jueves, 22 de noviembre de 2018

#26 La consagración de la primavera

Retrato de Ígor Stravinski,
por Jacques-Émile Blanche (1915)
París, Cité de la musique
[Dominio público], vía Wikimedia Commons



Le Sacre du printemps
Весна священная (Vesná svyaschénnaya)



Compositor: Ígor Stravinski
Estreno: París, 29 de mayo de 1913


Y de repente, llegó la vanguardia y fue un escándalo.


Hoy traigo una de las obras más destacadas del siglo XX. Un ballet que Stravinski compuso para los Ballets Rusos de Diáguilev, con coreografía de Vaslav Nijinsky, y Nicholas Roerich a cargo de la escenografía y el vestuario.

Tres son los grandes ballets de la época inicial de Stravinski: El pájaro de fuego (1910), Petrushka (1911) y esta Consagración de la primavera primitiva, brutal, con una fuerza tremenda. No es para menos, porque en realidad lo que se estaban representando eran escenas de la Rusia pagana, en la que había hasta un sacrificio humano.

Aunque es un ballet, y aún se representa, sobre todo se escucha como música orquestal. Como la mayor parte de la música del siglo XX, es un poco difícil de aceptar para los oídos, exige un cierto esfuerzo. 

(Mi familia piensa que es un coñazo).

((Por suerte, Stravinski no es de mis compositores favoritos, así que les torturo con él rara vez)).

Yo me la tomo más como una banda sonora de película épica. Mira, a Stravinski le ofrecieron componer para el cine cuando estuvo exiliado en EE. UU., pero se negó, sin duda debió considerarlo un género menor y sin embargo, a día de hoy, creo que es la música contemporánea más escuchada.

El Théâtre des Champs-Élysées parisino era una nueva estructura, que se había inaugurado el 2 de abril de 1913. El gerente quiso que los Ballets Rusos interpretaran allí y le dio una pasta a Diáguilev. Ya en el preestreno para la prensa hubo quien se preguntó cómo reaccionaría el público, no fuera a ser que creyeran que se burlaban de ellos.

(Sí, el problema del arte moderno, que mucha gente duda de si es arte o una tomadura de pelo).

Dirigió la orquesta en esa ocasión Pierre Monteux, que justo adquirió notoriedad cuando, para los Ballets Rusos de Diáguilev, entre 1911 y 1914, dirigió estrenos mundiales como esta Consagración, lo mismo que antes Petrushka, Daphnis et Chloé de Ravel o Jeux de Debussy.

La primera pieza de la tarde, Les Sylphides, fue bien. Pero cuando empezó La consagración, el público empezó a revolverse. Hay quien dice que no era tanto por la música de Stravinski como por los movimientos feos ideados por Nijinski. Según leo en la Wikipedia en inglés:

En su autobiografía, Stravinski escribe que la risa burlona que recibió a los primeros compases de la Introducción lo disgustaron, y que abandonó el auditorio para ver el resto de la actuación desde los lados del escenario. Las manifestaciones, dice, se convirtieron en «un alboroto terrible» que, junto con los ruidos en el escenario, ahogaron la voz de Nijinski que gritaba los números de paso a los bailarines. El periodista y fotógrafo Carl Van Vechten constató que la persona detrás de él se dejó llevar por la emoción, y «comenzó a golpearle rítmicamente la cabeza», aunque Van Vechten no se dio cuenta de esto al principio, de lo grande que era su propia emoción.

Y más adelante explican que el público de ballet parisino era, en aquella época por un lado los adinerados a la que querían disfrutar de la tradición y por otro los bohemios que buscaban algo nuevo. Monteux cree que los problemas empezaron con enfrentamientos entre estas dos facciones, pero que luego dirigieron su enojo a la orquesta. 

Empezaron a lanzar cosas a la orquesta.

Pero esta, impertérrita, siguió tocando, y los bailarines bailando. 

A pesar de los altercados, siguió la representación. Luego parece que las cosas amainaron en la segunda parte.

Para tener una grabación de esta obra, creo que la mejor opción es Pierre Monteux, que la estrenó en 1913 y que en el año 1951 la grabó con la Sinfónica de Boston para la RCA.

En You Tube he encontrado esta interpretación de Jaap van Zweden, versión de 1947, con la Orquesta Filarmónica de la Radio de los Países Bajos. Dura unos cuarenta minutos.



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