Póster en FilmAffinity |
North
by Northwest
Año: 1959
País: Estados Unidos
Dirección: Alfred Hitchcock
Música: Bernard Herrmann
Suspense romántico del bueno,
con su toque de humor
La de veces que habré visto esta película, ¡ya
ni me acuerdo!
Para mí es un modelo de suspense romántico, pues
hay una trama de intriga que está entrelazada con la relación de la pareja
protagonista.
Tenemos a un ejecutivo de publicidad, Roger O.
Thornhill, un tipo vivalavirgen que ya lleva un par de matrimonios a sus
espaldas. Se lleva bien con su madre, lo que da lugar a graciosos diálogos entre ellos.
La intriga en sí nace de que los malos de la película creen que Thornhill es un espía del gobierno, llamado George Kaplan. Por eso lo secuestran y lo intentan matar, aunque se escapa. Cuando le cuenta a la policía
(y a su madre) lo que le ha pasado, no le creen, y los intentos de demostrar la
realidad de haber sido víctima de una delito acaban siendo contraproducentes.
Luego hay un asesinato de verdad, del que este Roger
es sospechoso y emprenderá la huida. Ahí es donde se cruza su camino con una mujer
atractiva, una de esas rubias supuestamente frías tan de Hitchcock con la que cruza diálogos de
doble sentido. Acabarán enrollándose, con aparentes traiciones entre uno y
otro, y cierta colaboración para perseguir a los malotes.
Pero no te preocupes si la estás viendo y no entiendes ni papa.
Cary Grant le dijo a Alfred Hitchcock en pleno rodaje de Con la muerte en los talones: «Creo que es un guion espantoso, pues hemos rodado el primer tercio del film, ocurren toda clase de cosas, y no comprendo en absoluto de qué se trata».
Pág. 601 de Alfred Hitchcock. Todas las películas. Ed. Paul Duncan, ensayos de Paul Duncan, Ed. Taschen
El argumento en sí es retorcido y se basa en una confusión de identidad. Los malos creen que Roger es un espía del gobierno, y él no es capaz de demostrar lo contrario. Al final se ve implicado en una trama para que los malos no se lleven un microfilm y de paso salvar a la muchacha, Eve Kendall, interpretada por Eva Marie Saint. Pero ya digo que el lío argumental es solo una excusa, lo importante es el estilo.
El atractivo de esta película sigue tan fresco
como el primer día, con una serie de escenas que se te quedan en la retina. Obviamente, todos recordamos la de Cary Grant perseguido por una avioneta fumigadora. Pero a mí me
encantan los momentos de humor. Especialmente uno que hay al principio, entran
en el ascensor Roger, su madre y los asesinos. La madre, que no se cree una
palabra de lo que le dice el libertino de su hijo, les pregunta a estos,
irónicamente,
You gentlemen aren’t REALLY trying to kill my son, are you?
[Ustedes, caballeros, no estarán realmente
tratando de matar a mi hijo, ¿verdad?]
O bien cuando Thornhill intenta comprar un
billete de tren, y se pone gafas de sol para ocultar su identidad:
(Vendedor de billetes) ¿Le pasa algo en sus ojos?
(Roger Thornhill) Sí, son alérgicos a las preguntas.
Una película, o una novela, de suspense, son tan
buenas (o tan malas) como el malo. Y el de aquí está bastante bien. Por un
lado, el traficante de microfilms, Vandamm, interpretado por el excelente actor
inglés James Mason, que tiene a Eve como acompañante. A su lado, Martin Landau interpreta a su sidekick, Leonard, un hombre joven y
guapo que es obvio que está enamorado de su jefe Vandamm y odia a Eve, por ser
la mujer con la que Vandamm está. ¿Evidente? Sí, pese a la censura de la época,
de hecho hay una escena en que el propio Vandamm le pregunta si está celoso.
Los actores están estupendos. Es uno de esos casos en los que no
puedes imaginarte el personaje con otra cara. Cary Grant está perfecto. Es
curioso, pero él y el director no acababan de llevarse bien. Decía Grant: «A
Hitchcock le gusto mucho, pero al mismo tiempo me detesta». Y es que Grant era
todo lo que Hitch no era ni podía ser: galán, atractivo (al parecer para ambos
sexos), sano y con una vida de lo más entretenida.
Desde luego, las películas que más me gustan de Hitchcock
son dos con Cary Grant, esta y Notorious
(Encadenados) otra de suspense romántico.
Y es que sí, el suspense romántico es un género
que se da no solo en las novelas. Hay frases, diálogos, aquí, que son
totalmente de escritora de romántica actual y, sin embargo, tienen ya más de
medio siglo:
(Roger) Cuando
encuentro a una mujer atractiva tengo que empezar a fingir que no abrigo deseos
de pretenderla.
(Eve) ¿Y
por qué cree usted que tiene que ocultarlo?
(Roger) A
ella podría disgustarle la idea.
(Eve) O es
posible que no.
Esta película pertenece a la época con más éxito
de Hitchcock, entre Vértigo (de entre los muertos) y Psicosis, aunque me
gusta mucho más que cualquiera de esas dos.
Una peli entretenidísima, con su punto de
intriga, momentos de humor y otros de tensa persecución, más un romance en el que no faltan el deseo, la desconfianza, y renuente colaboración.
Con la muerte en
los talones ganó el premio al mejor director (exaequo) en el Festival de San Sebastián, y el David de
Donatello al mejor actor extranjero (Cary Grant). Hitchcock estuvo nominado en
diversos premios como mejor director, pero no consiguió ninguno. Las películas amenas
y con final feliz ya se sabe que no suelen premiarse, prefieren los dramones, como si entretener y
hacer reír (o sonreír) fuera tan fácil…
Si tenéis la
oportunidad, vedla, de verdad, pasareis un buen rato. Como suele ser habitual,
en original le sacas más la gracia al timing
y el tonillo en que hablan especialmente Roger y su madre. Por cierto que como
curiosidad hay que decir que la actriz que hacía de madre de Cary Grant, Jessie
Royce (n. 1896), solo era ocho años mayor que Cary (n. 1904). El cine tiene
estas cosas. A suspender la incredulidad toca.
Para saber más: consúltese la Wikipedia, Film Affinity, o la Internet Movie Data Base.