miércoles, 10 de octubre de 2018

#24 Sinfonía n.º 6 «Pastoral», op. 68

Beethoven en su casa (h. 1811)
Por Carl Schloesser
[Dominio público] vía Wikimedia Commons


         



Compositor: Ludwig van Beethoven
Estreno: Viena, 22 de diciembre de 1808



Los encantos de la vida campestre.

Theater an der Wien de Viena. Diciembre de 1808.

En un año de guerra por toda Europa, desde Rusia y Finlandia a los Estados Papales o Portugal y España,… En plenas guerras napoleónicas, los españoles se alzan así, a lo bestia, contra los franceses… Lo que marca el inicio de la Guerra de la Independencia. Se le pone tan cruda a los franceses que a principios de diciembre, Napoleón mismo se une a sus ejércitos en la península, comenzando el sitio de Zaragoza el día 20.

Justamente, el mismo día en que ardió el Covent Garden original.

Y mientras, en Viena, tuvo lugar uno de los conciertos del siglo, excesivo, desmesurado, cuatro horas de música maravillosa de Beethoven.

Tocó el piano y dirigió la orquesta en este concierto en el que estrenó la Sinfonía n.º 5 (de la que ya hablé aquí), la 6, el concierto para piano n.º 4 y la Fantasía coral y más cosas que no enumero por aquello de que no se me haga eterna la entrada. 

El público se quedó frío, en parte puede ser por la época del año y por ser una sala gélida, pero también por lo excesivo de la propuesta y porque no estaba demasiado ensayado, así que me imagino que les salieran las cosas así, como a medio gas.

Frente a otras sinfonías más dramáticas de Beethoven, aquí se trata de recrear el amor por la naturaleza, de ahí el sobrenombre de Pastoral. Tiene cinco movimientos, lo cual ya de por sí es novedoso, porque entonces se prefería la forma con cuatro movimientos.

Cada uno de esos movimientos lleva rotulito, que copio del artículo de la wiki:
           
I.              Erwachen heiterer Empfindungen bei der Ankunft auf dem Lande («Despertar de alegres sentimientos al encontrarse en el campo»).
II.            Szene am Bach («Escena junto al arroyo»).
III.           Lustiges Zusammensein der Landleute («Animada reunión de campesinos»): Allegro.
IV.          Gewitter. Sturm («Relámpagos. Tormenta»).
V.            Hirtengesang. Frohe und dankbare Gefühle nach dem Sturm («Himno de los pastores. Alegría y sentimientos de agradecimiento después de la tormenta»): allegretto.

Esto ya nos indica que es música programática. Pero como estamos ya en una época más romántica que clásica, lo que viene a describir no es tanto un paisaje sino una emoción, el sentimiento íntimo del hombre en pleno campo.

Hay que recordar que en aquella época la gente caminaba, y mucho, por las ciudades y por el campo. No hay más que leer a Jane Austen para darse cuenta de cómo lo de pasear era una forma más de entretenimiento social.

A veces pienso que nos convendría copiar estas cosas. Nuestra salud nos lo agradecería, ¿no?

En la pág. 37 de la Pequeña Historia de la música de Gómez Amat & Turina Gómez, mencionan esta Sexta sinfonía:
 La misma clave está en la advertencia con respecto a la Sinfonía Pastoral: «Más expresión de sentimientos que pintura al natural». Es precisamente esa expresión de sentimientos la base del mundo romántico. El artista no intenta construir una cosa bonita ni copiar de la naturaleza, sino mostrarnos lo que su alma siente en la contemplación o en la reflexión.

Y es una idea que vienen a repetir en La discoteca ideal de música clásica, de Kenneth y Valerie McLeish, Enciclopedias Planeta, 1996. Califican a la Sexta como obra maestra y te cuentan que es distinta a todas las sinfonías que había compuesto hasta la fecha. Insisten en que Beethoven expresa las emociones que en él despiertan las escenas campestres, pero que evita una descripción directa de las escenas «en favor, una vez más, de la “unidad sinfónica”, y la obra mantiene siempre el mismo carácter y dignidad intelectual».

Reconozco que Beethoven no es de mis compositores favoritos, ni su obra ni su biografía me atraen especialmente. Me pasa un poco como con Brahms o Haydn, que son geniales, sí, pero que no me entusiasman. Eso sí, sus obras da gusto escucharlas. Esta en particular es de lo más,… ameno, nemoroso, delicioso,… y debió ser todo un contraste por comparación con lo agitado de la Sinfonía n.º 5 estrenada ese mismo día.

Esta obra maestra de Beethoven ha sido objeto de muchas grabaciones. Hay unas cuantas integrales de sus sinfonías donde escoger. De nuevo, como hice con la quinta, me decanto por la de Wilhelm Furtwängler con la Orquesta Filarmónica de Viena. Ojo, que también grabó con la de Berlín, pero al parecer, no hay color. Mi oído no da para percibir estas exquisiteces.

Desde el Musikverein de Viena, Christian Thielemann dirige a la Filarmónica de Viena: 






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