domingo, 5 de noviembre de 2023

#48 El tercer hombre

 




The third man

Año: 1949

País: Reino Unido

Dirección: Carol Reed

Música: Anton Karas

 

Icónica intriga en la Viena de posguerra

 

Esta es una de esas películas muy de género que trasciende más allá. En este caso, cine negro. La excusa argumental es la investigación sobre una muerte, pero lo que revela, como suele ocurrir en el mejor noir, paisajes y personajes de una sociedad muy concreta. No solo eso, algo sobre las personas, en general, el ser humano, y cómo toda inocencia es imposible.

Holly Martins, un escritor estadounidense sin un duro acude a Viena. Le ha llamado un amigo suyo, Harry Lime, que le promete un trabajo. No obstante, cuando llega, resulta que está muerto y va a su funeral. Se supone que fue un accidente, pero hay cosas que no encajan. ¿Le cogieron en la carretera dos hombres, como dicen oficialmente? ¿O tres? ¿Quién es ese «tercer hombre»?

En una Viena devastada por la guerra y ocupada por las potencias ganadoras: Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Rusia, las patrullas que investigan llevan un soldado de cada potencia ocupante. Cada uno va a lo suyo. Lo que interesa a los británicos no es lo mismo que quieren los rusos. Y los locales sobreviven como pueden, en medio de la pobreza, las duras condiciones de posguerra, y todo tipo de trapicheo. El trasfondo de la intriga es la adulteración de la penicilina, lo que se podía ganar robándola, diluyéndola y vendiéndola en el mercado negro, y qué efectos producía esto.

El escritor tiene la cara de Joseph Cotten, que da muy bien el pego como tío normal metido en situaciones extrañas. Este autor de novelas del Oeste cree en buenos y malos. Lógicamente su amigo era, tenía que ser, de los buenos. Por eso le parece tan antipático el policía inglés, el mayor Calloway, que le presenta a su colega como un delincuente despreciable. Poco a poco, conforme a conoce el entorno de Harry, la gente con la que se relaciona, su novia, ese mundo tétrico en que se mueve, todo en blanco y negro, se le desmoronan sus ideas. A lo largo de la película va oscilando entre la negación, la desesperación, el ánimo de ayudar a su amigo, estar a su lado pase lo que pase o traicionarlo.

Lo que eleva esta película por encima de todo ello y lo convierte en un clásico son varias cosas. La primera, el estilo, el propio formato en blanco y negro, imágenes descarnadas en escenas nocturnas, con recursos cinematográficos que recuerdan más de una vez al expresionismo alemán, incluyendo lo que se llaman «planos holandeses», o sea, con la cámara girada respecto al horizonte.

Luego tenemos esas interpretaciones clásicas, contenidas, tanto del elenco británico (Trevor Howard) como los estadounidenses (Cotten y Welles), tan convincentes en su simplicidad. Quizá la que menos me convence es Alida Valli como «novia» de Harry, leal hasta decir basta, a pesar de saber y conocer cómo era Harry. No sé por qué, quizá algo inexpresiva. Una cosa es ser sobrio en la interpretación y otra no transmitir nada.

La música de Anton Karas a la cítara da a esta película un sonido peculiar e inolvidable. Pocas veces tendrás una banda sonora tan compenetrada con la historia que cuenta y, a la vez, que la haga algo diferente a cualquier otra película. Al parecer Carol Reed descubrió a Anton Karas en un café, cuando tocaba a cambio de propinas.

Y las imágenes icónicas, siempre con ese rostro de Orson Welles, atractivo pero cruel, amigable e inquietante a un tiempo. Cómo sale de las sombras de un portal es impresionante, después de haber oído hablar durante unos cuantos minutos de su personaje. Luego, la conversación en la noria del Prater, la persecución por las calles de Viena que luego se traslada a las alcantarillas o el plano secuencia al final, tan largo, cuando ves a dos personajes, una viene a lo lejos, el otro espera, ella va acercándose, acercándose y te preguntas qué pasará o qué le dirá… y ni le mira, en su desprecio.

El guion lo firma Graham Greene, que lo escribió primero como relato, porque era la mejor forma para él de organizar la historia. Al parecer, a él mismo siempre le pareció mejor la película que la novela. Ahora, se sabe que alguna frase es cosecha propia de Orson Welles, ejemplo, lo que dice de los relojes de cuco.

Ganó el Óscar a la mejor fotografía (Blanco & Negro), el premio al mejor film británico en los BAFTA y la Palma de Oro a la mejor película en Cannes.

Podéis leer más en la Wikipedia, Film Affinity, o la Internet Movie Data Base. Y luego tenemos coloquio en «Cine en blanco y negro», con Garci.



miércoles, 1 de noviembre de 2023

#80 Bachianas Brasileiras n.º 5

 

Bachiana brasileira nº 5 para soprano e oito violoncelos

Heitor Villa-Lobos, h. 1922

Compositor: Heitor Villa-Lobos

Estreno/Publicación: Río de Janeiro, 1939 (el primer movimiento) / París, 1947 (completa)

  








Hoy, 1.º de noviembre, se cumplen cien años del nacimiento de Victoria de los Ángeles (Barcelona, 1-11-1923-16-1-2005) soprano encantadora, de voz preciosa y canto natural

Para celebrar la efemérides, escribo esta entrada sobre la que probablemente sea la composición brasileña clásica más conocida, estas Bachianas n.º 5 de Heitor Villa-Lobos (Río de Janeiro, 1887-1959). El compositor grabó esta obra con Victoria de los Ángeles para la EMI y es una de esas grabaciones históricas, especiales, de las que no pueden faltar en una discoteca ideal de todo aficionado.

Victoria de los Ángeles es una de esas cantantes líricas españolas de posguerra que impresionan no solo por sus voces preciosas, sino también por la seriedad de su trabajo y la buena técnica. Unas más divas y otras menos, pero todas, currantas del arte. Nombres como la mezzo Teresa Berganza o las sopranos Montserrat Caballé y Pilar Lorengar. Escucharlas es una delicia auténtica. Sabían, además, cuál era su repertorio y lo cultivaban con disciplina y encanto.

En el caso de Victoria de los Ángeles López García, procedía de la clase trabajadora, sabía lo que costaban las cosas, que al parecer (yo no la conocí, obviamente) seguía siendo de talante humilde y muy currante, la antidiva. Tan es así que en una época de tanta rivalidad y locura de fans, ataques incluso envenenados de unos contra otros, al parecer esta mujer le caía a todos bien. 

 Victoria de los Ángeles destacó sobre todo por la naturalidad de su canto. Dentro de la ópera, se la recuerda sobre todo por un par de heroínas puccinianas, Mimí, de La Bohème, y Butterfly. Pero también cantó a Wagner, siendo una exquisita Elisabeth en Tannhäuser en Bayreuth, cuando allí solo se llegaba por invitación muy remirada y era rarísimo que llegaran cantantes de allende los Alpes. 

Ahora, Victoria de los Ángeles era sobre todo cantante. El arte del canto, la voz, la melodía, la palabra pronunciada y sentida, y por ello no es de extrañar que también se dedicara al lied alemán o la canción francesa. Divulgó también la canción española, llegando a interpretar piezas españolas con acompañamiento de guitarra como bises en sus conciertos. El recital, para ella, no era mero complemento de la ópera, era una forma tan importante como ésta. Imprescindible si querías ser un cantante total. En You Tube sobre todo encontrarás fragmentos de recitales suyos. Ejemplo.



Artista completa, de recital y de teatro, pues. En esto fue como Elisabeth Schwarzkopff o Dietrich Fischer-Dieskau. Con ellos grabó, por cierto, un disco estupendo, el del Homenaje al pianista Gerald Moore. Fantástico, con obras de Mozart, Schubert, Rossini, Brahms, Schumann, Wolf, Mendelssohn y Haydn. Está en EMI Classics y, a veces, en la carátula se destaca el «Dúo bufo de dos gatos» que cantan de los Ángeles y Schwarzkopf, una delicia, un divertimento absoluto.

Hoy en Scherzo han publicado una entrevista: «Victoria de los Ángeles: Una entrevista histórica» . Ahí se pueden leer reflexiones que demuestran su rigor, su vocación de trabajo, cómo el arte está por delante de divismos, y que cantar no son sólo los fuegos fatuos de la ópera. Al contrario...

Mire, para el mundo del recital se requiere, primero una preparación mucho más completa intelectualmente, una imaginación artística mayor, tener grandes conocimientos musicales, una cierta elegancia, buen gusto… cosas éstas que en la ópera puedes dejar un poco de lado y limitarte a exponer tus maravillosos atributos vocales (si los tienes), o dar grandes pinceladas desde un punto de vista interpretativo, pero no te detienes en el detalle expresivo o incluso espiritual. Entonces ¿qué ocurre?, que cuando estos cantantes han hecho sólo ópera no están acostumbrados a recrearse en ese mundo intimista como es el del recital. No están acostumbrados, y de pronto se han enterado de que es muy importante hacerlo. Sólo cantan arias de ópera o compositores más fáciles, pero nunca se enfrentan a un Schubert, a un Brahms o a un Wolf, ni hacen canción francesa… En fin, se les nota que no están preparados.

 No, si por eso mi cantante lírico favorito es Dietrich Fischer-Dieskau, que creo que habría suscrito cada palabra. Rigor intelectual, trabajo, imaginación, y buen gusto... Al final, Victoria de los Ángeles da un consejo que me parece muy sensato para los cantantes que empiezan: 

 

Ante todo, gran humildad al estudiar, devoción por su carrera y nunca una ambición desmedida. Creo que uno debe ser honesto, sincero, auténtico. Con estas tres cosas se puede llegar a desarrollar una carrera digna y respetuosa con la música, pero nunca aprovecharse de ella para llegar a ser importante.

 

Victoria de los Ángeles en Schiphol (1963)
Harry Pot / Anefo, CC0, vía Wikimedia Commons

La Bachiana n.º 5 es la más famosa de todo el ciclo de Bachianas Brasileiras que compuso Heitor Villa-Lobos entre 1930 y 1945. 

Son nueve suites y, como su nombre indica, son piezas inspiradas por un lado en las formas clásicas de Bach, como el contrapunto barroco, y, por otro, los temas y ritmos propios del folclore brasileño. Esta mezcla se ve en los títulos de cada movimiento, pues une un término clásico con otro en portugués propio del lore brasileño. Cada bachiana una tiene su propia combinación instrumental, a veces llevan voz y otras no.

Esta Bachiana n.º 5, en concreto, es para soprano y un conjunto de ocho violonchelos. Tiene dos movimientos, «Aria (Cantilena) – Adagio» sobre letra de Ruth V. Corrêa, que es el más conocido. Al principio parece que llevaba un poema de Altamirando de Souza, pero este lo acusó de plagio y acabó cambiando la letra.

 El segundo movimiento, «Danza (Martelo) – Allegretto», lleva palabras del poeta Manuel Bandeira. 

Cada parte es de un momento diferente. El «Aria (Cantilena)» lo compuso en el año 1938 y se estrenó el 25 de marzo del año siguiente, en Río de Janeiro. Dirigía el compositor y cantaba Ruth V. Corrêa. «Dança (Martelo)», es del año 1945, cuando ya Villa-Lobos había compuesto el resto de sus Bachianas. Al parecer, el «Martelo» es tanto un tipo de danza como un estilo poético, y aquí se estaría refiriendo a lo segundo, como una de las modalidades más antiguas de la «literatura de cordel», según leo en la Wikipedia en portugués.

Fue el 10 de octubre de 1947 cuando se estrenó en París la versión completa de la Bachiana n.º 5, con Villa-Lobos dirigiendo e Hilda Ohlin como cantante.

La grabación que yo prefiero es, obviamente, por eso la traigo hoy aquí, la del compositor con Victoria de los Ángeles y la orquesta es la de la Radio Nacional de Francia, del año 1956. En el disco están las Bachianas Brasileiras 1, 2 (que incluye «El trenecito del Caipira», O trenzinho do Caipira, otro fragmento conocidísimo), la 5 (para soprano y ocho violonchelos) y la 6 (para flauta y fagot). Esta última, la n.º 6 la interpreta el compositor y la orquesta francesa con Fernand Dufrêne (fl.) y René Plessier (fag.). En la Guía Penguin hablan de la voz dorada de Victoria de los Ángeles y que su interpretación de la famosa n.º 5 es ravishing (arrebatadora, encantadora, cautivadora o deslumbrante, tradúcelo como quieras).

Otra posibilidad es la de Kiri Te Kanawa con Harrell, que empareja esta pieza con los Cantos de Auvernia de Cantaloube. 

Para saber un poco más, tenemos artículo sobre esta pieza en la Wikipedia en portugués, fácil de entender por cualquier hispanohablante. Y, también, este artículo de Melómano digital, que analiza más en profundidad las Bachianas.

Por You Tube hay unas cuantas interpretaciones. Os pongo enlace a una del Villa-Lobos Channel, con Barbara Hannigan:

Merece la pena de verdad, qué preciosidad…

 Una curiosidad, en el canal de Estradinsky te cuentan «La hermosa historia del TRENCITO que se hizo MÚSICA. H. Villa-Lobos y sus Bachianas Brasileiras», una interesante forma de divulgación musical que se centra en la Tocata o Trenzinho do Caipira de la Bachiana Brasileira n.º 2.

 


 

Y acabo con una pieza de Gerald Moore al piano y Victoria de los Ángeles, la nana «Canción para dormir a un negrito» de Montsalvatge. Sí, ya sé que en otros idiomas la n-word suena muy fuerte. En español, no es así, no me sean absurdos o ignorantes, please.


❉ Suite, según el DRAE, es una «composición instrumental integrada por movimientos muy variados, basados en una misma tonalidad».

❉ Literatura de cordel se refiere a los «pliegos de cordel», «obras populares, como romances, novelas cortas, comedias, vidas de santos, etc., que se imprimían en pliegos sueltos y para venderlos se solían colgar de unos bramantes puestos horizontalmente en los portales, tiendas y mercados» (definición DRAE).