miércoles, 29 de enero de 2020

#39 El monje Muchaku

Muchaku (detalle) por Unkei (Kofuku-ji, Nara)
Vía Wikimedia Commons



Ubicación: Konfuku-ji, Nara
Fecha: h. 1208
Época: Arte japonés de la era Kamakura






Simplemente, espectacular 



La última vez que este blog se pasó por Japón, fue para hablar de la Antigua Nara, y las edificaciones del siglo VIII. A aquella época Nara le sucedieron otros períodos, hasta llegar, a finales del siglo XII, al período Kamakura.

Este período Kamakura (鎌倉時代, Kamakura jidai) se desarrolló entre el año 1185 y el 1333. Marcó el principio de los gobiernos militares o shogunato; es entonces cuando emergió la casta guerrera de los samurái, y el feudalismo se estableció en Japón.

Del arte de esta época destaca la fabulosa escultura realista de la cual Unkei es uno de sus más excelsos modelos. Si durante períodos anteriores, la escultura tendía a representar dioses, y más bien idealizados, ahora se tiende a representar personas, sobre todo monjes.
Otro detalle de la escultura del monje Muchaku

 
El estilo realista pone de manifiesto que son auténticos retratos, como ocurría con las esculturas del período republicano en la Antigua Roma, por ejemplo. Así, personas que vivieron hace ochocientos años en Nara se nos presentan cercanos, inmediatos, con su serenidad de monjes, quizá una sonrisa, los rostros cansados o iluminados por el trabajo bien hecho y el amor a la humanidad.

No solo hay individualismo en lo representado, sino que se empiezan a distinguir también artistas en concreto, con su propia personalidad, originales. Las más importantes esculturas surgieron en Nara y, dentro de sus escuelas, destacó la de Kokei. El más famoso escultor del período posiblemente sea el hijo de Kokei, llamado Unkei.

Floreció entre los años 1175 y 1218. Estas figuras de monjes que talló son realistas y dignas, lo cual concede un aire de majestuosidad y de serenidad innegables. He escogido la que posiblemente sea una de sus obras cumbres, junto a la del monje Seshin. Se conservan en el Kofuku-ji de Nara. Están datadas mediante una inscripción en lo que sería nuestro año 1208. Se supone que representan a dos monjes budistas hindúes, pero nada indio hay en ellas, sino que se los representa como contemporáneos del autor.

La escultura de este período lo descubrí gracias al tomo XVI de la antología Summa Artis (Espasa Calpe) en un capítulo extraído del Tomo XXI original, «El arte de Japón») y en ella, al hablar de las esculturas de los monjes Muchaku y Seshin, se dice:

Ambas figuras marcan la cumbre de la escultura-retrato en el Japón. No sólo los rostros, sino todo el conjunto de los hábitos está realizado con el mismo sentido naturalístico y real: los pliegues caen de modo sencillo y sugerente; los paños se cruzan sin esfuerzo, como si la madera se hubiera hecho blanda y dócil a la caída de la tela. La expresión del rostro en las dos imágenes es inefable: a través de los ojos ya cansados, de los pómulos salientes y de los labios cerrados aparece una intensa actitud interior.

Considera que el rostro de Muchaku, expresiva de su inmensa compasión hacia la humanidad, es la obra maestra del escultor Unkei. 

De esta misma época es otra obra, la estatua del monje Chogen, que se guarda en otro templo de Nara, el Todai-ji. Su anónimo autor se considera que se debió relacionar con la escuela Shichijo, a la que perteneció Unkei. No me resisto a dejar aquí este otro retrato de monje, ya anciano, al final de su vida, después de haber recorrido incansablemente los caminos de China y Japón. Es uno de los rostros de ancianos más potentes de toda la historia de la escultura.
 
Monje Chogen, por escultor anónimo (Todai-ji, 1206)

Esta vez no os voy a poner enlaces con la Wikipedia, porque no hay artículos que me parezcan valiosos en relación con estas obras. Prefiero esta entrada del blog «Japón, cultura y arte», dedicada a la escultura budista japonesa. 
Y este interesantísimo artículo que relaciona la escultura de esta época con laimaginería española del Barroco y es que sí, son el mismo tipo de tallas religiosas y realistas aunque claro, las japonesas son de tres siglos antes.
 Como al hablar de la Antigua Nara destaqué el Todai-ji, hoy os pongo un enlace con el templo en el que están las esculturas de Unkei, el Kofuku-ji. Por si queréis pasar unos minutos ensimismados en un entorno precioso.

domingo, 26 de enero de 2020

#23 Así hacen todas (Così fan tutte)

Unos modernos Ferrando y Guglielmo
(c) Lorne Grandison, Florida Grand Opera (2014)
[CC BY-SA 2.0], vía Wikimedia Commons




Così fan tutte, ossia La scuola degli amanti


Estreno: Viena, 26 de enero de 1790

Compositor: Wolfgang Amadeus Mozart

Libreto en italiano: L. da Ponte

Género: dramma giocoso


Tal día como hoy se estrenó, en el Burgtheater de Viena, esta encantadora ópera rococó


Según leo en mi libro de Poggi y Vallora (Mozart. Repertorio completo), a Beethoven le horrorizó la frivolidad del libreto, y toda la crítica decimonónica despreció esta obra. Ya al poco de estrenarse, se dijo en la revista Journal des Luxus und der Moden (1792):

La presente ópera es la cosa más banal de la tierra, y a las representaciones acude la gente solamente por la excelencia de la música.

Así consideraban en el remilgado siglo XIX a esta obra que contiene la música más hermosa y conmovedora de las últimas óperas de Mozart.

Fue un encargo del emperador José II para su «Teatro Nacional Alemán» (Teutschen Nationaltheater). En él solo quería obras con final feliz, para alegrar a la gente. No es coña, que hasta Hamlet o Romeo y Julieta se representaban con su «final de Viena».

Esta vez, Da Ponte no contaba con antecedentes literarios sólidos, como sí le ocurrió con Las bodas de Fígaro o Don Giovanni, así que montó una trama  a partir de recursos de la comedia del arte: ligera, con equívocos, y sin historias secundarias que distrajeran del vodevil.

¿Qué cuenta? Algo totalmente alejado de la sensibilidad romántica, no es de extrañar que en el XIX les pareciera atrevida.

Ferrando y Guglielmo, dos oficiales, alardean en un café de Nápoles de lo maravillosas que son sus novias. Cuando Don Alfonso, un anciano filósofo duda de la fidelidad femenina, ellos protestan. Se hace una apuesta. Se largan, aparentemente a la guerra, y quienes llegan son unos albaneses atractivos y ricos, que empiezan a cortejar a las jóvenes. No son otros que Guglielmo y Ferrando, que disfrazados intentan seducir cada uno a la novia del otro. Dorabella, más ligera, fácilmente cae; Fiordiligi, que se pone más en plan heroico, también acaba cediendo. Cuando se firma el contrato de matrimonio «regresan» los soldados. Todo ha sido falso, hasta el notario, y las parejas originales acaban formándose de nuevo, un poco menos ingenuos pero igual de enamorados.

Todos cantan juntos Fortunato l'uom che prende: 

Afortunado el hombre que toma las cosas por su lado bueno, y en todos los casos y sucesos se deja guiar por la razón. Aquéllo que hace llorar y en medio de los torbellinos a los demás, para él será causa de risa, del mundo encontrará una calma agradable.


Porque la vida es demasiado corta para tomarse a uno mismo tan en serio.


De esta ópera suele decirse que es modelo de equilibrio y simetría.

Demuestra, una vez más, que el arte no es solo contar una cosa, sino principalmente, cómo se cuenta. Da Ponte sabe producir una construcción teatral muy medida, de una claridad diría arquitectónica, y con el encanto de una pompa de jabón. No sobra una sola escena, y te lleva con una sonrisa hasta el final. 

Con su cinismo, te pone de bien humor. Aquí no hay malos que castigar ni virtud que recompensar: los seres humanos tenemos nuestras flaquezas pero, pelillos a la mar, a vivir, que son dos días.

Yo creo que eso es lo que no tragaban en la hipócrita sociedad victoriana: los donjuanes eran aceptables, pero ¿una mujer seducida a la que no castigan sino que logra un final feliz? ¡Inadmisible! Por eso hubo que esperar al siglo XX para que se recuperara esta decadente joya rococó.

José María Martín Triana (El libro de la ópera) no se corta:

Così fan tutte no es sólo la comedia más perfecta de Mozart, sino también el mejor libreto de da Ponte.

La música de Mozart crea la más sublime y elegante comedia del género. Predominan los momentos graciosos, pero no falta algún toque de melancolía e incluso de heroísmo… Sin embargo, nunca la emoción acaba apagando el sentimiento tranquilo, de armonía, que subyace en toda la producción clásica. De hecho, hay veces que ni siquiera sabes si esto va en serio o los propios personajes se parodian a sí mismo. Cuando Fiordiligi entona su épica aria «Come scoglio» en que canta a su amor como si fuera una firme roca contra la que las olas del mar furioso se baten en vano,... ¿es real, o mera parodia de este tipo de arias heroicas propias de la ópera seria?

(Yo me imagino a Mozart descojonándose mientras la escribía).

Es una de esas óperas que se ven muy agradablemente en el teatro, siempre que las representaciones sepan conservar la ligereza, la gracia, de la partitura. Es difícil dar con voces tan excelsas como se exige, que tengan además encanto y donaire, y con puestas en escena que sepan sacarle punta a este afable juego de engaños.

Una ópera así tiene tantos momentos destacados, las arias de cada personaje, los dúos de cada pareja, los tríos… ¡Que es difícil quedarse con uno solo! Pero yo lo voy a hacer porque es una de mis piezas favoritas de toda la historia de la ópera: Soave sia il vento.

Un trío de despedida con dos voces femeninas (Fiordiligi y Dorabella) empastándose con la grave de don Alfonso (bajo). Hay tanta melancolía, y serenidad… es la perfecta canción de adiós, de esas que querrías que cantaran al final de cada separación, incluso en tu funeral por junto a la tristeza está la esperanza.

Aquí os dejo el extracto, de una representación de Glyndebourne del año 2006, con Nicolas Rivenq (Don Alfonso), Miah Persson (Fiordiligi) y Anke Vondung (Dorabella).



Como grabación recomendada de esta ópera propongo la dirigida por Karl Böhm a principios de los sesenta para la EMI, con el coro y la orquesta Philharmonia. Los cantantes fueron: Elisabeth Schwarzkopf (Fiordiligi), Christa Ludwig (Dorabella), Hanny Steffek (Despina), Alfredo-siempre-en-nuestro-corazón-Kraus (Ferrando), Giuseppe Taddei (Guglielmo) y Walter Berry (Alfonso).

Para saber más, la wikipedia. El libreto, en español e italiano, así como discografía de referencia, en Kareol

En You Tube he encontrado esta grabación con la Janowitz, Ludwig, Alva y Prey, dirigidos por Böhm.

 

jueves, 23 de enero de 2020

#48 Iglesias talladas en la roca de Lalibela

Vista desde arriba de Biet Giyorgis
Fotografiada por Julien Demade (2007)
[CC BY-SA 3.0], vía Wikipedia Commons





Tipo de construcción: templo
Época: siglo XIII
Lugar: región de Amhara (Etiopía)

No todas las construcciones se hacen hacia arriba

La última vez que comenté Etiopía aquí, era para hablar de los obeliscos de Axum, un reino de la época del imperio romano. Ese imperio tuvo fin al parecer en torno al año 960, con los ejércitos de la reina Gudit (o Judith), inaugurándose una dinastía de la que no se sabe mucho. La cosa es que el último rey de ella fue derrocada en 1137 y ahí es donde se pone el origen de la dinastía Zagüe.

A esta dinastía se atribuye normalmente las construcciones de Lalibela, en concreto a Gebre Mesqel Lalibela que se dice que reinó entre 1181 y 1221. La verdad es que no sé muy bien hasta qué punto hay documentos o vestigios arqueológicos que confirman todo ello, o si hay mucho de tradición oral y leyenda.

El relato que se hace es que, una vez que el cristianismo perdió Jerusalén a manos de los musulmanes en 1187, ese rey intentó hacer su Nueva Jerusalén en esta zona. Y por eso hizo construyó un montón de iglesias interconectadas en Lalibela, imitando el plano de ese Jerusalén que no sé si es el de verdad o más bien una ciudad celeste ideal.

Lo que más destaca y resulta realmente impresionante, es que se trata de iglesias talladas en la piedra. Sí, como en Petra, pero para abajo. En lugar de construir con materiales hacia arriba, lo que se hace es excavar la roca. 

La más conocida, posiblemente porque sea la mejor conservada, es la que se llama Biet Ghiorgis (Casa de San Jorge), y es la que he escogido para ilustrar este artículo.

Fotografía de Bernard Gagnon (2012) [CC BY-SA 3.0]

El estilo de estas iglesias recuerda al de la época aksumita, y es posible que también imitaran estructuras previas de madera. Actualmente siguen siendo centros de culto cristiano, en la variedad ortodoxa, e importante lugar de peregrinación, por lo que si vas como turista es posible que tengas que respetar un poquito el lugar, incluso si eres mujer taparte y esas cosas.

La «Iglesias excavadas en la roca de Lalibela» está incluida en la lista de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1978, y en su página web lo describe de la siguiente manera:

Situadas en una región montañosa del corazón de Etiopía, en las proximidades de una aldea tradicional de casas redondas, las once iglesias medievales de esta “Nueva Jerusalén” del siglo XIII fueron excavadas y esculpidas en la roca. Lugar sagrado de la cristiandad etíope, Lalibela sigue siendo hoy en día un centro de devoción y peregrinación.

Como (casi) siempre, se puede saber más con la página de la Wikipedia

Por si queréis saber más, #0 le dedicó un programa de Guardianes de la Historia. Está en You Tube, aquí lo tenéis:

Es un programa muy interesante, de verdad. 

lunes, 20 de enero de 2020

#47 Gran mezquita de Ispahán

Vista panorámica de tres de los lados de la mezquita
Fotografiado por Fariborz Alagheband (2010)
[CC BY-SA 4.0], via Wikimedia Commons



Tipo de construcción: mezquita
Época: principalmente, siglo XI
Lugar: provincia de Ispahán (Irán)

Hacer, y rehacer, y añadir… más de mil años de arte islámico en un solo lugar

1055 es un momento de ruptura entre los lados oriental y occidental del mundo islámico. Es el momento en el que los turcos selyúcidas ocuparon Bagdad. Y es un momento trascendente para el arte islámico.

Entonces se observa un cambio en los modelos de mezquitas. Ya no es el prototipo sirio con raíces bizantinas, sino que se empiezan a tomar más los modelos orientales, en los que hay un gran patio central al que van a dar los divanes o iwanes.

Modelo de este nuevo modelo constructivo del siglo XI es la gran mezquita de Ispahán, cuya planta cruciforme tiene un patio en el medio y, a cada uno de los cuatro lados, un iwan, sobre los ejes longitudinal y horizontal.

El iwan es una sala cerrada por tres de los cuatro lados, y que se incluye en la arquitectura islámica a partir del período abasí.

Sería, estilísticamente, un segundo momento del arte islámico, el que va desde fines del siglo XI hasta el siglo XVI. Aunque, como ya se ve, aquí se empieza a construir antes y se le siguen haciendo reformas y añadidos después. Pero lo mollar es esa construcción del siglo XI. Luego sirvió de modelo a otras mezquitas de Asia central, de los mogoles timúridas, como el mausoleo de Ali ibn Musa al-Rida en Mashhad, un importante centro de peregrinación chiíta, y la madraza Giyatiyya de Khargird, en el Jorasán.

Es una de las mezquitas más antiguas de Irán. Aquí cada una de esas salas abiertas llamadas iwanes está abovedada.

Aunque los orígenes de la mezquita están en el siglo VIII, lo cierto es que se reconstruyó en el siglo XI, y fue remodelada posteriormente. Así, la cúpula meridional fue construida en 1086–87 por el visir Nizam al-Mulk, y era la más grande de las conocidas en aquella época; un año después, se erigió la cúpula septentrional por Taj al-Mulk, rival de Nizam al-Mulk. El iwan que está en el muro de la quibla, el meridional, destaca por su ornamentación de muqarnas ejecutado en el siglo XIII.
Ejemplo de muqarnas, con construcción caligráfica
Fotografiada por Diego Delso [CC BY-SA 4.0]
Por si alguien tiene curiosidad por saber cómo se hacían este tipo de adornos, y qué diferencia hay entre los mocárabes del arte islámico occidental y las muqarnas del oriental, hay un artículo muy ilustrativo en la página web del Patronato de la Alhambra. Hay mucha geometría detrás de estos elementos constructivos.

A lo largo de los siglos siguientes, cada una de las dinastías que pasaron por Ispahán (los mongoles, los muzafáridas, los timúridas, los safávidas) le fueron haciendo añadidos. Así que se puede ir siguiendo la historia persa a partir de la huella que cada uno iba dejando en esta mezquita.

Ispahán se encuentra en la intersección de las dos principales rutas norte-sur y este-oeste de Irán. Semejante cruce de caminos floreció entre los años 1050 y 1722, convirtiéndose por dos veces en la capital de Persia: primero con los selyúcidas a mediados del siglo XI y luego con los safávidas en los siglos XVI y XVII. No es de extrañar que queden ejemplos tan maravillosos del arte islámico como esta gran mezquita, y otros que a ver si tengo en el futuro oportunidad de comentarlos aquí.

La «Mezquita del Viernes de Isfahán» está incluida en la lista de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 2012, y en su página web lo describe de la siguiente manera:

Situada en el centro histórico de Isfahán, la “Mezquita del Viernes” ilustra de manera sobresaliente la evolución de la arquitectura de mezquitas desde el año 841 d. de C. y a lo largo de doce siglos. Es el edificio más antiguo de su estilo en Irán y sirvió como prototipo para varias mezquitas posteriores construidas en Asia Central. El complejo, de una extensión superior a los 20.000 metros cuadrados, es también el primer edificio islámico que adaptó el diseño con cuatro patios propio de los palacios sasánidas a la arquitectura islámica de carácter religioso. Sus cúpulas abovedadas representan una innovación arquitectónica que inspiró a los constructores de otros edificios en la región. El sitio tiene además detalles decorativos representativos de desarrollos estilísticos que abarcan más de mil años de arte islámico.
Como siempre, para saber más, podéis empezar por la Wikipedia.

Encontré en internet este vídeo de apenas minuto y medio, para que te hagas a la idea de cómo es esta gran mezquita.

domingo, 12 de enero de 2020

#74 Annie Hall






Annie Hall
Año: 1977
País: Estados Unidos
Dirección: Woody Allen
Música: Varios

Problemas del primer mundo
            
Hace poco he vuelto a ver esta comedia de Woody Allen. Es de esas películas de las que siempre dudo si la he visto o no; en cuanto empieza, me doy cuenta de que la he visto cien veces, pero al final –por su forma de contar las cosas–, ya no puedo parar y me la fumo hasta el final.

Eso es porque Woody Allen es un director cinematográficamente extraordinario, como Tarantino: aunque te importe un pijo lo que te cuenta, no dejas de ver la película, porque sabe cómo narrar una historia.

            Aquí, por medio de flashbacks, te cuenta básicamente la historia de amor de un humorista, Alvy Singer, y la cantante aficionada Annie Hall: se conocen, se enamoran, viven juntos y luego la cosa acaba y quedan como amigos. Por medio, muchas comeduras de tarro absurdas, alguna escena fantástica de la niñez de Alvy como niño judío de Brooklyn (que debe ser algo muy particular) y chistes con ese gracejo tan particular de Allen.

La califican como comedia romántica, pero yo no estoy muy segura de que encaje del todo en ese género. Yo lo dejaría en comedia a secas: primero, porque no acaba con un final feliz, que es lo que los espectadores solemos esperar en una comedia romántica; y, segundo, porque todo está contado desde la perspectiva de él, no de ella, e incluye otras cosas de la vida de Singer ajenas a su relación con Hall.

Tiene ese puntín machista de que Alvy se enamora de Annie pero le parece poco cultivada, así que le hace leer ciertos libros, y la anima a recibir una educación de la que carece. Ella lo intenta pero la verdad, sus intereses son otros… Por eso que cuando rompen, todos los libros que lleven «muerte» en el título son de él.

Este intento de hacer de Pigmalión es otro de los elementos ridículos del personaje de Singer.

Son gente incapaz de estar satisfechos a pesar de no tener realmente ningún problema. Le dan vueltas a la cabeza a inanidades, y como no tienen problemas de verdad (como sería una depresión o ansiedad), tampoco van a un médico de verdad para que se lo arregle, sino que van durante años a un psicoanalista, por aquello de tener alguien con quien charlar, supongo.

Pese a lanzar de vez en cuando nombres importantes o temas tremendos (como el Holocausto o Shoá), al final son gente que resultan muy superficiales, de esos que parecen andar de puntillas sobre la vida, como los personajes de Oscar Wilde.

Como actores, Woody Allen y Diane Keaton simplemente cumplen. A mí nunca me han parecido grandes intérpretes y esta película no es una excepción. No digo que no tenga mérito, porque no es fácil aparentar tanta naturalidad y sencillez como ellos hacen.

Así que no destacaría ni el argumento ni las interpretaciones, pero sí ese magnífico estilo que tiene Allen para que te quedes colgado de sus imágenes. Dicen que rinde homenaje a Bergman, pero en mi opinión esto está a años luz de la auténtica angustia vital que puedes ver en un Bergman. Para mí, las obras de Allen que más me recuerdan al director sueco son Delitos y faltas y Maridos y mujeres, ambas me resultan estremecedoras. Si he seleccionado Annie Hall para esta lista de cien películas es porque resulta más conocida y admirada que esas otras.

Yo lo que más destacaría (porque para superficial, ya estoy yo) es el legado más perdurable de esta película: el estilo Annie Hall. Sí, ella puso de moda elementos tradicionalmente masculinos, como las corbatas, los chalecos, los pantalones cómodos, hasta algún sombrero... Aquí os dejo enlace a un artículo que dice que Annie Hall lleva 40 años siendo la verdadera "It Girl". Gran parte del mérito lo tiene la propia Keaton, que llevaba su propia ropa; aparte de eso, tenía en el equipo de diseño de vestuario, entre otros, a Ralph Lauren. Aquí os dejo enlace a otro artículo sobre la moda y el cine en relación a esta película. De ese blog trendencias cojo esta foto muy expresiva del estilo Annie Hall:



Entre sus muchos premios, tuvo cuatro Óscar: película, director, guion original y actriz (Diane Keaton). También ganó Keaton el globo de oro a la mejor actriz musical/comedia. Dado que a Keaton la premiaron o nominaron tanto, es evidente que mi idea de lo que es una buena actriz es bien distinta de la de ellos. Ojo, que no digo que Keaton sea mala, es una profesional y cumple muy bien. Y además, es alucinante que premien una interpretación en una comedia, que ya se sabe que siempre es minusvalorada. Pero lo que me ocurre es que… siempre la ves a ella, nunca al personaje.

Annie Hall forma parte del 10 Top 10 de American Film Institute, en la categoría «Comedia romántica». En 1992, fue considerada «cultural, histórica y estéticamente significativa» por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y seleccionada para su preservación en el National Film Registry.

Es una película de esas que no entusiasman pero que resulta tremendamente agradable de ver. Algunos de sus chistes son antológicos.

Para saber más: consúltese la Wikipedia, Film Affinity o la Internet Movie Data Base

domingo, 5 de enero de 2020

#68 Con faldas y a lo loco

Del trailer de United Artist
Vía Wikimedia Comons




Some like it hot
Año: 1959
País: Estados Unidos
Dirección: Billy Wilder
Música: Adolph Deutsch

Una comedia en la que brilla Jack Lemmon… y las lentejuelas de la Monroe
           
Estas vacaciones de Navidad me he dedicado a ver diversas películas, y entre las comedias, sobresale este Con faldas y a lo loco. Un clásico que conserva su frescura. Es más, diría yo que con la liberación mental de la época actual, esta historia de travestismo es a día de hoy, aún más descacharrante que en los cincuenta.

Te cuenta como dos músicos de medio pelo tienen que salir por patas del violento Chicago 1929, y lo hacen travestidos. Así se integran en una banda de chicas que va a tocar en Miami. Los dos se sentirán atraídos por la cantante-tocadora de ukelele, quien ha tenido malas experiencias con músicos y solo aspira a pillar a un buen millonario.

            Una comedia de disfraces y engaños. No solo Jack Lemmon y Tony Curtis tienen que vestir de mujer durante la mayor parte del metraje sino que también Tony Curtis, para seducir a Marilyn Monroe, se hace pasar por un millonario frígido.

¿Qué queréis que os diga? Este año se cumplen sesenta años de esta comedia y aún tiene gracia. Que haya chistes que superen el medio siglo es algo maravilloso. Seguro que hay cien cosas políticamente incorrectas en esta historia, pero ni te das cuenta, pues te dejas llevar por la historia, sin más.

Los actores están estupendos, pero si alguien sobresale por encima de todos es, a mi modo de ver, Jack Lemmon, el José Luis López Vázquez estadounidense. Lemmon es capaz de hacerte soltar la risotada, solo con un gesto, una expresión, una mirada airada o soñadora a su compañero de fatigas, Tony Curtis. Podría ser un secundario y sin embargo, se come la pantalla cada vez que aparece.

Punto y aparte merece Marilyn o, más bien, su vestuario. Hay un par de vestidos que son más bien desnudos. Yo me digo, ¿pero cómo dejaron pasar eso la censura, de verdad esto se estrenó en España…? Cuando ella está en pantalla se te van los ojos tras sus redondeces y turgencias, es imposible de evitar.

Me encanta el ritmo de la película. Puede parecer lento, acostumbrados como estamos a las «videocliperas» pelis de hogaño. Pero antaño las cosas eran de otra manera: sin prisa pero sin pausa. No sobra una sola escena, y va pasando de una a otra, desarrollando el guion sin darte un momento de respiro.

Una de las cosas que quizá no se sepa mucho de esta película, es que se trata de la versión estadounidense de la película francesa Fanfare d'amour (1935), dirigida por Richard Pottier.

Ganó el Óscar al mejor vestuario; tuvo otras nominaciones, pero era el año del blockbuster Ben-Hur y claro, este péplum arrasó. Mira que me gusta Charlton Heston (soy así de superficial: lo físico me tira demasiado), pero sinceramente creo que Jack Lemmon está espectacular en esta película y se merecía más el Óscar.

Obtuvo 3 Globos de Oro: Mejor Película Comedia, Actor (Lemmon), Actriz (Monroe), el BAFTA al mejor actor extranjero (Lemmon, again).

Se ha considerado como una de las mejores comedias de la historia, en diversas listas, como la del American Film Institute o una encuesta de la BBC de 2017. En 1989, la película fue considerada «cultural, histórica y estéticamente significativa» por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y seleccionada para su preservación en el National Film Registry.

Y no cuento más. Solo que os recomiendo ver esta película si queréis ver un magnífico actor cómico. Una película conocida por otras dos cosas: el desquiciado título que le pusieron en España y la escena final «nadie es perfecto», aquí os la dejo



Para saber más: consúltese la Wikipedia, Film Affinity o la Internet Movie Data Base.