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viernes, 18 de septiembre de 2020

#23 Andréi Rubliov: Icono de la Trinidad

 



 


 

 

Троица - Troitsa

 

Ubicación: Galería Tretiakov (Moscú, Rusia)

Fecha: 1411 o 1425-27

Estilo: Arte bizantino

Autor: Andréi Rubliov

 

 

El más famoso icono ruso

Y mientras en Italia comenzaba el Renacimiento,... en Rusia culminaba el arte bizantino de los iconos con el gran maestro Andréi Rubliov (h. 1360-1430). Su nombre lo podéis encontrar transliterado de diversas formas, yo he leído Andrea, Andrés, Rubliev y Rublev.

 El gran imperio medieval fue, ya lo he dicho varias veces, Bizancio. Extendió su influencia cultural por tierras balcánicas y hacia el norte, la Rus de Kiev y más allá. El arte de la Rusia medieval procedía de Bizancio, hasta el punto de incluirse como una especie de escuela regional dentro de la Tercera Edad de Oro 

De la vida de Andréi Rubliov se sabe más bien poco. Ni siquiera se han identificado con certeza todas las obras salidas de su pincel. Hasta hay quien duda de si este icono de la Trinidad es suyo o no.

 En cualquier caso, es una de las obras más conocidas del arte ruso. Estamos ante una pintura sobre tabla, pintada al temple. Sus dimensiones son 142 x 114 cm.

 Ilustra un episodio del Génesis 18, 1-8, conocido como «La hospitalidad de Abraham» o «Visión de Manré», es decir, la aparición de los tres ángeles a Abraham junto a un encinar o robledal, llamado según dónde lo leas Manré, Mamre o Mambré. Lo pongo a continuación para todos aquellos que de historia cristiana o judía sepáis lo básico:

 1 Y apareciole Jehová en el valle de Mamre, estando él sentado á la puerta de su tienda en el calor del día.

2 Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto á él: y cuando los vió, salió corriendo de la puerta de su tienda á recibirlos, é inclinóse hacia la tierra,

3 Y dijo: Señor, si ahora he hallado gracia en tus ojos, ruégote que no pases de tu siervo.

4 Que se traiga ahora un poco de agua, y lavad vuestros pies; y recostaos debajo de un árbol,

5 Y traeré un bocado de pan, y sustentad vuestro corazón; después pasaréis: porque por eso habéis pasado cerca de vuestro siervo. Y ellos dijeron: Haz así como has dicho.

6 Entonces Abraham fué de priesa á la tienda á Sara, y le dijo: Toma presto tres medidas de flor de harina, amasa y haz panes cocidos debajo del rescoldo.

7 Y corrió Abraham á las vacas, y tomó un becerro tierno y bueno, y diólo al mozo, y dióse éste priesa á aderezarlo.

8 Tomó también manteca y leche, y el becerro que había aderezado, y púsolo delante de ellos; y él estaba junto á ellos debajo del árbol; y comieron.

 

A Abraham, como se ve, se le aparecen tres varones a los que da de comer. Luego se sabe que son ángeles y le vienen a decir que su mujer tendrá un hijo.

 Rubliov nos muestra a los tres ángeles sentados a la mesa. Sobre ésta, un cáliz dentro del cual hay la cabeza del becerro.

 Detrás de las figuras, en lugar del habitual fondo de oro bizantino, se vislumbran representaciones de la realidad, aunque de forma esquemática. A la derecha tenemos una montaña identificada como el monte Moriá; en el centro, el árbol de Mambré, y a la izquierda, la casa de Abraham.

Lo que ocurre es que esas figuras representan algo más, son una alegoría de otra cosa, en concreto, del misterio de la Trinidad, esa creencia cristiana en un solo dios dividido en tres personas. No es un dogma fácil de entender, y este tipo de representación gráfica podía ayudar a los fieles. 

Los tres ángeles tienen rostros muy parecidos, y cada uno de ellos sería una de las personas de la Trinidad; de izquierda a derecha: Padre, Hijo (Jesucristo) y el Espíritu Santo.

 Si nos fijamos bien, tanto Jesucristo como el Espíritu Santo se vuelven hacia el Padre. El Hijo bendice el cáliz. El Padre y el Espíritu Santo, en posturas curvadas, replican con sus cuerpos la forma del cáliz que hay sobre la mesa. Todo lo cual recuerda, a su vez, a la Eucaristía.

 De esta manera, un episodio del Antiguo Testamento serviría para aludir al Nuevo, con el sacrificio de Jesucristo, que se recuerda en el cáliz y la cabeza cortada del becerro.

 Cada uno de los elementos externos (casa, árbol, montaña) tiene también su sentido propio. Lo que pasa es que, según el libro de arte que consultes, te lo cuentan de un modo distinto. Así el edificio sería la casa de Dios o la presencia de Dios en medio de su pueblo. El roble, que queda en el centro sobre Jesucristo, es visto tanto como un elemento del Viejo Testamento (el árbol de la vida) como del Nuevo (la cruz y la resurrección). Finalmente, la montaña la he visto descrita como muestra del ascenso espiritual y también como prueba del pacto divino.

 Ya veis, aquí todo tiene su significado esotérico o místico. Las cosas son lo que son pero también representan algo más, un concepto, una idea, una creencia…

 Si nos fijamos, la perspectiva de las sillas, del suelo y de los demás elementos acaban formando un octógono dentro del cual quedan las figuras. Pues bien, el ocho trae a la cabeza el octavo día, es decir, el domingo de Resurrección.

 También los colores usados denotaban algo más que lo bonitos que te parezcan. Así, el azul evoca la divinidad y, el verde, la vida. El oro se relaciona con la realeza.

 Y el árbol, ¿qué es, roble o encina? De ambas formas lo he visto en los libros. Pues bien, en el yacimiento de Mambré existe, o existía, un árbol al que llamaban roble de Mambré. El que existe en esta localidad, es una Quercus coccifera, o sea más bien un roble, aunque a esta especie concreta, en español, se conoce como chaparro o carrasco.

El icono de la Trinidad fue un encargo del abad Nikon de Radonezh, para el monasterio (lavra) de la Trinidad y San Sergio, cerca de Moscú. No todos los estudiosos están de acuerdo con la datación, pues se han dado diferentes fechas, algunas tan temprano como 1408, otras llegan hasta 1428. Yo he puesto en el encabezamiento las fechas más probables, según la Wikipedia en inglés y en ruso: 1411 o 1425-27.

 Se veneró durante siglos en ese monasterio, siendo uno de sus iconos más apreciados. Aquí tengo que explicar un poco lo que es un icono, porque no es simplemente un cuadrito sobre tabla para deleite de los sentidos. No, el icono era una obra de arte religiosa que tenía como destino ser colocada en un lugar específico de la iglesia: el iconostasio.


    Iconostasio del monasterio de la Trinidad y San Sergio, fotografiado por © Pierre André (2018).

    Este muro separaba el presbiterio del resto de la iglesia. Llenaban la pared de imágenes sagradas pintadas. Así, los fieles quedaban a un lado, rezando a esas figuras santas y, detrás, quedaba para ellos oculto el misterio de lo que hiciera el sacerdote ante el altar.

 Pues bien, esta Trinidad de Rubliov fue una de las más preciadas imágenes expuestas en el iconostasio de ese monasterio cercano a Moscú, llamado hoy de la Trinidad y San Sergio.

 A lo largo del tiempo, se confeccionaron diversas rizas para cubrirlo. Y diréis, ¿qué es eso de una riza? Veréis, era habitual ocultar parte del icono con una lámina de oro o plata, dejando solo al descubierto la cara y manos. He visto que a esto se le llama oklad o riza, ambos términos se usan indistintamente, aunque en mi libro de Historia del Arte decían que, cuando solo cubre el fondo es cuando se llama riza.

 Sí, como lo oís, tenían la pintura preciosa, hecha por un gran maestro y luego la tapaban. Y encima perforaban la tabla porque fijaban la lámina metálica con clavos.

 A las rizas, a veces se les añadían tsatas, una especie de medias lunas o torques, con piedras preciosas.

 

Aquí, fotografiada por shakko, vemos la riza que encargó Borís Godunov (r. 1598-1605) para el icono de la Trinidad. Miguel I (r. 1613-1645, el primer Románov) añadió tsatas, de oro y plata con perlas y piedras preciosas.

 O sea, que estas pinturas permanecieron ocultas durante siglos. Solo salieron a la luz plenamente cuando, en el siglo XX, se quitaron las rizas y se limpiaron.

 A la Galería Tretiakov llegó en 1929, donde puede verse actualmente. Su estado actual obedece no solo a lo que se pintó en el siglo XV, sino también a los retoques y restauraciones que se hicieron posteriormente.

 Como ya mencioné antes, este icono se enmarca cronológicamente dentro de la llamada Tercera Edad de Oro del arte bizantino, que va desde el fin del imperio latino (1261) hasta la caída de Constantinopla en poder de los turcos (1453).

 Para entonces, la pintura ya no está representada por mosaicos sino por iconos, esto es, pintura sobre tabla. 

 Como curiosidad, el icono más antiguo se considera que es un pantocrátor del monasterio de santa Catalina en el desierto del Sinaí. Dataría del siglo VI. Os lo pongo a continuación, a la derecha.

Este monasterio que se encuentra en Egipto contiene muchas obras de arte preciosas, y entre ellas está la colección de iconos más antiguos que se conservan. Muchos están realizados con la técnica dela encáustica.

Lo particular de esta técnica pictórica es que se usa cera para aglutinar los pigmentos. Se usa desde la antigüedad. Por ejemplo, los famosos retratos romanos de El-Fayún se hicieron con esta técnica. 

La colección de iconos de Santa Catalina incluye varios de este siglo VI, que se pueden considerar casi únicos. Porque, hay que recordarlo, el imperio bizantino pasó por fases de iconoclasia feroz que destruyó todas las imágenes existentes. Parece que solo este monasterio, perdido en el desierto, conservó sus obras de arte.

Al final, la lucha entre iconoclastas e iconódulos la ganaron, ya se ve, estos últimos.

Por ello en siglos posteriores se recuperó el esplendor del icono, que se transmitió más allá, hasta las tierras rusas. En ellas perduró durante siglos, incluso cuando cayó Constantinopla y desapareció el imperio bizantino, en tierras rusas se siguieron pintando y venerando iconos.

Aquí no puedo enlazar con la Wikipedia porque nadie ha tenido a bien dedicarle aún un artículo en español a esta obra maestra del arte ruso. Os pongo link a la página de Andréi Rubliov, pero tampoco creáis que es muy lucida.

miércoles, 27 de mayo de 2020

#39 Pala de Oro



Objeto: antipendio
Material: madera, oro, perlas y piedras preciosas
Fecha: 1345
Lugar actual: basílica de San Marcos, Venecia (Italia)
Época: Edad Media

Arte mestizo entre Oriente y Occidente

El otro día hablé de la rica República de Venecia, al comentar su Palacio Ducal. Fundada por romanos huidos de los bárbaros, estuvo bajo la égida de los bizantinos. Pero poco a poco las tornas fueron cambiando. La flota veneciana cada vez era más potente que la bizantina, y eran rivales comerciales del imperio.
Baynes, en El imperio bizantino (1925), comenta que:
La lucha entre Constantinopla y Venecia es la lucha entre una aristocracia territorial y una aristocracia mercantil —lucha que se ha repetido en nuestra época– y la tragedia del Imperio reside en que perdieron la batalla los inversionistas que buscaban la seguridad.

El momento trascendental que marcó el cambio de signo en la historia fue el año 1204. Los venecianos lograron que la cuarta cruzada, que iba encaminada a Tierra Santa, cambiara de rumbo y se dirigiera a Constantinopla. Allí, el 12 de abril, se produjo el mayor saqueo de reliquias y objetos de la Edad Media. Se instituyó el Imperio latino en Bizancio, con un emperador occidental católico.
Venecia, ese puente entre Oriente y Occidente, produjo un arte híbrido, bizantino y gótico al mismo tiempo. El ejemplo más llamativo es la propia basílica de San Marcos y, dentro de ella, esta fabulosa joya resplandeciente, que se fue haciendo y rehaciendo a lo largo de los años, para demostrar cada vez más el poderío y la riqueza de Venecia.
Se encuentra in situ, es decir, en el mismo lugar para el cual se elaboró: la basílica de San Marcos, pues se creó para la capilla de los dogos. Impresiona porque, entre las tinieblas del templo, resplandece, grandote, tres metros de ancho por dos de alto. Y todo lleno de oro, plata, perlas y piedras preciosas. Casi dos mil piedras preciosas (granates, esmeraldas, zafiros, amatistas, ágatas, rubíes, topacios, cornalinas y jaspes) y más de quinientas perlas.
Se le llama Pala de Oro (Pala d’Oro) pues en italiano pala es «retablo». Es un antipendio o frontal de altar, que se define en el DRAE como «paramento de sedas, metal u otra materia con que se adorna la parte delantera de la mesa de altar». Se cree que, en este caso, más que colocarse delante del altar (propiamente, un frontal) fue la primera pieza de este estilo que se ubicó encima del altar (lo que sería ya un retablo).
Hubo una primera Pala d’Oro en 976, en plata y oro, encargada por el dogo Pietro Orseolo I a Constantinopla, en plata y oro. Un dogo posterior, Ordelafo Faliero (r. 1102-1117), de nuevo pidió un retablo de estos artesanos bizantinos, a quienes pidió algo de técnica bizantina (sus esmaltes eran del más alto nivel) pero con una iconografía latina. Un antipendio no era algo habitual entre los orientales, pero sí en el arte occidental. De esa época data la parte superior de la Pala.

Ahí se ve al Cristo Pantocrátor, tradicional en el románico, y que procede iconográficamente de Bizancio. Cristo en majestad bendice con una mano mientras sostiene las escrituras con la otra. Alrededor, los cuatro evangelistas. Y, más allá, los apóstoles.


Justo debajo vemos a la Virgen María rodeada por el dogo Faliero y, al otro lado, la emperatriz bizantina Irene. Cada figura tiene al lado una inscripción que los presenta: la de él en latín («Ordelaffo Faletrus Dei gracia Venecie dux») y la de ella en griego («Irene Augusta»). Son, obviamente, esmaltes de la modificación de Faliero en 1105.
A lo largo de la base se colocaron, en 1105, esmaltes con episodios de la vida de San Marcos, pero luego los cambiaron y ahora están a los lados y en la fila superior de la sección inferior.
Pero vamos a un siglo después, principios del siglo XIII, cuando aquello de que los venecianos redirigieron la cruzada contra Constantinopla. Aprovecharon para llevarse unos esmaltes que, en el año 1209, añadieron a la parte superior: el arcángel san Miguel en el centro, y seis escenas de la Vida de Cristo, tres a cada lado.
La apariencia actual de esta obra se debe, sin embargo, a la actuación de un dogo que vivió siglo y medio después: Andrea Dandolo (r. 1342 – 1354). Otorgó a un lujoso marco de oro gótico, y le añadió más esmaltes bizantinos y perlas, y piedras preciosas. Le puso inscripciones que celebraban su propia contribución y las de sus predecesores. Esta fase de la Pala se atribuye al orfebre Giovanni Paolo Bonesegna.
Se cree que en esta época se enriqueció la figura de Cristo entronizado, realzando la figura con paños cuidadosamente doblados, los pies, los dedos, las manos y el libro, todo tridimensional. Se incrustaron gemas y perlas en el halo de Cristo. Las hojas de oro y las filigranas en la mandorla presentan las curvas onduladas tan propias del gótico.
Estamos en la época de plenitud del poderío veneciano, enriquecido gracias a que importaba las mercancías orientales tan ansiadas por el norte de Europa.
Como curiosidad, señalaré que el dogo Dandolo encargó a un pintor de la época, Paolo Veneziano (fl. 1333-58), unos paneles de madera para cubrir la Pala d’Oro en los días ordinarios, formando una especie de retablo exterior. Se quitó en el siglo XV y, actualmente, la Pala se expone abierta.

Redescubrimiento de las reliquias de San Marcos (1345) Temple sobre madera


La llaman pala feriada y se conserva en la colección de la basílica de San Marcos. Me gustaría llamar la atención sobre esta escena de redescubrimiento de las reliquias de San Marcos. Se distinguen en el centro al dogo y al patriarca. Detrás, en un nicho, aparece la cabeza y una mano del santo. En el extremo izquierdo, un ciudadano vestido de rojo señala la escena central. La arquitectura representada recordaría a los mármoles de la propia basílica.

Como siempre, salvo otra indicación, las imágenes proceden de Wikimedia Commons.

viernes, 10 de abril de 2020

#38 Monasterio de Sopochani

Vista lateral de la iglesia
Por Zlatnogrivasti Marmozet (2014)
[CC BY-SA 4.0], vía Wikimedia Commons




                       
Ubicación: Distrito de Raška (Serbia)
Fecha: 1259 – 1270
Estilo: Arte bizantino
Tipo de edificación: religioso




Un reino cristiano en los Balcanes

Cuando tienes un hermano que es obispo, casi que si quieres ser rey, pues no tienes más que pedírselo, y él te sube de categoría el dominio.

El arzobispo Sava (luego considerado santo por la iglesia ortodoxa) coronó rey a su hermano, el hasta entonces príncipe Esteban Nemanjić en 1217, al que por ello le pusieron el apodo de «primer coronado».

El hijo de este Esteban primer coronado, llamado Esteban Uroš I de Serbia, y que reinó desde 1243 hasta 1276 decidió que si esto iba a ser una dinastía como Dios manda, necesitaba un lugar donde enterrar a los Nemanjić.

Así surgió, cerca de la capital de aquel reino, Ras, el monasterio de Sopochani (Sopoćani), que se construyó entre el año 1259 y el 1270.

A mí me parece un tipo de edificio muy románico porque no hay más que verlo: un edificio macizo, más bien bajo, de escasos vanos, usando la piedra y el arco de medio punto. Sí, cuando en Europa occidental estaban ya elevándose las grandiosas catedrales góticas, en el corazón de los Balcanes, para enterramiento de la familia real serbia, se recurría a lo que era allí más clásico, el arco de medio punto, más propio del arte bizantino e incluso de la Italia de la época, donde el gótico tuvo escasa acogida.

La expansión del cristianismo por Europa del Este se llevó a cabo más por la iglesia ortodoxa, de manera que el estilo es más bien bizantino, recordando a cosas como San Vital de Rávena. Por ello en los Balcanes, y en Rusia, la arquitectura recuerda tanto a la influencia bizantina.

Destaca sobre todo por sus pinturas, extensos frescos en los que se representaban escenas religiosas, y también a personajes históricos de esta dinastía Nemanjić. Así que tú te vas de visita a Serbia, vas hacia el sur, y al final lo que te encuentras, en lo que era el núcleo primigenio del reino, esta cucada de iglesia con unos frescos maravillosos.
 
Detalle del fresco de la Dormición
Por Orjen (2013)
[CC-BY SA 3.0], vía Wikimedia Commons
Destaca sobre todo el que representa el Tránsito de la Virgen, que en la iglesia ortodoxa se llama más bien Dormición de la Virgen, pues según la idea cristiana no murió sino que se durmió y elevada al cielo en cuerpo y alma. Es un tipo de escena, o de advocación, muy frecuente en las iglesias del Este de Europa, encontrando iglesias dedicadas a la Dormición de la Virgen desde Grecia o Bulgaria hasta Rusia.

Este Esteban Uroš I de Serbia se casó con una princesa occidental, Helena de Anjou, cuyo origen no se sabe a ciencia cierta. En su vejez, se peleó un poquito con su hijo mayor, Dragutin, así que hizo heredero a su otro hijo, Esteban Uroš II Milutin, pero vamos, que el que al final acabó ganando fue Dragutin, que le derrotó cerca de Gacko. Esteban Uroš I abdicó y se retiró a Sopochani, donde murió en 1277. Allí se encuentra enterrado, junto con su mujer Helena de Anjou.

«Stari Ras y Sopoćani» son un lugar Patrimonio de la Humanidad, declarado por la unesco en el año 1979, y en su página web te la describe así: 

En los alrededores de la antigua ciudad de Ras, primera capital de Serbia, un conjunto impresionante de monumentos medievales formado por fortalezas, iglesias y monasterios, entre los que destaca el de Sopoćani, testimonio histórico excepcional de los contactos entre la civilización occidental y el mundo bizantino.


Para saber más de esta edificación, como siempre, tenemos la Wikipedia

domingo, 29 de septiembre de 2019

#30 Olifante de Saint-Arnoul de Metz






Objeto: instrumento musical
Material: marfil de elefante
Fecha: segunda mitad del siglo XI
Lugar actual: Museo de Cluny, París, Francia
Época: Edad Media (arte bizantino)


«… Se le están rompiendo las sienes del cerebro…»


Roldán, con gran esfuerzo y con gran ansiedad,
Muy dolorosamente, el olifante suena:
Por medio de la boca le sale sangre clara
Y se le están rompiendo las sienes del cerebro.
De su olifante sale un sonido muy largo.


Eso es lo que le pasa al protagonista del Cantar de Roldán, poema épico medieval en lengua francesa, cuando –después de hacerse mucho de rogar–accede por fin a tocar su olifante para que Carlomagno acuda en su ayuda.

Hoy traigo un ejemplar de esos instrumentos de viento medievales. Se conservan varios. Este se encuentra en uno de los museos más recomendables de París, el de la Edad Media. El Museo adquirió este olifante en el año 1893.

Su origen es el sur de Italia, que recordemos que fue bizantino durante amplias épocas en la Edad Media. Denota influencias del arte islámico, y esa manía tan suya de cubrir toda la superficie del objeto de marfil, por el horror vacui.

Es un colmillo de elefante esculpido, con una altura de 64 cm y un diámetro de 12,2 cm.

El principal asunto que trata es el tema de la Ascensión, con presencia de los símbolos de los evangelistas. Parece ser que esto se añadió más tarde, que inicialmente solo tenía los motivos vegetales y animales. Este tipo de decoración recuerda inevitablemente a la eboraria islámica.

Procedía del tesoro de la iglesia de Saint-Arnoul de Metz (Lorena, Francia). Parece ser que estaba colgado como una especie de ex voto, y los locales decían que era el cuerno de caza de Carlomagno. Eso le daría una pátina adicional de antigüedad y prestigio. Sin duda pensaban en el pobre Roldán, a quien le estallaron las sienes tocando su olifante. Lo cierto es que eso no es posible, se trata de un olifante del siglo XI, o sea, cuatro siglos después del carolingio.

Los olifantes se empleaban principalmente como instrumentos musicales, aunque a algunos se les dio otros usos. Por ejemplo, eran cuernos para beber, y otros sirvieron para guardar reliquias. Esto explica que se conserven unos cuantos.

  
Como siempre, salvo otra indicación, las imágenes proceden de Wikimedia Commons.

martes, 30 de julio de 2019

#15 Corona de Hierro



Objeto: corona
Material: oro y piedras preciosas
Fecha: h. 500
Lugar actual: Catedral de Monza
Época: Arte bizantino


Una corona con mucha historia y bastante mito


Bolonia, febrero de 1530. Los imperiales han montado una fiestuqui de impresión, como no se vio otra en la Europa renacentista. Y eso es decir mucho, considerando que en aquella época tenían como organizadores de ceremonias a gente como Leonardo da Vinci.

¡Bolonia en febrero de 1530! La ciudad está toda engalanada, bulle de extranjeros, se oyen todas las lenguas; nobles de media Europa, príncipes y cardenales se reúnen para asistir al acto, unos buscando algún favor del todopoderoso emperador, otros por lealtad, algunos por mero afán de curiosidad.

(Manuel Fernández Álvarez: Carlos V. Un hombre para Europa)

Se trata de coronar a Carlos V como emperador del Sacro Imperio. Esto de hacerse emperador exigía tres coronaciones: una en Aquisgrán como rey de romanos –cosa que Carlos ya había hecho diez años antes– y luego otras dos en Italia a manos del papa, como rey de lombardos y como emperador del Sacro Imperio.

Como solo habían pasado dos años del Saco de Roma, sería echar sal en la herida marchar los imperiales hasta Roma, así que el emperador y el papa quedaron en Bolonia

Allí, el 22 de febrero de 1530, el humillado papa Clemente VII colocó sobre Carlos la «corona de hierro» de los lombardos.

Se le llama corona de hierro, aunque no tiene ni un gramo de esta substancia. Está realizada con una aleación de oro con un poquito de plata, concretamente un 85 % de oro, 6 % de plata y 9 % de cobre (dicen en la wiki), y ornamentada con piedras preciosas: siete granates, siete zafiros, cuatro amatistas y cuatro piedras de cuarzo.

La forman seis placas, unidas por bisagras. Se especula con que pudo haber otras dos placas, pues es realmente pequeña y no cabe en la cabeza de un hombre, la puedes posar pero no encajar. También es posible que fuera una corona votiva, no elaborada para usar como diadema por nadie.

Se realizó en la época de las invasiones germánicas y tiene todo el aspecto de ser bizantina. Hay coronas parecidas, medievales, recuperadas en la zona de Kazán. Parece que fue elaborada en torno al año 500. Hubo una remodelación allá por el año 800 y luego, en 1345, debiéndose su apariencia actual a esta segunda restauración.

Se cuenta, pero es algo legendario de lo que no hay prueba, que con ella se coronó Carlomagno, que lo habría recibido de los lombardos quienes a su vez lo obtuvieron de los ostrogodos y estos, en último término, de los bizantinos. San Ambrosio describe, en la oración fúnebre por el rey ostrogodo Teodorico el Grande, una corona parecida. 

Su existencia solo se acredita con certeza a partir del siglo XIV, cuando fue usada en la coronación de Enrique VII en 1312, y la primera mención documental es un inventario del año 1352.

¿Y por qué se le llama «de hierro» si es de oro? Pues porque en el interior tiene un círculo de plata que en el pasado creían que era de hierro. Supongo que estuviera oscurecido, como ocurre con la plata con el tiempo. Y a partir del siglo XVI se lanzó el cuento de que era hierro procedente de un clavo de la cruz de Cristo. Por eso los católicos lo veneran como una reliquia. Pero vamos, que de hierro, ná de ná, que para eso está la ciencia y la técnica.

«Nuestro amigo» Napoleón Bonaparte también recuperó esta joya para coronarse como rey de Italia el 26 de mayo de 1805 en la catedral de Milán. Ojo, no hay que confundir con la famosa coronación en Notre-Dame de París, de la que hay un magnífico cuadro de Jacques-Louis David, que había ocurrido el año anterior, en 1804.

Una cosa buena de la coronación de Carlos V en Bolonia es que con aquella ocasión le presentaron a Tiziano y, en su segundo viaje a Bolonia, Carlos V lo escogió para que lo pintara. Por ello debemos a su magnifico pincel varios retratos del emperador de este artista italiano y el precioso retrato de su esposa, la emperatriz Isabel de Portugal, que hizo en 1548 a partir de otro, pues para entonces, ella ya estaba muerta. Pero eso es otra historia, quizá la cuente algún día. Puede, no lo sé.

Como siempre, salvo otra indicación, las imágenes proceden de Wikimedia Commons.

domingo, 28 de julio de 2019

#13 Cátedra de Maximiano






Objeto: silla
Material: marfil y madera
Fecha: h. 545-553
Lugar actual: Museo Arzobispal de Rávena
Época: Arte bizantino


Donde hay poder (imperial), que se vea 

Mediados del siglo VI. Hace ya casi un siglo que Odoacro, rey de los hérulos, depuso al último emperador romano de Occidente y envió las insignias imperiales a Constantinopla. Ya solo había un emperador romano.

El emperador Justiniano emprendió el proyecto de reconquistar para el imperio ese Occidente que ahora estaba gobernado por bárbaros, unos más aliados de los romanos que otros. Logró así someter zonas de África, Hispania e Italia.

En el año 540 el ejército de Justiniano entró en Rávena. En este lugar, que había sido la última capital del Imperio de Occidente, se conservan maravillosos restos paleocristianos y bizantinos. Y parte se construyeron en esta época: la basílica de San Vital fue dedicada en el 546, y la de San Apolinar in Classe [en el Puerto], en 549.

Puso a mandar allí a uno de sus fieles, Maximiano. La hipótesis más aceptada es que Justiniano mismo fue quien encargó la confección de esta silla en Alejandría o Constantinopla y la mandó a Rávena. Se la regalaba así a uno de sus fieles, el obispo Maximiano. Éste era tan íntimo del emperador que incluso aparece representado en los famosos mosaicos de San Vital.

Se identifica a este personaje histórico como receptor del regalo a partir de un monograma en uno de los paneles, que se interpreta que corresponde con Maximianvs Episcopvs («Maximiano obispo»)

Es una obra muy densa, con más de veinte paneles de marfil tallados minuciosamente. Ya sabéis, ese horror vacui que se ve en tantos marfiles, tanto bizantinos, como cristianos o islámicos. No puedo entrar en detalles de cada uno de ellos. Baste decir que hay dos tipos de historias: unos paneles se refieren a episodios de la vida de Jesús de Nazaret y otras al patriarca hebreo José, sí, el que fue vendido en Egipto por sus hermanos.

Se nota el trabajo de, al menos, dos manos (o dos calidades) diferentes. Se piensa que igual el taller que lo elaboró fue afectado por la peste (hacia el año 540, la pandemia azotó el imperio) y por ello murieron los que habían comenzado la silla, más dotados que los que quedaron atrás. La parte mejor elaborada es la frontal, con los cuatro evangelistas y san Juan Bautista. El cordero de Dios aparece en un medallón.


Aquí vemos a Juan el Bautista en el centro, con los evangelistas a los lados. Arriba, el monograma y todo alrededor, la decoración intrincada con ramos de vid y pavos reales, toros, ciervos, leones, una fuente de vida… Merece la pena ampliar la imagen y fijarse bien en los detalles... Y es solo una de las placas de marfil.

¿Para qué servía una silla tan elaborada? Parece bastante incómoda para ser un asiento ordinario. Más que un trono episcopal al uso se considera que podría ser algo que simbolizara el poder del emperador y de la iglesia. Su uso se circunscribiría así a un objeto de exhibición, de propaganda. Se podía exponer en la iglesia, quizá con libros sagrados encima de ella. Y también, sacarse en procesión durante las festividades.

La eboraria es una de las artes aplicadas en las que más destacaron los bizantinos, con esos famosos dípticos consulares de la época. Y siguieron trabajándolo a lo largo de los siglos, como se comprueba en el triunfo de Romanos y Eudoxia, del siglo X u XI, del que ya hablé aquí. 

Como siempre, salvo otra indicación, las imágenes proceden de Wikimedia Commons.

domingo, 18 de noviembre de 2018

#28 Consagración de Romano y Eudoxia

Cristo coronando a Romano y Eudoxia
Por Clio20 (2006)
[GFDL, CC-BY-SA-3.0, CC BY-SA 2.5]
vía wikimedia commons



Ubicación: B. N. F., París
Fecha: ¿945-949 o 1068-1071?
Época: Arte bizantino






Y en el Este de Europa, seguían los bizantinos a lo suyo…

Hemos ido viendo cómo evolucionaba el arte occidental, pasando por una etapa prerrománica (carolingios, otonianos, asturianos y mozárabes en la península Ibérica…). Durante todos estos siglos, al otro lado del Mediterráneo, seguía existiendo un Imperio Romano, el bizantino.

Este marfil es un panel que mide 24,6 centímetros de alto por 15,5 centímetros de ancho y 1,2 centímetros de grosor. Se ve a Jesucristo en el centro, con las manos sobre dos figuras, una femenina y otra masculina. El hombre se llama Romano y viste algo muy bizantino que se llama loros imperial, una banda ancha bordada en oro y ricamente decorada que era enrollada sobre la dalmática alrededor de hombros y torso del emperador bizantino y caía verticalmente desde la cintura hacia las rodillas en la parte frontal. Ella, por su parte, lleva la clámide de toda la vida.

Cristo se encuentra sobre una tarima, representada de esa forma tan rara que es la perspectiva invertida, muy habitual en el arte bizantino.

Coloca sus manos sobre las coronadas del emperador y la emperatriz, lo que transmite un mensaje claro: los emperadores tienen un origen divino.

No está identificado con seguridad quiénes son los emperadores, pues hubo dos parejas llamadas Romano-Eudoxia, una en el siglo X y otra en el siglo XI. Dependiendo de cuál sea, ello influye en la datación de la pieza. Lo tradicional era creer que era Romano IV Diógenes y Eudoxia Macrembolitissa (1030-1072), pero a partir del año 1926, más o menos, se consideró que es su predecesor Romano II (938-963) con su primera esposa Berta de Italia, quien asumió el nombre de Eudoxia y que se casaron en 944-949. De esa manera, la datación de la tablilla retrocedería cien años, hacia 945-949.

Las obras en marfil eran tradicionales en Bizancio, más que la escultura exenta o de bulto redondo. Tiene antecedentes en el Imperio Romano, donde se produjeron tablillas consulares. En el Imperio Bizantino hubo problemas según las épocas, que fueran más o menos iconoclastas. En cualquier caso, esta obra pertenece a la época posterior a los períodos iconoclastas (el primero, 730-787; el segundo, 814-842).

Si comparamos esta tableta con otras obras de marfil que ya se han visto aquí, como el islámico bote de la catedral de Zamora o el cristiano Crucifijo de D. Fernando y D.ª Sancha, se ve la diferencia de estilo. Aquí se sigue una tradición clásica, que evoca modelos romanos, de equilibrio, orden, nada que distraiga de las figuras principales, mientras que los otros tienen más ese horror vacui islámico, que rellena cada resquicio de la obra.

Hablan de esta obra en la Wikipedia, y si quieres saber algo más de esta eboraria bizantina, desde el siglo V hasta el XI, se puede leer esta entrada en el blog Algargosarte.

No he conseguido averiguar cómo llegó esta tablilla al Gabinete de Tesoros de los reyes de Francia, que con el tiempo pasaría a integrarse en la Biblioteca Nacional de Francia, que es donde se encuentra ahora, en uno de sus museos, el considerado más antiguo del país.

Como no he localizado ninguna grabación de You Tube que hable de esta obra, os pongo un vídeo titulado «Le quadrilatère Richelieu en évolution - Département des Monnaies, médailles et antiques» presentación del lugar donde se encuentra, ese Gabinete de Medallas de París que forma parte de la Biblioteca Nacional de Francia. Está en francés y se centra sobre todo en las monedas

martes, 12 de septiembre de 2017

#16 San Vital

Por Fabio Poggi (2011)
[CC BY-SA 3.0]
via Wikimedia Commons





Ubicación: Rávena, Italia
Fecha: 547
Estilo: Arte bizantino
Tipo de edificación: iglesia


                       
Una de las obras emblemáticas del arte bizantino en Italia.

Seguimos en el siglo VI, cuando solo había un imperio romano, el de Oriente, que en época de Justiniano (ya sabéis, el que hizo construir Santa Sofía) quiso recuperar territorios en la parte occidental.

Rávena había sido la última capital del Imperio Romano de Occidente. Los bizantinos se hicieron con ella en 540. La convirtieron en sede del gobernador romano oriental de Italia, el Exarca, y fue conocido como el Exarcado de Rávena.

Para meternos imaginariamente en este mundo fascinante, recomiendo (de nuevo) la novela Belisario, de Robert Graves, dedicada a aquel magnífico general con el que el emperador fue tan ingrato.

Los bizantinos, ortodoxos, frente a los arrianos godos, se dedicaron a esto tan suyo de construir iglesias de la "fe correcta" allá donde fueren. Así vieron la luz unos cuantos edificios notables, incluidos en el conjunto “Monumentos paleocristianos de Rávena”, que es patrimonio de la humanidad desde 1996. Ya os lo conté al hablar del mausoleo de Teodorico, que no es bizantino sino arte de las invasiones germánicas, en concreto ostrogodo.

La Unesco los describe así:

Capital del imperio romano en el siglo V y de la Italia bizantina entre los siglos VI y VIII, Rávena posee una excepcional colección de mosaicos y un conjunto de ocho monumentos paleocristianos de los siglos V y VI sin parangón en el mundo. Estos monumentos –mausoleo de Gala Placidia, baptisterio neoniano, basílica de San Apolinar Nuovo, baptisterio arriano, capilla arzobispal, mausoleo de Teodorico, iglesia de San Vital y basílica de San Apolinar in Classe– muestran la gran maestría artística de sus creadores, que supieron fusionar maravillosamente la tradición arquitectónica grecorromana, la iconografía cristiana y diferentes estilos orientales y occidentales. 
El origen de esta edificación se encuentra en el mismo emperador Justiniano que hizo erigir Santa Sofía. Aquí cogió construcciones anteriores y las reformó. El arzobispo de la ciudad, Maximiano, la consagró en el año 547.

Seguimos en la Primera Edad de Oro del arte bizantino. La iglesia de San Vital sigue el modelo de la de los santos Sergio y Baco de Constantinopla: edificio de planta cuadrada con octógono en el centro cubierto con cúpula gallonada y nave en torno. San Vital lo copió de los SS. Sergio y Baco y, a su vez, los carolingios lo tomaron como modelo para sus propias edificaciones. Así que por esta vía la planta octogonal bizantina acaba difundiéndose por el Occidente europeo.

Es lo que tiene el arte, que nada es totalmente nuevo ni nada por completo copiado.

Lo más apreciado de esta iglesia son los fantásticos mosaicos. Se realizaron entre los años 546 y 548. Veréis a menudo en muchos libros de arte, a Justiniano y Teodora, cada uno con sus acompañantes. Aquí pongo a Teodora con su séquito.
 
Por Petar Milošević, 
[CC BY-SA 4.0]
Via Wikimedia Commons



En la Wikipedia te identifican a los diferentes personajes: “la emperatriz Teodora lleva un cáliz de oro, va precedida por dos dignatarios de la corte y seguida por Antonia, esposa del general Belisario y su hija Juana. Cierran el cortejo las doncellas de la emperatriz”.

Si quieres saber algo más de este monumento, siempre puedes empezar por la Wikipedia, seguir por este artículo de la Universidad de Valencia, y la ficha en ArteHistoria


En YouTube, aquí tenéis cinco minutos de imágenes recreándose en el monumento


Y diez minutos en inglés (Smarthistory. art, history, conversation), con explicaciones más técnicas.