domingo, 16 de junio de 2019

#46 Alminar de Jam

Alminar de Jam, en un recodo del río
Foto de David Adamec (2006)
[Dominio público], vía Wikimedia Commons




Tipo de construcción: alminar
Época: segunda mitad del s. XII
Lugar: provincia de Ġawr o Ghor (Afganistán)


En un remoto valle, en las montañas afganas…


A orillas del Hari, a medio camino entre Kabul y Herat, se alza, como un dedo que surgiera de la tierra, esta esbelta torre cilíndrica que atestigua: no hay más Dios que Alá, y que Mahoma es su profeta.

Fue erigida por los gúridas, que toman su nombre de este lejano valle de Ghor (Ghur, Gūr o Ġawr, que de todas esas formas lo he visto escrito). Aquí estuvo su primera capital, Firuzkuh o Firozkoh, antes de conquistar el territorio de los gaznavíes, quienes a su vez, en torno a Gazni, habían creado un imperio no solo brillante en lo militar, sino también culturalmente: en esta corte floreció la poesía persa del notable Firdusi.

Ya he mencionado en este blog otros alminares: torres cuadradas como la Kutubía o los estilizados y cilíndricos de Asia Central (como Kunya-Urgench), y el muy original «sacacorchos» de Samarra.

Aparte de servir para llamar a la oración, este tipo de construcción puede cumplir otras finalidades. Al ser el punto más alto en kilómetros a la redonda, servía como atalaya para vigilar el entorno y también como punto de referencia para orientarse o marcar límites. También eran instrumento propagandístico para dejar claro que «hasta aquí ha llegado el poder de Alá, el grande, el misericordioso, y que no se te olvide».

Leo aquí  que, simbólicamente, representa la elevación del hombre hacia Dios, pero cuando aparece en solitario junto a una mezquita puede representar al Dios Único y, por tanto, dar fe del postulado central del islam, el tawhid o “unicidad” de Dios.

Gracias a ese artículo me entero del origen de la palabra. En español se llama alminar (mejor que minarete, aunque también se acepta, claro), y esto procede del término «menara» o «minar» que designa una torre vigía.

No se sabe bien qué gobernante gúrida hizo construir este alminar de Jam. Hay una inscripción, en referencia a una victoria islámica en la India, pero no se sabe bien cuál de ellas, de ahí que se crea que puede ser 1193-4 o 1174-5.

Mide sesenta y cinco metros de altura, con lo que es el segundo alminar más alto del mundo de los hechos en ladrillo. El primero es el Qutab Minar de Delhi, que también se debe a los gúridas y que, al parecer, copió a este de Jam.

Está hecho en ladrillo, encontrándose en su cara exterior también estuco y azulejo. Tiene cuatro secciones, una encima de otra, cada una más pequeña que la de abajo. Una linterna lo remata.

A mí lo que me parece más interesante es esa decoración exterior realizada con letras cúficas, especialmente en los lugares en que tiene un toque de color turquesa, tan llamativo frente a lo terroso del entorno. Ya sabéis que en el arte islámico las propias letras eran decorativas, de ahí que se usaran versos del Islam para decorar sus monumentos.

Decoración en letras cúficas. Por David C. Thomas [CC BY-SA 2.5]


En la banda superior se contiene la profesión de fe, لا إله إلا الله محمد رسول الله la shahada que en español traducimos –por lo visto, no de manera muy literal– como «No hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta».

Hay otros alminares semejantes dispersados por esta parte del mundo. Atestiguan cómo la expansión del Islam hacia el subcontinente indio no fue obra de árabes, sino más bien de persas y túrquicos. Que no nos despisten las inscripciones en árabe, ese era el idioma de la religión, pero el habla de estos pueblos era otra.

Los pueblos nómadas de Asia central llevaban siglos dejándose caer desde Kabul hacia las ricas llanuras del Indo por dos vías: bien el inmediato paso Jáiber (Khyber), más corto y vertiginoso, o bien por el sur, pasando por Gazni, Kandahar y Quetta.

Los gaznavíes, ya mencionados antes, conquistaron Afganistán y el valle del Indo; su capital fue primero Gazni (en lo que hoy es Afganistán) y, a partir de 1151, Lahore (hoy Pakistán).

A estos gaznavíes les sucedieron los gúridas, una dinastía de habla persa procedentes de esta región de Ghor, pero cuya etnicidad es insegura, parece ser que eran tayikos. Derrocaron a los gaznavíes en 1186 cuando el sultán Mu'izz ad-Din Muhammad de Ghor conquistó Lahore. Y luego siguieron más allá, llegando al curso medio del Ganges y Bengala. Hacia el año 1200, situaron su capital en Delhi, fundando así un sultanato musulmán que dominaba todo el norte de la India. Luego los mongoles arrasaron, pero eso ya es tema para otro día.

El «Minarete y restos arqueológicos de Jam» está incluido en la lista de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 2002, y en su página web lo describe de la siguiente manera:

Con sus 65 metros de altura, el minarete de Jam es una construcción esbelta y llena de gracia que data del siglo XII. Se distingue por la compleja decoración con ladrillo de sus paredes, rematada en la cúspide por una franja de cerámica azul con una inscripción. La calidad de su arquitectura y ornamentación es una muestra del apogeo de la tradición artística de la región. La belleza del sitio se ve realzada por su entorno espectacular: un profundo valle de imponentes laderas montañosas, situado en el centro de la provincia de Ghor.
Como siempre, para saber más, podéis empezar por la Wikipedia, que da bastantes datos, aunque esta vez el artículo está un poco desordenado, me parece a mi. 

En internet he encontrado este vídeo, de poco más de dos minutos, espectacular:


No, de veras, merece la pena verlo. Es increíble, por otro lado, que llegar hasta este alminar exija casi una operación militar.

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