sábado, 14 de marzo de 2020

#18 Biblia moralizada de San Luis




Ubicación: Catedral de Toledo (España) / Museo & Biblioteca Morgan, Nueva York (EE. UU.)
Fecha: entre 1226 y 1234
Estilo: Arte gótico


Un lujoso producto cultural, herencia de un rey

Voy a empezar hablando de la última voluntad de Alfonso X, al que todos conocemos con el apodo de «el Sabio», que reinó en Castilla y León allá por el siglo XIII.

Pongámonos un poco gore. En el invierno de 1283-1284 el rey se dedicó a dictar sus testamentos, viendo que ya le quedaban, como quien dice, dos días en este valle de lágrimas. Era un hombre muy peculiar, y por ejemplo respecto a dónde quería que le enterraran tuvo sus cosas: su cuerpo, en Sevilla (en cuya catedral está), sus entrañas que se fueran a Murcia, primer territorio que reconquistó de manos musulmanas (y efectivamente allá están, en la catedral de Murcia), y su corazón, que lo llevaran a Tierra Santa. ¿Está en Jerusalén, entonces? Pues no, porque aquello se perdió para manos cristianas y, no teniendo otra cosa que hacer con él, como pasaba el tiempo, lo juntaron con el resto de vísceras en Murcia. Es por ello que el escudo de Murcia lleva, desde el siglo XVI, un corazón. Lo cuentan aquí

Antes de que el rey muriera y lo partieran en cachitos, en un testamento que lleva fecha 10 de enero de 1284, entre sus disposiciones están la siguiente: 

«E mandamos otrosi, que las dos biblias et tres libros de letra gruesa, cobiertas de plata, é la otra en tres libros estoriada que nos dió el rey Luis de Francia, é la nuestra tabla con las reliquias, e las coronas con las piedras é con los camafeos é sortijas, é otras nobles que perteneçen al Rey, que lo aya todo aquel que con derecho por nos heredare el nuestro señorío mayor de Castilla é León»​

¿Cuál era esa otra biblia en tres libros historiada que le dio el rey Luis de Francia?

Pues un producto cultural muy específico y caro: una «biblia moralizada» o «historiada». Son biblias iluminadas. Lo de moralizada viene porque combina alegorías y escenas paralelas. Tan preciosa es que se la llama también «Biblia rica de Toledo».

Se confeccionaron cuatro biblias de este tipo a instancias de la reina Blanca de Castilla. Era esta hija del rey de Castilla, reina de Francia y magnífica señora medieval, de esas que se dedicaban a ejercer el poder como podían, defendiendo el reino de su hijo menor, muy piadosa y mecenas de manuscritos.

La finalidad es didáctica: la formación religiosa y moral de los miembros de su familia. 

Se conocen cuatro biblias de estas realizadas en los talleres parisinos. Las dos más antiguas se conservan en Viena; la tercera, troceada como el cuerpo de Alfonso X, está en bibliotecas de Oxford, París y Londres. Y la cuarta, que es coetánea de la despiezada, en la catedral de Toledo, salvo ocho folios (una mano de papel), que está en la Biblioteca Morgan de Nueva York.

El material utilizado es pergamino. De cada folio se usaba solo una cara, pues estaba tan cargado de pintura que no habría soportado que se escribiera e iluminara por las dos partes. El pergamino tiene dos partes, una velluda y otra suave. Para pintar se prefirió la parte más áspera, en la que el pigmento se agarra mejor. El fondo es de oro y los colores, diversos.


Aunque se les llama biblias realmente no son una edición completa de este libro. Son fragmentos en latín de la Biblia, del Viejo y del Nuevo Testamento, con su correspondiente comentario o interpretación. Por ejemplo, en un lado aparece el Génesis con la separación de luz y tinieblas, y al lado, moralizándolo, la separación de los ángeles buenos y los ángeles malos. Junto a la creación de Eva a partir de la costilla de Adán, aparece la creación de la Iglesia sacada del costado herido de Cristo en la cruz.  

Lo maravilloso es que el texto se sitúa en dos columnas y, a su vez hay otras dos columnas de ilustraciones, metidas en medallones, cuatro por cada columna, en total ocho por página. La primera fila de dibujos ilustrarían el texto bíblico y la segunda, una escena que explicaría el fragmento del texto.

Esas escenas metidas en círculos son muy ilustrativas de la vida en el siglo XIII, cómo vestían, qué instrumentos utilizaban, los juegos, etc. Suele ser una sola escena por medallón, aunque alguna vez se divide en dos partes, arriba y abajo.

Son cientos, miles de ilustraciones que no tienen realmente paralelo –en cantidad y calidad– en ningún otro libro medieval. Recuerda un poco a cómo estaban distribuidas las imágenes en las vidrieras de esta misma época gótica.

Al principio de cada biblia, en el frontispicio, hay una representación de Dios creando el mundo, con un compás en la mano y el orbe en la otra. Al parecer, esta iconografía del «Dios geómetra» contaba con escasos precedentes. En esta Biblia de San Luis está en majestad, un pantocrátor dentro de una mandorla, imagen que ya hemos ido viendo en otras entradas de este blog mío y que era muy habitual en el arte medieval.

Frontispicio de la Biblia de San Luis, catedral de Toledo.

En el colofón está la imagen de quien realizó el libro. En la parte superior, una reina (Blanca de Castilla) y un rey joven, lampiño (Luis IX de Francia. Y, abajo, en tamaño un poquito menor, para que se vea que son de menor importancia que los reyes, un clérigo que pudiera ser benedictino pero que realmente no se puede saber, a ciencia cierta, a qué orden pertenecía, que está dictando la obra, o dándole instrucciones sobre lo que dibujas, a un escriba, un artesano laico.

Colofón de la Biblia de San Luis, Biblioteca Morgan, Nueva York.

Las cuatro biblias siguen este mismo esquema, y luego fueron imitadas en los siglos XIV y XV, aunque no son tan completas. Una, la llamada «de Osuna» (Biblioteca Nacional de Madrid), por ejemplo, tiene el texto y el hueco para las ilustraciones, pero las miniaturas no llegaron a hacerse nunca.

Aquí trato de la Biblia de San Luis, pero no me resisto a poner una imagen que hay en una de las biblias de Viena, porque es de las más populares imágenes medievales. Ya he comentado que al principio de las biblias hay una imagen a página entera de Dios creador como geómetra. Esta es una de Viena, con Dios creando el mundo con un compás como podrían ser aquellos maestros que hacían las trazas de las catedrales medievales.
Dios como arquitecto, frontispicio de la Biblia moralizada de Viena
Codex Vindobonensis 2554, f.1 verso
Biblioteca Nacional de Austria

Un producto tan lujoso y caro, que solo podía ser un encargo real. Ni los más ricos aristócratas podían mantener talleres artísticos, solo la Corona de Francia. 

Llegó a manos del rey español gracias a que se la regaló el rey Luis de Francia. Este se ha identificado casi con toda seguridad con san Luis, y el acontecimiento que motivó el regalo pudo ser variado, quizá cuando subió al trono en 1252, o un regalo de compromiso de Alfonso X con Blanca de Francia en 1266, o cuando se casaron en 1269. Otros hablan de otro san Luis, el de Anjou, obispo de Tolosa, pero las fechas no cuadrarían del todo.

Los ocho folios que hay en Nueva York son del final, los que contienen la imagen de la reina Blanca de Castilla y su joven hijo. Se desgajó del tercer tomo muy pronto, en la Edad Media. Una hipótesis que hay es que lo hizo el sucesor de Alfonso X, Sancho IV; fue una herencia un poco atravesada, pues sus sobrinos, hijos del hermano mayor premuerto, eran pretendientes a la Corona. 

Pudo ser un poco por despecho porque al parecer los reyes de Francia sí que apoyaban a estos infantes llamados de la Cerda, ya que eran hijos de Blanca de Francia, hija del rey Luis IX de Francia,… exacto, el que aparece retratado como muchacho en esa imagen final de la Biblia moralizada, por quien lleva el nombre «de San Luis». O sea, que Sancho IV no lo quería ni ver… ni en pintura.

Cómo llegó esto a la catedral de Toledo no se sabe, sería un regalo real, obvio. Se sabe seguro que ya estaba allí en 1539, por un inventario. De todas las biblias historiadas es la que más fácilmente puede ver el público, pues lo tienen en el Tesoro de la catedral de Toledo, donde cualquier turista puede verlo. Paradójicamente, también era la más difícil de estudiar para los académicos. Es por ello que se encargó una edición facsímil, que se hizo en M. Moleiro Editor, S. A. de Barcelona.

Como curiosidad, recordaré que, en el año 1923 el último sha de Persia de la dinastía Kayar, Ajmad Sah Kayar, visitó España. Aquí, un vídeo de estos dos mandamases en carruaje pasando revista a las tropas. Entre las cosas que el rey español consideró dignas de enseñarle está, precisamente, esta biblia moralizada de la catedral de Toledo. Ciertamente, aunque de mayoría islámica, los iraníes son principalmente persas, no árabes, sino que tienen una cultura muy antigua en la que la representación humana no estaba prohibida. Espero algún día poder hablar de las magníficas miniaturas persas.

Este libro pertenece al estilo artístico gótico. Se le considera un ejemplo de la primera fase de la pintura gótica, el llamado «estilo gótico lineal o franco-gótico». A lo que más importancia se da es a las líneas del dibujo, que limitan superficies con vivos colores, pero planos, sin matices de tonos según la luz.

Las representaciones son ingenuas, sencillas, pero naturalistas e intentando ser amables, como reflejo de un mundo ideal. Todo ello, muy del gusto de una persona sencilla que debe entender fácilmente el contenido de lo que le explican.

Los principales ejemplos de este primer estilo gótico serían las vidrieras de lugares como Chartres o la Santa Capilla de París, y los manuscritos iluminados como este que comento hoy. En España, la obra maestra de esta fase del gótico es, indudablemente, el códice de El Escorial de Las Cantigas. Alfonso X, el rey propietario de la Biblia de San Luis, tuvo un taller propio, un escritorio real del que salieron este códice de las Cantigas, obra literaria suya, y otros. Tiene ese mismo naturalismo a la hora de representar las escenas, en bellos dibujos llenos de colorido. Si la Biblia de San Luis es un paseo por la Francia de principios del siglo XIII, el códice de Las Cantigas nos mueve por la España de la segunda parte del mismo siglo.
Miniatura de la cantiga 160, Códice de El Escorial
G. Rosa, imagen cedida por Retruso de Cela, via Wikimedia Commons

Como el número de pinturas que voy a comentar está reducido a cien, no puedo más que poner un manuscrito franco-gótico, pero no podía dejar de mencionar el espléndido manuscrito de El Escorial.

Para saber más sobre las biblias moralizadas, se puede leer el artículo que les dedica la Wikipedia. Y, en particular, sobre esta de San Luis

Un informe del Boletín de la Real Academia de la Historia dedicada a «La Biblia de San Luis en la catedral de Toledo» me ha servido para escribir esta entrada. También he recurrido a «Del cosmos al caosen las biblias moralizadas», para entender un poco la ideología detrás de este producto cultural de Antonia Martínez Ruipérez; datos tampoco es que haya sacado muchos de este segundo artículo, pero es fascinante ver cómo interpretaban el mundo y qué ideas había detrás de las imágenes; se centra mucho en el manuscrito de Viena.

Acabo con un clip de Moleiro Editor, S. A. sobre esta biblia

Como siempre, ya sabéis, una propuesta de viaje cultural de fin de semana a Toledo, con sus muchos y maravillosos monumentos, entre ellos la catedral. No dejéis de pasaros por su Tesoro para admirar esta bellísima biblia historiada.

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