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sábado, 20 de julio de 2019

#8 El caldero de Gundestrup


En danés, Gundestrupkarret


Objeto: caldero
Material: plata
Fecha: 150 a. C.-1 d. C.
Lugar actual: Museo Nacional (Copenhague, Dinamarca)
Época: Antigüedad


La de cosas que puedes encontrar en las turberas de Dinamarca…




Ya hablé de las zonas pantanosas de Dinamarca al comentar el carro solar de Trundholm. Hoy vuelvo a esa zona tan desapacible y húmeda para otro hallazgo marismeño: el caldero de Gundestrup.

Se le llama Gundestrup, porque encontró en el pantano Rævemosen, cerca de Gundestrup en Himmerland, exactamente el 28 de mayo de 1891. Estamos en la Dinamarca continental, o sea, la península de Jutlandia.

La datación de la pieza no es precisa. Yo me quedo con el período 150 a. C.-año 1 d. C. porque es lo que pone, más concreto, en la wiki en inglés. Lo que no cabe duda es de que el objeto se puede atribuir al período de La Tène tardía o principios de la Edad de Hierro romana.

A partir de un análisis de los materiales, se concluye que se elaboró a lo largo de los siglos por artesanos diferentes. Se constata la existencia de reparaciones, de calidad inferior a la elaboración original.

Se encontró en piezas: siete paneles exteriores (posiblemente en origen fueran ocho), cinco interiores y el plato que forma la base. Tiene un diámetro de 69 centímetros y una altura de 42 cm. Esto lo convierte en el objeto de plata más grande que se conserva de la Edad de Hierro europea.

Los estudiosos distinguen hasta tres autores diferentes, entendiendo que el de mejor técnica es quien elaboró la base.

Está confeccionada principalmente en plata. Originalmente los paneles exteriores y la base debían estar cubiertos de una delgada lámina de oro, de la que quedan restos. Se usó estaño para la soldadura y hay vidrio en los ojos de las figuras.

Está batido por debajo y cincelado por arriba. Es la técnica de metalurgia que se llama repujado: se moldea el metal martilleando desde el reverso para crear un diseño en bajo o altorrelieve.

Cada una de las placas representa una escena, hay humanos y animales, sin que la iconografía se haya interpretado igual por todo el mundo.

Por ejemplo, en la placa A del interior tenemos a una figura masculina con cuernos, sentada en el centro. A menudo se le identifica con el celta Cernunnos. En su mano derecha, sostiene un torque, y con la izquierda agarra a una serpiente con vuernos. A la izquierda hay un ciervo con cornamenta muy parecida a la de la figura humana. Los rodean animales, caninos, felinos y bovinos, e incluso –arriba, a la derecha– un humano a lomos de un delfín (que lo mismo puede ser un esturión del mar Negro). Entre los cuernos del dios hay un motivo que posiblemente sea una planta o un árbol, pero no se sabe.

Se cree que este precioso objeto fue entregado, desmontado, como una ofrenda a los dioses. Antes, debió servir como objeto de lujo en la casa de algún noble.

Ya he comentado que el hecho de encontrar algo en un sitio no significa que se hiciera allí. Aunque habrá quien diga que sí, que esto es celta y de origen occidental, para mí es europaoccidetalcentrismo o celtofilia. Las escenas no son típicamente celtas. Los motivos representados son en general ajenos a la cultura celta, habiendo elementos de origen tracio o galo en la artesanía, metalurgia e imaginería. Hay elefantes, grifos alados, leones y otros dioses desconocidos, con sus emblemas y atributos. Los defensores de la tesis celta se centran más en las representaciones humanas, y hasta te dicen que es este o aquel dios en concreto. Sin embargo, esos intentos de relacionar las escenas estrechamente con la mitología céltica siguen siendo objeto de controversia. Hay aspectos iconográficos que derivan claramente de Oriente próximo, del arte helenístico de la época, como ese humano a lomos de un delfín.

El estilo y la técnica tampoco son celtas, sino más de otros lugares europeos, recordando sobre todo a otros ejemplos de plata tracia. El mundo celta no trabajaba así la plata; sí lo hacían los tracios. Algunos elementos de la composición, los motivos decorativas y los objetos ilustrados, como los cordones de la figura con cuernos, identifican a esta obra como tracia.

El análisis del material –isótopos, rayos X, esas cosas–, sugiere que la planta procedía de lugares diversos, en su mayor parte del norte de Francia y el oeste de Alemnia en el período prerromano. En cuando al análisis del estaño, indica una procedencia de Cornualles, en el oeste de la isla de Gran Bretaña. Y en cuanto al vidrio usado en los ojos de los personajes, procedería de la costa oriental del Mediterráneo.

Pudo haber sido adquirido por medio del comercio, o ser un regalo de un rey a otro, o quizá botín de guerra. O todo junto; así, por ejemplo, hay una teoría según la cual los escordiscos, tribu celta, se lo encargaron a plateros tracios, luego los cimbrios, germanos, los atacaron en el año 118 a. C. y se llevaron este caldero al norte, como botín de guerra.

Hay que tener en cuenta que se elaboró a lo largo de siglos, por diferentes autores, así que no cabe descartar que, en su rodar por Europa, este caldero fuera trabajado por personas de culturas diferentes.

Como siempre, salvo otra indicación, las imágenes proceden de Wikimedia Commons.

sábado, 29 de junio de 2019

#3 Carro solar de Trundholm




Solvognen


Objeto: ¿exvoto?
Material: bronce y oro
Fecha: 1400-1300 a. C.
Lugar actual: Museo Nacional de Dinamarca (Copenhague)
Época: Edad de bronce


A veces por puro azar, en una turbera, vas y te encuentras esto que parece un juguetito

Muchos hallazgos arqueológicos se dan de manera aleatoria, por azar, porque alguien está arando, o construyendo una casa o una carretera, y de repente sale un objeto inesperado.

Es lo que ocurrió un día de septiembre del año 1902, en una turbera (o marisma, o pantano, que de las diferentes maneras lo he visto escrito) del noroeste de la isla de Selandia. Un paisano estaba arando; se ha guardado su nombre, Frederik Willumsen, Este señor encontró este objeto de medio metro, brillantito.

Estaba allí solito, sin más objetos. Muchos años después (en 1998) les dio por pasar por allí un detector de metales, y se encontraron en el mismo lugar otros fragmentos de las ruedas.

¿De cuándo es? Bueno, a la hora de datarlo el Museo Nacional lo pone como remotísimo, se tiran a lo más viejuno, 1400 a. C, aunque otros lo adelantan unos mil años (1300 a. C.). En cualquier caso, se enmarcaría en aquella época que se llamaba Edad de Bronce, la nórdica tardía. A muchos les suena raro porque algo así sería más bien posterior en el tiempo.

Por eso hay quien dice que recuerda que una cosa es encontrar el objeto en un sitio y otra distinta que se haya realizado allí. Esto pasa mucho, como los restos griegos que se encuentran en España. Y dicen, en esta hipótesis, que pudo tener procedencia danubiana.

Si se hubiera encontrado en una época con otro tipo de excavaciones más científicas, que tienen en cuenta en qué capa del suelo se encontró, se analiza la tierra, los restos, el polen, lo que permite ubicar algo mejor en el tiempo. Pero bueno, como no fue así, pues tendremos la duda hasta que haya alguna otra técnica que permita datarlo, o quizá que se encuentren otros objetos de estilo análogo que se puedan datar mejor por su contexto.

Como las fotos no siempre permiten que te hagas una idea de cómo son las cosas, os cuento que de un extremo a otro son unos 60 centímetros. Delante hay un caballito y detrás un disco cuyo diámetro es, aproximadamente, 25 centímetros.

Del caballito de delante hasta el disco hay una especie de vara y luego hay tres ejes, con una rueda en cada extremo: dos delante y uno detrás. Las ruedas tienen cuatro radios, aunque solo una de ellas se ha conservado completa.

Está hecho de bronce, con la técnica llamada de cera perdida. En realidad son dos discos de bronce unidos por un anillo exterior de bronce.

Una de las caras del disco, como se ve, tiene una fina lámina de oro, que ha sido labrado o repujado. Ahí se ven adornos muy elegantes de espirales, y círculos concéntricos, bandas en zigzag y bordes que son como rayos o flecos. La otra cara es oscura, no tiene oro, aunque sí que se pueden encontrar allí también espirales y círculos.

Vale, un caballo y un disco, pero esto, ¿qué es, qué representa? Pues se supone que es un caballo divino que tira del Sol, de una deidad solar. Así, el disco dorado sería Sól, una divinidad solar de la mitología nórdica, la diosa del Sol, hija de Mundilfari y Glaur, y esposa de Glenr. Cada día, esta diosa dirige su carroza a través de los cielos, tirada por dos corceles llamados Arvak y Alsvid.

Se supone que la cara brillante sería el día, del este a oeste, y la otra, la oscura, representaría la noche.

Esta figurilla, este objeto ¿con qué finalidad se hizo? Se ha considerado tradicionalmente que era una ofrenda votiva, como muchas otras figurillas que por toda la Edad de bronce se encuentran en tantos enterramientos por toda Europa.

Podría haberse usado en ceremonias religiosas, imitando con el movimiento del carro el rastro del Sol en el cielo. Últimamente hay una teoría que habla de que podría ser un calendario.

Ya sabéis, si queréis verlo, podéis ir marchando a Copenhague, en cuyo Museo Nacional se encuentra.

Como siempre, salvo otra indicación, las imágenes proceden de Wikimedia Commons.