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miércoles, 1 de noviembre de 2023

#80 Bachianas Brasileiras n.º 5

 

Bachiana brasileira nº 5 para soprano e oito violoncelos

Heitor Villa-Lobos, h. 1922

Compositor: Heitor Villa-Lobos

Estreno/Publicación: Río de Janeiro, 1939 (el primer movimiento) / París, 1947 (completa)

  








Hoy, 1.º de noviembre, se cumplen cien años del nacimiento de Victoria de los Ángeles (Barcelona, 1-11-1923-16-1-2005) soprano encantadora, de voz preciosa y canto natural

Para celebrar la efemérides, escribo esta entrada sobre la que probablemente sea la composición brasileña clásica más conocida, estas Bachianas n.º 5 de Heitor Villa-Lobos (Río de Janeiro, 1887-1959). El compositor grabó esta obra con Victoria de los Ángeles para la EMI y es una de esas grabaciones históricas, especiales, de las que no pueden faltar en una discoteca ideal de todo aficionado.

Victoria de los Ángeles es una de esas cantantes líricas españolas de posguerra que impresionan no solo por sus voces preciosas, sino también por la seriedad de su trabajo y la buena técnica. Unas más divas y otras menos, pero todas, currantas del arte. Nombres como la mezzo Teresa Berganza o las sopranos Montserrat Caballé y Pilar Lorengar. Escucharlas es una delicia auténtica. Sabían, además, cuál era su repertorio y lo cultivaban con disciplina y encanto.

En el caso de Victoria de los Ángeles López García, procedía de la clase trabajadora, sabía lo que costaban las cosas, que al parecer (yo no la conocí, obviamente) seguía siendo de talante humilde y muy currante, la antidiva. Tan es así que en una época de tanta rivalidad y locura de fans, ataques incluso envenenados de unos contra otros, al parecer esta mujer le caía a todos bien. 

 Victoria de los Ángeles destacó sobre todo por la naturalidad de su canto. Dentro de la ópera, se la recuerda sobre todo por un par de heroínas puccinianas, Mimí, de La Bohème, y Butterfly. Pero también cantó a Wagner, siendo una exquisita Elisabeth en Tannhäuser en Bayreuth, cuando allí solo se llegaba por invitación muy remirada y era rarísimo que llegaran cantantes de allende los Alpes. 

Ahora, Victoria de los Ángeles era sobre todo cantante. El arte del canto, la voz, la melodía, la palabra pronunciada y sentida, y por ello no es de extrañar que también se dedicara al lied alemán o la canción francesa. Divulgó también la canción española, llegando a interpretar piezas españolas con acompañamiento de guitarra como bises en sus conciertos. El recital, para ella, no era mero complemento de la ópera, era una forma tan importante como ésta. Imprescindible si querías ser un cantante total. En You Tube sobre todo encontrarás fragmentos de recitales suyos. Ejemplo.



Artista completa, de recital y de teatro, pues. En esto fue como Elisabeth Schwarzkopff o Dietrich Fischer-Dieskau. Con ellos grabó, por cierto, un disco estupendo, el del Homenaje al pianista Gerald Moore. Fantástico, con obras de Mozart, Schubert, Rossini, Brahms, Schumann, Wolf, Mendelssohn y Haydn. Está en EMI Classics y, a veces, en la carátula se destaca el «Dúo bufo de dos gatos» que cantan de los Ángeles y Schwarzkopf, una delicia, un divertimento absoluto.

Hoy en Scherzo han publicado una entrevista: «Victoria de los Ángeles: Una entrevista histórica» . Ahí se pueden leer reflexiones que demuestran su rigor, su vocación de trabajo, cómo el arte está por delante de divismos, y que cantar no son sólo los fuegos fatuos de la ópera. Al contrario...

Mire, para el mundo del recital se requiere, primero una preparación mucho más completa intelectualmente, una imaginación artística mayor, tener grandes conocimientos musicales, una cierta elegancia, buen gusto… cosas éstas que en la ópera puedes dejar un poco de lado y limitarte a exponer tus maravillosos atributos vocales (si los tienes), o dar grandes pinceladas desde un punto de vista interpretativo, pero no te detienes en el detalle expresivo o incluso espiritual. Entonces ¿qué ocurre?, que cuando estos cantantes han hecho sólo ópera no están acostumbrados a recrearse en ese mundo intimista como es el del recital. No están acostumbrados, y de pronto se han enterado de que es muy importante hacerlo. Sólo cantan arias de ópera o compositores más fáciles, pero nunca se enfrentan a un Schubert, a un Brahms o a un Wolf, ni hacen canción francesa… En fin, se les nota que no están preparados.

 No, si por eso mi cantante lírico favorito es Dietrich Fischer-Dieskau, que creo que habría suscrito cada palabra. Rigor intelectual, trabajo, imaginación, y buen gusto... Al final, Victoria de los Ángeles da un consejo que me parece muy sensato para los cantantes que empiezan: 

 

Ante todo, gran humildad al estudiar, devoción por su carrera y nunca una ambición desmedida. Creo que uno debe ser honesto, sincero, auténtico. Con estas tres cosas se puede llegar a desarrollar una carrera digna y respetuosa con la música, pero nunca aprovecharse de ella para llegar a ser importante.

 

Victoria de los Ángeles en Schiphol (1963)
Harry Pot / Anefo, CC0, vía Wikimedia Commons

La Bachiana n.º 5 es la más famosa de todo el ciclo de Bachianas Brasileiras que compuso Heitor Villa-Lobos entre 1930 y 1945. 

Son nueve suites y, como su nombre indica, son piezas inspiradas por un lado en las formas clásicas de Bach, como el contrapunto barroco, y, por otro, los temas y ritmos propios del folclore brasileño. Esta mezcla se ve en los títulos de cada movimiento, pues une un término clásico con otro en portugués propio del lore brasileño. Cada bachiana una tiene su propia combinación instrumental, a veces llevan voz y otras no.

Esta Bachiana n.º 5, en concreto, es para soprano y un conjunto de ocho violonchelos. Tiene dos movimientos, «Aria (Cantilena) – Adagio» sobre letra de Ruth V. Corrêa, que es el más conocido. Al principio parece que llevaba un poema de Altamirando de Souza, pero este lo acusó de plagio y acabó cambiando la letra.

 El segundo movimiento, «Danza (Martelo) – Allegretto», lleva palabras del poeta Manuel Bandeira. 

Cada parte es de un momento diferente. El «Aria (Cantilena)» lo compuso en el año 1938 y se estrenó el 25 de marzo del año siguiente, en Río de Janeiro. Dirigía el compositor y cantaba Ruth V. Corrêa. «Dança (Martelo)», es del año 1945, cuando ya Villa-Lobos había compuesto el resto de sus Bachianas. Al parecer, el «Martelo» es tanto un tipo de danza como un estilo poético, y aquí se estaría refiriendo a lo segundo, como una de las modalidades más antiguas de la «literatura de cordel», según leo en la Wikipedia en portugués.

Fue el 10 de octubre de 1947 cuando se estrenó en París la versión completa de la Bachiana n.º 5, con Villa-Lobos dirigiendo e Hilda Ohlin como cantante.

La grabación que yo prefiero es, obviamente, por eso la traigo hoy aquí, la del compositor con Victoria de los Ángeles y la orquesta es la de la Radio Nacional de Francia, del año 1956. En el disco están las Bachianas Brasileiras 1, 2 (que incluye «El trenecito del Caipira», O trenzinho do Caipira, otro fragmento conocidísimo), la 5 (para soprano y ocho violonchelos) y la 6 (para flauta y fagot). Esta última, la n.º 6 la interpreta el compositor y la orquesta francesa con Fernand Dufrêne (fl.) y René Plessier (fag.). En la Guía Penguin hablan de la voz dorada de Victoria de los Ángeles y que su interpretación de la famosa n.º 5 es ravishing (arrebatadora, encantadora, cautivadora o deslumbrante, tradúcelo como quieras).

Otra posibilidad es la de Kiri Te Kanawa con Harrell, que empareja esta pieza con los Cantos de Auvernia de Cantaloube. 

Para saber un poco más, tenemos artículo sobre esta pieza en la Wikipedia en portugués, fácil de entender por cualquier hispanohablante. Y, también, este artículo de Melómano digital, que analiza más en profundidad las Bachianas.

Por You Tube hay unas cuantas interpretaciones. Os pongo enlace a una del Villa-Lobos Channel, con Barbara Hannigan:

Merece la pena de verdad, qué preciosidad…

 Una curiosidad, en el canal de Estradinsky te cuentan «La hermosa historia del TRENCITO que se hizo MÚSICA. H. Villa-Lobos y sus Bachianas Brasileiras», una interesante forma de divulgación musical que se centra en la Tocata o Trenzinho do Caipira de la Bachiana Brasileira n.º 2.

 


 

Y acabo con una pieza de Gerald Moore al piano y Victoria de los Ángeles, la nana «Canción para dormir a un negrito» de Montsalvatge. Sí, ya sé que en otros idiomas la n-word suena muy fuerte. En español, no es así, no me sean absurdos o ignorantes, please.


❉ Suite, según el DRAE, es una «composición instrumental integrada por movimientos muy variados, basados en una misma tonalidad».

❉ Literatura de cordel se refiere a los «pliegos de cordel», «obras populares, como romances, novelas cortas, comedias, vidas de santos, etc., que se imprimían en pliegos sueltos y para venderlos se solían colgar de unos bramantes puestos horizontalmente en los portales, tiendas y mercados» (definición DRAE).

domingo, 28 de noviembre de 2021

#20 La regla del juego

 

Póster en FilmAffinity


 


La règle du jeu

Año: 1939

País: Francia

Dirección: Jean Renoir

Música: Roger Désormières, Wolfgang Amadeus Mozart, Pierre-Alexandre Monsigny

 

Un clásico del Cine, sobre la banalidad de todo, creo, una comedia pesimista

 


En cierto sentido, me parece como el antepasado ligero, menos cruda y humillante, pero igualmente trágica, de Los santos inocentes de Camus. Ahora llamaríamos a La regla del juego dramedia satírica.

La historia empieza en un aeródromo donde un aviador acaba de lograr la hazaña de cruzar el Atlántico. Cree que lo espera una dama de la que está enamorado y cree que es correspondido, pero no. Eso le decepciona, porque este chico siente las cosas intensamente.

La mayor parte de la película se desarrolla en un casoplón en mitad del campo. Una fiesta campestre, con sus invitados. Habrá episodios de caza y otros momentos de entretenimiento en el teatrillo de la finca. Aquí todo el mundo flirtea, tontea, le pone los cuernos a los demás, sin darle demasiada importancia.

Todo muy ligero e inane. Te amo a ti, no, al otro, espera, que de verdad estoy enamorada de… Esa es la actitud de la protagonista, una mujer amada por tres hombres y que no acabo de ver a quien quiere de verdad, o quien está dispuesta a pasar el resto de su vida. No veo tampoco el atractivo de Christine, vienesa, hija de un famoso director de ópera, ni en su físico ni en su carácter. No sé si será intencionado o en realidad en la época la actriz Nora Gregor, era considerada una gran belleza. Si fuera adrede, te da un toque añadido de liviandad a toda la historia. Ella es tan pompa de jabón como el resto, pese a su desesperación por sentir algo más profundo, una pasión arrebatadora, algo que se salga del orden establecido.

Porque sí, los amoríos extramatrimoniales entran dentro de la tradición, nadie se escandaliza, solo hay que seguir ciertas reglas.

Eso en la parte de Arriba. Entre los criados, Abajo, también se desarrolla una tragicomedia de tonteo y celos en torno a Lisette, la doncella de la dama, y un marido, Schumacher, que no entiende la regla del juego. Con consecuencias trágicas que, también, se acaban barriendo bajo la alfombra, porque hay que tener estilo para estas cosas. No hay nada más vulgar que un crimen pasional.  

Hay tantos actores, y las interpretaciones son tan estupendas, que no sé en quien fijarme. Quizá en Corneille, ese mayordomo que mira todo con distancia y alguna vez muestra claro su desagrado, sabiendo guardar las formas. O el personaje que interpreta Géo Foster, tan guapo y ambiguo que hasta pensé si sería una actriz disfrazada de hombre. Pero no, al parecer este actor se especializó en ese tipo de papeles mundanos, algo afeminados. O el propio Jean Renoir, que interpreta a Octave, amigo de la protagonista, un tipo sin un duro pero que se lleva con todos y que puede que sea el amor verdadero de Christine… o tal vez no, aquí todo es tan volátil.

Es una película que mantiene su frescura. Cada vez que la ves te fijas en cosas diferentes. En su momento fue el filme más caro de la industria francesa, pero no fue muy bien recibida. Era muy distinta al cine que se hacía. O puede que el tono de alta comedia no encajara en esa atmósfera prebélica, de hecho, es del mismo año en que estalló la Segunda Guerra Mundial en Europa. En octubre, el gobierno francés la prohibió porque tenía una influencia indeseable sobre los jóvenes.

Pero tuvo una influencia enorme en los cineastas europeos posteriores.

No ganó ningún premio, no era algo de aquel entonces. Pero sí que ha sido considerada una y otra vez entre las mejores películas francesas de todos los tiempos, si no la mejor. No podía faltar en este recuento mío que intenta hablar de las cien mejores películas de la Historia del Cine.

No sé si recordáis aquel estupendo programa de televisión de Garci, «¡Qué grande es el cine!», una tertulia sobre muchísimas películas clásicas. Me quedé con la idea de que lo quitaron por motivos ideológicos, lo cual es lo más absurdo del mundo, porque no se metía en política, sino que hablaba, y muy bien, de cine. Si es así, un ejemplo de cómo la ideología de la cancelación y el sectarismo destroza tantas buenas cosas. La cosa es que dedicó uno de sus programas a esta película. Lo recomiendo como complemento casi imprescindible al visionado de esta película. Oyes comentarios sobre esta película como que es «muy triste, es una película muy pesimista, pero que no tiene el aspecto de película pesimista».

Podéis leer más en la Wikipedia, Film Affinity, o la Internet Movie Data Base

Para mi hija, esta es esa película viejuna en que un perro muerde a un conejo. Viejuna significa, para ella, en blanco y negro. A las mudas las llama silenciosas. Es curioso, inicié este blog en parte pensando en ellos, pero no creo que le vayan a sacar juego. Si alguna vez, a lo largo de su vida, sienten interés por las cosas que a mí me gustaron, aquí las encontrarán.

lunes, 27 de mayo de 2019

Hoy hace ochenta años nos dejó... Joseph Roth


Joseph Roth, uno de mis escritores favoritos, murió solo, alcoholizado,... un judío exiliado en París, pocos meses antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. 
Joseph ROTH en 1926

De haber sobrevivido, probablemente habría acabado, como el resto de su familia, en las cámaras de gas. A su mujer, Friederiche, enferma mental, institucionalizada desde los años veinte, la ejecutaron en aplicación de las normas raciales nazis.
También puedes soñar con que, quizá, consiguiera huir. Pero, ¿te lo imaginas…? Más que escribiendo guiones en Hollywood, lo veo más como su gran amigo Stefan Zweig, desesperado sin ver la luz al final del túnel.
Su obra es más actual que nunca, porque nos pone frente a la historia europea de una manera descarnada. Una auténtica advertencia de cómo actúan los totalitarismos, en particular –pero no solo– esa asfixiante ideología que es el nacionalismo.
Empezó a escribir en los años veinte, en plena posguerra. Vivió el desmembramiento del Imperio austrohúngaro con lo que le privaron de lo que sentía como una patria diversa en la que tenían cabida gentes de distintas culturas, lenguas y religiones.
Judío de Galitzia, estudió en Leópolis y en Viena. Combatió en la Gran Guerra y trabajó de periodista primero en Viena y luego en Berlín. Por su profesión, recorrió toda Europa, incluida la URSS (donde, como Bertrand Russel y a diferencia de de tantos otros intelectuales europeos, no se dejó engañar sobre la realidad del comunismo). Cuando Hitler llegó al poder en 1933, se marchó de Berlín a Viena. Pero la ideología nazi, como una mancha, se extendió a Austria, y ya antes del Anschluss, vio la que se le venía encima (mucho más que, por ejemplo, Zweig) y se largó, en 1934.
Volvió a recorrer Europa, errante, en un exilio que no era solo de un determinado lugar, sino también de una lengua.
Daos cuenta de lo terrible que es. Periodista y escritor en alemán, vio cerrado el mercado de esa lengua, donde era visto como otro artista degenerado más. En Alemania quemaron sus libros.
Una de las cosas que más me gusta es aprender de primera mano, tal como se veía entonces, la realidad política y social, como esa Tela de araña (1923) que fue su fallida primera obra, pero en la que te explican muy clarito cómo se crea un Hitler.
Lo bueno es que la lucidez del discurso no le impedía momentos de ensimismamiento estético. Narra con una prosa poética que se luce, sobre todo, en la metáfora inesperada.
Un fragmento escogido casi al azar, de El espejo ciego:
Las chicas se sentaban frente a las máquinas de escribir, blancas, sonrientes. Florecían junto a las mesas como si fueran plantas blancas.
Parte de mi balda Roth
En su obra se ve lo fácil que es manipular a la gente para que cometa las mayores barbaridades, en nombre de espantajos ideológicos que no responden realmente a ninguna realidad objetiva. Lo sencillo que es crear un líder
Hay quien dice que su mejor historia es él mismo, las fantasiosas versiones que dio de su biografía. Puede ser. Siempre que te des cuenta de que es modelo de víctima del fanatismo, que necesita muchas veces borrar sus huellas.
Ningún grupo humano lo reclama como propio con demasiado entusiasmo, precisamente por ese nacionalismo que aniquila cualquier cosa, cualquier obra, cualquier persona, que no encaje en su visión del mundo y del pasado. Que no entiende de matices.
Por supuesto, ni su Ucrania natal, donde, como Polonia (con quien se reparte la Galitzia) parece que se esfuerzan en borrar toda huella de las comunidades judías existentes en la primera mitad del siglo XX. Ni en Alemania ni en Austria, su patria lingüística, le consideran «uno de los suyos». Ni por su puesto el estado de Israel u otros grupos judíos que en el mundo han sido, por su ausencia de devoción religiosa (se convirtió al catolicismo) y nulo interés por el sionismo.
Para mí, quienes tenemos que reivindicarlo somos los europeos, sencillamente, porque de lo que nos habla es de nuestros fantasmas y aspiraciones, de nuestros amores, la civilización refinada y la crueldad, también. De ese sueño de la razón que produce monstruos a los que, una y otra vez, nos entregamos arrastrados por el populismo más básico.
Todo lo que he leído de él me gusta. Mis novelas favoritas son Job (1930), La marcha Radetzky (1932) y La leyenda del santo bebedor (obra póstuma, 1940). Confío en poder comentar aquí alguna de estas obras.
También se han publicado numerosos relatos cortos, ensayos y artículos periodísticos, de gran perspicacia y belleza literaria. Este tipo de literatura breve permite descubrir su estilo.
Más artículos que hablan de él, aparte de la Wikipedia, serían este que resume su trayectoria como «De judío comunista a católico reaccionario», o «La sed del santo bebedor». Por si queréis saber algo más de él.

domingo, 19 de noviembre de 2017

#45 Lo que el viento se llevó (película)

FilmAffinity

Gone with the Wind

Año: 1939
País: Estados Unidos
Director: Victor Fleming,  George Cukor,  Sam Wood
Música: Max Steiner


Una superproducción al servicio de una heroína inolvidable. Conciencias políticas, atenuense mientras la ven.


            Todo en esta película parece mítico, bigger than life. Es una película “a lo grande” en el más puro estilo de los estudios de los años treinta: basada en una novela superventas, actores de lujo, enormes decorados, música intensa y pegadiza, guion arrebatado con frases míticas de esas que se siguen recordando casi 80 años después (desde “A Dios pongo por testigo de que jamás volveré a pasar hambre” hasta el Frankly, my dear, I don't give a damn de Gable que le costó una multa con la censura), escenas llamativas, cuatro horas de duración…

Claro que la tienes que ver con la conciencia social acallada porque, al fin y al cabo, te cuentan la historia de la guerra de Secesión y la ocupación posterior desde la perspectiva de familias adineradas y esclavistas. Y no olvidemos el pequeño detalle de que en una escena queda claro que Rhett tiene sexo con Escarlata en contra de la voluntad de ella. Y encima te la ponen como que ella está encantada el día después.

Lo bueno, desde el punto de vista feminista, es que todo gira en torno a una mujer, una heroína inolvidable, Escarlata O’Hara, una jovencita al principio de la película y una mujer hecha y derecha al final. Interpretada por una maravillosa Vivien Leigh. Al principio de la historia es una chicuela sólo preocupada por ver cómo confiesa sus sentimientos al chico del que está enamorada, luego se lleva decepciones, pasa la guerra, la violencia, el hambre, se casa hasta tres veces, tiene una hija y demasiado tarde se da cuenta de que en realidad, su media naranja no es el tipo melifluo que ella lleva rondando toda la película. Demuestra que podía haber personajes femeninos interesantes, fuertes, que llevaran sobre sus hombros todo el peso de la historia, a quienes admirar, y no meros intereses románticos del héroe de acción.

Todo en esta peli está, ya digo, hecho a lo grande, todo tiene que resultar fuerte, emocionante, épico, y si te dejas llevar por la historia, pasarán momentos entretenidísimos.

También son míticas las historietas en torno a cómo se rodó, quién se llevaba mal y quién bien, cómo la producción se retrasó años hasta que pudieron contar con Clark Gable para el papel de Rhett Butler y encontrar a la actriz ideal para interpretar a la protagonista, las continuas revisiones del guion, cómo George Cukor fue despedido, y luego pasó a Victor Fleming, que quedó agotado y durante un tiempo fue sustituido por Sam Wood, e incluso hubo alguna escena que dirigió William Cameron Menzies, diseñador de producción,…así que a ver qué director filmó qué parte,… En fin, cotilleos varios de la Historia del Cine que entretienen al aficionado, pero sin demasiada trascendencia.

Es curioso, recuerdo que cuando comenté con mi madre que esta peli era de 1939, me lo discutió, dijo que como era en color, y con esos actores, que era de los años cincuenta. Y yo, que era una marisabidilla y me había leído todos los libros de cine a mi disposición (que no eran muchos, la verdad) juré y perjuré que era verdad, y ella que no,… O sea, algo que ahora se resuelve con san Google, en aquella época daba lugar a discusiones interminables.

La razón del despiste cronológico de mi progenitora, que se acordaba perfectamente del estreno, era que en la nacionalcatólica España esta peli fue censurada y no pudo verse hasta 1950, razón por la cual muchos creyeron que era de más o menos esos años.

Arrasó en los premios Óscar, incluidos los de mejor película, mejor director (Fleming), mejor guion adaptado (otorgado póstumamente a Sidney Howard), mejor actriz (Leigh) y mejor actriz de reparto (Hattie McDaniel). Lo de Hattie merece la pena resaltarlo, ya que fue la primera actriz afroamericana que lo ganó, lo cual es un punto positivo para una superproducción que, quieras o no, defiende una sociedad sureña esclavista. Y que décadas después de la guerra seguía siendo insufriblemente segregacionista, hasta el punto de que ni esta espléndida actriz, ni ningún otro intérprete negro de la película pudieron acudir al estreno en Atlanta, porque no había sitio para ellos en un teatro para blancos.

Cada vez que el personaje de Leslie Howard se ponía melancólico sobre el hermoso mundo que habían dejado atrás, me rechinaban los dientes y decía que sí, claro, que se lo dijeran a los esclavos de la plantación.

Ver esta película ahora a mí me causa más de un problema de conciencia, a pesar de que sé que es entretenida, magnífica desde el punto de vista cinematográfico. ¿Por qué? El racismo implícito en la película,... el ataque al más elemental feminismo por el hecho de que Rhett viole a Escarlata,... e incluso político, porque al fin y al cabo no llegan a discutir el origen de toda la guerra, que es la secesión ilegal decidida por unos politiquillos que luego no son los que luchan y mueren en la guerra, por motivos económicos miserables, para defender una sociedad impresentable, causando toda una carnicería por querer separarse del resto de los EE. UU.

Pese todo, Lo que el viento se llevó aparece, según leo en la Wikipedia, entre las diez primeras de la lista del American Film Institute con las 100 mejores películas estadounidenses desde su creación en 1998; en 1989 la película fue considerada «cultural, histórica y estéticamente significativa» por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y seleccionada para su preservación en el National Film Registry.

Para saber más: consúltese la Wikipedia, Film Affinity o la Internet Movie Data Base.

En YouTube hay bastantes momentos, aquí os dejo enlace a una lista de reproducción con fragmentos en español, con uno de esos doblajes chirriantes tan de los años cincuenta.

viernes, 30 de diciembre de 2016

#5 Las uvas de la ira


Henry Fonda como Tom Joad
Trailer de la producción de Darryl F. Zanuck
Via Wikimedia Commons






The Grapes of Wrath

Autor: John Steinbeck

Fecha de publicación: 1939


Igual no sabemos ya quiénes son los buenos y los malos, pero sí que está claro quiénes son las víctimas.


Aunque está ambientada en la época de la Gran Depresión norteamericana, Las uvas de la ira es una historia extrapolable prácticamente a cualquier lugar y momento de la historia. Hoy mismo, no es difícil ver el rostro de Tom Joad y su familia en tantos y tantos migrantes que sólo quieren algo mejor para ellos y sus familias.

El argumento es, básicamente, el siguiente: una familia granjera de Oklahoma, a la que la sequía y los bancos han privado de su medio de vida, decide emprender camino a California. Creen que allá podrán ganarse la vida dignamente pero claro, al final del camino descubren que tampoco allí se atan los perros con longanizas.

Es una historia impresionante, de aquella época en la que los libros que creaban polémica, que se discutían y hacían reflexionar eran los que trataban temas trascendentes, de su misma realidad cotidiana. Ahora, es verdad, para saber de estas cosas tenemos la tele, pero el drama de un niño muerto en las costas del Mediterráneo, o la brutal matanza de civiles en Alepo impresiona durante,… ¿medio minuto? Antes de pasar a hablar de si CR entrenó o no.

La novela plantea cosas como el hambre, la desesperación, qué hacer cuando no eres tú solo, sino que de ti dependen tus mayores, tus hijos, y no hay nada que puedas hacer para sacarlos adelante. O lo que intentas no da el fruto esperado. O te humillan simplemente por ser pobre y estar necesitado. ¿Es posible conservar algún rastro de dignidad humana en todo esto?

Claro que fue polémico. Y sigue siendo incómodo. Para aquellos que explotan a los demás. O a los que se piensan que si estás en paro es por tu culpa. Porque puedes acabar preguntándote, también, si ese sufrimiento ajeno que te golpea como un puño en el estómago no será también, en alguna medida, responsabilidad tuya.

El único problema que le veo a este libro, desde la perspectiva actual, es que es un tocho demasiado minucioso a la hora de describir las cosas, en lugar de centrarse sólo en la peripecia de los personajes. Se le ve el esfuerzo de hacer una “gran novela americana” (ese animal mítico que siempre me ha sonado aspiración pretenciosa) que ponga en pie todo un mundo, toda una sociedad, y eso puede dar lugar a digresiones que acaban cortando un poco el interés dramático de la historia.

Vamos, que aunque algún letraherido me fusile al amanecer, si prefieres ver la peli de John Ford en lugar de leerte el libro, tampoco me extrañaría.

La cosa es que esta novela le valió a su autor el Nobel. Leo en la wiki en inglés que, en 1998, la Modern Library la puso la décima entre sus cien mejores novelas en inglés del siglo XX; en 1999 fue el periódico Le Monde quien la colocó en el puesto séptimo de su lista de los cien mejores libros del siglo XX. En The Big Read, una encuesta de la BBC hecha en 2003, esta novela alcanzó el número 29 entre “las novelas más apreciadas de la nación”. En 2005 la revista Time la incluyó en su lista de las cien mejores novelas en inglés de 1923 a 2005. Y, por último, también estuvo en las “cien novelas que todos deben leer”, del Daily Telegraph, 2009. Así que como está en tantas listas, ¿cómo no la voy a meter yo en la mía?