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miércoles, 26 de julio de 2023

#33 Parsifal

 

Rogelio de Egusquiza: Parsifal (1910)
Óleo sobre lienzo, Museo del Prado




 

 


 

Parsifal

 

 

Estreno: Bayreuth, 26 de julio de 1882

Compositor: Richard Wagner

Libretista: el compositor, basándose en el poema de Wolfram von Eschenbach

Género: Bühnenweihfestspiel, que he visto traducido de diversas maneras, como «festival sacro dramático-solemne», «festival sacro para la escena» o «festival sacro dramatizado».

 

Tal día como hoy, del año 1882, se estrenó en el Festspielhaus de Bayreuth la última ópera de Wagner


Con esta obra, según el gruñón Nietzsche, Wagner «se había arrastrado hasta la cruz».

Parece que incluso ello dio pie a que rompieran su amistad.

Wagner componía la música, sí, pero también escribía los libretos, muchas veces a lo largo de los años. Aquí se aleja de sus historias mitológicas de valquirias y nibelungos, héroes y superhéroes mágicos, y se centra en una historia medieval cristiana.

Amfortas (barítono), el rey de los caballeros del Grial, está enfermo desde que fue a combatir a un malvado mago, Klingsor, y cayó seducido por una mala mujer, Kundry. Con aquello quedó deshonrado.

A su palacio llegará un tipo simplón (tenor), que no sabe ni quién es ni cómo se llama, ve todo pero nada entiende.

El malo de la película, Klingsor (bajo), intentará, usando a la misma seductora, acabar con el mozo. Al principio parece que caerá, como otros, en las sensuales redes de las doncellas-flor y de Kundry (soprano). Ella sabe quién es: Parsifal.

Luego resulta que no, que al final es él quien se mantiene entero y acabará salvándola a ella y hasta la bautizará al final.

Un beso que pretendía ser su caída en la depravación le sirve justo para lo contrario, para sentir piedad por el sufriente y con ello, comprender su destino.

Curioso, que un beso sea el punto central sobre el que pivota la trama.

Parsifal, hasta ese momento, era básicamente un simple, un idiota, pero la piedad es lo que le convierte en un hombre sabio, digno del Grial.

Él será quien consiga triunfar donde otros fueron derrotados, aunque para ello le lleve años, vagando por ahí, maldito por Kundry.

Acabará sanando a Amfortas con la lanza sagrada y convirtiéndose él mismo en rey del Grial, un día de Viernes Santo.

Como veis, hay tópicos reconocibles en la historia: el buen salvaje, el hombre sencillo que triunfa donde otros fracasan precisamente por su pureza, la sabiduría adquirida gracias a la piedad que siente por el sufrimiento ajeno. 

Georges Rochegrosse: El caballero entre las flores (1994)
Óleo sobre lienzo, Museo de Orsay
Representa a Parsifal entre las doncellas-flor


Son tres actos llenos de música maravillosa, la cumbre o el remate final de la producción wagneriana, al término de su vida. La música fluye, entrelazándose con los parlamentos, las arias solitarias, los dúos, los coros… Requiere cantantes recios, poderosos, como propio de Wagner. Pensad que son horas y horas, ahí, cantando.

El otro día me vi esta ópera en You Tube. Sus más de cuatro horas me hicieron pensar. Realmente, a día de hoy, ¿alguien tiene cuatro o cinco horas para dedicarlas, sin prisa, a un producto cultural semejante?

¿Las nuevas generaciones, criadas en lo inmediato, en el scrolling infinito, incapaces de concentrarse más de un minuto en nada…podrán dejarse llevar a este festival sacro? También los demás, los viejos que nos hemos quedado atrapados en este tecnoestrés y sufrimos el FOMO, el miedo a perdernos algo.

Hace un par de días, Radio Clásica la retransmitió. Todos los años se puede seguir el festival de Bayreuth por esta cadena. ¿Cuánta gente estaba ahí, escuchando...?

¿Cuántos podemos darnos el lujo del ensimismamiento, hoy en día, contemplando esta historia religiosa, de magia y redención, lanzas, cálices, magos, doncellas-flor…?

No me entendáis mal: Wagner es un compositor bigger than life. Su música, sus famosos leitmotive, temas que van apareciendo una y otra vez caracterizando personajes o situaciones, esos, van a gustar siempre, a cualquiera.

Ahora, el disfrutar de una ópera entera, de cabo a rabo, yo creo que eso sólo es apto para el aficionado al género.

Los demás, realmente, preferirán el típico disco con highlights, con momentos destacados como el preludio o la Música del Viernes Santo, también llamada el Encantamiento de Viernes Santo. Una horita de Parsifal seleccionado agrada a cualquiera, y no me parece mal ese acercamiento.

Parsifal se estrenó en aquel teatro en Bayreth construido exclusivamente para Wagner y sus óperas. Allí donde gentes de toda Europa peregrinaban, en una experiencia casi religiosa. Los wagnerianos eran como una secta. Ríete tú de los fans de Muse o de Taylor Swift.

Aquello era algo que inspiraba a muchos, trascendía a otras artes, todos se significaban como wagnerianos o antiwagnerianos. 

Es tradición, por considerarse una obra mística, que no se aplaude al final de los actos ni de la obra. Bueno, así fue en Bayreuth desde siempre. Si realmente Wagner lo quiso así o se trató de un malentendido, que decía que no se aplaudiera entre los actos, pero sí al final, ¿quién sabe? He leído las cosas. Lo cierto es que durante décadas, no se aplaudió.

Wagner quiso que Bayreuth tuviera la exclusiva durante, al menos treinta años, que no se representara en ningún otro lugar. Lógicamente, esto no podía sostenerse y hubo alguna representación fuera, en sitios como Ámsterdam, o en el Met de Nueva York.

Oficialmente, tengo entendido que la primera representación fuera de Bayreuth fue la de Barcelona, en el Gran Teatro del Liceo, el 31 de diciembre de 1913.

Es una ópera no de las más representadas, por lo exigente que es, no está al alcance de cualquier teatro. Exige mucha imaginación, muchos medios para recrear este mundo religioso, mágico, con su misticismo, la alegría, los momentos inmensos y otros de recogimiento, las procesiones solemnes de caballeros, las deliciosas doncellas-flor y su jardín de placeres... tiene que apabullarte. Si no, no es Wagner.

La ópera es todo un continuo en que unas escenas suceden a otras, los motivos aparecen y desaparecen, como bandadas de estorninos danzando en el aire.

¿Momentos concretos que destaquen en esta ópera? Puf, unos cuantos.

Por supuesto, el preludio orquestal, que anuncia los principales temas de la obra.

Del primer acto, el lamento de Amfortas, que se siente indigno como guardián del Grial, visto el pecado en que cayó: «Nein! Lass ihn unhenthüllt! –¡No, dejadlo cubierto!».

El acto II, que gira en torno a Parsifal y Kundry tiene como momento culminante  el del beso de Kundry, cuando parece que Parsifal va a quedar seducido pero no, entonces la piedad por el sufrimiento de Amfortas lo hace reaccionar: «Amfortas! Die Wude! Die Wunde! – ¡Amfortas! ¡La herida, la herida!».

Del acto III es tremendamente difícil decir qué es más memorable, pues todo él discurre en ese Viernes Santo mágica, solemne, algo tenebroso por la muerte de Titurel, y cómo Amfortas parece que va a seguirlo, hasta que aparece después de años, Parsifal, con la lanza sagrada. Pongamos el aria de Parsifal, «Nur eine Waffe taugt –Sólo un arma sirve». Se refiere a la lanza sagrada, la que hirió a Amfortas y que ahora podrá rescatarle.

Pero no olvidemos el solemne coro final.

Ferdinand Leeke: Parsifal camino del castillo del Grial (1920)
Óleo sobre lienzo, colección privada


La grabación recomendada de esta ópera es la de Georg Solti publicada en el año 1973 por Decca, con la orquesta filarmónica de Viena y el coro de la ópera estatal de Viena. Son intérpretes principales mi estimadísimo Dietrich Fischer-Dieskau (Amfortas), Hans Hotter (Titurel) y René Kollo como Parsifal. Klingsor fue interpretado por Zoltán Kéléman y Kundry, la excelente Christa Ludwig. Resulta curioso encontrar, entre las Doncellas-Flor (Blumenmädchen) dos célebres cantantes: la deliciosa Lucia Popp y la encantadora Kiri Te Kanawa.

 

Para saber más, la Wikipedia, aunque el artículo en inglés es muchísimo más amplio. El libreto, en español y alemán, así como discografía de referencia, en Kareol

This is Opera! Dedicó un programa a esta ópera, que puedes ver aquíPara mi gusto, habla demasiado del Grial y los nazis, pero bueno, la música y las explicaciones que se dan sobre la obra son amenísimas, como siempre.

Una representación que he encontrado en You Tube, dirigid por Horst Stein, con Siegfried Jerusalem haciendo de Parsifal.

 



domingo, 2 de enero de 2022

#34 El holandés errante

 

Representación en el Teatro de Lübeck, 2017
Foto: Aniaraamos, CC BY-SA 4.0 [via Wikimedia Commons]

Der fliegende Holländer

Estreno: Dresde, 2 de enero de 1843

Compositor: Richard Wagner

Libretista: el propio compositor, basado en la leyenda de H. Heine (Aus den Memorien des Herren von Schnabelewopski)

Género: ópera romántica

 

Tal día como hoy, del año 1843, se estrenó en el Hofoper o Hoftheater de Dresde, esta ópera wagneriana, la primera que realmente hace a su manera. Dirigía el propio compositor. 

Algo nuevo aparecía en la historia de la ópera, y no lo sabían.

 

En el año 1839, un joven Wagner de veintiséis años, con su esposa se ve obligado a abandonar Riga (Letonia), acuciado por las deudas. Su destino era París, pero como no podían ir por territorio alemán (más problemas), fueron en barco hasta Londres. En ese viaje padecieron una tempestad tremenda, que les llevó hasta las costas noruegas, lo que siempre se cita como inspiración de esta obra.

El matrimonio Wagner vivió en París hasta 1842, que es cuando marchó a Dresde, donde habían aceptado su ópera Rienzi. La estrenó allí el 20 de octubre y, meses después, el 2 de enero de 1843, puso en escena esta Holandés errante. Tuvo una acogida más fría que la otra.

Estamos ante una ópera romántica al estilo alemán, o sea, mezcla la vida cotidiana de la gente normal, en este caso, marineros de Sandwike, una localidad de Noruega, con el elemento de la magia, lo sobrenatural, los juramentos terribles y todo eso, aquí, el Holandés errante en su el buque fantasma. Hay noche, tormenta, amor trágico, o sea, puro romanticismo.

Un marino noruego, Daland, conoce en sus viajes al Holandés, un orgulloso capitán de barco condenado a errar por los mares durante toda la eternidad, salvo que consiga que lo redima la fidelidad (más que el amor) de una buena mujer. Cada siete años tiene un día, un solo día, para bajar a tierra y encontrar una mujer que lo ame y sea leal.

Con sus riquezas, compra la voluntad de Daland para que le de la mano de su hija. Lo que él no sabe es que esta, Senta, en realidad, está ya medio colada por él, obsesionada por su retrato y su terrible historia, que le mueve a compasión. Parece perfecto, ¿no? Se conocerán, se declararán enamorados. Él no le pide más que su fidelidad… Y ella lo ama.

Pues las cosas se tuercen por los celos de Erik, un pretendiente al que Senta dio esperanzas.

Es la primera ópera en la que Wagner pone en escena lo que él considera obra de arte total, en la que el texto, la música, el drama, todo está al servicio de la historia. La música es un continuo, con la voz humana como un instrumento más junto a la maravillosa orquestación.

Requiere cantantes poderosos vocalmente y con capacidad dramática para interpretar estos personajes bigger than life. El Holandés, tiene esa voz que a mí tanto me gusta, la de barítono o barítono-bajo. Aquí el tenor queda apartado al ingrato papel de Erik, el cazador enamorado de Senta, celoso y liante.

No estoy muy segura de que sea una buena ópera para aquellos que se estrenan en el género. Pero sí me parece recomedable, para ver en el teatro, si quieres iniciarte con Wagner.

Destacaría de esta ópera la obertura, que resume la historia, con expresión de los siete temas (leit-motive) que aparecerán en la obra. También impresionan la balada de Senta «Johohoe! Johohoe!» y el monólogo del Holandés, «Die Frist ist um».

Como grabación recomendada de esta ópera, escogería la que dirigió Herbert von Karajan en 1982, con la orquesta Filarmónica de Berlín y el coro de la ópera estatal de Viena (Konzertvereiningung Wiener Staatsopernchor) para la EMI. Son sus intérpretes principales José van Dam (Holandés), Catarina Ligenzda (Senta), Kurt Moll (Daland) y Reiner Goldberg (Erik).

Para saber más, la Wikipedia. El libreto, en español y alemán, así como discografía de referencia, en Kareol

En You Tube he encontrado esta representación viejuna de Bayreuth, subtitulada en español.



domingo, 21 de junio de 2020

#61 Los maestros cantores de Núremberg

Hans Sachs (1906) Yorck Project



Die Meistersinger von Nürnberg


Estreno: Múnich, 21 de junio de 1868

Compositor: Richard Wagner

Libreto en alemán: R. Wagner

Género: ópera cómica


Tal día como hoy se estrenó, en el Königliches Hof-und National Theater de Múnich la única ópera cómica de Wagner


Dentro de la producción de Wagner, esta es especial, por ser la única cómica, así como por inventarse la historia el propio compositor, aunque fuera basándose en la historia del zapatero y maestro cantor renacentista Hans Sachs. Ojo, cómica en el sentido wagneriano, no esperéis encontrar aquí el salero de un italiano. No, esto es humor a la alemana, o sea, que la gracia igual se la ves donde yo te diga.

La ópera es entretenida, con una música fabulosa y muy agradable de ver. Aunque, eso sí, hay que ir con el bocadillo, porque es una ópera larga: más de cuatro horas, cuatro y cuarto, cuatro y media…

Walther von Stolzing, un caballero, se enamora de Eva, la hija de un orfebre de Núremberg. Para ganar su mano, intervendrá en un concurso de canto. Otro pretendiente, el conservador Beckmesser, intenta que Walther no participe, por lo heterodoxo de su canto. Pero el final feliz está asegurado, sobre todo cuando a uno le echa una mano el menor de los cantores, el zapatero Sachs, que le ayuda a mejorar su arte lírico y entorpece a Beckmesser. Sachs también respeta la tradición, pero entiende que se pueden introducir novedades y de esta manera combinar lo mejor del pasado con las novedades del presente.

Como se ve, la parte femenina es un mero adorno, lo sé, lejos están las pizpiretas heroínas de un Rossini o más de una mozartiana, que tenían carácter, inteligencia, empuje, participación en la trama como algo más que el premio para el chico.

En fin, que el test de Bechdel no nos impida ver el bosque. La historia permite a Wagner dan una versión romántica de los gremios medievales de la Alemania del siglo XVI. 

La ópera es una larga maravilla de músicas increíbles. Es, creo yo, la más asequible de las de Wagner para el aficionado tibio que no desee meterse a todo el Valhalla entre pecho y espalda. Aquí no habla de dioses, ni héroes, ni magias o encantamientos. No, es una historia de gente más o menos normal, cotidiana, que además de sus oficios se dedicaban a cantar.

La parte del león se la lleva el barítono, intérprete de Hans Sachs. Hay dos momentos que me gustan especialmente. Uno, cómico, cuando le amarga a Beckmesser la serenata dando golpes en su zapatería (Den Tag seh). Y el otro, algo desencantado, el monólogo de la primera escena del Acto III (Wahn! Wahn!: ¡Ilusión, ilusión!).

Pero bueno, eso es debilidad mía por esa voz masculina grave. Tal vez porque mi cantante favorito es Dietrich Fischer-Dieskau y empecé a cogerle gusto a piezas sueltas de Wagner gracias a él. Y eso que dudó bastante antes de enfrentarse a este papel, porque no tenía claro si le iba o no a su voz (eso contaron en Grandes Ciclos). 

De lo que todo el mundo te hablará es de la obertura y de la «canción del premio» (Morgendlicht), una de esas piezas con las que se lucen los tenores, y que sí, también es excelente, terriblemente romántica.

Como cotilleo, he leído que era la ópera favorita de Hitler, y puede que sea por aquello de que es más asequible, o que también que al final se exalta al arte alemán, del que los maestros cantores serían custodios.

Y como grabación recomendada, pongo una de Bayreuth en directo que quizá viese el propio Hitler en 1943, por lo que el coro y la orquesta son los del festival, aunque he leído en Operadisc que le falta la escena 1 del acto I y el quinteto. Dirigía Furtwängler y la protagonizaron: Maria Müller (Eva), Camilla Kallab (Magdalena), Jaro Prohaska (Hans Sachs), Max Lorenz (Walther von Stolzing), Eugen Fuchs (Sixtus Beckmesser), Josef Greindl (Veit Pogner), Erich Zimmermann (David) y Fritz Krenn (Fritz Kothner). La escenografía fue de Wieland Wagner, y al parecer el público estaba lleno de soldados heridos del frente.

Por si te da un poco de tirria escuchar una versión tan ligada a un momento terrible de la historia, una opción más políticamente correcta sería la de Knappertsbusch de 1960, también en vivo, con Elisabeth Grümmer (Eva), Josef Greindl (Hans Sachs), Karl Schmitt-Walter (Beckmesser) y Wolfgang Windgassen (Walther von Stolzing).

Para saber más, la Wikipedia. El libreto, en español y alemán, así como discografía de referencia, en Kareol

Es una ópera muy apropiada para estos días, porque se ambienta en torno a la fiesta de San Juan. Aparte de eso, creo que Wagner se relajó por fin por aquello de estar en un momento de su vida bastante relajado y resuelto, con lo cual no se cortó a la hora de escribir toda la música que le dio la gana para esta ópera, y más, de ahí que te lleve cuatro horas y media verla. Pero, de verdad, que merece la pena.

miércoles, 28 de agosto de 2019

#58 Lohengrin

Lohengrin, Ópera de Oslo (2015)
Por Christian Michelides
[CC BY-SA 4.0], vía Wikimedia Commons




Estreno: Weimar, 28 de agosto de 1850

Compositor: Richard Wagner

Libreto en alemán: del propio compositor, basado en un poema épico medieval en lengua alemana

Género: ópera romántica



Tal día como hoy se estrenó, en el Gran Teatro Ducal de Weimar, esta ópera que supone la culminación de la primera época en la producción de Wagner


Las primeras óperas de Wagner suelen tener protagonistas solitarios, en manos del Destino, de algo más poderoso que ellos mismos que les zarandea y determina su futuro.

Aquí tenemos a Lohengrin, misterioso caballero que aparece en Amberes, mediados del siglo X, para asumir la defensa, en un juicio de Dios, de una damisela en apuros. Se trata de Elsa de Brabante, a quien acusan de haber asesinado a su hermano. Como la histórica Teutberga, de la que hablé al comentar el Cristal deLotario, estas cosas se sometían a ordalía o juicio de Dios.

Este misterioso caballero que llega al lugar arrastrado por un cisne, vencerá en nombre de Elsa, e incluso se casará con ella. Aunque le advierte que no debe preguntar sobre su identidad. Los malos de la película le comen la oreja a Elsa, quien acabará formulando la fatídica pregunta.

Es Lohengrin, hijo de Parsifal, caballero del Grial. Él se marchará, pero el cisne se queda, transformado en un joven príncipe. Se trata del hermano de Elsa, que no estaba muerto sino solo hechizado.

Como se ve, Wagner sitúa la leyenda medieval del Caballero del Cisne, en la versión del poeta Wolfram von Eschenbach (siglo XIII, que le metió en el ciclo arturiano) en la época del reinado histórico de Enrique el Pajarero. Algo absurdo porque, de hecho, durante la época de Enrique la leyenda del Caballero del Cisne ya existía, pero no se relacionaba con el tema artúrico, que es más de la Baja Edad Media.

Wagner compuso esta ópera entre el año 1845 y 1848, pero no la pudo estrenar porque se metió en temas revolucionarios, participando en el alzamiento de Mayo de 1849 en Dresde, y tuvo que exiliarse en Suiza. Consiguió que lo estrenara su amigo Franz Liszt en Weimar en el año 1850, escogiendo como día del estreno el del aniversario de Goethe, el más famoso de los ciudadanos de Weimar.

Fue un éxito inmediato. Wagner no presenciaría una representación entera de esta ópera hasta el año 1861, en Viena.

Esta obra, según José-María Martín Triana, «es al mismo tiempo la despedida de Wagner del género operístico, y el amanecer del drama musical».

Es una obra con muchos momentos inolvidables, pero los más conocidos son la obertura, que ya contiene varios de los temas (ya se sabe leitmotiv y todo eso) que luego van a estar presentes en la ópera y, desde luego, la archiconocida «Marcha nupcial» como preludio del Acto III, el coro «Treulich geführt».

Dentro de lo que son las primeras óperas de Wagner, creo que es de las más asequibles y entretenidas para el público en general. Es cierto que dura más de tres horas, pero el libreto estaba a mi juicio bastante equilibrado entre los momentos en que avanza el argumento y los de ensimismamiento de los personajes.

Como grabación recomendada de esta ópera propongo la dirigida por Rudolf Kempe en 1962-63 para la EMI, con Jess Thomas (Lohengrin), Elisabeth Grümmer (Elsa), Gottlob Frick (rey Enrique), Christa Ludwig (Ortrud) y mi adorado Dietrich Fischer-Dieskau como Friedrich von Telramund; el coro es el de la Staatsoper (Ópera Estatal) de Viena y la orquesta, la Filarmónica de la misma ciudad.

Para saber más, la wikipediaEl libreto, en español y alemán, así como discografía de referencia, en Kareol

En You Tube he encontrado esta grabación moderna en la Semperoper, con la Netrebko debutando como Elsa. Creo que es del año 2016. Y tela, telita, lo estupendísima que es la diva rusa.

jueves, 19 de octubre de 2017

#46 Tannhäuser



Teatro de la Maestranza de Sevilla (1997)
Werner Herzog.
Por Ealmagro [GFDL o CC BY-SA 4.0-3.0-2.5-2.0-1.0]
Via Wikimedia Commons




Tannhäuser und der Sängerkrieg auf Wartburg

Estreno: Dresde, 19 de octubre de 1845

Compositor: Richard Wagner

Libreto en alemán: el compositor, basándose en dos leyendas alemanas sobre el caballero Heinrich Tannhäuser.


Tal día como hoy se estrenó, en el Hoftheater de Dresde (Sajonia), esta ópera mezcla de mitología, cristianismo y redención.

Esta es una de esas óperas que a mí me parecen de transición en el repertorio de Wagner. Aún conserva los números cerrados (un aria, un coro, etc.) pero empieza a haber leit-motive que, sin dominar toda la música, siguen existiendo momentos de narración continua a través de la música, como el preludio del Acto III.

En torno a la figura del trovador Tannhäuser aparecen el amor divino y el amor humano o el sagrado y el profano. Lo que ocurre es que esos términos son equívocos, porque aquí la diosa Venus simboliza el amor sensual, carnal, mientras que la humana Elisabeth es la que simboliza lo casto.

Comenzamos con Tannhäuser en el Venusberg, en los brazos de Venus. Pero luego acude a un concurso de trovadores y allí encontramos a Elisabeth, su casta enamorada.

El título original de esta “gran ópera romántica” es Tannhäuser y el torneo de trovadores del castillo de Wartburg. Y es que en el acto II se celebra precisamente una competición entre cantantes. Mientras el barítono Wolfram canta a la castidad, Tannhäuser contesta ensalzando el deseo sensual.

Eso a la parroquia no le gusta nada, y tiene que salvarlo Elisabeth, a cambio de que él se comprometa a ir de peregrinación a Roma, y acaba muriendo. Antes, por supuesto, también ha muerto Elisabeth. Se ve que el ideal femenino en la ópera del XIX era acabar muertecita. Desde que Rossini se jubiló no creo que ni una sola tuviera un final feliz. Y encima por culpa del héroe, o del amor, y no por ellas mismas.

Al final aunque Tannhäuser desesperado clama a Venus, Wolfram le recuerda a su novia virtuosa, que seguro que reza por él desde el cielo y bla bla bla, acaba redimido (y esto lo sabes porque su báculo, mágicamente, florece) pero muerto. De nuevo, la mujer como intercesora para que el canalla se redima, o la redención a través del amor que curiosamente significa más bien el sacrificio de la mujer por amor a un hombre.

Es una de esas óperas que, casi como todo Wagner, puede ser un auténtico espectáculo teatral si la ves sobre un escenario, aunque hay que reconocer que ese dilema entre lo sensual y lo religiosamente correcto igual está un poco pasado para los espectadores actuales. Es, de todas formas, bien agradable escucharla, simplemente, imaginándote en tu cabeza el refugio de Venus, el Wartburg, los peregrinos de Roma y demás.

De esta ópera hay dos versiones, la de Dresde 1845 y la llamada “de París” por haberse estrenado en el Teatro Imperial de la Ópera de esa ciudad el 13 de marzo de 1861.

Si no eres aficionado a la ópera, igual esta no es de las mejores para empezar. Tampoco es que sea de las mejores-mejores de Wagner. Como suele ocurrir con Wagner, sí que podrás disfrutar de una selección de extractos orquestales que serían aquí la Obertura que presenta los dos temas el motivo religioso y el voluptuoso, la Música del Venusberg y la Gran Marcha.

¿Números a destacar? Sobre todo, dos, la bienvenida de Elisabeth a Tannhäuser al principio del acto II Dich, teure Halle, y el relato de los viajes de Tannhäuser, Hör an Wolfram, hör an!

Siento debilidad por el personaje de Wolfram, barítono, y por lo tanto otro momento que me encanta es O du mein holder Abendstern, la "canción de la estrella". Es uno de los papeles que mejor le iban a mi ídolo, Dietrich Fischer-Dieskau. Lo escogió para su debut en Bayreuth en 1954. Aquí un enalce a una representación de Tannhäuser del año 1978.



Como grabación, recomiendo una de las clásicas, la que a principios de los años 1970 dirigió Sir Georg Solti para la Decca, con René Kollo, Helga Dernesch,Christa Ludwig, Victor Braun y Hans Sotin, con la Orquesta Filarmónica de Viena, el coro de la Ópera Estatal de Viena y los Niños Cantores. Es la versión de París, completa.

Para saber más, la wikipedia. El libreto, en español y alemán, así como discografía de referencia, en Kareol

sábado, 10 de junio de 2017

#40 Tristán e Isolda


Joseph Albert (1865): Ludwig y Malwine Schnorr von Carolsfeld, 
protagonistas del estreno. Él murió un mes después.
Dominio público
Via Wikimedia Commons


Tristan und Isolde, WWV 90

Estreno: Múnich, 10 de junio de 1865

Compositor: Richard Wagner

Libreto en alemán: del compositor inspirado en el Tristán de Godofredo de Estrasburgo.


Tal día como hoy se estrenó, en el Königliches Hof-und Nationaltheater, esta ópera que posiblemente sea la mejor de Wagner.

La historia procede de la Edad Media: Tristán debe llevar a Isolda, princesa irlandesa, como prometida de su tío, al rey Marke de Cornualles. Isolda odia a Tristán porque ha asesinado a otro amor anterior de Isolda, pero acaban enamorados por culpa de un filtro de amor. Como su amor es imposible, acaban muertos los dos, en la idea de un amor más allá de la muerte.

En la Edad Media, los amantes había que castigarlos por la deslealtad al marido. En la época de Wagner, se veía como una sublimación del amor romántico, el marido importaba menos que la intensidad de los sentimientos, que sólo se podían realizar en el más allá. Personalmente, nunca he entendido esa perspectiva, porque las tumbas son muy frías y los muertos no abrazan a nadie. Pero bueno, hedonista que es una.

Wagner interrumpió su escritura del Anillo para volcarse en esta antigua leyenda al parecer de origen celta, excitado por su propio amor hacia una mujer casada, Mathilde Wesendonck. Le dedicó unos lieder, y su música Sueños, fue empleada en el acto II de esta ópera.

Es Wagner en estado puro, lo cual significa que no es para el aficionado primerizo. Aquí no hay números aislados, sino un fluir continuo del canto junto con la música, todo tan bien hilado que sus más de cuatro horas se pasan en un suspiro. Él no lo llama ópera sino “drama musical”. Exige unos cantantes poderosos y que además no sean gritones (lo que no siempre es fácil). Se dice que los roles protagonistas de esta ópera resultan los más difíciles de todo el repertorio.

Es una de esas óperas que da mucho juego para puestas en escena impresionantes, arrebatadas.

¿Qué momento es el más recordado de la ópera? Sin duda alguna, el Liebestod

Aquí os dejo el aria final cantada por Waltraud Meier bajo la dirección de Daniel Barenboim el 7 de diciembre de 2007 en La Scala de Milán:



La grabación que recomiendo de esta ópera es la de Furtwängler del año 1952 para la EMI, con Ludwig Suthaus, Kirsten Flagstad, Blanche Thebom, Josef Greindl, mi muy admirado Dietrich Fischer-Dieskau y Edgar Evans. El coro es el de Covent Garden y la orquesta, Philharmonia.

Para saber más, la wikipedia. En Kareol tenemos como de costumbre sinopsis, lista de grabaciones escogidas y el libreto en alemán y español. 

domingo, 31 de julio de 2016

#12 El ocaso de los dioses


Brunilda sobre Grane se lanza a la pira funeraria
de Sigfrido
Arthur Rackham, 1911
[Dominio público], via Wikimedia Commons


Götterdämmerung

Estreno: Bayreuth, 17 de agosto de 1876

Compositor y libreto en alemán: Richard Wagner



Hoy, a partir de las 15:57 se retransmite en directo, por Radio Clásica y desde Bayreuth, la cuarta y última ópera del Anillo. Así termina la Tetralogía por este año, supongo que con la ya cansina bronca y abucheo final a la puesta en escena de Frank Castorf, que transforma el mundo mítico de los dioses nórdicos en el mucho más pequeñito de la extinta RDA. Que digo yo que con la pasta que tiene que costar ir a Bayreuth, ¿para qué llevarse el mal rato porque en vez de un palacio legendario aparezca la fábrica VEB Chemische Werke Buna? Lo importante es que a la Brünnhilde de turno le aguante la voz hasta el final, uno de los papeles más exigentes del repertorio.

Esta ópera con prólogo y tres actos dura más de cuatro horas. Es la cuarta de la Tetralogía “El anillo de los nibelungos”. Se estrenó, como Sigfrido, dentro de la representación del ciclo completo, supuso la inauguración del Festspielhaus de Bayreuth.

No es fácil resumir toda la historia, en la que los ecos del Cantar de los nibelungos son más intensos, a mi modo de ver, que en las otras de la Tetralogía. Tenemos a Sigfrido y Brunilda felizmente enamorados en una cueva pero el inquieto muchachote tiene que irse en busca de aventuras. Brunilda le deja su caballo y sus armas de valquiria. A cambio, Sigfrido le deja a ella, de recuerdo, el anillo de poder por el que todos suspiran.
Por la acción de un filtro, Sigfrido se enamora de Gutrune, y para obtenerla como esposa, tiene que entregar el anillo. Vuelve a la cueva y mediante engaño con el yelmo mágico, consigue quitarle el anillo a Brunilda.
Sigfrido rechaza a Brunilda, se casa con Gutrune. El segundo acto acaba con Hagen convenciendo a su medio hermano Gunther y a Brunilda de que Sigfrido debe morir.
Y eso es lo que ocurre en el tercer acto: Hagen mata a Sigfrido -y de paso, a Gunther. Intenta coger el anillo, pero Brunilda le gana por la mano, no en vano es una valquiria. ¿Qué te creías, lila, que por ser mujer me ibas a derrotar? Anda y que te den. Brunilda se lanza -con caballo y todo- al fuego que devora el cadáver de Sigfrido. Así mueren los dos. También Hagen, ahogado por las hijas del Rin, que recuperan el anillo. Bueno, y al final, el Valhalla desaparece. O sea, que como en Hamlet, aquí muere hasta el apuntador, y las únicas que quedarán felices y (supongo yo) que contentas, las hijas del Rin, después de dieciséis horas de Tetralogía lamentándose por la pérdida de su oro.

En la transición del prólogo al acto primero encontramos un fragmento musical famoso, «El viaje de Sigfrido por el Rin», y en el último, la «marcha fúnebre de Sigfrido» y la «inmolación de Brunilda».

Ya digo que si no eres aficionado a la ópera, comenzar por Wagner no me parece muy inteligente. Si quieres conocer algo de su música, empezar por recopilatorios con coros o este tipo de fragmentos sinfónicos, es más conveniente, aunque los entendidos se lleven las manos a la cabeza.

Para saber más, la Wikipedia, el libreto en alemán-español y discografía de referencia, en Kareol.

Como ya he comentado en las entradas anteriores del Anillo, hay grabaciones magníficas de toda la Tetralogía, que datan de los años grandes, los 50-60 del siglo pasado. Opciones muy buenas, por lo tanto, para tener las cuatro óperas, son la de Krauss (Rodolphe, representaciones públicas, 1953) con Hotter, Uhde, Neidlinger, Kuen, Weber, Greindl, Vinay, Resnik…, cualquiera de las de Knappertsbusch (representaciones públicas, 1957-1958) y la de Solti (1958-1965) con el Coro de la Ópera de Viena y la O Filarmónica de Viena, para la Decca con cantantes como London/Hotter, Fischer-Dieskau, Neidlinger, Stolze, Kreppel…

Una opción diferente, para esta ópera en particular, sería la grabación en vivo de 1967, para Philips, dirigida por Karl Böhm, con Windgassen, Nilsson, Stewart, Greindl y Dvorákova; el coro y la orquesta, los del Festival de Bayreuth.