La Tentación de Eva, fotografiada por Cancre (2010) [CC BY-SA 4.0], via Wikimedia Commons |
Autor:
Gisleberto de Autun
Ubicación:
Museo Rolin, Autun
Fecha:
h. 1130
Época: Arte románico
Una
escultura insólita
Por
varias razones esta Eva románica es muy citada en los libros de Historia del
Arte. Y si la buscas por internet, hay unas cuantas referencias.
Y
eso que la iglesia de San Lázaro de Autun es famosa más bien por su portada,
con un impresionante Juicio Final. Abajo lo reproduzco. Pero prefiero hablar de
esta representación femenina.
En
primer lugar, es un desnudo femenino, no muy frecuente en el arte románico. Recordemos a la Adúltera de Platerías, de la que ya hablé aquí y que sería un poco anterior en el tiempo. La Adúltera no está desnuda, pero lo ligero de
sus vestidos permiten ver sus rotundas formas.
Esta
Eva tiene además una postura extraña, aparece recostada, apoyada sobre el
suelo. Pero el tronco lo tiene contorsionado, medio dirigido hacia el
espectador. Una mano la tiene detrás cogiendo el fruto, la manzana. Ella mira
hacia adelante, y con la otra mano parece estar llamando a Adán. Me he
preguntado si podría ser por la orientación de dintel, igual si lo enderezamos
ella estaría de pie. Pero es obvio que no. Además, por delante tiene otro
arbolito, que claramente marca la verticalidad. No se sabe si ese árbol sería
representación del árbol de Jessé o de la Vida, con lo cual a un tiempo nos
estaría contado al mismo tiempo el pecado, la caída, y la esperanza de la
resurrección.
Al
estar arrastrándose por el suelo, Eva recuerda a la propia serpiente tentadora.
También era el gesto de humillación de quien es penitente y ruega el perdón de
sus pecados.
Era
infrecuente de un desnudo femenino. Este es armonioso, agradable para la vista.
Repetidamente he leído que lo consideran sensual. Yo no estoy tan segura, si es
que por sensual entiendes provocador de lujuria. Quizá en siglos pasados lo
fuera, cuando cualquier representación de un trozo de carne humana les ponía; pero
ahora, la verdad, creo que a la gente le deja más bien indiferente y se queda
solo con la belleza de una representación artística.
Otro
dato que hace destacar esta escultura son esos detalles de árboles y ramas que
insertan a la figura en un entorno natural. No es tanto un paisaje completo como una sugerencia de paisaje.
A
lo infrecuente del desnudo, de la postura en la representación de Eva, y ese paisaje, hay que
añadirle el dato de que se conoce al autor: Gisleberto de Autun. La firma está
en el portal occidental de la catedral, donde se representa el Juicio Final. Lo
habitual en el románico es que se desconocieran a los autores, aquí es un signo
de poderío, de orgullo por la obra bien hecha el que Gisleberto firmara en la
zona de la mandorla, a los pies de Jesucristo: Gislebertus
hoc fecit (o sea, Gisleberto
realizó esta obra). Se considera que a Gisleberto y su taller se puede
atribuir también esta Eva. Todas estas esculturas, incluidos los capiteles
narrativos, se realizaron en torno a la misma fecha, 1130.
La
Tentación de Eva formaba parte del dintel
de la puerta norte de la catedral. Siguiendo la iconografía habitual, cabe
pensar que a un lado estaría representado Adán y, al otro, la serpiente. La
puerta en la que estaba desapareció, junto con el resto de las esculturas, y
solo se conservó esta Eva.
No
tenemos página en la Wikipedia hablando de la Eva de Autun, pero sí que la
tiene su autor, Gisleberto de Autun y, por supuesto, la propia iglesia, la catedral de San Lázaro de Autun.
La
principal representación que encontraréis en los libros de arte de San Lázaro
de Autun es el tímpano del pórtico occidental, con la representación del Juicio
Final. Pues bien, aunque parezca mentira, en el año 1766 ese espléndido ejemplo
de escultura románica fue recubierto con yeso. Los canónigos consideraban que
era de mal gusto. Y así estuvo, hasta que un siglo más tarde fue redescubierto
y restaurado.
Cómo cambian los gustos. Ahora nos deleitamos paseando la mirada
por estas esculturas tan minuciosas, con horror vacui, todo lo llenan de gentes
extrañas que nos fascinan, de mitos cristianos medio olvidados por el común de
los mortales, con el arte de quienes supieron plasmar en piedra su
cotidianidad, sus creencias, sus temores y sus deseos…
Solo
por eso, porque alguien intentó alguna vez ocultar esta obra de arte al mundo, el
Juicio Final de Autun debe ser reproducido, una vez más.
Es tu prototípico Juicio Final, con Cristo en majestad en el centro, enmarcado en un óvalo o mandorla. A un lado, el de la izquierda, están los justos, que entran en el cielo. A la derecha, se pesan las almas de los muertos y están los condenados. En todo el dintel, hay un friso con la resurrección de los muertos y los castigos infernales, como siempre el lugar en que la imaginación del escultor se desbocaba.
Todo alrededor, en las arquivoltas que enmarcan el tímpano, tenemos representados signos del Zodíaco y faenas agrícolas.
Me gustaría añadir que los
mejores ejemplos de escultura románica se encuentran en Francia y en España. En
Italia también los hay, pero más que tallar figuras buscaban sobre todo el
cromatismo de distintos tipos de mármol. En Francia se produjeron
diversas escuelas regionales, y la escultura de la catedral de Autun se enmarca
en la de Borgoña.
En You Tube encontré este
documental de veinticuatro minutos sobre la Eva de Autun. Sí, está en francés, pardon.
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