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viernes, 26 de octubre de 2018

#25 Concierto para piano n.º 1, op. 23

Foto de Chaikovski (h. 1875)
Por Charles Reutlinger
[Dominio público], vía Wikimedia Commons

  

Compositor: Piotr Ilich Chaikovski
Estreno: Boston, 25 de octubre de 1875



Apasionado. Romántico.

Este concierto para piano en Si bemol menor constituye una de las obras fundamentales de Chaikovski y es, desde luego, uno de los conciertos para piano más famosos de la historia. 

Lo estrenó, en Estados Unidos, uno de los más famosos directores de orquesta (y virtuoso del piano) del siglo XIX, Hans von Bülow. Promovió von Bülow la música no solo de Wagner, sino también de Brahms y Chaikovski, de ahí que se llevara este concierto, para su estreno, a Boston, aunque no puede decirse que fuera un éxito, ya que la interpretación fue interrumpida y hubo abucheos.

Es conocida la opinión del pianista Nikolái Rubinstein, a quien Chaikovski le presentó esta obra. Para Rubinstein, era una mediocridad. Más tarde tuvo que rectificar esta opinión e incluir esta obra en su repertorio. Ya se ve que ni siquiera los expertos saben reconocer siempre una buena obra.

Dura unos cuarenta minutos y sus tiempos son:
I.              Allegro non troppo e molto Maestoso - Allegro con Spirito
II.            Andantino semplice - Prestissimo
III.           Allegro con fuoco

Como se ve, tiempos moviditos, incluso para el segundo, que suele ser lento en un concierto convencional. El principio es entusiasta, de esos que te dices, «venga, vamos». Y ya te arrebata para el resto del concierto. Es muy expresivo, es de esos que te tienes que dejar llevar por la emoción, y aceptar que posiblemente no encaje con la idea que tengas tú de un concierto.

En Chaikovsky, de Javier Alfaya (Alianza Cien, pág. 44) dicen:

El arranque de la obra está formado por una frase de arrebatadora fuerza que parece dominar todo el concierto. El diálogo entre el solista y la orquesta es dinámico, como si fuera el de dos personajes dramáticos que se interrogan y responden sucesivamente, en una serie de momentos de enorme fuerza expresiva, unas veces alegre y exultante, otras de un lirismo acariciador.

Creo que no hay pianista famoso que no haya grabado este concierto Horowitz, Sviatoslav Richter, Gilels, András Schiff, Claudio Arrau, Pogorelich… Así que hay donde escoger. Yo propongo que incluyáis en vuestra biblioteca de 100 obras esenciales de la música clásica la interpretación de Martha Argerich con la Royal Philarmonic Orchestra, dirigidos por Charles Dutoit para Deutsche Grammophon.

En la Guía Penguin le dan una roseta a un cedé que empareja esta grabación con el Concierto para violín y orquesta Op. 35 (Milstein, OFV, Abbado), Serenata para orquesta de cuerdas: Vals (Karajan y la OFB) y Variaciones rococó para violonchelo y orquesta, op. 33 (Rostropovich, OF de Leningrado y Gennadi Rozhdéstvenski). Pero esa grabación no la he localizado en Spotify, sino otra en que la emparejan con el Concierto de Prokofiev. Oye, que igual está, pero buscar música clásica siempre es difícil, nunca sabes en qué idioma van a estar escritas las cosas.

Si quieres oír una versión de este concierto con Martha Argerich al piano y con Charles Dutoit, de director, solo que con la Orchestre de la Suisse Romande (1975), la puedes encontrar en Internet:




sábado, 2 de septiembre de 2017

#16 El cascanueces

Fotografía de la producción de 1892 en San Petersburgo
(Archivos del Teatro Mariinski)
[Dominio público], via Wikimedia Commons
Щелкунчик / Schelkúnchik, op. 71




Compositor: Piotr Ilich Chaikovski
Estreno: Teatro Mariinski (San Petersburgo), 18 de diciembre de 1892


Uno de los más hermosos ballets del repertorio, pura fantasía infantil.


Chaikovski hizo una música de ballet maravillosa, y uno de sus famosos tres ballets es este, un cuento típicamente navideño.

El cascanueces es un ballet en dos actos. El libreto era una adaptación de un cuento de E. T. A. Hoffmann, El cascanueces y el rey de los ratones, a través de la versión que hizo Alejandro Dumas.

De este ballet hay una suite de veinte minutos, que tiene un gran éxito. Así que cuando hablamos de El cascanueces, es tanto un ballet como una suite. Cualquiera de los dos se encontrarán a gustito en tu discoteca.

La partitura de Chaikovski se ha convertido en una de sus composiciones más famosas. Una de las curiosidades de esta obra hace uso de la celesta, instrumento que sonaba ciertamente exótico en aquel tiempo.

La coreografía original es de Marius Petipa y Lev Ivanov. Pero ha habido otras posteriores, y por destacar una, señalaré que hizo en 1976 Mijaíl Barýshnikov para el American Ballet Theatre, un auténtico clásico navideño.

Hay unas cuantas versiones muy buenas. Por poner una bastante citada, recomiendo la versión de Michael Tilson-Thomas con la orquesta Philharmonia para la CBS. Fue grabada el 25 de mayo de 1985 en los estudios de Abbey Road (Londres).

Para saber más, la Wikipedia y luego tenemos un breve artículo titulado "12 cosas que quizás no sabía sobre el ballet El cascanueces" (2016). 

jueves, 12 de enero de 2017

#12 El lago de los cisnes



Лебединое Озеро (Lebedínoye óziero), op. 20
Alicia Alonso como el Cisne negro (1955)
Fuente: Library of Congress - (neg. no. LC-USZ62-115331)
via Wikimedia Commons




Compositor: Piotr Ilich Chaikovski
Fecha del estreno: 4 de marzo de 1877


Un cuento de hadas, el ballet por excelencia

A pesar de que no fue muy bien recibido en su estreno en el Teatro Bolshói de Moscú, El lago de los cisnes se ha convertido con el tiempo en un clásico hasta el punto que –puede decirse- es el ballet por antonomasia, del que todo el mundo se acuerda cuando se menciona esta forma musical.

Es tonto decirlo, lo sé, pero la música para ballet fue creada específicamente para ser bailada. Está al servicio de la danza. Por ello, a mi juicio, la mejor manera de disfrutarla es viendo una representación. Si nos quedamos sólo con la música, es como si faltara algo. Como ocurre con las bandas sonoras, a veces funcionan fabulosamente bien en las salas de concierto y otras veces se nota que falta algo. Esto último es lo que a mí me pasa con El lago de los cisnes: tienes que verlo representado, no puedes quedarte sólo en la música grabada de un disco.

La historia que se narra es la de un cuento de hadas, con su reina cisne Odette (el cisne blanco), el príncipe Sigfrido que tiene que casarse pero preferiría hacerlo por amor, un brujo perverso –Rothbart- y su hija Odile (el cisne negro). Amores contrariados, engaños, traición y luego un final que depende de la representación puede ser de una u otra manera, a gusto del consumidor, o del director de escena.

Leo en La discoteca ideal de música clásica, de Kenneth McLeish y Valerie McLeish, que:


El lago de los cisnes encarna el mundo romántico característico del siglo XIX, con sus noches de luna, sus grutas, sus bosques brumosos y los oscuros deseos del corazón.


Junto con otros dos ballets de Chaikovski, El cascanueces y La bella durmiente, todos de Chaikovski, forma un trío inigualable por su calidad musical y de lo mejor del repertorio.

Para saber más, la wikipedia. En You Tube hay unas cuantas representaciones. Se puede buscar fácil por el título en inglés, Swan Lake. El enlace que dejo es a una representación del ballet Kirov.




A la hora de elegir una grabación para nuestra discoteca, tenemos que optar entre una que sea integral, de todo el ballet u otra que escoja los mejores momentos. De las integrales, creo que la más apreciada es la de Seiji Ozawa con la Orquesta Sinfónica de Boston (DG). De las grabaciones incompletas, en la guía Penguin de música clásica le ponen un rosetón a la del Concertgebouw de Ámsterdam dirigido por Anatole Fistoulari (Decca), grabada en el año 1961.

martes, 29 de marzo de 2016

#10 Eugenio Oneguin


Duelo de Eugenio Oneguin y Vladímir Lenski, por Iliá Repin
(acuarela, 1899, Museo Pushkin)
[Dominio público], vía Wikimedia Commons



Евгений Онегин, Yevgueni Oneguin

Estreno: Moscú, 29 de marzo de 1879
Compositor: P. I. Chaikovski
Libreto en ruso: Konstantín Shilovski y Modest Chaikovski



Tal día como hoy se estrenó, en el Teatro Maliy, y con estudiantes del Conservatorio, ésta que es la ópera rusa más popular.

Aunque sabía que Chaikovski había compuesto óperas, no descubrí esta hasta que oí una grabación del aria de Lenski (Kuda, kuda…) por el tenor sueco Nicolai Gedda.

Terriblemente melancólica y romántica, el tenor la canta justo antes de batirse en duelo con su mejor amigo. Empieza con el clásico tema del Ubi sunt?, “¿dónde quedaron los dorados días de mi juventud?” Y luego se pregunta quién lo recordará cuando se muera.

Acto I: Lenski llega a casa de su novia, en el campo, acompañado por su amigo Oneguin. A éste no le llama la atención Olga, sino su hermana Tatiana, joven y romántica, que sueña con amores como los de los libros. Tatiana reconoce al instante en Oneguin el hombre soñado. En una noche febril, le escribe una carta apasionada a la que él responderá, al día siguiente, sobradete: sí, muy bien, si yo fuera de los que se casan, tú serías mi elección, pero yo soy un héroe romántico que busca la vida, la libertad, la aventura,… otra cosa. Y además, en cualquier caso, me olvidarás.

Tatiana queda avergonzada y chasqueada.

Acto II: Un baile en el curso del cual Oneguin tontea con Olga, la novia de su amigo, hasta llegar al punto de que este, celoso, lo desafía en duelo. Dado que la ópera se titula Eugenio Oneguin y no Lenski, comprenderéis quién muere y quién sobrevive.

Acto III: Fast foward varios años. Tatiana se ha casado con un príncipe ya madurito. Es una mujer espléndida que se mueve majestuosamente por los salones de la nobleza. Oneguin, que ha viajado por el mundo, no es más feliz ahora que cuando se fue. Al ver la impresionante dama en la que se ha convertido aquella muchachita del campo, decide que está enamorado de ella.

Tatiana, muy madura y digna, reconoce que le sigue amando, pero que cumplirá los votos que hizo al casarse.

Oneguin queda solo, dándose cuenta de que tuvo la felicidad en la mano y lo echó a perder.

Es una ópera de estilo totalmente occidental, relativamente breve (unas dos horas y media). De los diversos momentos, me quedo con la Kuda, kuda vi udalilis de Lenski, pero también con la escena de la carta de Tatiana en el primer acto: Puskai pogibnu ya, no pryezhde.

Para saber más: consúltese la Wikipedia, el libreto en ruso-español en Kareol y un ejemplo, Kuda Kuda cantado por Gedda que encontré por You Tube.

En Kareol tenéis también tres grabaciones de referencia. Por destacar una, recomendaría la de Jaikin para Legato / Melodiya (1956), con Galina Vishenevskaia, Larisa Avdeieva, Evgeni Belov, Sergei Lemeshev, Ivan Petrov, así como el coro y orquesta del Teatro Bolshói. Pero ya sabemos que esto depende mucho del gusto de cada uno.

P. D. La historia de Eugenio Oneguin la podéis leer en el poema original de Pushkin (Cátedra tiene edición bilingüe asequible), en esta ópera, o la película que hizo en 1998  Martha Fiennes. Para mi, Oneguin y Tatiana tendrán por siempre los rostros de Ralph Fiennes y Liv Tyler.