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jueves, 21 de enero de 2021

#53 Templo Ryōan-ji

 


Jardín seco de Ryoanji (Kioto, Japón)

Fotografiado por Stephane D'Alu

[CC BY-SA 3.0], via Wikimedia Commons

 

 

Tipo de construcción: templo

Época: 1488

Lugar: Kioto (Japon)

 

Una sencillez capaz de dejarnos pensativos

Si hay una ciudad que querría ver, sí o sí, en caso de que alguna vez consiga viajar a Japón, es Kioto. El arte allí es, simplemente, impresionante.

Los Monumentos históricos de la antigua Kioto (ciudades de Kioto, Uji y Otsu) son un lugar Patrimonio de la Humanidad desde el año 1994. En su página web, se describe así: 

Construida el año 794 a imagen y semejanza de las capitales de la antigua China, Kioto fue la capital imperial del Japón desde su fundación hasta mediados del siglo XIX. Núcleo central de la cultura japonesa desde mil años atrás, Kioto es un vivo exponente del desarrollo de la arquitectura tradicional en madera –sobre todo la religiosa–, así como del arte paisajístico nipón que ha influido en el diseño de los jardines en el mundo entero.

Como es un sitio lleno de tanto arte, con sus palacios, templos y jardines… No voy a describirlo entero. Solo me voy a fijar en este jardín, uno de los más famosos del mundo, que está en uno de sus templos.

El nombre del templo es Ryōan-ji (竜安寺), que significa «El templo del dragón tranquilo y pacífico». Se encuentra en Ukyō-ku.

Este templo zen tiene un «jardín seco», que en japonés se llama karesansui.

Para nosotros es raro, porque jardines y parques lo asociamos a profusión de plantas, árboles, organismos vivos, pero ellos consideran jardín a estas construcciones que son más bien materia inorgánica: arena, grava y rocas. Puede haber un poquito de musgo, alguna hierbecita, pero no gran cosa.

No es para que pasees por él sino para que lo completes, a ras, o desde lo alto. Que lo mires, que pierdas la mirada, que desconectes,…

Pero si te fijas, aunque tú no lo entiendas como jardín, no encaje con lo que nosotros consideramos así, lo cierto es que te transmite sensación de paz, de serenidad, te ayuda a concentrarte. Así que cuando leo que los monjes zen los usan para meditar, me lo creo.

Suelen ser chiquitines, y los elementos reflejar otra cosa: la arena rastrillada, por ejemplo, sería el mar, que se ondula como el agua en torno a los afloramientos rocosos.

Este de Kioto es seguramente el más famoso, o el más conocido del mundo.

La reconstrucción del templo en el año 1488, después de que uno precedente fuera destruido en la guerra, se debe a Hosokawa Masamoto. El templo sirvió de mausoleo para varios emperadores, aunque el aspecto actual de sus tumbas es del siglo XIX.

Es conocido sobre todo por este jardín, sobre el cual existen dudas. No se sabe realmente ni quién lo construyó ni cuándo. Se cree que es de la segunda mitad del siglo XV, en torno a ese año 1488.

Tampoco se sabe si lo erigieron jardineros especialistas (kawaramono) o monjes. En cualquier caso, se produjo una refacción del jardín a finales del siglo XVIII, después de que un incendio destruyera edificios y arrojaran aquí los escombros.

Mide 25 x 10 metros. Sobre un lecho de grava blanca, quince rocas cuidadosamente colocadas. Se distinguen cinco grupos: uno de cinco piedras, dos de tres y tres de dos. Alrededor de las rocas, su poquillo de musgo sobre el que parecen crecer, como picos montañosos sobre los prados de altitudes inferiores.

¿Cuál es el significado de estas piedras? ¿Están colocadas ahí por algo?

Pues es la típica obra de arte a la que encuentran distintos significados. Islas en la corriente, o tigres cruzando un arroyo, montañas sobre (me imagino yo) un mar de nubes, o que lo importante es la grava, que forma la imagen de un árbol, con sus ramas…

Igual no significa nada, no hay un significado preciso y único, sino que puedes ver en sus armoniosas formas lo que tu cabeza proyecte en ellas.

El templo tiene página en la Wikipedia, por si queréis profundizar un poquito más. 

Yo solo me pregunto si alguna vez tendré la oportunidad de verlo en persona. Este jardín y todo el maravilloso patrimonio de Kioto.

Os dejo con un clip, en inglés, de una breve visita a este jardín. 


martes, 19 de enero de 2021

#48 Verrocchio: Retrato ecuestre del condottiero Colleoni

 



 


 

Ubicación: plaza de San Juan y San Pablo (Venecia)

Fecha: 1479-1488

Época: Arte renacentista

Autor: Andrea Verrocchio

 

 

El detalle expresivo de la segunda generación florentina

 

¿Qué escultura renacentista hemos visto? Hasta ahora, las puertas del baptisterio realizadas por Ghiberti y el David de Donatello.  

Lo que hoy son Italia y Alemania estaban por entonces divididas en muchas entidades pequeñas. Las grandes potencias, o sea, España y Francia, se disputaban territorios en la península italiana. Ya comenté el otro día que, al final, salió vencedora España, siendo españoles el reino de Nápoles y el de Sicilia durante prácticamente toda la Edad Moderna.

Por ejemplo, Sicilia era de la Corona de Aragón desde 1282 (conquistado por el rey Pedro III el Grande, uno de mis personajes históricos favoritos); y Nápoles, desde 1442, gracias a Alfonso V el Magnánimo (tío de Fernando el Católico, para los fans del Sálvame DeLuxe histórico).

Pero ojo, todas estas repúblicas italianas, y mini-reinos, condados, marquesados, etc. también se peleaban entre ellos.

Las guerras se realizaban no con soldados de reemplazo, ni tampoco bastaban las fuerzas feudales, de los nobles obligados a guerrear para su señor, sino que se recurría a soldados profesionales, mercenarios a sueldo de quien más les pagase.

Al lado suyo, había señores de la guerra, es decir, personajes menores que con sus mesnadas conquistaban territorios para sí mismos. Lo que había hecho el Cid unos siglos antes, vaya.

Creo que es necesario diferenciar entre mercenarios y señores de la guerra porque no siempre son lo mismo. Depende de si luchas para ti o para otro.

¿Y los condottieri, qué eran?

Pues dependía un poco del momento. Un condottiero era, básicamente, un tipo con un grupito de hombres bajo su mando, un mercenario que luchaba por otros. Eso sí, cuando se les daba la oportunidad de tener algo para sí, la aprovechaban.

Esta escultura representa a Bartolomeo Colleoni, fue básicamente un mercenario. Formado en su juventud en el reino de Nápoles, luego pasó a Venecia, para cuya república combatió contra Milán. Lo que no quita que, en determinados períodos, combatiera en las filas milanesas.

Fue haciéndose con un patrimonio, en el norte de Italia, y murió en un castillo suyo, el de Malpaga, cerca de Bérgamo, el 2 de noviembre de 1475.

Dejó un legado con destino precisamente a que se le hiciera una estatua, para colocarla en la plaza de San Marcos. La República, desconfiada, para no dar lugar a que se le venerara como a un héroe, la situó en otro sitio, menos destacado, el campo de San Juan y San Pablo (SS. Giovanni e Paolo).

Se convocó un concurso. Sí, otra Operación triunfo renacentista. Allí se presentó el ya célebre artista florentino Andrea del Verrocchio, y le concedieron la obra. Entonces Verrocchio abrió un taller en Venecia e hizo el modelo de arcilla, que dejó listo para ser fundida en bronce.

Murió en 1488, sin haberlo acabado. Por eso lo terminaron sus alumnos, en particular, el Senado escogió a Alessandro Leopardi para que fundiese el caballo y así rematase la obra.

La estatua fue finalmente erigida sobre un pedestal en el campo de San Juan y San Pablo. Se presentó en 1506.​


El Gattamelata, de Donatello (1447-1453), en Padua, fotografiado por por I, Saiko

Verrocchio se inspiró en dos esculturas precedentes: la que su maestro Donatello había hecho de otro condottiero, Gattamelata, y que se encuentra en Padua, y la escultura ecuestre del emperador Marco Aurelio, del siglo II.


Original de la estatua ecuestre de Marco Aurelio (año 176), conservado en los Museos Capitolinos (Roma). La foto es de Ricardo André Frantz

Hay, no obstante, diferencias. El modelo de Donatello era más estático, de un militar noble y calmado, mientras que Verrocchio supo transmitir el movimiento y la energía de un guerrero. Si el Gattamelata era un militar, Colleoni es un guerrero.


Aquí, a la izquierda, la escultura un poco más de cerca. La foto es de Stefano Bolognini y nos permite ver un poco la expresividad del rostro de Colleoli.

Verrocchio imprimió al jinete y al caballo una mayor energía, supo transmitir mejor el movimiento

En parte se logra porque la cabeza del caballo está girada en un sentido, y la del jinete en otro. Esto deja una impresión imperiosa, de poderío. El gesto de Colleoni expresa furia, pasión guerrera.

Es una cosa muy de Verrocchio, una mayor expresividad frente a los modelos anteriores.

Andrea di Mechele di Francesco de Cioni, llamado Verrocchio, nació en Florencia hacia el año 1435. Fue pintor, escultor y orfebre. Otro artista más de la espléndida corte de Lorenzo de Médicis y posiblemente el titular del taller más famoso. Seguimos en el Quattrocento, pero en la segunda generación florentina. En su taller se formaron numerosos artistas, entre ellos Botticelli o Leonardo. También influyó en la generación más joven, cuya estrella prodigiosa fue Miguel Ángel.

Por poner como ejemplo otras obras famosas de Verrocchio, añado imágenes de otra escultura y una pintura. 

David (h. 1473), siguiendo el modelo de su maestro, Donatello. Museo del Bargello (Florencia, Italia). Bronce de 126 cm de alto.

 


El bautismo de Cristo (h. 1472-1475), en el que intervino la mano de su alumno Leonardo, a quien se atribuye el (para mi un tanto melifluo) ángel de la izquierda. Galería de los Uffizi (Florencia, Italia) Óleo sobre tabla, 177 cm × 171 cm.