Vertigo
Año: 1958
País: Estados Unidos
Director: Alfred
Hitchcock
Música: Bernard
Herrmann
La película
más valorada de Alfred Hitchcock.
Un detective de policía con problemas
de acrofobia y vértigo es contratado para vigilar a la esposa de un viejo amigo.
Empieza así la morbosa historia de una obsesión. En mitad de la narración, la
historia da un giro, y nos lleva, metidos ya en turbiedades varias, hasta el
contundente final.
Resulta una película un poco extraña, porque
no es suspense al uso. No es de extrañar que en su época no arrasara
precisamente. Fue el paso de los años lo que la elevó a película de culto.
Le reconozco los méritos, se deja ver
bastante bien, pero no es la película de Hitchcock que más me gusta. Creo que es
porque trata a la mujer como puro objeto: a Kim Novak le basta estar guapa y
misteriosa para enloquecer a un hombre. Scottie se enamora sin tratarla, sin
saber nada real de ella: la
cosificación absoluta de la hembra. En cambio, la mujer normal, amiga y
compañera (Barbara Bel Geddes) no es más que un felpudo al que ignorar.
Posiblemente Hitchcock pretendía eso,
contarnos su fantasía sexual: no soñaba con una persona verdadera sino con un
cuerpo femenino desconocido, inalcanzable, de cuyos pensamientos, deseos y
aspiraciones vitales se prescinde totalmente. Acaba sacrificada en el altar de
esa obsesión masculina. No es precisamente algo de mi interés.
Pero bueno, esa es solo mi explicación
de por qué, aun gustándome no acaba de ser una de esas películas de Hitchcock
para ver una y otra vez.
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