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domingo, 13 de julio de 2025

#82 La fiera de mi niña

 La fiera de mi niña


Bringing Up Baby

Año: 1938

País: Estados Unidos

Dirección: Howard Hawks

Música: Roy Webb

 

Máximo exponente de la screw-ball comedy

 

Ahora que me está dando por meter clásicos del cine estadounidense, tuve que escoger una de Howard Hawks. No fue fácil. Es uno de esos directores tan sólidos que dirigió clásicos en diversos géneros.

Me he decidido por esta película porque creo que es la que más veces he visto. Me va mucho: es una comedia romántica, loca, con su punto de absurdo.

Me sigue pareciendo divertida, absurda, una película que nunca pierde altura.

Como le escuché a Torres Dulce cuando la comentaron en «¡Qué grande es el cine!», Va todo muy deprisa, pero nadie se apresura.

La dinámica de la historia es la típica de sabio despistado y ordenado, el doctor Huxley (Cary Grant) que ve su vida complicada por la aparición de una auténtica manic pixie dream girl. Justo el día anterior a que él se case con otra, una tipa bastante fría.

Obviamente, la MPDG es Katharine Hepburn. Lo es hasta el punto de que la Wikipedia en inglés ilustra el artículo «manic pixie dream girl» con una foto de Katharine Hepburn, con el subtítulo de que el papel de Katharine Hepburn como Susan Vance en la screwball comedy de 1938 «La fiera de mi niña» ha sido descrita como un temprano ejemplo de este personaje.

Si la película fundacional de la screwball comedy es Sucedió una noche de Capra, esta Fiera de mi niña sería la más emblemática del género. Tal como yo lo veo, son comedias románticas de líos, con personajes femeninos potentes, decididas, que hacen lo que les da la gana, van muy a su bola. Es por ella que el héroe se encuentra metido en problemas que no esperaba. No salen de una y ya están metidos en otra. A veces, incluso, con momentos de comedia física. A pesar de que sea de los años treinta, tienen su punto de sofisticación, el público eludía los problemas de la Gran depresión dejándose llevar a otro mundo, el de la alta sociedad. Los protagonistas son gente con dinero, a caballo entre Nueva York y sus casas de campo en Connecticut, que se pueden permitir las mayores extravagancias. Visten todos muy elegantes, llamando la atención el vestuario de Katharine, hasta jugando en el campo de golf va monísima.

La película va de huesos de dinosaurios y perros, de una fiera, un leopardo amaestrado que el hermano de Susan remite a los EE. UU., con personajes bien locos, no solo esta chica que va a su aire totalmente, sino también un psiquiatra peculiar, un cazador que imita la llamada de los animales, el jardinero borrachín, el sheriff tontón, ¡yo qué sé! Cada personaje es peculiar, y tiene su participación bien medida.Entran y salen de escena dejándote perpleja.

Es una película que avanza sin parar, como una sucesión de escenas que cada una de ellas es como un sketch, con su planteamiento y su resolución graciosa. Lo típico que dices qué guion más bien hecho, tan bien trabado,... con independencia de que no sabes luego si, llegados al plató, se cambió algo o no.

Pero esto hay que hacerlo vivo, y eso no es posible si no tienes unos actores que tengan el timing, que sepan esperar para dar la réplica, y hacerla en el tono justo para que rías o, al menos, sonrías. Porque sí, tiene casi cien años y sigue siendo divertida.

Hay cosas que luego has visto repetidas en otras películas, a veces incluso del propio Hawks, porque lo del vestido roto de la Hepburn te lo repite en Su juego favorito (1963), solo que ahí no me hizo tanta gracia. También es que Rock Hudson no tenía la vis cómica que Cary Grant.

Hay imágenes icónicas, como esa de Cary travestido con una bata con plumas, o Katharine cruzando un río por un vado que resulta ser más profundo que lo que esperabas o cómo acaba buena parte del elenco en una cárcel de pueblo, la celda más llena que el camarote de los hermanos Marx, y cómo Katharine finge ser una delincuente, inventándose sobre la marcha que son miembros de una banda…

Sorprende saber que, en su momento, esta película no tuvo mucho éxito. Cero premios. Conforme pasaron las décadas, esta película fue revalorizándose. Es de esas que se te quedan en la memoria, y si la ves de pasada en la televisión, te quedas enganchada, por lo absurdo de su humor, lo rápido que pasa todo. No sobra ninguna escena, ni un diálogo, te lleva tan fácil de una cosa a otra que, cuando te quieres dar cuenta, ha acabado y te quedas con una sonrisa de oreja a oreja.

No puedo decir más, creo que lo mejor de estas obras ligeras y felices, auténticos antídotos para la melancolía, es verlas. Sin que te cuenten mucho de ellas, que te sorprenda.

Podéis leer más en la Wikipedia, Film Affinity, o la Internet Movie Data Base.

domingo, 15 de junio de 2025

#88 Sucedió una noche

 File:It-happened-one-night-poster.jpg


It happened one night

Año: 1934

País: Estados Unidos

Dirección: Frank Capra

Música: Louis Silvers

 

La madre de todas las comedias románticas

 

… O, más bien, considerando que le faltan tan pocos años para alcanzar los cien años, la abuela.

En mi búsqueda de comedias que alegren un poco esta selección de cien películas que propongo, doy con la primera de ella.

Hay que entenderlo. Estamos en los EE. UU. de la Gran Depresión. El cine despegó definitivamente como espectáculo de masas en que la gente quería ser entretenida, y no sólo con películas de gánsteres.

Os cuento de qué va. La chica rica Ellie Andrews (Claudette Colbert) se ha casado con un aviador, contra la voluntad de su padre. Frustrada porque éste la presiona para anular el matrimonio (se ve que es matrimonio «rato y no consumado»), no se le ocurre otra cosa que largarse corriendo… Solo que está en un yate, en Miami, así que la escapada es a nado.

Solo quiere llegar a Nueva York, donde le espera su flamante marido (se ve que para consumar la cosa). Pero antes tiene que cruzar unos cuantos estados, en autobús. La pobre no está muy preparada para la vida real, pero no importa, allí estará Peter Warne, un periodista recién despedido del periódico (Clark Gable), guapetón y resuelto, para echarle una mano. Y eso que, nada más conocerse, chocan un poco y no se caen nada bien. Ella es una niña mimada y él no tiene dónde caerse muerto.

En este viaje aprenderán a conocerse, ella descubrirá (y nosotros a su lado) una vida diferente, de moteles de carretera, ladronzuelos que están al quite, filas de mujeres para ducharse, hombres que viajan en los trenes de mercancías… Una América de la Gran Depresión que sirve de telón de fondo a una historia de amor de chico conoce chica, discuten, se enamoran, tienen la ruptura del tercer acto y happy ending.

El ritmo es un poco de comedia loca, lo que después se llamaría screwball comedy. La cosa va rápido, luego lento, y luego se anima casi frenéticamente al final.

Hay escenas memorables, como esos viajeros de autobús que se ponen a cantar (entre ellos se distingue al propio Frank Capra), pero sobre todo te quedas con Clark Gable, que llena la pantalla en cada escena, con un magnetismo que eclipsa todo lo demás. Él, su rizo sobre la frente, su sonrisa o su mirada apasionada... No es muy normal ver a este actor de comediante, pero sí que tenía vis cómica, la típica gracia del tipo canalla que vuelve locas a todas. 

Aquí disfrutas con él explicando cómo se come un donut, o cómo hacer autostop … sí, lleva el mansplaining hasta a cómo desnudarse. Aquí, como le oí a una contertulia en ¡Qué grande es el cine!, es una película tan moderna que el striptease lo hace él, y no ella. De Gable veremos su torso desnudo (se dice que se dejaron de vender camisetas en cuanto se vio que «El Rey» no usaba) y también sus pies, piernas y rodillas. Te queda por descubrir justo la parte intermedia.

Todo suena muy moderno. Qué osado suena que ella esté casada (y no simplemente prometida) y se enamore de otro. Comparten habitaciones de hotel, y hasta un pajar al aire libre. El Código Hays entró justo aquel año en funcionamiento y se ve que los guionistas aún gozaban de cierta soltura de costumbres.

Sí, vale, hay alguna cosa que choca, como todo el mundo fume como carretero, o un azote que Clark le propina a Claudette, a quien su padre también le arrea un bofetón en la primera escena. La violencia contra la mujer era algo muy interiorizado, se trataba a las crías mimadas como esta chica como si fuera un niño al que corregir. Aunque Colbert tenía ya treinta años, tengo la impresión de que el personaje se supone que es más joven.

Esta es una película de un estudio entonces pequeño, la Columbia. Y pocos creían en ella. Clark Gable tuvo que hacerla, cedido por la MGM y un poco a regañadientes. Claudette Colbert, que no era la primera opción, fue convencida sólo porque le subieron el sueldo. Y aunque hay un autobús, porque esto no deja de ser una road movie, no podía aparecer la palabra autobús en el título, porque las anteriores que lo llevaron fueron un fiasco.

Pero la cosa funcionó, y tanto que funcionó. Se llevó los cinco grandes Óscares de la Academia: película, director, actor y actriz protagonista y guion. Solo volvieron a hacer la machada Alguien voló sobre el nido del cuco (1976) y El silencio de los corderos (1992). No sé cómo no se llevó el de fotografía, porque me parece iluminado de una manera prodigiosa, esas noches, la lluvia, esos rostros, la lágrima y la risa… Recuerdo especialmente una escena, cuando cruzan un río de noche, con Clark Gable llevando sobre el hombro a Claudette Colbert y el río refulge a la luz de la luna,… no me parece que fuese nada fácil. Me extraña que ni siquiera estuviese nominada en esa categoría. Lo ganó Cleopatra, también con Claudette Colbert, una de las representación más kitsch y menos creíbles del Imperio Romano en el cine. Tendré que volver a verla, a ver si su fotografía en blanco y negro era tan buena como esta.

Además de los Óscar, Sucedió una noche tuvo el premio de la Asociación de Críticos Norteamericanos a la mejor película del año.

Es de esas películas que ha envejecido estupendamente y aún se puede ver con placer. Muchas escenas, planteamientos, diálogos,… te sonarán como ya vistos. Pero es por todo lo que vino después y que lo imitaba. Frank Capra, como John Ford o Howard Hawks, es uno de los creadores del cine moderno. Por eso no podía faltar en esta lista de cien películas. Dudé entre esta o Arsénico por compasión, de 1944, una comedia con Cary Grant divertida, con su toque de humor negro, de las que tampoco te cansas de ver. Aunque Arsénico... es más divertida, al final me quedé con esta por aquello de que es una comedia romántica, y el romanticismo me puede.

Podéis leer más en la Wikipedia, Film Affinity, o la Internet Movie Data Base. Os dejo con otra imagen de la película, Clark y Claudette, en escena divertida, con él comiendo zanahorias, algo que ella rechaza aunque se esté muriendo de hambre...

File:Clark Gable and Claudette Colbert in It Happened One Night.jpg 

Y luego otra foto fija, de momento sexy en el pajar. Si os fijáis, en las dos Colbert está cogida desde la izquierda. Ella consideraba que era su lado bueno y la tenían que rodar siempre desde esa perspectiva. Cosas graciosas del sistema de los estudios y sus estrellas.

File:Gable and Colbert - It Happened One Night Columbia 1934 Press Still 7.4 X 9.4 (cropped).jpg 

domingo, 27 de abril de 2025

#98 Cuatro bodas y un funeral

 Cuatro bodas y un funeral


Four weddings and a funeral

Año: 1994

País: Reino Unido

Dirección: Mike Newell

Música: Richard Rodney Bennett

 

Un modelo para un género menospreciado

 

 

No hará mucho estaba yo repasando la lista de películas favoritas de los Cowboys de Medianoche, y otras cosas que te cuentan en el libro Our Betters, de la editorial Notorious.

Me vio con el libro mi milenial de cabecera y me pregunto que cuáles eran las comedias románticas que destacaban. Y me quedé un poco tocada porque, a pesar de que se supone que es un género como los demás, y que gustan mucho a la gente, lo cierto es que el público no las recuerda cuando se trata de hacer una lista con las mejores películas, ni siquiera con sus favoritas.

Y es cierto que ni los críticos, ni tampoco los oyentes del programa, incluían muchas historias románticas de final feliz y tono ligero. Todo lo más aparecen algunas que son musicales, que serían otro género un poco diferente, aunque en parte coincide.

Es desolador, como si el romance y el humor fueran algo fácil. Hay un poco de desdén, como si no fueran películas tan meritorias como las de otros géneros (Western, gángsters, melodramas). Me pareció injusto. 

Entonces me di cuenta de que yo estaba viendo la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Tampoco habia metido yo aquí muchos filmes de este tipo, o los había de refilón. Así que me dije que no podía consentir tamaño desafuero, y me decidí a meter al menos una que sea canónica, buena, con todas las características propias del género: Cuatro bodas y un funeral.

Es una película en la que un grupo de amigos británicos, que entiendo yo que están en torno a la treintena, van a diversas bodas, de parientes y conocidos... Pero ellos siguen solteros y sin compromiso… Bueno, no del todo, dos de ellos son pareja.

El protagonista, Charles (Hugh Grant) es un monógamo en serie. En una boda se siente atraído por la estadounidense Carrie (Andie McDowell). Como buen inglés, será ella la que tenga que tomar la iniciativa, porque si no... La cosa es que estos dos, aunque se gustan, van un poco con el paso cambiado. No coincide nunca el momento adecuado para que lo suyo pase a ser algo más. Antes de su final feliz habrá unas cuantas anécdotas, momentos hilarantes como esa boda que celebra Rowan Atkinson y que no da pie con bola. Hay también una escena tremendamente triste, el funeral al que se refiere el título. Es todo tan auténtico, ves a los otros amigos, al grupo del colectivo, hay que recordar que esta película es de principios de los noventa, cuando aun el SIDA era un tema muy reciente y doloroso, y veías a un grupo de gente que se habían acostumbrado a pérdidas en momentos de la vida que no toca.

Hablemos de algo más alegre: la banda sonora, muy poppy británica, destacando la canción de Wet Wet Wet, «Love is all around».

En toda película buena la base suele ser un guion competente, que es lo que ocurre aquí. Bien planteada, en episodios, con ritmo en los intercambios verbales, los personajes se definen a través de lo que dicen, y lo que hacen, es un perfecto ejemplo de show, don’t tell. Las interpretaciones son como tienen que ser en comedia: ellos serios y creyéndose el personaje, para que tú, espectador, te rías. Actores y actrices me parece que están estupendos todos, cumpliendo con su personaje, qué casting más bueno, por diorrr. 

Y todo dirigido por Mike Newell, un tipo que llevaba para entonces casi veinte años rodando películas. La película tiene un aire fresco, como si fuera algo nuevo, pero detrás de esto hay gente con solera. La he vuelto a ver hace poco por enésima vez. Se nota que es muy de los noventa pero, sí, pasa el juicio del tiempo, por supuesto.

En su momento, fue un auténtico pelotazo. Con un presupuesto de unos seis millones de dólares, recaudó (solo en EE. UU.), doscientos cuarenta y cuatro millones, o sea, cuatro veces más.

Tuvo unas cuantas nominaciones a distintos premios. Por ejemplo, en la 67.ª edición de los Oscar (1995) estuvo nominada como mejor película y mejor guion original (para Richard Curtis), aunque no ganó ninguno. Otras nominaciones las podéis ver, por ejemplo, en FilmAffinity. Os menciono solo los premios que sí ganó. Así, en los 52.ª Globos de Oro ganó Hugh Grant en la categoría de mejor actor principal - Comedia o musical. En los BAFTA (que son los premios británicos), la consideraron la mejor película, mejor dirección (Mike Newell), mejor actor (Hugh Grant), y mejor actriz secundaria (Kristin Scott Thomas). En los premios franceses, que son los César, fue elegido el mejor film extranjero. El Sindicato de Guionistas (WGA) premió a Richard Curtis por el mejor guion original. La Asociación de Críticos de Chicago reconoció a Hugh Grant como (sorprendentemente, para mi) mejor actor revelación; me llama la atención, digo, porque, para entonces, Hugh Grant estaba sobradamente descubierto, en mi opinión, pues había trabajado unas cuantas películas, entre ellas, Maurice (1987, James Ivory), fue el Byron de Gonzalo Suárez en Remando al viento (1988), aparece en Lunas de hiel (1992) de Polanski y, como secundario, en Lo que queda del día (1993), otra de James Ivory.

Podéis leer más sobre Cuatro bodas y un funeral, como de costumbre, en la Wikipedia, Film Affinity, o la Internet Movie Data Base.

Por si tenéis curiosidad por saber qué películas viejunas buenas que pueden considerarse más o menos comedias románticas, al menos las que destacaron los críticos y los oyentes de Cowboys de medianoche, os las pongo a continuación. Son muy poquitas. Más de una suena ahora políticamente incorrectas; sin embargo, siguen viéndose con gusto. Son solo seis:

El hombre tranquilo (1952, John Ford - 6.ª de los oyentes) John Wayne y Maureen O’Hara se enamoran en un pueblecito irlandés muy tópico.

Con faldas y a lo loco (1959, Billy Wilder - 8.ª de los críticos, 23.ª de los oyentes) Tony Curtis y Marilyn Monroe se enamoran fingiendo ser lo que no son, y también, en fin, hay otra sorprendente pareja.

Cantando bajo la lluvia (1952, Stanley Donen y Gene Kelly - 13.ª de los críticos, 18.ª de los oyentes) Gene Kelly y Debbie Reynolds tienen un principio muy enemies.

La fiera de mi niña (1938, Howard Hawks - 22.ª de los críticos, 55.ª de los oyentes) Screwball comedy con Katharine Hepburn como la manic pixie dream girl que trastorna la ordenada vida de un sabio despistado (Cary Grant).

Ninotchka (1939, Ernst Lubitsch - 37.ª de los críticos) Una severa comisaria política soviética (Greta Garbo) cae rendida a los encantos de un seductor occidental (Melvyn Douglas) en el decadente París de antes de la guerra. Se anunciaba como ¡Garbo ríe!

Historias de Filadelfia (1940, George Cukor - 79.ª de los críticos, 70.ª de los oyentes) Un second chance romance entre, de nuevo, Katharine y Cary, una de las parejas con más química y mejor timing de la historia del cine.