Esmalte de Limoges Por Enciclopedia1993 (2019) [CC BY-SA 4.0], vía wikicommons |
Ubicación: Orense (Galicia), España
Fecha: siglo XII
Estilo: Arte románico
Las reliquias se guardaban en
arcas preciosas, y para adornarlas, nada mejor que el esmalte.
En la Edad Media, ya lo he mencionado
más de una vez, quien tenía reliquias
hacía el agosto, porque los creyentes viajaban a aquellas iglesias y
monasterios que las tenían. Para mí que en esta veneración a las reliquias hay mucho de pensamiento mágico, quizá superstición; pero bueno,
allá cada uno con sus creencias, no voy a eso.
Para guardarlas creaban recipientes
especiales, elaborados en metales preciosos y con ornamento de piedras
preciosas o semipreciosas, o esmaltes, como por ejemplo arquetas. A veces eran cajas de origen musulmán, y que llegaban
como presentes o botín de guerra.
La cosa es que las placas de esmalte de
las que voy a hablar hoy se cree que procedían de una arqueta de este tipo, llamada de San Martín. O bien de un frontal, que el DRAE define como «paramento de sedas, metal u otra materia con que se adorna la parte delantera
de la mesa de altar».
Se exhiben en el Museo Diocesano de la
catedral de Orense. Su autor es desconocido, pero se atribuyen al taller más
destacado de la época, el de Limoges en Francia.
Son 53 placas de cobre dorado y
esmaltado, realizadas en algún momento del siglo XII. Se cree, a partir de
cierta inscripción, que pudo ser un encargo del obispo Alfonso (1174-1213). ´
Las dimensiones de cada placa son de 31
cm de alto por 12,6 de ancho, y un grosor que no llega a los 4 centímetros.
Están representados diversos personajes
del Nuevo Testamento, como los apóstoles, tres de los
evangelistas (San Mateo, san Lucas y san Marcos) y un santo que encontramos, en
la Edad Media, un poco por todas partes, San Martín de Tours. También acá, en Orense, localidad de la que es patrón.
Una de las placas Fotografiada en 2016 por Ángel M. Felicísimo de Mérida [CC BY 2.0] vía WC |
El esmalte no es más que polvo de vidrio con un óxido
metálico que le da el color. Por poner ejemplos: si es óxido de hierro, se obtiene el color rojo,
si es con cobalto, azul, y el verde lo da el cobre. A esa mezcla de sílice y
óxido se le da calor, con lo que se vitrifica, es decir, se endurece y así
queda como precioso cristal opaco coloreado. Destacaron en este arte suntuaria
los bizantinos.
A principios de la Edad Media, la
técnica seguida era la del tabicado
o cloisonné, que vimos por ejemplo en
la visigoda fíbula de Alovera: se hacían unas celdillas con el metal
y se rellenaba con la pasta de vidrio. Así el esmalte sobresalía, creando un
objeto que, a mi modo de ver, eran como esculturas pequeñitas.
La técnica de
esmaltado llamada excavado, campeado o champlevé, a mí me recuerda más a la pintura por el acabado plano.
Esta técnica, más barata, la desarrollaron ampliamente los talleres de Limoges.
¿Cómo se hacía un esmalte campeado? Pues se coge el metal que sirve de soporte, generalmente una plancha de cobre, se hunde en determinados lugares con buril o con ácido para crear huecos; y luego esos espacios se rellenan con
la pasta de vidrio. Después de hornearse, se pule. Por eso digo que la
superficie quedaba más plana, como una pintura. A veces se incluían cabecitas o
detalles en relieve, pero no elaborados con esmalte sino con metal como bronce
dorado.
Estos esmaltes son un ejemplo de las
sobresalientes obras de artes aplicadas que hubo en el Románico. Otras obras
representativas del esmalte románico son, por ejemplo, el frontal de Santo
Domingo de Silos, que puede verse en el Museo de Burgos, o San Miguel in
Excelsis de Huarte-Araquil (Navarra); fuera de España, puedo mencionar el relicario de san
Calminio, que se encuentra en el museo Dobrée (Nantes).
Este sería otro ejemplo, de arca para reliquias, que es el relicario de san Calminio. Lo fotografió Matthieu Perona [CC BY 3.0] en 2007.
Para saber más, se me antoja muy útil
este artículo que se publicó en el Faro de Vigo, «Los esmaltes de Limoges de la Catedral», bastante completo respecto a estos
esmaltes, y de donde he cogido algunos datos que he puesto aquí.
También resulta muy ilustrativo este otro artículo, que he encontrado en ArteGuías, muy
bien ilustrado con ejemplos: «Orfebrería y esmaltes románicos. Artes suntuarias». Además, han colgado un vídeo ilustrativo en You Tube:
Como de costumbre, por si queréis una
visita de fin de semana a Orense, os cuento que aparte de la catedral, en cuyo
Museo Diocesano se guardan estos esmaltes y que tiene una preciosa portada que
llaman del Paraíso, influida por el Pórtico de la Gloria de Santiago, podemos acudir
a las caldas, unas termas estupendas, unas privadas y otras públicas, en las
cercanías del Sil. Es otro mundo.
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