Ubicación: Cámara Santa, catedral de
Oviedo
Fecha: 908
Estilo: Arte asturiano
Una de las joyas del arte altomedieval español
Seguimos en el mundo del arte
prerrománico, y vuelvo a mi querido arte asturiano. La Cruz de la Victoria ya la mencioné aquí al hablar de un clípeo de Santa María del Naranco.
De
las artes aplicadas asturianas se conservan ejemplos como la Cruz de los
Ángeles o las cajas como la de las Ágatas o la caja de reliquias de la catedral
de Astorga. Solían ser objetos preciosos, de lujo, que los reyes donaban a las
iglesias. Por eso se conservan.
La
Cruz de la Victoria fue encargo de los reyes asturianos Alfonso III el Magno y Jimena.
La realizaron en el castillo de Gauzón en 908. Los restos de ese castillo se
encuentran sobre una peña, con vistas a toda la ría de Avilés, en Castrillón. Todo
lo cual se sabe porque hay una plaquita en la parte posterior que lo cuenta.
En
realidad, viene a ser una especie de relicario para conservar una cruz de
madera.
Tiene
forma de cruz latina, y casi un metro de alto. Son dos piezas de madera que se
unen en el centro. Ahí es donde había un compartimento para reliquias. Los
brazos están rematados por semicírculos y círculos casi cerrados, se cree que
para facilitar que la sacaran en procesión.
Está
cubierta de oro y profusamente decorada con piedras preciosas y placas de
esmalte. Se nota la influencia de los modelos carolingios en la decoración. Usa
la técnica de champlevé para escenas de flora y fauna.
Se
conserva en la Cámara Santa de la catedral de Oviedo, lugar Patrimonio de la
Humanidad. Es un símbolo de Asturias, que la incluye en su bandera. Véase:
Quienes
gustan de leyendas, dicen que esa cruz de madera de su interior la llevaba don
Pelayo, esgrimiéndola contra los musulmanes en la batalla de Covadonga. Pero la
evidencia científica, o sea, la prueba del Carbono 14, lo desmiente: la madera
es del tiempo de Alfonso III.
Siempre
se creyó que esta leyenda era del siglo XVI, pero parece que se puede remontar
al siglo XII. En aquella época cogieron un objeto antiguo, y le dieron otra
interpretación para dotar de prestigio y antigüedad a ciertas instituciones, en este caso, al parecer, a la diócesis de Oviedo frente a otras, más antiguas, que se estaban reconquistando. Una vez más, la historia distorsionada para fines propios de determinados
grupos de poder. Cuéntame algo que yo no sepa. Más o menos es lo que deduzco de
lo que dice aquí esta historiadora.
Como
curiosidad, debo decir que las luchas obreras del siglo XX no le sentaron
demasiado bien.
Cuando
en 1934 los revolucionarios volaron la Cámara Santa, no lograron destruir este
objeto litúrgico, que fue recuperado de entre los escombros. Lo cual aprovechó
el general Franco (por entonces, al servicio de la República) para montar años después una
aparatosa ceremonia de restitución de la Cruz a la catedral. De paso se hizo
una chapucera rehabilitación que incluyó trocitos de botellas de sidra como cristalitos
verdes.
Años
después, durante la Transición, hubo una huelga a la que se unieron los obreros
que estaban realizando obras en la catedral. Si he entendido bien, cómo dejaron la obra a medio hacer es algo que ayudó a un caco a entrar en la Cámara Santa y hacerse con
un buen botín. Pudo recuperarse, pasó por otra restauración y
actualmente se puede ver en la Cámara Santa. Previo pago, por supuesto.
Todas
estas curiosidades se pueden leer en un artículo que publicó El Confidencial el
día 29/05/2017, titulado «Del robo del siglo a la chapuza colosal: así se cargó Franco la cruz de Don Pelayo».
Para
saber algo más, se puede ver el artículo en la Wikipedia.
Acabo con un toque de nostalgia, un breve noticiario de la televisión española, en 1979, hablando de la «Restauración
joyas catedral de Oviedo dañadas por ladrones».
A los que vivisteis en aquella época, la voz, el formato, etc. os sonará muchísimo. Esa fue la España de mi infancia.
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