Die Entführung
aus dem Serail
K. 384
Estreno:
Viena, 16 de julio de 1782
Compositor:
Wolfgang Amadeus Mozart
Libreto
en alemán: Gottlieb Stephanie, basado en una obra de Christoph Dietrich
Bretzner de 1781
Género: Singspiel
Tal
día como hoy se estrenó, en el Hofburgtheater de Viena, el que es considerado el
primer singspiel
Un singspiel
es una ópera con partes habladas (en alemán) y otras cantadas. No es que lo inventara
Mozart, pero sí que este es el primer ejemplo acabado del género. Buscaba una
forma de ópera en alemán que pudiera competir o rivalizar con la ópera por
excelencia que dominaba todos los escenarios de Europa: la italiana.
Entre dos horas y media o tres horas te
puede llegar a durar esta ópera que, vamos a decirlo ya, como entretenimiento
dramático no va muy lejos. Cuando la escuchas, a veces puedes compartir la
impresión del emperador José II: «demasiado refinada para nuestros oídos y
demasiadas notas, mi querido Mozart».
A mí no me sobran las notas, la verdad,
la música es maravillosa, con piezas de antología, que podría estar escuchando una y otra vez, en bucle inacabable. Lo que se me hace cuesta
arriba es lo tonto de la trama.
(Por cierto, que Mozart le contestó,
«Sólo las precisas, majestad». ¡Ah, qué tiempos aquellos es los que los
gobernantes pretendían al menos ser ilustrados).
La trama. Vamos a ello. La dama española
Constanza, su criada inglesa Blonde y otro criado, Pedrillo, han sido
capturados por un bajel turco y ahora viven como esclavos en el palacete del
Pachá Selim. Este la quiere, pero no va a rebajarse a violarla (a pesar de que una y otra vez le recuerda que puede hacerlo y ella hasta le agradece su buen corazón, ¡puaj!): desea
que ella le entregue su corazón voluntariamente. Cosa que Constanza no puede
porque ya se lo dio a otro, Belmonte. Blonde ha sido regalada como esclava al visir Osmín
y Pedrillo pulula por palacio haciendo trastadas mientras esperan la llegada
del enamorado Belmonte para rescatarlos.
Así lo hace, y se supone que a media
noche se escaparán todos, pero se ven sorprendidos y al final será la bondad de
Selim quien los libere, de gratis, para que estas dos parejas de enamorados
puedan vivir la vida.
Creo que cualquier argumento, por tonto
o trillado que sea, puede remontar si lo cuentas con gracia. Pero no es el
caso. Se supone que hay escenas divertidas entre, por ejemplo, Pedrillo y Osmín,
a las que no veo la menor chispa. Y Constanza y Belmonte son los amantes más
sosos de la historia. En un eventual podio de parejas con nula
química, allá andarán repartiéndose los puestos, con Padme-Anakin y
Claudio-Hero. Se admiten otros candidatos.
También puede ser que las
representaciones que yo he visto sean poco inspiradas, con gélidas puestas en
escena que te congelan el sentido del humor.
Entre eso y el tono turco de
cartón-piedra casi que mejor pasar de las representaciones teatrales, por mucho
que sea una de las óperas «grandes» de Mozart. Con escucharla basta y sobra
porque la música es, simplemente impresionante… Y, además, en disco no llega a
las dos horas, mientras que si es una representación teatral tirando a
parsimoniosa, te puedes tirar hasta tres horas.
Otros méritos: aparte de ser el primer
ejemplo acabado de un género, el singspiel,
retrata agudamente a los personajes solo por la forma en que cantan. Enamorado
Belmonte, heroica Constanza, chisgarabís Pedrillo, ingeniosa Blonde…
Los momentos maravillosos son demasiados
para destacar uno solo. Por citar alguno, destacaría dos arias, la de bajo «O wie will ich
triumphieren» (Osmín), o –en el acto II– la heroica de Constanza «Martern
aller Arten», auténtico tour de force para cualquier soprano de coloratura, que tiene que ser ágil en las notas superiores y tremendamente sólida en los graves, algo agotador y prácticamente imposible, a mi modo de ver. Es su forma de demostrar que está dispuesta a soportar cualquier
tortura por amor a su Belmonte.
Como
grabación recomendada de esta ópera propongo la dirigida por Josef Krips en 1966
para la EMI, con Anneliese Rothenberger (Konstanze),
Lucia Popp (Blonde), Nicolai Gedda (Belmonte), Gerhard Unger (Pedrillo), Gottlob Frick (Osmin) y Leopold Rudolf en el papel
hablado de Bassa Selim; el coro es el
de la Staatoper de Viena y la orquesta, la Filarmónica de Viena.
Para saber
más, la wikipedia. El libreto, en español y alemán, así
como discografía de referencia, en Kareol.
En You Tube
he encontrado esta grabación moderna hecha en el Liceu de Barcelona, con
subtítulos en catalán (y por tanto, fáciles de seguir). Pero es una muestra de
lo que yo llamo puestas en escena gélidas con la gracia de un chiste de cuñáos.
No descarto que sea cosa mía y, simplemente, lo del humor austriaco no lo pillo.