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domingo, 16 de febrero de 2025

#52 El hundimiento

El hundimiento
 


Der Untergang

Año: 2004

País: Alemania

Dirección: Oliver Hirschbiegel

Música: Stephan Zacharias

 

Un domingo más, el cine. Una película alemana de hace veinte años que impresiona

 

 

Es mi creencia que la Segunda Guerra Mundial es el acontecimiento histórico más determinante del siglo XX en Europa.

Lógicamente, un estadounidense, un argentino, un iraní o un nigeriano lo verían de otra manera, en sus historias nacionales habrá eventos más influyentes. Pero, en el contexto europeo, me parece indiscutible. Influye incluso en países como España, que no participó directamente. Hubo, eso sí, españoles en ambas partes de la contienda. Desde «La Nueve» y otras compañías de la Francia Libre a la División Azul, los espías dobles y triples, sin olvidar a todos aquellos republicanos españoles que sufrieron y murieron en Mauthausen.

Por eso me gusta, aunque sea duro, leer sobre esa guerra, ver documentales y también agradezco las películas que ilustren aquella época.

El hundimiento te cuenta los últimos días en el búnker de Berlín. Lo hace desde la perspectiva de Traudl Junge, una de las secretarias de Hitler, joven bávara que estuvo allí hasta el último momento y que años después relató lo que ocurrió en aquellos días.

Si eres aficionado a esta historia, la mayor parte de las cosas ya te las han contado antes (aunque nunca tan bien). Ese Hitler celebrando su último cumpleaños, su última salida del búnker para poner medallas a niños, cómo mueve ejércitos ya inexistentes, y lo poco que se atreven a decir los que le rodean, y se enfurece con aquellos que se atreven a insinuar la posibilidad de poner fin a la guerra antes de que los alemanes sigan sufriendo. También, cómo todas las ratas van abandonando el barco, Göring, Himmler o Speer (el más listo de todos ellos, salió demasiado bien librado al final), todos salvo Goebbels, que incluso se lleva allí a su fanática mujer y los seis niños. También, también te representa el final de éstos, en una reconstrucción helada en su horror.

Otras cosas quizá se conocen menos, como el episodio de Fegelein, «cuñado» de Hitler, comandante al servicio de Himmler que estaba casado con la hermana de Eva Braun. Un vivalavirgen que acaba ejecutado por orden de Hitler justo el día antes de que él se suicidara. Que te dices, ¿para qué? Aquí sale mucho del sufrimiento adicional, de la prórroga de la guerra cuando estaba perdida, sin mucho sentido.

Solo una mirada muy superficial puede hacer creer que humaniza a los personajes. No, no empatizas con ninguno de ellos, no creo que esa sea la pretensión de quienes hicieron la película. Tampoco aspira a retratarte a unos monstruos hiperbólicos. No, se trata de cómo esta gentuza era tan vulgar como fanática, cómo la maldad tiene aspecto muy rutinario y hasta ridículo. Al final, hasta los reiterados suicidios acaban pareciendo de un chiste con humor muy negro.

Hay muchas películas que recrean episodios de la SGM, y no suelen elevarse más allá de un correcto artesanado. Aquí no es así. Estamos ante una película fenomenal basada —para mí— en tres puntos fundamentales.

La primera, el guion, sabe manejar las situaciones y los personajes, contar lo que pasa sin que pierdas el hilo.Te atrapa y te lleva y cuando quieres darte cuenta han pasado dos horas y media que se te hacen  cortas.

Lo segundo, la puesta en escena, la factura cinematográfica, desde esa cámara que sabe ser estática o dinámica según el momento, esa forma de mover la steadicam siguiendo a este o aquel personaje. Transmite muy bien aquel claustrofóbico entorno. Por contar un detalle que te hace especial esta película y te hace ver cómo cuidan ciertas cosas: la música. Muchas películas ambientadas en la Alemania de 1945 te ponen tópicamente Wagner, y si es El crepúsculo de los dioses, mejor. Aquí no hacen eso, son más sabios al expresar ese fanatismo, ese culto a la muerte como una opción personal cuando podían haber actuado de otra manera. Es un tema recurrente a lo largo de toda la película un arreglo sinfónico de «When I am laid in earth», de Dido y Eneas. Te apunta a que aquí no hay nada grandioso, espectacular, de «fin de una era». No, aquí se trata de personas horribles que decidían hacer lo peor, indiferentes al sufrimiento que causan a otros.

Pero lo tercero, —y esto es lo que más me impresiona—, es la interpretación de actores y actrices. Me parecen contenidos, muy expresivos con una mirada o un gesto, con una postura, justo el tipo de interpretación sutil que más agradezco. Algo que creo que es propio de las interpretaciones alemanas, como vimos en La vida de los otros

La excepción es un poco Bruno Ganz, no porque sea malo, al contrario, es un actor excepcional, y aquí hace una interpretación impresionante. Su performance es diferente en el sentido de que, cuando todos interpretan a personajes que tienen que contenerse y reprimirse, el suyo, como dictador, no requiere ese autodominio. Por eso es una representación distinta: cortés y educado con las damas, reconcomiéndose en silencio en otros momentos y luego explosiones verbales, cuando se le va la olla en sus delirios, sus odios y fobias. Como tantos narcisistas, Hitler no toleraba que le llevaran la contraria, que la realidad no se adaptara a sus deseos, y le daban estos ataques de ira cuando alguien se atrevía a insinuarlo. Hace poco leí que el presidente del gobierno español también tiene ataques de ira similares que amedrentan a quienes le rodean. No sé si será cierto, pero me cuadra, supongo que es algo habitual en cierto tipo de líder cuando la realidad les sobrepasa.

En el caso de esta película, sobrecoge esa interpretación de Bruno Ganz, porque es un actor que me cae muy bien. Siempre me ha parecido majo en otras películas que le he visto, y se me hace difícil verle como el malo de la película. Pero esto es buscado, claro.

Fue considerada la mejor película internacional independiente en los British Independent Film Awards y Bern Eichinger ganó el premio al mejor guion en el 20 Festival de Mar del Plata.

Fue candidata a otros premios, pero no los ganó. Así, estuvo nominada como mejor película internacional o extranjera en los premios Óscar, (le ganó Mar adentro, de Amenábar y, en mi opinión, es uno de los casos en que el tiempo pone a cada uno en su sitio, la película alemana me parece muy superior a la española), en la de la Asociación de Críticos Norteamericanos y en la Asociación de críticos de Chicago, mejor película europea en los Goya, mejor película en el festival de Mar del Plata, a Bruno Ganz lo nominaron como mejor actor en los premios del Cine Europeo.

Podéis leer más en la Wikipedia, Film Affinity, o la Internet Movie Data Base.

domingo, 13 de agosto de 2023

#49 Andréi Rubliov

 



 


Андрей Рублёв – Andréi Rubliov

Año: 1966

País: URSS

Dirección: Andréi Tarkovski

Música: Viacheslav Ovchínnikov

 

Impresionante fresco medieval

 

Te lo anuncian como la biografía el artista medieval Andréi Rubliov (o Rublev), del cual comenté aquí el Icono de la Trinidad. No es tanto su biografía, de la que se sabe poco, sino un retrato de la época en la que vivió.

Esta es una película de unas tres horas, en blanco y negro, que más que contarte la vida de Andréi Rubliov, te describe, a través de episodios, la sociedad tardomedieval. Aunque sea tan larga, este carácter episódico ayuda a que no se te haga un film largo.

Lo que ves es una sociedad medieval bastante brutal. Tampoco es que el autor pretenda ser rigurosamente histórico, lo sabes desde la primera escena, en la que te ponen a un anacrónico aventurero subiendo a una especie de globo aerostático, algo impropio del siglo XV.

Más bien le sirve para recrear una sociedad en la que unos pocos mandaban, con bastante crueldad, y cómo la gente normal sobrevivía e intentaba tener su pedacito de felicidad. O, al menos, sobrellevar su vida de la mejor manera posible.

Se recurría al humor, o el sexo, y la religión. Pero estas cosas también les suponen riesgos cuando desagradan al poder. Es inevitable pensar el entorno en que esta película se rodó.

Entre las cosas que te plantean y te hacen pensar es la relación no ya del hombre y la sociedad en la que vive, sino también, en concreto, del artista y su mundo. Lo que tiene que expresar frente a lo que quiere realizar, las limitaciones que le imponen o el sentido del arte dentro de la sociedad.

Digo lo del blanco y negro, pero al final hay un estallido de color, cuando en el epílogo te sacan imágenes de iconos de Rubliov. Esos que no le has visto hacer a lo largo de la peli. Porque, a pesar de ser pintor, la verdad es que se le ve pintar muy pocas veces.

Al parecer, Tarkovski veía esto como una forma de descanso del espectador, de manera que se fuera apartando de lo que se le ha contado hasta ese momento y tuviera un tiempo para reflexionar sobre lo que había visto.

Es una de esas películas que merecen la pena ver si amas el Cine. Aunque no te interese mucho lo que te están contando, la forma de hacerlo, el estilo, es maravilloso. Tus ojos se te van al primer plano, al último, la interpretación de los diferentes actores, tan contenida y al tiempo intensa. Cada escena es como una fotografía en la que te puedes perder. 

En cierto sentido, es una de esas películas zen, que tienes que ver sin dedicarte a nada más, haciendo un paréntesis de tres horas que te llevan a otro mundo.

Tarkovski pensó y rodó esta película en una época de menos opresión, dentro de la larga dictadura soviética. Sin embargo, cuando tocó estrenarla, Jrushchov ya había caído. Algunas cosas no sentaban demasiado bien al régimen. No es que la prohibieran pero digamos que no estaban muy entusiasmados por difundirla en el territorio soviético. Exigieron a Tarkovski cortara partes de la película, por la violencia y la desnudez. 

Luego, viéndolo, te preguntas si realmente es eso lo que les molestaba o más bien la relación problemática, en más de un momento, entre la gente común y los poderosos. Algunos desafiaban al poder en determinados momentos y eran castigados con crueldad.

Hoy en día escandalizaría por otras cosas, como la crueldad hacia los animales que se ve en más de una escena, aunque en buena medida eran simulados. También hay tortura y daño a personas, pero eso creo que no llamaría tanto la atención.

La película se estrenó en el Dom Kino de Moscú en 1966. La reacción del público fue entusiasta, a pesar de que algunos se quejaron de la descripción naturalista de violencia en la película. Pero no fue aprobada por la censura soviética, por la «incorrección ideológica de la película». No la dejaron ir a Cannes en 1967, pero sí pudo exhibirse dos años después, fuera de concurso. Gustó tanto que ganó el premio FIPRESCI.

En el extranjero se difundió, pero no en la URSS. Solo en diciembre de 1971 accedieron, en la versión de 1966 de 186 minutos. A pesar de que no le hicieron ninguna publicidad, vendió todas las entradas.

Como curiosidad, siempre he dudado si el apellido de este pintor, y por lo tanto, el título de la peli, e incluso el del tenista homónimo, Рублёвes Rublev o Rubliov. Os explico lo que he aprendido, la ë cirílica, como tiene esa diéresis en efecto se translitera como io u o, y no e. Lo de Rublev es como se translitera al inglés, no al español.

Podéis leer más en la Wikipedia, Film Affinity, o la Internet Movie Data Base.

domingo, 2 de mayo de 2021

#100 Enrique V

 

Póster en FilmAffinity



 


Henry V

Año: 1989

País: Reino Unido

Dirección: Kenneth Brannagh

Música: Patrick Doyle

 

Una de mis películas favoritas ever.

 

Cuando vi esta película por primera vez, allá a finales de los 80, principios de los 90, me dejó absolutamente apabullada.

Se basa en una obra de Shakespeare, Enrique V (1599) que cuenta la invasión de Francia por Enrique V, la batalla de Agincourt, y como coda final el matrimonio con la hija del rey gabacho.

Me dejó enamorada, por supuesto, la palabra, la maravillosa palabra de Shakespeare, declamada de manera muy natural por Kenneth Brannagh y unos cuantos actores absolutamente increíbles, desde Derek Jacobi a Paul Scofield, pasando por dame Judi Dench, Ian Holm, o un jovencísimo Christian Bale. Y claro, Emma Thompson, of course.

Pero ese teatro isabelino se narra de manera totalmente cinematográfica, con esa música increíble de Patrick Doyle, esos movimientos de cámara y el trávelin, por supuesto.

Una vez leí en una crítica que este es el Enrique V posterior a la guerra de Vietnam. Ya no puedes contar la guerra patriótica como hizo Lawrence Olivier en su Enrique V de 1944, con preciosas imágenes que recuerdan al gótico internacional.

Aquí la guerra es sucia, con rostros embrutecidos y sudorosos, con sangre y barro, escenas trágicas como ese inolvidable trávelin de Kenneth Brannagh cargando con el paje asesinado mientras suena el Non nobis de Patrick Doyle.



Con esta película descubrí lo mucho que me gustaban las películas basadas en historias shakespearianas, Kenneth Brannagh se convirtió en uno de mis directores favoritos y me he visto todas sus pelis, siempre tienen algo especial; por supuesto, me encantó Emma Thompson, y la música de Patrick Doyle. 

La vi una y otra vez, pues la tenía grabada en VHS, ¿podéis creerlo? Aún debo tenerla por ahí, y eso que ya no tengo reproductor de vídeo. Ahora la veo cada pocos años, la última, gracias a la plataforma digital a la que estoy suscrita.

Me aprendí de memoria muchas escenas, incluido el discurso del día de san Crispín.

We happy few

We band of brothers



Hasta creo que me ayudó a aprobar el Proficiency, allá en los años noventa. Saberte unos cuantos versos de Shakespeare de memoria te da mucha seguridad.

Tuvo muchas nominaciones a los Óscar, pero solo ganó el de mejor diseño de vestuario (Phyllis Dalton). Fue el año de Paseando a Miss Daisy, película que creo que no llegué a ver, por no interesarme gran cosa. Dos de mis chicos favoritos ganaron el Óscar: Daniel Day-Lewis (actor principal) y Denzel Washington (de reparto). Por cierto que Denzel trabajó con Brannagh años después, en la deliciosa comedia Much ado about nothing (Mucho ruido y pocas nueces, 1993, hilarante, de verdad.

También es el año en que ganó Cinema Paradiso en la categoría de internacional.

Ganó el BAFTA al mejor director, el premio del Círculo de Críticos de Nueva York al mejor director novel, el de la Asociación de Críticos de Chicago a la mejor película extranjera y, en los Premios del Cine Europeo, Kenneth Brannagh fue escogido mejor director y actor.

Es una de mis películas favoritas y por eso no podía faltar aquí, en mi lista de cien. La he visto hace menos de un mes y hablar de ella hace que me entren ganas de volver a verla.

Dicen que quedas marcado por las cosas de cuando tenías veinte años. En mi caso, el evento decisivo sería, entonces, la caída del muro de Berlín. Pero también aquellas películas que vi por entonces, son las que me formaron el gusto; entre ellas, este Enrique V

Gracias, Kenneth, por existir y realizar tu sueño.

Para saber más: consúltese la Wikipedia, FilmAffinity o la Internet Movie Data Base.

domingo, 20 de septiembre de 2020

#99 Capitán Conan

Póster en Film Affinity


 

 

Capitaine Conan

Año: 1996

País: Francia

Dirección: Bertrand Tavernier

Música: Oswald D'Andrea

 

Como es domingo, nos vamos al cine a ver… otra de mis pelis favoritas


Vi esta película cuando se estrenó, a mediados de los noventa. Me dejó impresionada y la recordaba como una de las mejores películas bélicas que había visto. Pero no había tenido la oportunidad de volver a verla hasta hace poco.

La historia que te cuenta se desarrolla en el frente oriental de la Primera Guerra Mundial. Allí están los franceses, peleando, entre búlgaros y rumanos, de una manera tan confusa que salvo que te guste mucho la historia de la PGM, no tienes claro por qué están allí ni con quien combaten.

Me parece todo un acierto, porque te muestra aún más el escaso sentido que tienen, pasados los años, algunas luchas. Qué más da quien es amigo o enemigo. Lo que ves es a un auténtico guerrero, el Conan del título, un oficial que por el uniforme tengo la impresión que debía ser de un regimiento de cazadores.

A lo largo de la película, se revela como un tipo muy competente en esto de la guerra. Sabe luchar a corta distancia, tomando nidos de ametralladoras cuchillo en mano. No obstante, también hace buen uso de otras armas, y comprende el terreno y la disposición de las tropas.

Cuenta con la lealtad de sus hombres, a los que sabe dirigir en batalla con brillantez… y por los que da la cara cuando es preciso. Es un auténtico líder, mientras que otros oficiales son meros jefes.

Conan es de los que piensan que muchos lucharon en la Gran Guerra, pero que solo unos tres mil, él entre ellos, la ganaron.

Cuando llega el armisticio, este ejército oriental no es desmovilizado. Sigue por los Balcanes, lo acantonan en esta o aquella capital y acabará combatiendo en otras batallitas.

A Capitán Conan se le pone la etiqueta de antibelicista, como a toda película que te muestra lo absurdo y brutal de la guerra. Lo que ocurre es que la guerra, siendo como es lo peor del mundo, también sabe sacar lo mejor de muchas personas, momentos de heroísmo y de sacrificio personal que no pueden dejar de mostrar.

Esta película es demasiado amplia como para quedarse solo en eso. Te lleva a diversos escenarios y subtramas. Tienes tu dosis justa de batallas, realistas, confusas, con gente gritando de acá para allá montaña arriba… también un retrato del ejército, las diversas clases sociales, cómo son los oficiales y la carne de cañón… contamos con el elemento judicial de consejos de guerra por diversas infracciones, que no se niegan, solo que es difícil ser un soldado eficaz y luego convertirse en un maripuri cuando estás acuartelado… hasta una investigación policial sobre un delito.

Es una película impresionante. Para mí, una de las mejores películas bélicas de la historia.

En un marco épico consigue ser, sin embargo, más bien lírica, emocional, de distancias cortas. Ayuda por supuesto una dirección magistral de un Tavernier en estado de gracia.

Tavernier no es un Spielberg que haga de la guerra un espectáculo, sino un director que habla de personas. Este es otro tipo de película diferente a Salvar al soldado Ryan, y más cercana, en algún momento, a Senderos de gloria de Kubrick, dos películas que también me han gustado y que he comentado aquí.

Sobre todo, destacaría a sus actores. Inmensos. Por supuesto, a Philippe Torreton en su interpretación del rol titular. Te acongoja, de verdad. Este actor de teatro clásico formaba parte de la Comédie-Française cuando se prestó a interpretar a Conan; consiguió de esta manera ser el primer actor de este teatro que ganó el cinematográfico premio César, precisamente por esta película.

Torreton no funcionaría si no tuviera su contraparte en el sobrio Samuel Le Bihan, que interpreta a otro oficial, Norbert. Más amable, con mejor educación, piensa más las cosas y, por así decirlo, ve más lejos que Conan. Acabas entendiendo que su competencia es de otro tipo, igualmente útil y práctica.

Entre estas dos personas tan diferentes, un guerrero despiadado y un intelectual más comedido, nace una amistad que pasará sus buenos y sus malos momentos. Por si no lo has visto, no te voy a contar cómo acaba la cosa, aunque debo decir que, de toda la película, de lo que más me acordaba, quince años después, era de la escena final entre estos dos.

Los secundarios son de esos que, apareciendo en unas pocas escenas, retratan perfectamente qué tipo de persona son: el general indiferente a la vida de los soldados, el soldado brutal y limitado, el refinado aristócrata para el que su honor familiar lo es todo, la madre atribulada que incordia a todos… Comprendes quién es cada uno y por qué es como es.

Solo la conjunción de un dirección genial, una medida puesta en escena y sabias interpretaciones de actores requetebuenos se consigue eso, convertir el cliché en arquetipo con solo dos pinceladas.

Es una de esas películas que para mí lo tiene prácticamente todo. Es una película bélica, género que suele gustarme. Sus interpretaciones intensas son de esas contenidas que tanto me gustan, sin lo que yo llamo «histerismos de método». Habla de historia europea, lo cual siempre provoca el pensamiento, la reflexión, de manera que días (en este caso, años) después de verla, sigues dándole vueltas a lo que has visto.

Únele una forma de narrar sin prisa pero sin pausa, para que te entretenga mientras al mismo tiempo eres consciente de que te estás metiendo en algo muy serio.

Es una de esas películas que he visto V.O., para mí no hay color. Sé que hay gente que rechaza las películas en versión original. No voy al cine a leer, dicen, y los actores de doblaje españoles son excelentes. No lo niego, pero mi experiencia es otra.

Una película en original es diferente que doblada. Hay cinematografías como la japonesa y la francesa, que me parece absolutamente necesario ver en original. Yo creo que es por los silencios, hay algo en la forma que tienen de rodar o de relacionarse en esas cinematografías o en esos países. No lo sé.

Cuando veo una película francesa doblada lo que me parece es que a veces falta algo, hay un vacío cuando nadie habla; en cambio, cuando está en original, lo que noto en esa misma escena es el silencio, que no es lo mismo que el vacío.

Tengo debilidad por el cine francés. Es verdad que la mayor parte de las películas que he visto en mi vida son estadounidenses. Al fin y al cabo, son la gran fábrica de cine en Occidente. Sé que en la India producen mayor cantidad, si no hablo de ellas es porque he visto pocas y no me han llegado al corazón. Cuando una película me gusta de verdad, me llega, suele ser europea. Y dentro de las diferentes cinematografías, la francesa por ejemplo me gusta más que la española; son películas y tipos de interpretación que me van más.

Me queda hablar de la mujer en esta película. Como es lógico, en un entorno tan masculino, las figuras femeninas son escasas y siempre en un rol clásico de amante o de madre; incluso cuando ves a alguna enfermera, acabará abrazada o besándose con alguien. Me fijo en ello, sin que me moleste porque, al fin y al cabo, el entorno militar era (y sigue siendo en gran medida) así, masculino. Otra cosa sería absurdo y anti-histórico.

Si quieres una película entretenida, con unas interpretaciones excepcionales en un marco poco visitado, puedes darle una oportunidad. También si te interesa la Primera Guerra Mundial. He comprobado que, cuando a Pérez-Reverte le preguntaron en Twitter por una película sobre la Gran Guerra, recomendó esta. No me extraña, debió pasarle como a mí.

Cuando Garci tenía aquel estupendo programa de televisión que se llamaba Qué grande es el cine, pusieron esta película hace cosa de once años. En You Tube podéis ver clips con la presentación y el debate posterior (poned solo Qué grande es el cine y Capitán Conan). 

(Ay, cuánto echo en falta programas semejantes en esta patética televisión pública española. La de películas de calidad que vi durante años y... No me voy a meter en política, no. Lo dejo ahí.) 

Esta película obtuvo dos premios César (el premio cinematográfico francés), en las categorías de mejor director y actor (Philippe Torreton, of course) y una mención especial en el Festival de San Sebastián.

En los premios del Cine Europeo fue nominada a mejor película y actor (de nuevo, Torreton). No ganó en ninguna de ellas.

No sé en cuántas listas de cien mejores películas aparecerá. Es la típica película europea de calidad que costó más de lo que recaudó. Para mí, simplemente, resulta imprescindible y tenía que aparecer en la mía.

Para saber más: consúltese la Wikipedia (ojo: te destripan todo el argumento), Film Affinity o la Internet Movie Data Base.

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domingo, 12 de julio de 2020

#90 La misión




The mission
Año: 1986
País: Reino Unido
Dirección: Roland Joffé
Música: Ennio Morricone

Domingo, toca ir al cine. Hago mi homenaje particular a Morricone.

            A poco cinéfilo que seas, sabrás que hace una semana, el 6 de julio, falleció Ennio Morricone.

            Esto me hizo recordar que aún no había hablado aquí de esta película, la que muchos consideran su mejor banda sonora. Con motivo de su 90 cumpleaños, Sinfonía de la mañana le dedicó un programa en el que los oyentes votaban por la que les parecía la mejor banda sonora de Morricone, y acabaron escogiendo esta. Oye, merece la pena que se escuche todo el programa, que comienza con una historia muy cinematográfica (y bastante divertida) sobre su primera colaboración con Sergio Leone.

La misión es una película histórica que recrea un episodio poco conocido del siglo XVIII: las consecuencias de un trazado de la línea fronteriza separando el territorio de la corona española de la portuguesa, y cómo eso iba a afectar a las misiones jesuitas que estaban en territorio que acabaría cedido a Portugal. Si queréis más, podéis buscar el tratado de Madrid (1750) o la Colonia de Sacramento.

La compañía de Jesús, dependiente del papado, siempre fue una institución incómoda para las monarquías. Con el tiempo acabaría prohibida en distintos lugares, incluida España.

            Ese es el marco en el que debe entenderse esta historia, las misiones jesuíticas.

            El argumento en sí básicamente se refiere a la redención de un español, interpretado por Robert de Niro. Capturaba indios para venderlos como esclavos; hay que recordar que en España no podían ser esclavizados por ser súbditos de la corona, pero en Portugal sí. El poder miraba para otro lado si un español cogía a indios a este o a aquel lado de la frontera siempre que los vendiese en otro sitio. La cosa es que este personaje acabará en una de esas misiones, intentando redimirse.

Reconozco que si no estás un poco puesto en historia te puede resultar confuso. Pero a mí me encantó desde que la vi por primera vez. Recuerdo que fue la primera película que fui a ver sola al cine, sin amigas, ni novios ni nada, yo solita, porque esta peli es de las que tocaba muchos palos de los que a mi me gustaban. No es de extrañar que me dejara totalmente impresionada, porque unía mi gusto por la historia, las pelis y los maromos de buen ver, de los cuales hay un puñadito en esta historia: Robert de Niro, Jeremy Irons, Liam Neeson y (un poquito de) Aidan Quinn.

Lo que todo el mundo recuerda de esta película es su banda sonora. Para mí es la mejor de Morricone. Que no le dieran el Óscar es el mayor robo de la historia de esos premios, y creo que esto no es victimismo, sino una opinión generalizada entre los cinéfilos. La música de Morricone lleva décadas interpretándose por orquestas sinfónicas, y seguirá, porque es simplemente maravillosa. Según comentaba Martín Llade en el programa de radio antes mencionado, al parecer la recaudación del disco fue mayor que la película que, simplemente, cubrió gastos.

Ganó el óscar a la mejor fotografía. En los Globos de Oro premiaron el guion y la banda sonora. En el Festival de Cannes tuvo la Palma de Oro a la mejor película, aparte de obtener el Premio Técnico. En los británicos BAFTA obtuvo tres: mejor actor secundario (McAnally), montaje y banda sonora.

Si tienes la oportunidad de ver esta película, no te la pierdas, porque es realmente una de esas con enjundia, que disfrutas y te remueve un poco el corazón y la conciencia; te emocionará, seguro.

Y es que aunque lo mejor es la música, no podemos olvidar que las interpretaciones son fantásticas, así como la realización y la fotografía… Admito que si la historia no te llama, es posible que el argumento en sí te puede dejar frío. Pero si te metes un poco en lo que te están contando, puedes encontrar lecciones para cualquier contexto de la vida: de si merece o no luchar por lo que uno cree, arriesgarte a desafiar el poder cuando, luches como luches, hagas lo que hagas, quizá te acaben aplastando.

Yo soy de esas idiotas épicas que cree que solo te derrotan si no luchas, que haya batallas que tienes que pelear de todas formas, por mucho que las probabilidades de victoria sean mínimas... Aunque siempre manteniendo la idea romana de sobrevivir para luchar un día más.

Para saber más: consúlteme usted la Wikipedia, Film Affinity o la Internet MovieData Base.

Morricone es uno de mis compositores favoritos de cine, junto a Doyle, Preisner, Bregovic, Zimmer y Williams, por mencionar unos pocos. Aunque reconozco que su producción, como la de todos estos autores, acaba siendo irregular porque no siempre se alcanza la maestría en un tipo de composición tan utilitaria. La música para el cine está sobre todo al servicio de la historia y por eso resulta desigual. Pero las mejores composiciones acaban siendo tan buenas como la mejor música clásica. De hecho, siempre he creído que Wagner, de haber vivido ahora, se dedicaría al cine.

Morricone tenía una sólida formación clásica, y eso se nota. Cuando alguien ha nacido en Roma, no tiene nada que demostrar absolutamente a nadie, ni que nadie se lo reconozca, porque es grande ya de nacimiento. Ahora bien, siempre me dolerá que no le premiaran el fantástico trabajo que hizo en esta peli.