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lunes, 2 de noviembre de 2020

#29 Suites para violonchelo solo

 

Portada del manuscrito de Ana Magdalena Bach
Data de antes de 1750 [Dominio público]
Vía Wikimedia Commons


 

 

Suiten für Violoncello solo (BWV 1007–1012)


 


 

Compositor: Johann Sebastian Bach

Estreno: ¿?, h. 1720-21

 

 

Una de mis piezas favoritas

 

Como suelo decir, podría hacer esta lista de cien obras de música clásica con sólo música de Bach. Y esta sería una de las obras más destacadas, unas suites para violonchelo solo que te mueven a la exaltación y a la tristeza, a la reflexión y a la danza… realmente, todo lo que puedas sentir y creer y hacer, en seis piezas únicas.

 El nacionalismo luterano alemán ha creado esa imagen un tanto distorsionada de un Bach serio y religioso, transito de fe, el “quinto evangelista” y tal.

 Pero la realidad humana de J. S. Bach es más compleja. Fue simplemente un músico que se ganó las habichuelas como pudo. Procedía de una familia de músicos, profesión más bien artesanal, y quedó huérfano muy pronto. Sí, tuvo una larga vida como compositor religioso, pero eso fue porque tuvo una gran familia que mantener y en Leipzig los ingresos en Santo Tomás eran más seguros que las veleidosas cortes de los principados alemanes.

 Si por él fuera, lo más probable es que hubiera preferido seguir en Cöthen, e incluso viajar al extranjero y tener unos contactos que tuvo, por ejemplo, su coetáneo Händel. De esa época tan feliz y creativa son composiciones como los magníficos Conciertos de Brandemburgo o las Partitas.

 No se sabe cuándo ni para quién se compusieron estas piezas. Su coherencia interna hace pensar que fueron concebidas como un conjunto, y su probable destinatario sería alguno de los violonchelistas de Cöthen. Tampoco se sabe si el orden con el que las conocemos hoy es el previsto desde un principio.

 Bach hizo algo innovador al crear estas composiciones en solitario para un instrumento, el violonchelo, que hasta entonces era simplemente un acompañamiento, o parte de un conjunto de cuerdas. La cuerda grave era más bien cosa de la viola da gamba, instrumento por cierto de una sonoridad preciosa y aterciopelada que después cayó en desuso.

 Cada una de las seis suites está dividida en siete movimientos, aunque el quinto y el sexto suele ser un ritmo de danza doblado (minueto I y II, gavota I y II, etc). El primero es un preludio, y el resto son danzas, la última, una giga. La giga, por si alguien no lo sabe, es un baile en compás de seis por ocho, con aire acelerado.

 No existe partitura autógrafa de Bach, sino copias, por lo que no hay una versión auténtica a partir de la cual hacer una edición crítica de estas seis suites. Además, tampoco hay demasiadas indicaciones sobre cómo deben interpretarse. Esto hace que los intérpretes tengan que decidir cuestiones hasta técnicas, y hacer su propia interpretación de estas suites, auténtico tour de force para solistas de este instrumento.

Por eso pueden ser diferentes unas interpretaciones respecto a otras. Si queréis saber más, el artículo en la Wikipedia es bastante completo. Menciona tres tipos de ejecuciones, dependiendo de lo que se busque: expresividad, historicismo o perfección técnica.

Me gusta recordar que, así como Velázquez es el pintor de los pintores, Bach es el músico de los músicos. Te puede agradar más o menos, pero cuanto más sabes de la técnica musical, más lo disfrutas. Y te puedes pasar toda una vida escuchando sin entenderlo del todo.

Bach no fue muy conocido más allá del ámbito geográfico en el que vivió y, muerto en 1750, ya para entonces sonaba viejuno. Y, sin embargo,… fue admirado por músicos de todas las épocas, que usaron temas suyos, desde Mozart a Alban Berg, pasando por Beethoven o Mendelsohn.

Para el gran público, sin embargo, no fue conocido hasta bien entrado el siglo XIX. Esta obra en particular, debe su popularidad a la labor de Pau Casals, que las descubrió a los 13 años. Solo cuando alcanzó los 48 años de edad las interpretó en público. Fue quien primero las grabó Por ese motivo, la suya es una interpretación de referencia, la grabación de excepcional calidad que te convendría tener en tu discoteca ideal.

A partir de él, los grandes violonchelistas han querido hacer su interpretación de la obra. Yo destacaría personalmente, por gusto personal, la versión de Yo-Yo Ma (una personal estupenda que me cae particularmente bien) y la de Rostropovich.

 Os dejo con este video oficial de Yo-Yo Ma interpretando el preludio de la suite n.º 1 en sol mayor:

 



domingo, 11 de diciembre de 2016

#10 Conciertos de Brandemburgo



Seis conciertos de Brandemburgo, BWV 1046-1051
Retrato de J. S. Bach en 1746, con el canon BWV 1076
Por Elias Gottlob Haussmann
Museo Stadtgeschichtliches de Leipzig
via Wikimedia Commons

Compositor: Johan Sebastian Bach 

Fecha de la composición: 1721


La verdad, podría hacer esta lista de cien obras de música clásica con sólo música de Bach.

Cuando la gente piensa en Bach, se representa un tipo muy estirado que tuvo muchos hijos y compuso magnífica música religiosa. Pero lo cierto es que compuso también excelente música profana con la que (creo yo) es más fácil que conecte el público actual.

Los Conciertos de Brandemburgo son una de sus obras más conocidas. Pertenece a la época de Cöthen, donde era Maestro de capilla. Es el lugar que más se relaciona con la música instrumental de Bach. Fue una época de gran creatividad en la que vieron la luz no sólo estos conciertos, sino también las Partitas, el Clave bien temperado o las evocadoras Suites para violonchelo solo. Es un momento anterior a conseguir su puesto como Cantor de la Thomasschule de Leipzig.

Luis Carlos Gago (Bach, Alianza ed. 1995) nos cuenta que estos Six Concerts Avec Plusiers Instruments fueron enviados el 24 de marzo de 1721 al margrave de Brandemburgo, noble al que posiblemente Bach hubiera conocido dos años antes durante un viaje a Berlín. Obviamente, no los compondría en sólo ese año, sino que sería un proyecto en el que habría trabajado durante varios años.

Aquí Bach mezcla un estilo francés dentro de la forma italiana. Experimenta, se deja llevar por la fantasía, pero siempre dentro de un marco contenido y bien calculado. Cada uno de los conciertos tiene una instrumentación diferente, destacando por ejemplo la trompeta en el segundo o el clave en el quinto.

De destacar alguno, creo que lo haría con el n.º 2, con las agudas intervenciones de la trompeta.

Una nota particular del idioma. Seguro que muchos habéis leído “Concierto de Brandenburgo” o “Brandeburgo”. ¿Cuál es la forma correcta? Bueno, para saberlo no hay como acudir al Diccionario panhispánico de dudas, el nombre más habitual de esta ciudad alemana en español es Brandeburgo. También es válida la variante que yo uso, Brandemburgo, que es adaptación plena a la ortografía española del nombre alemán Brandenburg. Sin embargo, se desaconseja Brandenburgo, porque ni es el original ni respeta la regla ortográfica española de poner “m” delante de la “b”. Así que ya sabéis: Brandeburgo o Brandemburgo, pero no *Brandenburgo.

Para saber más, la wikipedia. Si ponéis en You Tube “Bach Brandenburg” os salen un montón de interpretaciones, a escoger. Por poner una, aquí está el enlace a una interpretación de la orquesta barroca de Friburgo en Cöthen, el lugar de nacimiento de estos conciertos.

Al ser una de las piezas más populares del repertorio, hay muchísimas grabaciones. Como toda la música barroca, puedes elegir entre las que yo llamo “sinfónicas decimonónicas” con orquesta moderna a tutiplén y las historicistas, que intentan recuperar el sonido barroco auténtico con instrumentos y técnicas originales. Esta segunda es la que a mí más me gusta, por lo que voy a recomendar una de instrumentos originales, la de Trevor Pinnock, ¡ojo! Con English Concert (es que tiene al menos otra grabación con otro conjunto), para Archiv, con el añadido de Suites para orquesta y el Concierto BWV 1044.