martes, 3 de mayo de 2016

#3 Hamlet


William Morris Hunt: Hamlet (h. 1864)
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Hamlet

Autor: William Shakespeare
Año: entre 1599 y 1602
Género: Teatro / Drama


Tal día como hoy, hace 400 años, pasó a mejor vida Shakespeare. Así que no, para nosotros los del calendario gregoriano, no fallecieron el 23 de abril ni Cervantes (que lo hizo el 22 de abril) ni Shakespeare (que murió en lo que para nosotros era un 3 de mayo).

Hamlet es el primero de los grandes dramas de Shakespeare. Un príncipe danés está en fase de duelo por el fallecimiento de su padre. Menos de dos meses después, su madre se ha casado con el actual rey, hermano del difunto. Al melancólico Hamlet, el fantasma de su padre le cuenta que, en realidad, fue asesinado por su hermano. Entonces Hamlet decide vengarse matando al rey. Pero como es un intelectual, tiene que hacer las cosas de otra manera: fingirse loco para poder urdir mejor un plan y, al tiempo, darle vueltas a todo en la cabeza. Sí, es un cansino. Duda: ahora no, después tampoco. Al final, siento destriparos el argumento, no queda ni el apuntador, pero el desenlace lo provoca no tanto el vengar a su padre sino a sí mismo.

Una trama muy intrigante, personajes atractivos. A diferencia de Cervantes, Shakespeare no representa ni a toda la sociedad (los aristócratas y los reyes ocupan la mayor parte de la escena), ni a todo el espectro humano, ni siquiera contamos con una ambientación particularmente lograda. No, Shakespeare es atemporal, no habla de la sociedad de su época, sino de tipos humanos. Lo que consigue es que el cliché, se encarne en personas tan reales que te las imaginas paseando por tu calle. Hamlet, nuestro protagonista de hoy, es el filósofo, el dubitativo, el hombre de pensamiento a quien le cuesta pasar a la acción, el enamorado que oculta sus sentimientos para poder centrarse en una misión que no sabe ni cómo ni cuándo va a desempeñar, el depresivo que tontea con la posibilidad del suicidio para poner fin a su miseria...

Junto al argumento y los personajes, y la «dimensión mítica», lo maravilloso de Shakespeare es el idioma, el lenguaje, no tanto lo que cuenta (que está bien, es entretenido, hasta sirve de guión para películas) sino cómo lo cuenta. Es el ejemplo paradigmático de aquello que dijo Muñoz Molina que era la literatura (Babelia, 22/04/2015):


La literatura es precisión a una escala casi molecular: el brillo o el golpe seco de una palabra justa, la chispa como de pedernal golpeado, la reacción química cuando se combinan dos palabras bien elegidas, imantadas entre sí. La literatura es lo que no puede ser dicho de otra manera y lo que necesita ser leído despacio y en voz alta, al menos dos veces, en soledad o en pareja, en un grupo reducido, no mayor del que requiere un cantaor flamenco o una formación de cámara.


Así es como hay que leer a Shakespeare: despacio, en voz alta, y, a ser posible, en versión original. Cuando de poesía se trata, ya lo dije al comentar la Divina Comedia, el traductor nunca es tan bueno, en su idioma, como el autor original. La traducción es sólo una versión, aunque las haya muy buenas. No hay más que declamar el famoso soliloquio de Hamlet, para comprender que el ritmo, el sonido, de la lengua inglesa, forma parte integral de la obra, no sólo lo que se dice sino –insisto-, la manera en la que se expresan las ideas:

          To be or not to be-that is the question:
Whether 'tis nobler in the mind to suffer
The slings and arrows of outrageous fortune,
Or to take arms against a sea of troubles,
And, by opposing, end them. To die, to sleep-
No more-and by a sleep to say we end
The heartache and the thousand natural shocks
That flesh is heir to-'tis a consummation
Devoutly to be wished. To die, to sleep-
To sleep, perchance to dream...
En definitiva, que si tenéis la oportunidad de ver un Hamlet, aunque creáis que no os gusta el teatro, id a verlo. Y si por casualidad echan por la tele el Hamlet de Laurence Olivier, o el de Kenneth Branagh, que me vale también, vedlo, bueno, hasta el de Zeffirelli con Mel Gibson (con quien nunca sabes si sólo se hace el loco o realmente lo está). Shakespeare es tan potente que hasta sobrevive a eso.

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