domingo, 11 de noviembre de 2018

#27 Crucifijo de don Fernando y doña Sancha

Crucifijo de don Fernando y doña Sancha
Fotógrafo: José-Manuel Benito (2005)
Página web del M.A.N.
[CC BY-SA 2.5], via Wikimedia Commons



Ubicación: M. A. N., Madrid
Fecha: 1063
Época: Arte románico






Obra de excepcionalidad calidad, uno de los objetos más destacados del M.A.N.

Ya lo he dicho aquí varias veces: el Museo Arqueológico Nacional es uno de mis favoritos de Madrid. Lo he visitado varias veces, la última, hace menos de un mes.

Una de sus obras más destacadas, de la que te hablarán si vas en visita guiada, es este otro magnífico ejemplo de marfil ibérico. Ya hemos visto otros, el bote de la catedral de Zamora (islámico) y el arca de los marfiles (románica)

Como el Arca de los Marfiles, este objeto precioso fue también regalo de los reyes doña Sancha y don Fernando al monasterio de San Isidoro de León con el motivo del traslado de las reliquias del santo de Sevilla a León. Ya os conté que el hermano de Sancha era el rey de León, murió en batalla contra don Fernando de Castilla y de esta manera acabó siendo rey de León, el I de ese nombre, y al que apodaron «el Magno» o «el Grande».

De la misma manera, hay que recordar que este taller eborario de León fusionó la tradición otoniana del norte de Europa con las técnicas y las iconografías autóctonas, mozárabes (mezcla de cristiano e islámico).

Estamos ante un objeto de marfil, que tiene una altura de 54,2 centímetros y una anchura de 34 centímetros, con una representación de Jesucristo en bulto redondo.

Destaca por ser la primera representación de Jesucristo en un crucifijo en la Edad Media peninsular. Hasta entonces las cruces no llevaban representación humana, como se puede comprobar en la Cruz de la Victoria asturiana de la que ya hablé aquí.

A los cristos ya se sabe que se los representa con tres o cuatro clavos, dependiendo de cómo se pongan los pies; pues bien, este Cristo románico es de los de cuatro clavos, uno por cada miembro. Esto contribuye a que sea una figura serena, equilibrada.

Es un ejemplo de Maiestas domini o Cristo en Majestad, iconografía del cristianismo que representa la figura de Cristo en actitud triunfante. Es de inspiración bizantina y consigue ser expresivo, sin necesidad de contorsiones por el dolor sino más bien transmitiendo solemnidad. Es una figura hierática.

Como carece de herida en el costado y los ojos están abiertos, en este caso incrustad con azabaches, se ve que es un Jesús aún vivo. Le llega hasta las rodillas el paño de pureza, que en escultura y pintura se denomina con la palabra perizoma, con pliegues bien tallados.

Como las otras dos obras eborarias que hemos visto, aquí hay cierto horror vacui de tradición islámica, por lo que los huecos se recubren de intrincadas representaciones, unas figurativas y otras de animales, monstruos, vegetales de clara influencia andalusí.

Arriba del todo está representado Cristo resucitado, con el Espíritu Santo en forma de paloma y dos ángeles. Una inscripción en latín dice i.h.c. nazarenus rex ivdeorv; le faltaría la m de iudeorum.

En la parte de abajo, Adán se arrodilla al salir de la tumba. Están inscritos los nombres de los donantes: fernandus rex sancia regina.

Por la parte de atrás hay un receptáculo que contendría un fragmento de la Vera Cruz, y más tallas.

En la Wikipedia hablan de esta pieza de marfil.

Aquí os pongo un clip de cinco minutos, realmente ilustrativo sobre las características de un crucifijo románico.



Insisto una vez más que si estáis de paso por Madrid, o si vivís allí y tenéis hora y media que matar, una buena opción es entrar en el M.A.N. y dar un repasito por la historia antigua y medieval de España, a través de sus evidencias arqueológicas. Ya digo que hacen visitas guiadas que recorre las piezas básicas, son gratuitas (al menos lo eran cuando yo fui) y resulta un buen entretenimiento.

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