Mostrando entradas con la etiqueta Basado en hechos reales. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Basado en hechos reales. Mostrar todas las entradas

domingo, 16 de febrero de 2025

#52 El hundimiento

El hundimiento
 


Der Untergang

Año: 2004

País: Alemania

Dirección: Oliver Hirschbiegel

Música: Stephan Zacharias

 

Un domingo más, el cine. Una película alemana de hace veinte años que impresiona

 

 

Es mi creencia que la Segunda Guerra Mundial es el acontecimiento histórico más determinante del siglo XX en Europa.

Lógicamente, un estadounidense, un argentino, un iraní o un nigeriano lo verían de otra manera, en sus historias nacionales habrá eventos más influyentes. Pero, en el contexto europeo, me parece indiscutible. Influye incluso en países como España, que no participó directamente. Hubo, eso sí, españoles en ambas partes de la contienda. Desde «La Nueve» y otras compañías de la Francia Libre a la División Azul, los espías dobles y triples, sin olvidar a todos aquellos republicanos españoles que sufrieron y murieron en Mauthausen.

Por eso me gusta, aunque sea duro, leer sobre esa guerra, ver documentales y también agradezco las películas que ilustren aquella época.

El hundimiento te cuenta los últimos días en el búnker de Berlín. Lo hace desde la perspectiva de Traudl Junge, una de las secretarias de Hitler, joven bávara que estuvo allí hasta el último momento y que años después relató lo que ocurrió en aquellos días.

Si eres aficionado a esta historia, la mayor parte de las cosas ya te las han contado antes (aunque nunca tan bien). Ese Hitler celebrando su último cumpleaños, su última salida del búnker para poner medallas a niños, cómo mueve ejércitos ya inexistentes, y lo poco que se atreven a decir los que le rodean, y se enfurece con aquellos que se atreven a insinuar la posibilidad de poner fin a la guerra antes de que los alemanes sigan sufriendo. También, cómo todas las ratas van abandonando el barco, Göring, Himmler o Speer (el más listo de todos ellos, salió demasiado bien librado al final), todos salvo Goebbels, que incluso se lleva allí a su fanática mujer y los seis niños. También, también te representa el final de éstos, en una reconstrucción helada en su horror.

Otras cosas quizá se conocen menos, como el episodio de Fegelein, «cuñado» de Hitler, comandante al servicio de Himmler que estaba casado con la hermana de Eva Braun. Un vivalavirgen que acaba ejecutado por orden de Hitler justo el día antes de que él se suicidara. Que te dices, ¿para qué? Aquí sale mucho del sufrimiento adicional, de la prórroga de la guerra cuando estaba perdida, sin mucho sentido.

Solo una mirada muy superficial puede hacer creer que humaniza a los personajes. No, no empatizas con ninguno de ellos, no creo que esa sea la pretensión de quienes hicieron la película. Tampoco aspira a retratarte a unos monstruos hiperbólicos. No, se trata de cómo esta gentuza era tan vulgar como fanática, cómo la maldad tiene aspecto muy rutinario y hasta ridículo. Al final, hasta los reiterados suicidios acaban pareciendo de un chiste con humor muy negro.

Hay muchas películas que recrean episodios de la SGM, y no suelen elevarse más allá de un correcto artesanado. Aquí no es así. Estamos ante una película fenomenal basada —para mí— en tres puntos fundamentales.

La primera, el guion, sabe manejar las situaciones y los personajes, contar lo que pasa sin que pierdas el hilo.Te atrapa y te lleva y cuando quieres darte cuenta han pasado dos horas y media que se te hacen  cortas.

Lo segundo, la puesta en escena, la factura cinematográfica, desde esa cámara que sabe ser estática o dinámica según el momento, esa forma de mover la steadicam siguiendo a este o aquel personaje. Transmite muy bien aquel claustrofóbico entorno. Por contar un detalle que te hace especial esta película y te hace ver cómo cuidan ciertas cosas: la música. Muchas películas ambientadas en la Alemania de 1945 te ponen tópicamente Wagner, y si es El crepúsculo de los dioses, mejor. Aquí no hacen eso, son más sabios al expresar ese fanatismo, ese culto a la muerte como una opción personal cuando podían haber actuado de otra manera. Es un tema recurrente a lo largo de toda la película un arreglo sinfónico de «When I am laid in earth», de Dido y Eneas. Te apunta a que aquí no hay nada grandioso, espectacular, de «fin de una era». No, aquí se trata de personas horribles que decidían hacer lo peor, indiferentes al sufrimiento que causan a otros.

Pero lo tercero, —y esto es lo que más me impresiona—, es la interpretación de actores y actrices. Me parecen contenidos, muy expresivos con una mirada o un gesto, con una postura, justo el tipo de interpretación sutil que más agradezco. Algo que creo que es propio de las interpretaciones alemanas, como vimos en La vida de los otros

La excepción es un poco Bruno Ganz, no porque sea malo, al contrario, es un actor excepcional, y aquí hace una interpretación impresionante. Su performance es diferente en el sentido de que, cuando todos interpretan a personajes que tienen que contenerse y reprimirse, el suyo, como dictador, no requiere ese autodominio. Por eso es una representación distinta: cortés y educado con las damas, reconcomiéndose en silencio en otros momentos y luego explosiones verbales, cuando se le va la olla en sus delirios, sus odios y fobias. Como tantos narcisistas, Hitler no toleraba que le llevaran la contraria, que la realidad no se adaptara a sus deseos, y le daban estos ataques de ira cuando alguien se atrevía a insinuarlo. Hace poco leí que el presidente del gobierno español también tiene ataques de ira similares que amedrentan a quienes le rodean. No sé si será cierto, pero me cuadra, supongo que es algo habitual en cierto tipo de líder cuando la realidad les sobrepasa.

En el caso de esta película, sobrecoge esa interpretación de Bruno Ganz, porque es un actor que me cae muy bien. Siempre me ha parecido majo en otras películas que le he visto, y se me hace difícil verle como el malo de la película. Pero esto es buscado, claro.

Fue considerada la mejor película internacional independiente en los British Independent Film Awards y Bern Eichinger ganó el premio al mejor guion en el 20 Festival de Mar del Plata.

Fue candidata a otros premios, pero no los ganó. Así, estuvo nominada como mejor película internacional o extranjera en los premios Óscar, (le ganó Mar adentro, de Amenábar y, en mi opinión, es uno de los casos en que el tiempo pone a cada uno en su sitio, la película alemana me parece muy superior a la española), en la de la Asociación de Críticos Norteamericanos y en la Asociación de críticos de Chicago, mejor película europea en los Goya, mejor película en el festival de Mar del Plata, a Bruno Ganz lo nominaron como mejor actor en los premios del Cine Europeo.

Podéis leer más en la Wikipedia, Film Affinity, o la Internet Movie Data Base.

domingo, 8 de diciembre de 2024

#44 La evasión

La evasión

 

Le trou

Año: 1960

País: Francia

Dirección: Jacques Becker

Música: Philippe Arthuys

 

Los domingos toca ir al cine. Una de las mejores películas del cine peli de fugas que te habla de la tribu, la lealtad de grupo y del extraño que no encaja del todo

 

 

Película en blanco y negro, cuyo título original, «El agujero» refleja mejor el lugar físico y emocional en el que se encuentran los protagonistas, según le oí a Juan Miguel Lamet en ¡Qué grande es el cine!

Un grupo de personas comparten una celda. Entre ellos hay respeto, cada uno con su personalidad, pero hay algo que no se discute, la lealtad al grupo. Están todos en aquel agujero, compartiendo el destino por delitos más o menos graves de los que nunca te darán mayor detalle. Porque lo importante no es cómo llegaron allí, sino cómo viven en el trullo.

Parece que te lo cuentan en tiempo real, que ofrece muy bien la idea de cómo pasa el tiempo en la cárcel. Ves cómo pasan las cosas, poco a poco, a cada momento. Te tienes que ir fijando en lo que te muestran, toda una forma de vida.

De esta manera, paso a paso, conoces primero a los protagonistas y esa forma de vida. Luego descubres que tienen un plan para escaparse de la prisión, haciendo un agujero en el suelo de la celda. Y cuando empiezan a romperla, te tiras no sé cuántos minutos viendo cómo van trabajando uno tras otro, en un solo plano, y te quedas enganchada de algo tan tonto como eso: unos tipos haciendo un agujero.

Es como si estuvieras viendo esa realidad a través de una mirilla.Y no te aburre.

Te lleva a un hábitat donde todo parece seguir un orden. Hay unas ciertas normas escritas y no escritas, y cada cual tiene su papel. 

En esa celda aparecerá un extraño, otro preso, un joven más pijito, que parece que no ha roto un plato, y que intenta encajar con ellos.

Un mundo masculino, por supuesto. La aparición de una mujer, en un momento dado, chirría, como algo remoto e inexplicable, algo de otro planeta, que no tiene nada que ver con la vida que ellos llevan. Alguna escena la puedes leer en plan homoerótico, aunque nunca llegue a serlo abiertamente.

Los actores por lo visto no eran profesionales de la interpretación, aunque luego alguno sí que hizo carrera. Les prestan sus rostros, tan particulares, a los personajes, lo que da gran autenticidad.

Hay una gran fisicidad que te engancha, cómo esta gente, cuya vida está reducido a lo esencial, se inventa cosas, trabajan con sus manos, tienen conversaciones enteras con una sola mirada.

Es una de esas películas sin prisa pero sin pausa, y sin perder altura, que es como deben subirse las cumbres. Tiene un estilo que es lo que se consideró siempre como clasicismo francés, en un año en el que ya otros se ponían en plan aventurero con la nouvelle vague. Resulta curioso, porque ahora esta película se ve mucho más fácil, parece más moderna que esas otras, como À bout de soufflé, del mismo año. Creo que un espectador actual es más fácil que se quede enganchado de La evasión, que de Al final de la escapada. Le dirá más, seguro.

Como curiosidad, la película empieza con uno de los personajes hablando a cámara, advirtiéndote que lo que vas a ver es una historia real. No hay títulos de crédito iniciales. Sí los hay finales, único momento en que aparece música. Es un realismo que resulta muy moderno.

... Y acaba con uno de esos grandes momentos de la cinematografía. Acaba acaba con una imagen inolvidable, de la «¡Pobre Gaspard!». Unos tipos privados de libertad, en calzoncillos, pueden tener más dignidad, gracias a la fuerza de su amistad y solidaridad, que el tipo vestido que los mira, solo y apartado.

No ganó ningún premio, aunque estuviera nominada, salvo el Premio del Sindicato de Críticos de Cine Franceses 1961.

Podéis leer más en la Wikipedia, Film Affinity, o la Internet Movie Data Base.

Es una de esas películas de las que se habló en ¡Qué grande es el cine!, aquí os dejo el enlace

Merece la pena ver esta película, creo que sorprenderá a cualquier espectador.