aún estaba otro problema derivado de esas dimensiones. Siendo tan grande, aparece el problema del peso. Los romanos lo arreglaban con puzolana. Así que tuvieron que buscar un material ligero que fuese parecido, resistente y de poco peso. Lo encontraron en unos ladrillos hechos con arcilla procedente de Rodas, más porosos que un ladrillo normal.

Por cierto, que la iglesia no fue consagrada a ninguna santa llamada “Sofía”. No. Sofía, en griego, significa sabiduría, y a lo que se dedica en realidad es a la «Santa Sabiduría de Dios», o sea, a la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, como Sabiduría Divina.

De un edificio tan prodigioso se conserva el nombre de sus creadores: los geómetras Antemio de Trales e Isidoro de Mileto, arquitectos militares que habían trabajado en las fronteras orientales del Imperio.

Dañada por un terremoto, la cúpula fue reconstruida por Isidoro el Joven en el 558.

Estilísticamente, recoge influencias no sólo del arte romano, sino del helenístico, el paleocristiano y del Asia Menor. Ejemplifica muy bien una de las características de la arquitectura bizantina, que es el uso de los espacios abovedados. Se crean así espacios amplios como esta grandiosa basílica, que cumplía la función de ser un teatro perfecto para las solemnes ceremonias de la monarquía. Esta mezcla de lo político con lo religioso reflejaba la idea de que el poder del emperador no era solo civil, sino teocrático.

Hay que intentar imaginarlo como era en su momento, sin los pegotes que le plantaron los otomanos, o sea, quitando mentalmente minaretes y adornitos islámicos.

Hoy me siento literaria, así que, para saber más de esta época fascinante y sus personajes bigger tan life, recomiendo la novela de Robert Graves Belisario, sí, de cuando las novelas históricas eran buenas de verdad, y no metían fantasiosos misterios templarios. Dentro de la historiografía, es entretenido acudir a las fuentes, en este caso, la Historia secreta de Procopio de Cesarea, que era por cierto un poco cotilla, bastante misógino y muy muy bicho, poniendo a Justiniano y, sobre todo, a Teodora, como hoja de perejil.

Si quieres saber algo más de este monumento, siempre puedes empezar por la Wikipedia. Y en YouTube hay documentales explicándote más cosas de esta magnífica estructura. Pongo uno, pero hay varios.

jueves, 17 de agosto de 2017

#14 Mausoleo de Teodorico

Por Sansa55 (2012)
[CC BY-SA 3.0]
via Wikimedia Commons

Ubicación: Rávena, Italia
Fecha: 520
Estilo: Arte prerrománico
Tipo de edificación: sepulcro


                       
Posiblemente, el edificio más destacado en el período de las invasiones germánicas.

Tradicionalmente se habla, después de 476, de la Alta Edad Media. Aunque teniendo en cuenta que lo de las invasiones germánicas presenta ciertas continuidades con el mundo clásico, podríamos seguir pensando que estamos en la Antigüedad tardía y que el verdadero corte se produjo más bien en el siglo VIII con los musulmanes. Ahí sí que dejó el Mediterráneo de ser un Mare Nostrum que unió y pasó a ser uno que separaba culturas antagónicas.

Dentro de la arquitectura de esta época germánica, en Italia, tienen particular importancia las construcciones ostrogodas de Rávena, la que fuera última capital del Imperio romano de Occidente.

Destaca sobre todo este magnífico mausoleo, que sigue el modelo de los sepulcros del Bajo Imperio, en un ejemplo más de la continuidad que supusieron los pueblos germánicos en algunos aspectos. Tiene planta circular. Se alza en dos pisos, en el inferior se ven una serie de arcos de medio punto, con dovelas de las que se llaman “engatilladas”. El piso superior es la parte que desarrolla funciones de cripta. Lo cubre una pieza monolítica, labrada como bóveda. O sea, no es una bóveda de verdad, sino que está tallado en mármol de una sola pieza.

¿Y quién era este Teodorico que se hizo una tumba tan vistosa? Teodorico, apodado “el Grande” era un godo, en concreto ostrogodo, que de niño fue educado en la corte bizantina. Luego volvió con los suyos y pasó al Imperio con todo su pueblo en busca de tierras. Eso sí que eran migraciones, decenas de miles de hombres, mujeres y niños buscándose la vida. Ni el emperador podía echarlos, ni los ostrogodos superar las impresionantes murallas de Constantinopla, así que optaron por un acuerdo en beneficio de los dos.

El emperador lo mandó a Italia, a ver qué parte de Occidente podía reconquistar para el Imperio. Allá que se marcharon los ostrogodos. Teodorico mató por su propia mano a Odoacro, el rey de los hérulos que había depuesto a Rómulo Augústulo, el último emperador de Occidente. Se asentó en Rávena, y desde allí gobernó la península itálica, si bien formalmente lo hacía en nombre del emperador. Con el tiempo, acabó también administrando la península ibérica en nombre de su nieto, el visigodo Amalarico.

En su momento de máximo esplendor, también rigió la Galia mediterránea y las provincias del Danubio. Como dice la Wikipedia, llegó a ser considerado “heredero de los emperadores romanos, si bien él mismo nunca adoptó dicho título”.

El Mausoleo de Teodorico es uno de los elementos del sitio patrimonio de la Humanidad “Monumentos paleocristianos de Rávena”, declarado así por la Unesco en el año 1996 y que en su página web describe así

Capital del imperio romano en el siglo V y de la Italia bizantina entre los siglos VI y VIII, Rávena posee una excepcional colección de mosaicos y un conjunto de ocho monumentos paleocristianos de los siglos V y VI sin parangón en el mundo. Estos monumentos –mausoleo de Gala Placidia, baptisterio neoniano, basílica de San Apolinar Nuovo, baptisterio arriano, capilla arzobispal, mausoleo de Teodorico, iglesia de San Vital y basílica de San Apolinar in Classe– muestran la gran maestría artística de sus creadores, que supieron fusionar maravillosamente la tradición arquitectónica grecorromana, la iconografía cristiana y diferentes estilos orientales y occidentales.

Si quieres saber algo más de este monumento, siempre puedes empezar por la Wikipedia.

 Y en YouTube, un brevísimo documental, de menos de un minuto, para verlo. 



sábado, 12 de agosto de 2017

#14 Fíbula de Alovera

Fíbula de Alovera
Luis García (2006)
[GFDL o CC-BY-SA-3.0]
Via Wikimedia Commons

Ubicación: Museo Arqueológico Nacional, Madrid
Fecha: siglo VI
Época: Visigoda



Inauguramos la Edad Media con esta pieza de joyería realizada por los visigodos y que se encontró en Alovera (provincia de Guadalajara). 

Actualmente se conserva en uno de mis museos favoritos, el Arqueológico Nacional.

Excede de mi blog explicar en qué consistieron exactamente las “invasiones bárbaras” o quiénes eran esos “germánicos” o qué fue realmente la “caída del Imperio romano” (de Occidente, que no se nos olvide, porque el imperio romano siguió en la mitad oriental hasta 1453).

Resumiendo: dentro del Imperio romano fueron asentándose pueblos germánicos ya desde el siglo III, unas veces de manera pactada, a través de instrumentos llamados foedus, y otras, de manera violenta. Y pasaba, por ejemplo, que para echar a unos bárbaros, los emperadores contrataban a otros bárbaros que, claro a cambio de sus servicios, querían su parcelita. Y cachito a cachito, el territorio sobre el que los emperadores de Occidente ejercían su poder fue cada vez menor. Así que cuando Odoacro, rey de los hérulos, envió las insignias imperiales a Constantinopla en 476, reconociendo que el único emperador era el de Oriente, la verdad es que ya en Occidente no había más poder que el de los reyezuelos que se habían ido ubicando un poco por todas partes.

De entre esos pueblos germánicos, destacaron los visigodos, por su mayor desarrollo cultural. Anduvieron por el Imperio de Oriente, por Occidente, dedicándose a lo suyo, a guerrear por cuenta ajena, y que les dieran tierras, por las buenas o por las malas. Estuvieron en Italia, luego en la Galia, donde instalaron un reino del que acabaron siendo expulsados hacia el sur y el último reino visigodo acabó siendo el de Toledo, que se desmoronó cuando llegaron, ya en el siglo VIII los señores musulmanes (si eran árabes o bereberes, en realidad no está muy claro).

A lo que voy, a los visigodos que iban de acá para allá. Los pueblos nómadas suelen destacar por la orfebrería por aquello de que son riquezas que te puedes llevar fácil de un un lugar a otro. De ahí que lo más original y valioso que dejaron los visigodos en España, artísticamente hablando, sean objetos de orfebrería. Las fíbulas (piezas para unir vestimenta, no tenían cremalleras ni botones, hay que entenderlo), con distintas formas, unas rectangulares, otras de puente, pero son muy características estas aquiliformes (forma de águila). Junto con las coronas, son de lo más recordado de este pueblo y se pueden ver en el Museo Arqueológico Nacional.

La técnica que se usaba para elaborar este tipo de objeto era la del cloisonné, esmalte alveolado o esmalte en frío. Sobre una pieza metálica se forman celdillas que luego se rellenan con pasta vítrea.

Si quieres saber más de esta pieza, puedes leer el artículo en la Wikipedia.

En YouTube se puede ver este brevísimo documental sobre el arte visigodo:


Y, por si no puedes ir a Madrid (o quieres preparar la visita) siempre está bien trastear un poco por la página web del M.A.N. 

sábado, 5 de agosto de 2017

#13 Basílica de Santa Sabina

Por Livioandronico2013 (2015)
[CC BY-SA 4.0]
via Wikimedia Commons




Ubicación: Roma, Italia
Fecha: 422-432
Estilo: Arte paleocristiano
Tipo de edificación: iglesia



Ejemplo de la construcción más característica del mundo cristiano.

Ya sabéis que Roma se alza sobre colinas (tradicionalmente, siete). En lo alto del Aventino, con estupendas vistas al otro lado del río, donde está en Trastevere y el Vaticano, se alza esta basílica paleocristiana de Santa Sabina.

En una entrada anterior habíamos dejado a los cristianos en catacumbas. Cuando esta religión fue primero tolerada y luego convertida en la única oficial, necesitaban edificios donde reunirse para el culto. No tomaron como ejemplo los templos grecorromanos, sino que prefirieron seguir el modelo de una edificación civil, las basílicas romanas, que parecían más adecuadas para dar cobijo a las masas de fieles. Sin embargo, introdujeron algunos cambios sobre el modelo romano, entre ellos, el que la orientación fuera a lo largo, y no a lo ancho.

Una de las más características es esta de Santa Sabina, fundada por el sacerdote Pedro de Iliria en año 425. Como Santa María la Mayor, conserva en gran parte su estructura original.

Las basílicas solían tener tres partes: la pública o patio (atrio) con fuente en el centro, que aquí ha desaparecido; luego la iglesia propiamente dicha a la que se accede por una nave transversal llamada narthex y, finalmente, el presbiterio, zona reservada a los presbíteros.

En Santa Sabina se ve una nave central ancha, con columnas a los lados, muchas corintias, y, sobre ellas, una arcada decorada con un friso de mármol. Al ser más alta y ancha que las naves laterales, provoca una diferencia de altura que se cubre con ventanales. Hay que tener en cuenta que a lo largo de los siglos se le fueron haciendo adiciones así que aunque conserve bastante de la sobria Antigüedad clásica, hay que ejercitar un poco la imaginación y quitar mentalmente las adiciones del siglo IX, como los ventanales, el púlpito, el coro tallado o el trono arzobispal. 

Fue entregada a los dominicos en el siglo XIII, de donde nacen dos conexiones con España. Una, que me suena más legendaria que otra cosa, y es que se dice que uno de los naranjos plantados en el jardín de Santa Sabina lo llevó desde España Santo Domingo de Guzmán, y que aún florece. La otra es totalmente terrenal, y es que allí, en un sepulcro polícromo, está enterrado un español, Muñoz de Zamora, maestro general de los dominicos que murió en 1300.

Pero quedan cositas interesantes del siglo V, y no sólo la nave central con sus columnas. Tenemos sobre la puerta principal un mosaico de aquella época, azul y dorado, con inscripción. Y luego, en el pórtico lateral, se conservan puertas de madera tallada con escenas bíblicas. Destaca que hay aquí una de las primeras Crucifixiones de la historia, con la peculiaridad de que no aparecen las cruces ni de Jesucristo ni de ninguno de los dos ladrones.

File:SabinaCrucify.jpg

Aquí os dejo imagen de la «Crucifixión sin cruz», obtenida de Wikipedia Commons.

Si quieres saber algo más de este monumento, siempre puedes empezar por la Wikipedia

En ArteHistoria hay breve comentario sobre esta iglesia, con imagen y mapa de localización.

En Aula de Historia, hay comentario sobre Santa Sabina.

En muchas páginas web de turismo de Roma aparece, dejo sólo la referencia a una de ellas, “Sobre Roma”.

jueves, 3 de agosto de 2017

#57 Guillermo Tell

Vilmos Maleczky como Guillermo Tell (antes de 1888)
György Klösz
Dominio público
Via Wikimedia Commons




Guillaume Tell

Estreno: París, 3 de agosto de 1829

Compositor: Gioacchino Rossini

Libreto en francés: de Jouy y Bis, revisado por Marast y basado en el drama del mismo nombre de Friedrich Schiller


Tal día como hoy se estrenó, en el Théâtre de l'Académie Royale de Musique, esta ópera de la que todos conocen su obertura.

Rossini es un hombre a quien le gustaba vivir bien. Compuso esta ópera y después, en los treinta años siguientes, se dedicó a sus placeres. No volvió a aparecer por los escenarios operísticos, donde tanto y tan bien había brillado. Yo quiero pensar que se durmió en los laureles, que ya había dado todo lo que tenía que dar al género. Y no que le traumatizo la fría acogida de esta ópera.

Y es que Guillermo Tell no tiene mucho que ver con el resto de su producción. La hizo para París, en francés, y siguiendo los gustos de aquel público. Así que no es una de sus obras divertidas, con chispa, que tanto nos gustan y se representan.

Es un tema serio, no una de líos y enredos. Pone en escena al héroe mítico de la independencia suiza, basándose en un drama de Schiller de esos que tiene tanto en común con la historia como yo con una monja.

Debo reconocer que no es mi tipo de obra, y me parece bastante pestiño: la grand opéra francesa en general me deja fría, los dramones patrióticos me parecen risibles, tiene cuatro actos lo que puede significar otras tantas horas de música épica, y si encima las mujeres están en la historia como mero objeto de amor, apaga y vámonos.

Pero oye, como aún se representa por esos teatros del mundo, supongo que se haga por algo más que oír la obertura.

Aquí os dejo la obertura, con Karajan dirigiendo a la Filarmónica de Berlín.



De esta ópera pronto se hizo versión italiana, y una de las grabaciones recomendadas tiene que ser, lógicamente, en ese idioma. Es la dirigida por Chailly para la Decca en 1980, con Luciano Pavarotti, Mireia Freni, Sherrill Milnes, Nikolái Giaúrov, coro de ópera Ambrosiano y la National Philharmonic Orchestra.

Como en origen era una ópera francesa, también pongo recomendación para quien quiera una grabación de la versión original, la de Lamberto Gardelli en 1973 para la Emi, con Gabriel Bacquier, Montserrat Caballé y Nicolai Gedda. De nuevo, el coro es el de ópera Ambrosiano y la orquesta, la de la Royal Philharmonic.

Para saber más, la wikipedia. En Kareol tenemos como de costumbre lista de grabaciones escogidas y el libreto en italiano y español. 

martes, 1 de agosto de 2017

#19 Sarcófago de Junio Basso

I, Sailko (2011)
[GFDL o CC BY-SA 3.0]
Via Wikimedia Commons


Ubicación: Museo del Tesoro de san Pedro, el Vaticano
Fecha: h. 359
Época: Arte paleocristiano



          Cuando uno va al Vaticano se centra en los Museos Vaticanos, claro. La Basílica de San Pedro, si tienes humor para llegar a ella, la recorres más bien rapidito. No es un lugar especialmente agradable ni acogedor. Pretende tanto impresionar con su gradeza, que te deja bastante frío y sólo quieres salir de nuevo al cálido exterior.

            Pero después de haber visto las maravillas romanas, en un segundo o tercer viaje es cuando merece la pena entrar en los detalles y ver, por ejemplo, el Museo del Tesoro de San Pedro, cerca de la sacristía, y demorarse un poco viendo piezas quizá no tan llamativas como las esculturas barrocas, pero sí con un sentido histórico muy especial, como el arte paleocristiano que es, ciertamente, un episodio bastante menor en la historia del arte.

     Ahí es donde se puede ver esta pieza, ejemplo de las artes figurativas paleocristianas. El arte paleocristiano actúa de puente entre la cultura clásica antigua y la cristiana medieval.

Los primitivos cristianos sintieron cierta influencia de la iconoclasia judía, y ello podría explicar por qué no hubo representaciones escultóricas hasta bien entrado el siglo IV.

Pero dentro de las artes figurativas destacan los sarcófagos, en cuyos relieves se puede apreciar una clara continuidad del estilo imperial romano. Se introducen símbolos religiosos y se aprecia que ya no hay el típico equilibrio clásico. Se desarrolla linealmente en sentido horizontal y destaca el uso del claroscuro.

Este de Junio Basso es de mármol y tiene unas dimensiones de 141×243 cm. Junio Basso desempeñaba el cargo de prefecto de la urbe, falleció en 359 y de ahí la datación del sarcófago.

Pese a su factura romana, las escenas que se representan son de carácter cristiano. Y así por ejemplo, en la parte superior, de izquierda a derecha, se pueden ver escenas con el sacrificio de Isaac, el prendimiento de Pedro, Cristo entronizado entre Pedro y Pablo, etc.

Si quieres saber con más detalle qué es lo que se representa, puedes consultar el artículo dedicado a este sarcófago en la Wikipedia.

Para saber más de esta escultura tenemos la Guía de la historia del arte. En Artecreha se profundiza en la iconografía de los sepulcros paleocristianos.

Ficha de esta obra en esta página web que pretende ayudar a los estudiantes de la asignatura de Historia del Arte (Bachillerato).