domingo, 15 de agosto de 2021

#35 ¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú

 

Póster en FilmAfinity


 



Dr. Strangelove, or How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb

Año: 1964

País: Reino Unido

Dirección: Stanley Kubrick

Música: Laurie Johnson

 

Sátira sobre la guerra fría

 

Esta es otra de esas películas que he visto unas cuantas veces, encontrando siempre algo nuevo.

La historia parte de un general, Jack D. Ripper, interpretado por Sterling Hayden, al que se le va la olla, y decreta un ataque de bombarderos sobre la Unión Soviética. Un capitán de la RAF que se encuentra en esa base aérea, Mandrake (Peter Sellers), se da cuenta de lo que ha ordenado y de cómo se encuentra este tipo, así que intenta parar la cosa.

Por otro lado, vemos al presidente de los EE. UU. (también Peter Sellers) rodeado de generales y asesores, una vez que le explican lo que está pasando. Cuando se da cuenta de lo que puede ocurrir, llama al líder soviético para explicarle lo que hay, que es un error de un oficial un poco loco, y que a ver qué hacen para pararlo.

Lo que no se esperaba es que a la letalidad estadounidense su rival en la guerra fría tendría preparada una reacción aún peor.

Entre ellos estará el tercer personaje interpretado por Seller, el Dr. Strangelove del título, trasunto de todos esos científicos alemanes que fueron llevados a EE. UU., con indiferencia a su nazismo precedente.. 

Y luego, por otro lado, sigues a uno de esos bombarderos que han recibido la orden top secret, y cómo van leyendo las instrucciones. Todo está previsto, ordenado. Se va siguiendo un protocolo con indiferencia casi funcionarial, una vez que se dan cuenta de que va en serio. Siguen el procedimiento establecido, pues alguien lo pensó antes, qué había que hacer a cada momento para ir a la URSS a echar unas bombas. Está capitaneado por el mayor Kong, interpretado por Slim Pickens, inolvidable con su sombrero texano.

Rodada en blanco y negro, es de esas películas que te atrapan, te intrigan, y no puedes dejar de ver, aunque sepas cómo se va a desarrollar y en qué va a acabar. Las interpretaciones son magníficas, empezando por Peter Sellers, que se luce por triplicado, pero están estupendos también Sterling Hayden como militar pirado, o George C. Scott interpretando otro general, en el fondo entusiasmado por la posibilidad de bombardear a los comunistas. Pero vamos, todos. Es verdad que el papel de la mujer es ínfimo y muy estereotipado; por el tipo de historia que es y el momento en que se rodó, es lógico, en aquel momento todo eran señoros.

Destila humor, muy de la época, ácido, cruel, que te lleva inevitablemente al pesimismo. El problema de tener bombas tan destructoras es que dependen de humanos, que siempre pueden errar; pero si creas mecanismos automáticos, también puede haber fallos. El peligro en sí está simplemente en la existencia de estas armas. Aunque, ¿cuál es la alternativa, una vez que existe la capacidad de crear esos arsenales? ¿Desarmarnos sin más, con la de locos que hay por el mundo? Al final, no hay opción buena, salvo que seas un ingenuo que creas que todo el mundo es bueno.

Por cierto que esta última vez que la he visto, me di cuenta de que uno de los soldados del avión es un jovencito James Earl Jones.

Merece la pena ver esta película, porque es estupenda y te da un poco la visión de lo que era aquella época. Es posible que, si no has vivido la guerra fría, esto lo verás con cierto distanciamiento. En cualquier caso, te entretendrá.

También desde el punto de vista estético, hay imágenes que, especialmente unidas a ciertas músicas, resultan inolvidables. Como ese cierre con la música de Vera Lynn We’ll meet again en plan muy, pero que muy irónico. Es lo que más recuerda la gente. Pero a mí también se me queda pegada la música que oyes cuando salen imágenes del bombardeo sobre las heladas tierras y mares del norte de la URSS, con su sombrero texano, When Johnny Comes Marching Home. Al parecer, fue muy popular durante le guerra de secesión estadounidense, tanto que lo usaron los dos bandos; al menos, eso contaban escuché el otro día en el podcast Música y Letras: Músicas de cine clásico II.

Seguro que si buscas estas dos músicas en internet, las reconoces, aunque no sepas muy bien de qué. Las han usado en más pelis.

¿Teléfono rojo?... ganó tres premios BAFTA: mejor película, film británico y dirección artística (B&W). Kubrick fue considerado el mejor director del Círculo de Críticos de Nueva York. Y el Sindicato de Guionistas (WGA) premió al guion, dentro de la categoría comedia.

Para saber más: consúltese la Wikipedia, Film Affinity, o la Internet MovieData Base.



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