Objeto:
corona votiva
Material:
oro y piedras preciosas
Fecha:
h. 653-672
Lugar
actual: Museo Arqueológico Nacional (Madrid)
Época:
Arte visigodo
Franco es lo que tenía, que a
oportunista no le ganaba a nadie.
A veces lo imagino quietecito, como una araña en su tela, sin moverse ni pestañear ni comprometerse… Hasta que veía la
oportunidad y ¡zasca! Daba el golpe de mano, militar o propagandístico. No hay
más que ver cómo logró pasar de ser uno más de los militares golpistas, que no
se comprometió ni sí ni no (gallegueando), a salir de la guerra sin rival
alguno.
El dictador cazó al vuelo la oportunidad de dar un golpe
propagandístico cuando Europa estaba sumida en plena Segunda Guerra Mundial. Varias
obras de arte españolas habían sido trasladadas de París a Montauban, y en 1941
llegó a un acuerdo con el gobierno colaboracionista de Vichy, para que le
devolvieran unas cuantas.
Así regresaron, por ejemplo la Dama de Elche, o la
Inmaculada llamada «de Soult», obra de Murillo. Y también seis de las nueve coronas del tesoro de Guarrazar. Es
verdad que a cambio España entregó un Greco, un Velázquez y cartón para tapiz
de Goya. Pero todavía están los franceses rumiando que Franco los engañó.
Otra parte quedó allí y se exhibe en el Museo de Cluny
(nombre oficial, Musée national du Moyen Âge - Thermes et hôtel de Cluny), o de
la Edad Media, en la capital francesa. Una buena opción si estás de turisteo por París, por cierto, frente a
la estomagante marea del Louvre, cada vez más enloquecida.
El tesoro lo encontraron allá por 1858. Incluía coronas votivas, cruces procesionales y otros
objetos preciosos que debieron estar en alguna iglesia principal de Toledo en
la época visigoda. No era una corona para que la llevara un rey o una reina,
sino exvotos que se ofrendaban a las iglesias y que se
colgaban sobre el altar, siguiendo en este punto la tradición bizantina.
Esta
en particular fue regalo de Recesvinto, porque así lo dicen las letras que
cuelgan de la misma: «Recesvintus rex offeret»; por cierto, que la «R» no es la
original, porque se la quedaron los franceses en 1941. Because –reasons. No preguntes si se despistaron o no les dio la gana de soltarla.
Se supone que, cuando los árabes invadieron la península
(711), los eclesiásticos ocultaron estos objetos preciosos, antes de ponerse a salvo en el norte, con la esperanza de regresar algún día, cuando vinieran tiempos mejores.
Como se ve, la corona está formada por un aro de oro que
cuelga de cuatro cadenas, cuyos eslabones tienen forma de corazón con una
palmeta en el centro, con decoración de punzones. En lo alto se rematan con un
floripondio, elemento ornamental que tiene el nombre de macolla, pétalos de una flor dorada que parecen sostener un pedrusco (cristal de roca).
Alternan perlas y zafiros sin tallar al tresbolillo. Dibujos calados de palmetas los separan. Y las
piedras son preciosas, aunque también tiene perlas, nácar, vidrios artificiales
y cristal de roca. Tiene 20,6 centímetros de diámetro.
En la cenefa que bordea la corona se encuentran piedras
incrustadas tipo cloisonné o
tabicado. Ya he hablado otras veces pero lo repito: se formaba con el oro una
celdilla soldada con la base y dentro se encajaba la piedra preciosa o, en este
caso, también perlas. Es técnica oriental que fue extendiéndose hacia el Occidente
con motivo de las migraciones de los pueblos germánicos. La otra técnica de
esmaltado medieval es el champlevé (del
que también hablé aquí).
De la corona cuelgan, por un lado, las letras referentes al rey, de las que a su vez penden piedras preciosasy, por otro lado, una cruz en el centro.
Se elaboró en talleres hispanos visigodos, pero siguiendo modelos bizantinos. Es que Bizancio fue el gran imperio medieval, como he dicho aquí repetidas veces, la referencia donde estaba la cultura, el arte, la civilización. Algo que deslumbró a todos, desde los germanos hasta los vikingos varegos que entraron al servicio de aquellos emperadores.
En particular, la cruz procesional que forma parte de este tesoro se cree que es la pieza más antigua del tesoro, que se realizó fuera de España y que sirvió como modelo para la elaboración, en el siglo VII, de esta corona votiva.
Si quieres ver piezas de este tesoro, las principales están
en el MAN de Madrid y en el de Cluny de París. Hay algunas cosillas también en
el Palacio Real de Madrid.
Como
siempre, salvo otra indicación, las imágenes proceden de Wikimedia Commons.
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