Alminar de Jam, en un recodo del río Foto de David Adamec (2006) [Dominio público], vía Wikimedia Commons |
Tipo de construcción: alminar
Época: segunda mitad del s. XII
Lugar: provincia de Ġawr o Ghor (Afganistán)
En un remoto valle,
en las montañas afganas…
A orillas del Hari, a medio camino entre
Kabul y Herat, se alza, como un dedo que
surgiera de la tierra, esta esbelta torre cilíndrica que atestigua: no hay más Dios que Alá, y que Mahoma es su
profeta.
Fue erigida por los gúridas, que toman su nombre de este lejano valle de Ghor (Ghur,
Gūr o Ġawr, que de todas esas formas lo he visto escrito). Aquí estuvo su
primera capital, Firuzkuh o Firozkoh, antes de conquistar el territorio de los gaznavíes, quienes a su vez, en torno a
Gazni, habían creado un imperio no solo brillante en lo militar, sino también culturalmente: en esta corte floreció la poesía persa del notable Firdusi.
Ya he mencionado en este blog otros alminares: torres cuadradas como la
Kutubía o los estilizados y
cilíndricos de Asia Central (como Kunya-Urgench), y el muy original «sacacorchos»
de Samarra.
Aparte de servir para llamar a la
oración, este tipo de construcción puede cumplir otras finalidades. Al ser el punto más alto en kilómetros a la
redonda, servía como atalaya para vigilar el entorno y también como punto de
referencia para orientarse o marcar límites. También eran instrumento
propagandístico para dejar claro que «hasta aquí ha llegado el poder de Alá, el grande, el
misericordioso, y que no se te olvide».
Leo aquí que, simbólicamente, representa la elevación del hombre hacia Dios, pero cuando aparece en
solitario junto a una mezquita puede representar al Dios Único y, por tanto,
dar fe del postulado central del islam, el tawhid o “unicidad” de Dios.
Gracias a ese artículo me entero del origen de la
palabra. En español se llama alminar
(mejor que minarete, aunque también
se acepta, claro), y esto procede del término «menara» o «minar» que designa
una torre vigía.
No se sabe bien qué gobernante gúrida hizo
construir este alminar de Jam. Hay una inscripción, en referencia a una victoria
islámica en la India, pero no se sabe bien cuál de ellas, de ahí que se crea
que puede ser 1193-4 o 1174-5.
Mide sesenta y cinco metros de altura,
con lo que es el segundo alminar más alto del mundo de los hechos en ladrillo.
El primero es el Qutab Minar de Delhi, que también se debe a los gúridas y que, al
parecer, copió a este de Jam.
Está hecho en ladrillo, encontrándose en su cara exterior también estuco y azulejo.
Tiene cuatro secciones, una encima de otra, cada una más pequeña que la de
abajo. Una linterna lo remata.
A mí lo que me parece más interesante es
esa decoración exterior realizada con letras
cúficas, especialmente en los lugares en que tiene un toque de color turquesa,
tan llamativo frente a lo terroso del entorno. Ya sabéis que en el arte islámico las propias letras eran decorativas, de ahí que se usaran versos del Islam para decorar sus monumentos.
Decoración en letras cúficas. Por David C. Thomas [CC BY-SA 2.5] |
En la banda superior se contiene la
profesión de fe, لا إله إلا الله محمد رسول الله la shahada que en español
traducimos –por lo visto, no de manera muy literal– como «No hay más Dios que
Alá y Mahoma es su profeta».
Hay otros alminares semejantes
dispersados por esta parte del mundo. Atestiguan cómo la expansión del Islam
hacia el subcontinente indio no fue obra de árabes, sino más bien de persas y túrquicos. Que no nos despisten las inscripciones en árabe, ese era el idioma de la religión, pero el habla de estos pueblos era otra.
Los pueblos nómadas de Asia central llevaban siglos dejándose caer desde
Kabul hacia las ricas llanuras del Indo por dos vías: bien el inmediato paso
Jáiber (Khyber), más corto y
vertiginoso, o bien por el sur, pasando por Gazni, Kandahar y Quetta.
Los gaznavíes, ya mencionados antes, conquistaron
Afganistán y el valle del Indo; su capital fue primero Gazni (en lo que hoy es
Afganistán) y, a partir de 1151, Lahore (hoy Pakistán).
A estos gaznavíes les sucedieron los
gúridas, una dinastía de habla persa procedentes de esta región de Ghor, pero
cuya etnicidad es insegura, parece ser que eran tayikos. Derrocaron a los
gaznavíes en 1186 cuando el sultán Mu'izz ad-Din Muhammad de Ghor conquistó Lahore.
Y luego siguieron más allá, llegando al curso medio del Ganges y Bengala. Hacia
el año 1200, situaron su capital en Delhi, fundando así un sultanato musulmán
que dominaba todo el norte de la India. Luego los mongoles arrasaron, pero eso ya es tema para otro día.
El «Minarete y restos arqueológicos de
Jam» está incluido en la lista de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO
desde 2002, y en su página web lo describe de la siguiente
manera:
Con sus 65 metros de altura, el minarete de Jam es una construcción esbelta y llena de gracia que data del siglo XII. Se distingue por la compleja decoración con ladrillo de sus paredes, rematada en la cúspide por una franja de cerámica azul con una inscripción. La calidad de su arquitectura y ornamentación es una muestra del apogeo de la tradición artística de la región. La belleza del sitio se ve realzada por su entorno espectacular: un profundo valle de imponentes laderas montañosas, situado en el centro de la provincia de Ghor.
Como siempre, para saber más, podéis
empezar por la Wikipedia, que da bastantes datos, aunque esta vez el artículo
está un poco desordenado, me parece a mi.
En internet he encontrado este vídeo, de
poco más de dos minutos, espectacular:
No, de veras, merece la pena verlo. Es increíble, por otro lado, que llegar hasta este alminar exija casi una operación militar.
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