jueves, 18 de abril de 2019

#29 Catedral de Durham


Triforio de la catedral
User:Soloist (2005)
[CC BY-SA 3.0] vía Wikimedia Commons




                       
Ubicación: Durham (Inglaterra, Reino Unido)
Fecha: 1093–1133
Estilo: Arte románico
Tipo de edificación: templo




El románico llega a Inglaterra de la mano de los invasores.

Aunque hasta la fecha llevo 20 entradas dedicadas al Reino Unido, ha sido para comentar libros, películas y óperas. De las artes plásticas, solo Stonehenge lo que da una idea de lo escasamente civilizadas que estaban las islas, lo bastante primitivos que eran, en materia constructiva, aquellos reinos sajones,… mientras –como hemos visto– que la cultura y arte siguió floreciendo durante los siglos oscuros en el Mediterráneo y, a trancas y barrancas, iba apareciendo al norte de los Alpes.

Las cosas cambiaron cuando la isla de Gran Bretaña fue, en su mayor parte, conquistada para el duque de Normandía, Guillermo el Conquistador, en el año 1066. Entonces llegó a Inglaterra el arte, en el estilo propio de la época, que era, como hemos visto por las últimas entradas, el románico.

De las catedrales románicas erigidas en suelo inglés, la más destacada es la de Durham, que es de la que vengo a hablar hoy. Erigida en lo de una colina, en una curva muy cerrada del río Wear por debajo, recia, se notaba en ella ese elemento de la iglesia no solo como lugar de oración, sino también de refugio tras gruesos muros.

No es de extrañar que a las iglesias románicas se las llamara «castillos de Dios». Hay que tener en cuenta que era una época de inseguridad, el famoso «terror del año mil» del que habló Focillon. La cristiandad se sentía asediada por todos los lados, y llevaba así un tiempo, atacada a lo largo de los últimos dos siglos por vikingos, sarracenos y húngaros.

Justo al lado tiene el castillo, fácilmente defendible por esa posición. Hay que tener en cuenta que Durham está muy cerca de la frontera escocesa, tierra extranjera de la que podían venir hostilidades.

Foto aérea de la catedral de Durham, con el castillo al fondo
Vik Walter de Durham (2008)
[CC BY 2.0] vía Wikimedia Commons


En el año 1080 el rey Guillermo nombró obispo de Durham a Guillermo de San Calais, y este emprendió la construcción en el año 1093. Ya sabéis que las catedrales medievales llevaban su tiempo, así que se se fue acabando primero el coro (1096), luego los muros de la nave central (1128) y la bóveda (1133)

Aquí encontramos, por primera vez, un elemento arquitectónico original que luego tendría gran predicamento en el gótico y estilos posteriores: la bóveda de crucería o bóveda de ogivas, una innovación genial para aquella época, finales del siglo X, único no solo en Inglaterra sino realmente en toda Europa. No me estoy refiriendo a añadidos de siglos posteriores, sino algo realizado en aquella época, fines del X, principios del XI. Es extraordinario.

Lo propio del románico es la bóveda de cañón, que no es sino prolongación en el espacio de un arco de medio punto. En la crucería, en lugar de estar uno detrás de otro, los arcos, bien de medio punto bien ligeramente apuntados, se cruzan, creando así, en vez de una continuidad, una bóveda por tramos. Y, además, en cada tramo, cuatro espacios diferentes.

Nave central de la catedral
Oliver-Bonjoch (2010)
[CC BY-SA 3.0] vía Wikimedia Commons

Hay una nave central más ancha y dos laterales. Encima de las arcadas que dan paso a las naves laterales está el triforio, esa galería que da luz a tribuna. Se ve que a las naves laterales se pasa por grandes arcos, mientras que en triforio son arcos geminados con una columnilla entre elos. Las columnas y los pilares alternan: unos son lisos, otros tienen elementos geométricos a modo de adorno.

El castillo y la catedral de Durham fueron designados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1986. En su página web, la Unesco la describe así:

Construida entre finales del siglo XI y comienzos del XII para conservar las reliquias de San Cutberto, evangelizador de Nortumbria, y las de San Beda el Venerable, la catedral de Durham es el monumento más grande y espléndido de la arquitectura normanda en Inglaterra, así como un testimonio de la importancia de las primeras comunidades monásticas benedictinas en este país. La audacia innovadora de sus bóvedas prefigura el arte gótico. Detrás de la catedral se yergue el castillo, una antigua fortaleza normanda que sirvió de residencia a los obispos-príncipes de Durham.

Aquí, un documental de unos ocho minutos, obra de The Guardian sobre esta catedral. Está en inglés, sorry. Por lo visto, lo eligieron como el mejor edificio del Reino Unido. Hombre, se les va un poquito la olla nacionalista al decir que quizá sea «el mejor edificio románico de Europa». Como si, llegados a este punto, no hubiéramos visto ya suficientes ejemplos de grandiosos edificios románicos, en Francia y en España.







No hay comentarios:

Publicar un comentario