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miércoles, 28 de agosto de 2024

#57 Cuadros de una exposición

File:Musorgsky 1874 b.jpg
Modest Músorgski, foto de 1874 

 

Карти́нки с вы́ставки, Kartinki s výstavki

 

 


 

Compositor: Modest Músorgski

Composición: 1874

Primera publicación: San Petersburgo, 1886

Versión orquestal de Ravel: París, 1922


 

 

 

Uno de los ejemplos más populares de la música programática.

 

El otro día escuché el podcast del programa que Andrés Amorós (Música y Letra) dedicó a esta obra. Me dí cuenta de que todavía no la había comentado aquí, y mira que es conocida. El podcast en sí lo podéis escuchar en diversas plataformas, yo personalmente estoy suscrita en iVoox, aquí os dejo el enlace, la única suscripción que tengo actualmente de música clásica. Tenía otras de Radio Clásica, pero se me jubiló mi comentarista favorito y los que hay ahora me dan dentera, hablan mucho y no saben tanto como los antiguos (o, si saben, no lo transmiten bien, para mi gusto).

La verdad es que con los comentarios de Amorós básicamente se podría hacer este post, porque sabe sintetizar muy bien lo esencial de cada obra.

De Modest Músorgski ya hablé aquí, al hilo de su ópera Borís Godunov. Recordé que se enmarcaba en el estilo de la música nacionalista rusa del siglo XIX. Autores de toda Europa decidieron incluir, normalmente respetando los formatos habituales de la música clásica occidental, temas o melodías propios de su paísNo se trata de dar toque folclórico o exótico, color local, sino añadir nuevas sonoridades a la música clásica de toda la vida.

Muchos de aquellos músicos rusos no fueron realmente profesionales, sino que tenían otras profesiones. Músorgski, decía yo entonces, pertenecía a la la mediana nobleza, que estuvo en el ejército, pero lo dejó. Cayó en el alcoholismo y en la pobreza, muriendo a los 43 años.

Es otro fallecimiento el que está en el origen de esta obra. En concreto, el de su amigo pintor Viktor Hartmann, a los treinta y nueve años, el 4 de agosto de 1873. Se celebró entonces una exposición para recordarlo, con unos cuatrocientos cuadros del autor, en la Academia Imperial de Bellas Artes en San Petersburgo, en febrero y marzo de 1874. Músorgski contribuyó con un par de ellos cuadros que su amigo le había regalado.

Estamos ante una suite para piano en diez movimientos, enlazados por un tema recurrente que se llama Promenade o paseo diríamos nosotros. Es una pieza considerada para virtuosos del piano, por su dificultad.

Se trata de música programática: se supone que representa algo real, un tema, en concreto en este caso sería una representación musical de un paseo por la exposición. Cada una de las piezas estaría dedicada a un cuadro: los gnomos, el antiguo castillo, Tullerías, Ballet de polluelos en sus cáscaras (imagen humorística), la cabaña sobre patas de gallina (tiene forma de reloj y en ella vive la bruja Baba-Yaga) o la Gran Puerta de Kiev (proyecto de un monumento para celebrar al zar Alejandro II).

Compuesta, como os he dicho, en 1874, no se publicó hasta 1886, cinco años después de la muerte del compositor, en versión retocada por su colega Rimski-Korsakov. Ahora se conoce, sobre todo, por sus arreglos y orquestaciones que han hecho otros compositores. De las versiones orquestales, la más conocida e interpretada es la de Maurice Ravel en 1922, por encargo del director Serguéi Kutzevitsky.

En cuanto a grabaciones, aquí es obligado señalar una para piano y otra con orquestación de Ravel. Para piano, la de Sviatoslav Richter, grabación de un concierto público en 1958, que incluye obras de otros autores. Ahora lo puedes encontrar publicado por Naxos como «The Legendary 1958 Sofia Recital».

Para orquesta, la verdad es que no he visto una grabación concreta que todo el mundo considere como «la de referencia». He leído buenas críticas de la de Ancerl con la Filarmónica Checa (1968) para Supraphon.

¿Qué es mejor, la orquestal o la suite para piano? Aquí sí que depende del gusto del consumidor, de lo que le vaya más o prefiera en ese momento. Las dos versiones son de altura. La orquestación es realmente brillante, y no es de extrañar que sea mucho más interpretada que la suite para piano. Ahora, si me preguntas a mi, que soy más minimalista, prefiero versiones más sencillas, me pongo antes una pieza para piano que una obra sinfónica. Pero eso va en gustos, como todo.

Para saber un poco más, tenemos artículo sobre esta pieza en la Wikipedia en español

Por You Tube hay unas cuantas interpretaciones, os dejo esta de la versión orquestal que se titula «Mussorgsky - Ravel: "CUADROS DE UNA EXPOSICIÓN". OSRTVE / M.A. GÓMEZ MARTÍNEZ», o sea, con la Orquesta Sinfónica de Radio televisión Española y dirección de Gómez Martínez.

 

domingo, 13 de agosto de 2023

#49 Andréi Rubliov

 



 


Андрей Рублёв – Andréi Rubliov

Año: 1966

País: URSS

Dirección: Andréi Tarkovski

Música: Viacheslav Ovchínnikov

 

Impresionante fresco medieval

 

Te lo anuncian como la biografía el artista medieval Andréi Rubliov (o Rublev), del cual comenté aquí el Icono de la Trinidad. No es tanto su biografía, de la que se sabe poco, sino un retrato de la época en la que vivió.

Esta es una película de unas tres horas, en blanco y negro, que más que contarte la vida de Andréi Rubliov, te describe, a través de episodios, la sociedad tardomedieval. Aunque sea tan larga, este carácter episódico ayuda a que no se te haga un film largo.

Lo que ves es una sociedad medieval bastante brutal. Tampoco es que el autor pretenda ser rigurosamente histórico, lo sabes desde la primera escena, en la que te ponen a un anacrónico aventurero subiendo a una especie de globo aerostático, algo impropio del siglo XV.

Más bien le sirve para recrear una sociedad en la que unos pocos mandaban, con bastante crueldad, y cómo la gente normal sobrevivía e intentaba tener su pedacito de felicidad. O, al menos, sobrellevar su vida de la mejor manera posible.

Se recurría al humor, o el sexo, y la religión. Pero estas cosas también les suponen riesgos cuando desagradan al poder. Es inevitable pensar el entorno en que esta película se rodó.

Entre las cosas que te plantean y te hacen pensar es la relación no ya del hombre y la sociedad en la que vive, sino también, en concreto, del artista y su mundo. Lo que tiene que expresar frente a lo que quiere realizar, las limitaciones que le imponen o el sentido del arte dentro de la sociedad.

Digo lo del blanco y negro, pero al final hay un estallido de color, cuando en el epílogo te sacan imágenes de iconos de Rubliov. Esos que no le has visto hacer a lo largo de la peli. Porque, a pesar de ser pintor, la verdad es que se le ve pintar muy pocas veces.

Al parecer, Tarkovski veía esto como una forma de descanso del espectador, de manera que se fuera apartando de lo que se le ha contado hasta ese momento y tuviera un tiempo para reflexionar sobre lo que había visto.

Es una de esas películas que merecen la pena ver si amas el Cine. Aunque no te interese mucho lo que te están contando, la forma de hacerlo, el estilo, es maravilloso. Tus ojos se te van al primer plano, al último, la interpretación de los diferentes actores, tan contenida y al tiempo intensa. Cada escena es como una fotografía en la que te puedes perder. 

En cierto sentido, es una de esas películas zen, que tienes que ver sin dedicarte a nada más, haciendo un paréntesis de tres horas que te llevan a otro mundo.

Tarkovski pensó y rodó esta película en una época de menos opresión, dentro de la larga dictadura soviética. Sin embargo, cuando tocó estrenarla, Jrushchov ya había caído. Algunas cosas no sentaban demasiado bien al régimen. No es que la prohibieran pero digamos que no estaban muy entusiasmados por difundirla en el territorio soviético. Exigieron a Tarkovski cortara partes de la película, por la violencia y la desnudez. 

Luego, viéndolo, te preguntas si realmente es eso lo que les molestaba o más bien la relación problemática, en más de un momento, entre la gente común y los poderosos. Algunos desafiaban al poder en determinados momentos y eran castigados con crueldad.

Hoy en día escandalizaría por otras cosas, como la crueldad hacia los animales que se ve en más de una escena, aunque en buena medida eran simulados. También hay tortura y daño a personas, pero eso creo que no llamaría tanto la atención.

La película se estrenó en el Dom Kino de Moscú en 1966. La reacción del público fue entusiasta, a pesar de que algunos se quejaron de la descripción naturalista de violencia en la película. Pero no fue aprobada por la censura soviética, por la «incorrección ideológica de la película». No la dejaron ir a Cannes en 1967, pero sí pudo exhibirse dos años después, fuera de concurso. Gustó tanto que ganó el premio FIPRESCI.

En el extranjero se difundió, pero no en la URSS. Solo en diciembre de 1971 accedieron, en la versión de 1966 de 186 minutos. A pesar de que no le hicieron ninguna publicidad, vendió todas las entradas.

Como curiosidad, siempre he dudado si el apellido de este pintor, y por lo tanto, el título de la peli, e incluso el del tenista homónimo, Рублёвes Rublev o Rubliov. Os explico lo que he aprendido, la ë cirílica, como tiene esa diéresis en efecto se translitera como io u o, y no e. Lo de Rublev es como se translitera al inglés, no al español.

Podéis leer más en la Wikipedia, Film Affinity, o la Internet Movie Data Base.

viernes, 27 de enero de 2023

#55 Borís Godunov

 

Aleksandr Golovin: Feodor Chaliapin
como Borís (1912) [dominio público, vía
Wikimedia Commons]

Борисъ Годуновъ Borís Godunov 

Estreno: San Petersburgo, 27 de enero de 1874

Compositor: Modest Músorgski

Libretista: el propio autor, basado en un drama de Pushkin y una Historia de Karamzín.

 

Género: drama musical nacionalista

 

Tal día como hoy, del año 1874, se estrenó en el Teatro Mariinski la segunda versión de este drama nacionalista que muchos consideran la obra cumbre de la ópera rusa.

 

Aunque todos tenemos asociados la ópera con música italiana, en el siglo XIX se realizaron óperas en toda Europa, relacionándose un poco con el movimiento nacionalista.

Buscaban hacer obras adaptadas a los temas y las formas de sus países, y con la musicalidad propia de cada idioma.

En Rusia músicos-músicos profesionales, dedicados en exclusiva a la composición, fueron más bien pocos. Tuvieron unas historias un poco particulares. Otros compositores, sobre todo Rimski-Kórsakov, las perfeccionaros, arreglaron o divulgaron.

Músorgski era un tipo de la mediana nobleza, que estuvo en el ejército, pero lo dejó. Cayó en el alcoholismo y en la pobreza. Escribió o empezó varias óperas, pero realmente la única que terminó fue esta. Murió joven, a los 43 años, terriblemente alcoholizado.

Borís Godunov es una obra grandiosa, larga, que pretendía ser un fresco de un momento histórico determinado. No es fácil de entender y tampoco te vas a encontrar una típica ópera como estamos acostumbrados en Occidente.

Empieza con un prólogo en que coronan zar a Borís. Luego hay un salto de cinco años y va presentando distintas escenas en las que ves cómo la situación del propio Borís y su país ha degenerado. A Borís le tortura el haber dado muerte al heredero legítimo, Dmitri. Un monje exclaustrado, que se lía con una princesa polaca, se presenta como Dmitri, como que realmente no ha muerto, y alza un ejército, con la ayuda de los polacos, contra los rusos. Frente a ello, Borís cada vez más febril, dominado por la culpa, y acaba muriendo. Mientras tanto, el pueblo se lamenta de la situación nacional.

Más o menos esa es la historia. La cuenta en una narración estructurada en cuadros, momentos concretos, conjuntos con música folklórica para los personajes populares y religiosa en otros momentos solemnes, como si estuvieran entonando cantos ortodoxos.

Es una de esas óperas que si no conoces, o no entiendes el idioma, algo que nos ocurre a la mayoría, es mejor ver representada. Además, da lugar a puestas en escena excesivas, con mucho brilli-brilli, movimientos de masa, oro, escenas solemnes como si fuera iconos.

Presenta mucho el estereotipo ruso: excesivo y febril, religión y política mezcladas, predominio de los grupos, lo coral, el conjunto, por encima de las individualidades que aparecen aplastadas por sus propios afanes de grandeza. Hasta hay la figura de un Tonto, o Idiota.

¿Qué números destacan? El prólogo, con la coronación de Borís, es bastante impresionante, sobre todo si te lo ponen con una puesta en escena muy majestuosa. Y también toda la escena final de la muerte. También el dúo de amor entre Marina y el Falso Dmitri.

De esta ópera hay tres-cuatro versiones, una original, que es como más desabrida, dos arregladas por Rimski-Kórsakov y al otra de Shostakóvich. No tengo una opinión formada sobre cuál puede gustar más, porque no las conozco en profundidad. Esta ópera la he escuchado en disco y la he visto en vídeo, pero no sabría decir cuál está mejor.

Leo en la Wikipedia que las versiones de Rimski-Kórsakov son las más interpretadas en Rusia, mientras que en Europa y América se prefieren las originales de Músorgski.

De las diversas grabaciones que hay, la que he visto más mencionada es la dirigida por André Cluytens en 1962 para la EMI, versión de Rimski-Kórsakov, con la orquesta de Conciertos del Conservatorio de París y el coro de la Ópera Nacional de Sofía. Los intérpretes son: Boris Christoff (Borís, y otros dos personajes), Dimiter Uzunov (Grigori o Falso Dmitri), Evelyn Lear (Marina, la princesa polaca), Ana Alexieva (Fiódor, hijo de Borís).

Para saber más, la Wikipedia. El libreto, en español y ruso, así como discografía de referencia, en Kareol

Aquí tenéis una representación con subtítulos en inglés, representación en el Bolshói en 1978. Intérpretes: Borís esa Evgeny Nesterenko e Irina Arjípova como Marina.

 


miércoles, 10 de noviembre de 2021

#66 La fuerza del destino

 

Enrico Caruso (Don Álvaro) sostiene a Rosa Ponselle
(Leonora), escena final de la ópera
Nueva York (1918)



 


 

La forza del destino

 

 

Estreno: San Petersburgo, 10 de noviembre de 1862

Compositor: Giuseppe Verdi

Libretista: F. M. Piave, basado en la tragedia Don Álvaro o la fuerza del sino, del Duque de Rivas, y en una escena del drama Wallensteins Lager, de F. Schiller

Versión definitiva con el libreto revisado por A. Ghislanzoni, Milán, 27 de febrero de 1869

Género: drama

 

Tal día como hoy, del año 1862, se estrenó en el Teatro Imperial de San Petersburgo (el Bolshói Kámenny, luego Mariinski), la primera versión de esta ópera verdiana. Bueno, hay truco, en realidad era el 22 de noviembre, ya sabéis que el calendario ruso era diferente, el juliano, por eso la revolución de octubre en realidad ocurrió en noviembre.

Un dramón decimonónico ideado por el escritor español Duque de Rivas se convirtió en una estupenda ópera de Verdi, de esas que merece la pena ver en teatro porque, viejuneces aparte, tiene toda una trama de teleflín entretenidísima.

Se ambienta en la España y la Italia de la época imperial, cuando aquellas tierras itálicas pertenecían a la corona española. Hay drama: Álvaro y Leonora están enamorados, y ante la oposición de la familia de ella, deciden escapar; el padre de ella los sorprende y, por accidente, don Álvaro mata al padre de ella. Luego Leonora se traviste en caballero y acaba de ermitaña. Álvaro cree que Leonora está muerta, va a la guerra a Italia, y salva a un caballero que resulta que es don Carlos, hermano de Leonora. Desconocen cada uno quién es el otro y se juran amistad eterna. Ya está armado el pisto cuando don Álvaro se comporta heroicamente, parece que va a morir y confía sus cosas a don Carlos. Claro, así descubre este la identidad de aquel que mira tú, morir no se muere, porque todavía queda más de un acto. Don Carlos decide vengarse, of course, pero de momento no puede porque don Álvaro se mete a fraile. Pero don Carlos va provocando y acaban enfrentados en un duelo, justo al ladito de donde está Leonora. Al final, don Álvaro mata a don Carlos y éste, moribundo, a su hermana Leonora. No me digáis que no es un dramón romántico, de esos en que no queda ni el apuntador.

Bueno, sí, queda el pobre Álvaro, el príncipe inca, para desesperarse.

Destacaría la orquestación, desde esa briosa obertura que te mete en situación, a esos temas que te caracterizan muy bien a cada personaje. La obertura es una de esas piezas que gustan tanto que se interpreta como pieza de concierto para orquestas.

Y mi debilidad son los dúos tenor-barítono, es que las voces masculinas me enamoran. Por ejemplo cuando en el Acto III, cuadro I, Álvaro y Carlos, sin saber quién es el otro, se juran amistad eterna Amici in vita o Solenne in quest’ora.

Otros momentos muy alabados son el coro de monjes con el que finaliza el acto II, «La Vergine degli angeli», el aria de Álvaro «La vita è infierno… O tu che in seno agli angeli», el aria de Carlos «Morir, tremenda cosa… Urna fatale» así como, al final, la intervención de Leonora «Pace, pace, mio Dio».

De esta ópera hubo una versión inicial, la de San Petersburgo, con presencia del compositor. Al año siguiente se representó en el teatro Real de Madrid. La segunda versión, que es la que hoy se representa, implicó retoques hasta en el libreto. Cuentan en la Wikipedia que la primera versión era demasiado gore, «debemos buscar la forma de evitar todos esos muertos», le escribió al libretista Piave. Se estrenó en La Scala en el año 1869.

Por cierto para los supersticiosos diré que es una de esas óperas que se dicen de mal farío, como que siempre ocurre alguna cosa en sus producciones. Un ejemplo que ponen en la Wikipedia es la muerte del barítono norteamericano Leonard Warren mientras cantaba É salvo! O gioia! (¡Está a salvo, qué alegría!) si eso no es irónico… Era la noche del 4 de mayo de 1960, en el Met de Nueva York.

Como grabación recomendada de esta ópera, escogería la que dirigió Riccardo Muti en 1986, con la orquesta y coro del Teatro alla Scala para la EMI. Son sus intérpretes principales Mirella Freni (Leonora di Vargas), Plácido Domingo (Don Álvaro), Giorgio Zancanaro (Don Carlo), Paul Phishka (Padre Guardiano), Sesto Bruscantini (Fra Melitone) y Dolora Zajick (Preziosilla).

Para saber más, la Wikipedia. El libreto, en español y italiano, así como discografía de referencia, en Kareol

En You Tube he encontrado esta representación, en Bruselas, del año 2008. Subtitulada en… creo que es neerlandés.

 


martes, 20 de julio de 2021

Día #188

 



 

Escuchando a Igor Levit, tres horas y media de piano. Me pasa algo curioso, empiezo con lo que más me gusta (el disco de Bach), luego lo que llevo bien (Beethoven) y acabo con Rzewski.

 

A este último ni lo conocía ni me ha entusiasmado mucho, si os he de ser sincera. Mirando en la wiki descubro que es un compositor estadounidense y virtuoso del piano que justo acaba de fallecer hace un mes. Qué coincidencia.

 

En este disco está justo su pieza más conocida, The People United Will Never Be Defeated! (1975).


Igor Levit es un pianista ruso nacionalizado alemán, nacido en 1987.

viernes, 18 de septiembre de 2020

#23 Andréi Rubliov: Icono de la Trinidad

 



 


 

 

Троица - Troitsa

 

Ubicación: Galería Tretiakov (Moscú, Rusia)

Fecha: 1411 o 1425-27

Estilo: Arte bizantino

Autor: Andréi Rubliov

 

 

El más famoso icono ruso

Y mientras en Italia comenzaba el Renacimiento,... en Rusia culminaba el arte bizantino de los iconos con el gran maestro Andréi Rubliov (h. 1360-1430). Su nombre lo podéis encontrar transliterado de diversas formas, yo he leído Andrea, Andrés, Rubliev y Rublev.

 El gran imperio medieval fue, ya lo he dicho varias veces, Bizancio. Extendió su influencia cultural por tierras balcánicas y hacia el norte, la Rus de Kiev y más allá. El arte de la Rusia medieval procedía de Bizancio, hasta el punto de incluirse como una especie de escuela regional dentro de la Tercera Edad de Oro 

De la vida de Andréi Rubliov se sabe más bien poco. Ni siquiera se han identificado con certeza todas las obras salidas de su pincel. Hasta hay quien duda de si este icono de la Trinidad es suyo o no.

 En cualquier caso, es una de las obras más conocidas del arte ruso. Estamos ante una pintura sobre tabla, pintada al temple. Sus dimensiones son 142 x 114 cm.

 Ilustra un episodio del Génesis 18, 1-8, conocido como «La hospitalidad de Abraham» o «Visión de Manré», es decir, la aparición de los tres ángeles a Abraham junto a un encinar o robledal, llamado según dónde lo leas Manré, Mamre o Mambré. Lo pongo a continuación para todos aquellos que de historia cristiana o judía sepáis lo básico:

 1 Y apareciole Jehová en el valle de Mamre, estando él sentado á la puerta de su tienda en el calor del día.

2 Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto á él: y cuando los vió, salió corriendo de la puerta de su tienda á recibirlos, é inclinóse hacia la tierra,

3 Y dijo: Señor, si ahora he hallado gracia en tus ojos, ruégote que no pases de tu siervo.

4 Que se traiga ahora un poco de agua, y lavad vuestros pies; y recostaos debajo de un árbol,

5 Y traeré un bocado de pan, y sustentad vuestro corazón; después pasaréis: porque por eso habéis pasado cerca de vuestro siervo. Y ellos dijeron: Haz así como has dicho.

6 Entonces Abraham fué de priesa á la tienda á Sara, y le dijo: Toma presto tres medidas de flor de harina, amasa y haz panes cocidos debajo del rescoldo.

7 Y corrió Abraham á las vacas, y tomó un becerro tierno y bueno, y diólo al mozo, y dióse éste priesa á aderezarlo.

8 Tomó también manteca y leche, y el becerro que había aderezado, y púsolo delante de ellos; y él estaba junto á ellos debajo del árbol; y comieron.

 

A Abraham, como se ve, se le aparecen tres varones a los que da de comer. Luego se sabe que son ángeles y le vienen a decir que su mujer tendrá un hijo.

 Rubliov nos muestra a los tres ángeles sentados a la mesa. Sobre ésta, un cáliz dentro del cual hay la cabeza del becerro.

 Detrás de las figuras, en lugar del habitual fondo de oro bizantino, se vislumbran representaciones de la realidad, aunque de forma esquemática. A la derecha tenemos una montaña identificada como el monte Moriá; en el centro, el árbol de Mambré, y a la izquierda, la casa de Abraham.

Lo que ocurre es que esas figuras representan algo más, son una alegoría de otra cosa, en concreto, del misterio de la Trinidad, esa creencia cristiana en un solo dios dividido en tres personas. No es un dogma fácil de entender, y este tipo de representación gráfica podía ayudar a los fieles. 

Los tres ángeles tienen rostros muy parecidos, y cada uno de ellos sería una de las personas de la Trinidad; de izquierda a derecha: Padre, Hijo (Jesucristo) y el Espíritu Santo.

 Si nos fijamos bien, tanto Jesucristo como el Espíritu Santo se vuelven hacia el Padre. El Hijo bendice el cáliz. El Padre y el Espíritu Santo, en posturas curvadas, replican con sus cuerpos la forma del cáliz que hay sobre la mesa. Todo lo cual recuerda, a su vez, a la Eucaristía.

 De esta manera, un episodio del Antiguo Testamento serviría para aludir al Nuevo, con el sacrificio de Jesucristo, que se recuerda en el cáliz y la cabeza cortada del becerro.

 Cada uno de los elementos externos (casa, árbol, montaña) tiene también su sentido propio. Lo que pasa es que, según el libro de arte que consultes, te lo cuentan de un modo distinto. Así el edificio sería la casa de Dios o la presencia de Dios en medio de su pueblo. El roble, que queda en el centro sobre Jesucristo, es visto tanto como un elemento del Viejo Testamento (el árbol de la vida) como del Nuevo (la cruz y la resurrección). Finalmente, la montaña la he visto descrita como muestra del ascenso espiritual y también como prueba del pacto divino.

 Ya veis, aquí todo tiene su significado esotérico o místico. Las cosas son lo que son pero también representan algo más, un concepto, una idea, una creencia…

 Si nos fijamos, la perspectiva de las sillas, del suelo y de los demás elementos acaban formando un octógono dentro del cual quedan las figuras. Pues bien, el ocho trae a la cabeza el octavo día, es decir, el domingo de Resurrección.

 También los colores usados denotaban algo más que lo bonitos que te parezcan. Así, el azul evoca la divinidad y, el verde, la vida. El oro se relaciona con la realeza.

 Y el árbol, ¿qué es, roble o encina? De ambas formas lo he visto en los libros. Pues bien, en el yacimiento de Mambré existe, o existía, un árbol al que llamaban roble de Mambré. El que existe en esta localidad, es una Quercus coccifera, o sea más bien un roble, aunque a esta especie concreta, en español, se conoce como chaparro o carrasco.

El icono de la Trinidad fue un encargo del abad Nikon de Radonezh, para el monasterio (lavra) de la Trinidad y San Sergio, cerca de Moscú. No todos los estudiosos están de acuerdo con la datación, pues se han dado diferentes fechas, algunas tan temprano como 1408, otras llegan hasta 1428. Yo he puesto en el encabezamiento las fechas más probables, según la Wikipedia en inglés y en ruso: 1411 o 1425-27.

 Se veneró durante siglos en ese monasterio, siendo uno de sus iconos más apreciados. Aquí tengo que explicar un poco lo que es un icono, porque no es simplemente un cuadrito sobre tabla para deleite de los sentidos. No, el icono era una obra de arte religiosa que tenía como destino ser colocada en un lugar específico de la iglesia: el iconostasio.


    Iconostasio del monasterio de la Trinidad y San Sergio, fotografiado por © Pierre André (2018).

    Este muro separaba el presbiterio del resto de la iglesia. Llenaban la pared de imágenes sagradas pintadas. Así, los fieles quedaban a un lado, rezando a esas figuras santas y, detrás, quedaba para ellos oculto el misterio de lo que hiciera el sacerdote ante el altar.

 Pues bien, esta Trinidad de Rubliov fue una de las más preciadas imágenes expuestas en el iconostasio de ese monasterio cercano a Moscú, llamado hoy de la Trinidad y San Sergio.

 A lo largo del tiempo, se confeccionaron diversas rizas para cubrirlo. Y diréis, ¿qué es eso de una riza? Veréis, era habitual ocultar parte del icono con una lámina de oro o plata, dejando solo al descubierto la cara y manos. He visto que a esto se le llama oklad o riza, ambos términos se usan indistintamente, aunque en mi libro de Historia del Arte decían que, cuando solo cubre el fondo es cuando se llama riza.

 Sí, como lo oís, tenían la pintura preciosa, hecha por un gran maestro y luego la tapaban. Y encima perforaban la tabla porque fijaban la lámina metálica con clavos.

 A las rizas, a veces se les añadían tsatas, una especie de medias lunas o torques, con piedras preciosas.

 

Aquí, fotografiada por shakko, vemos la riza que encargó Borís Godunov (r. 1598-1605) para el icono de la Trinidad. Miguel I (r. 1613-1645, el primer Románov) añadió tsatas, de oro y plata con perlas y piedras preciosas.

 O sea, que estas pinturas permanecieron ocultas durante siglos. Solo salieron a la luz plenamente cuando, en el siglo XX, se quitaron las rizas y se limpiaron.

 A la Galería Tretiakov llegó en 1929, donde puede verse actualmente. Su estado actual obedece no solo a lo que se pintó en el siglo XV, sino también a los retoques y restauraciones que se hicieron posteriormente.

 Como ya mencioné antes, este icono se enmarca cronológicamente dentro de la llamada Tercera Edad de Oro del arte bizantino, que va desde el fin del imperio latino (1261) hasta la caída de Constantinopla en poder de los turcos (1453).

 Para entonces, la pintura ya no está representada por mosaicos sino por iconos, esto es, pintura sobre tabla. 

 Como curiosidad, el icono más antiguo se considera que es un pantocrátor del monasterio de santa Catalina en el desierto del Sinaí. Dataría del siglo VI. Os lo pongo a continuación, a la derecha.

Este monasterio que se encuentra en Egipto contiene muchas obras de arte preciosas, y entre ellas está la colección de iconos más antiguos que se conservan. Muchos están realizados con la técnica dela encáustica.

Lo particular de esta técnica pictórica es que se usa cera para aglutinar los pigmentos. Se usa desde la antigüedad. Por ejemplo, los famosos retratos romanos de El-Fayún se hicieron con esta técnica. 

La colección de iconos de Santa Catalina incluye varios de este siglo VI, que se pueden considerar casi únicos. Porque, hay que recordarlo, el imperio bizantino pasó por fases de iconoclasia feroz que destruyó todas las imágenes existentes. Parece que solo este monasterio, perdido en el desierto, conservó sus obras de arte.

Al final, la lucha entre iconoclastas e iconódulos la ganaron, ya se ve, estos últimos.

Por ello en siglos posteriores se recuperó el esplendor del icono, que se transmitió más allá, hasta las tierras rusas. En ellas perduró durante siglos, incluso cuando cayó Constantinopla y desapareció el imperio bizantino, en tierras rusas se siguieron pintando y venerando iconos.

Aquí no puedo enlazar con la Wikipedia porque nadie ha tenido a bien dedicarle aún un artículo en español a esta obra maestra del arte ruso. Os pongo link a la página de Andréi Rubliov, pero tampoco creáis que es muy lucida.