El ejemplar baqueteado de mi casa Alianza Edotiral, 6.ª ed. (1981) |
Autor:
Benito Pérez Galdós
Fecha
de publicación: 1873
Este
debería ser el año Galdós, pues hace justo un siglo que falleció Benito Pérez Galdós,
uno de los novelistas más destacados en lengua española.
Había nacido el año
1843 y, cuando tenía treinta años de edad, comenzó a escribir sus Episodios nacionales: cuarenta y seis
novelitas cortas, agrupadas en series de diez, excepto la última, que quedó en
seis.
Recorre
con ellas prácticamente todo el siglo XIX español: el primer episodio es este Trafalgar (batalla que aconteció en
1805) y acaba con Cánovas (cuya
acción se desarrolla entre 1874 y 1880).
Trafalgar es,
como digo, el primer episodio. El protagonista es Gabriel de Araceli, al que
conocemos como un chaval de clase humilde, huérfano, gaditano que hace su vida
entre las chiquillería de La Caleta.
Yo nací en Cádiz, y en el famoso barrio de la Viña, que no es hoy, ni menos era entonces, academia de buenas costumbres.
Entra al servicio de un marino retirado,
su amo, un hombre que solo teme una cosa en la vida: a su formidable mujer.
De tal
manera que tiene que huir a escondidas de ella para unirse a la armada
combinada hispano-gala que acabará enfrentándose a la inglesa frente al cabo de
Trafalgar.
Es un
librito que he releído rápido. Complaciéndome, como de costumbre, por lo hábil
que es Pérez Galdós a la hora de unir fondo y forma. Es mi segundo escritor
favorito en lengua española, después de Cervantes. Me encanta la porque sabe ser ameno sin bajar el nivel de su lengua. Para
mí no hay mayor placer que leer en un castellano tan hermoso sin llegar a usar
un vocabulario complejo. Y que, al mismo tiempo, no se pierda en estilismos
sino que lo que tenga que contarte despierte tu interés. Para que comprendáis
lo que quiero decir: creo que Azorín es el que mejor sabe narrar en español de
España, pero lo que te cuenta no importa nada, es bastante irrelevante.
Mi
entusiasmo por Galdós es tal que he leído bastantes obras suyas, y este año me
apetece ir releyendo sus Episodios
nacionales. Como novelas históricas son fantásticas, porque –para mi
gusto–hila bastante bien la parte histórica, los acontecimientos, los
personajes reales de la historia española decimonónica, con lo folletinesco de
la peripecia de los protagonistas de sus series.
Me parece que esa es la clave de la novela histórica: saber entrelazar bien
la parte histórica y la de ficción, implicar en sucesos reales la existencia de
personajes imaginarios. Los dos aspectos (lo que es real y lo que no) debe
estar equilibrado y bien ligado.
Reconozco
que mi serie favorita es la tercera, en la que hay una auténtica novela rosa que
me encantaría ver en formato novela romántica actual. Fernando Calpena es un
auténtico héroe, que sabe ir desde su apasionado aunque
juvenil enamoramiento de Aura Negretti, hasta el amor real, lo que no le hace menos intenso, de Demetria Castro. Hay una escena en particular, en la que me imagino
a Demetria mirando cómo se aleja Fernando… Y cómo él se vuelve a mirarla, sin entender muy bien por qué siente tristeza por la separación, sin saber reconocer bien sus auténticos sentimientos. Sin
decir prácticamente nada, yo me monto todo su romance en la cabeza. Ains…
Pero
no toca hablar de esa tercera serie, sino de Trafalgar. Pérez Galdós la redactó y publicó en un mes. Al parecer, don Benito acopiaba materiales antes de
ponerse a escribir, imaginar y luego redactaba rápido. Este trabajo de investigación previo lo venía
haciendo desde el verano de 1872, en su segunda visita estival a Santander.
Siempre
me ha llamado la atención que este escritor, canario de nacimiento y madrileño
de residencia, pasara los veranos –y también algún invierno– aquí. Tenía un
escritor amigo, José María de Pereda, que no podría ser más opuesto: el canario
era más bien reservado y taciturno, mientras que Pereda era más animoso
(también es verdad que se ahogaba en un vaso de agua), el primero era progresista
y el segundo conservador… Y sin embargo, se llevaban bien. Para mí ese es el auténtico modelo de convivencia: conservaban la amistad sin permitir que la
ideología aplastase el afecto humano. Todo un ejemplo para esta época tan
histérica de ofendiditos, en la que la gente incluso se rompe con sus familiares por temas políticos.
Al
parecer Pérez Galdós se inspiró en Erckmann y Chatrian. He visto a esta serie como la mejor valorada. Mantiene un tono heroico, lo cual es muy coherente con el tema: la guerra de la independencia. En este primer episodio la monarquía
hispánica aún está aliada con Napoleón, pero luego se narra la lucha contra el
francés, durante la cual surge un ideal patriótico.
Enrique y Arturo Mélida: Arenga de Churruca, ed. ilustrada (1882) vía Wikimedia Commons |
Pese a
ese aire épico, no es un romántico idealista, sino realista. Quiere no solo
representar grandes hechos históricos, sino también «el vivir, el sentir y hasta
el respirar de las gentes», como dice en el Epílogo a la edición ilustrada de
las dos primeras series (Madrid, 1885).
Una de
las cosas que me gusta mucho de Pérez Galdós es la forma de retratar a las
mujeres. A veces, sí, con trazos gruesos, pero eso mismo hace con algunos personajes masculinos. Incluso en un episodio tan
bélico y masculino como es este de Trafalgar,
aparecen mujeres: la resignada madre, la enamorada jovencita y esas dos mujeres
tremendas, la dominante Francisca y la coqueta Flora quien «era una vieja que
se la echaba de joven».
Le
encuentro a Pérez Galdós esos toques de humor, de ironía sutil, que te arranca
más de una sonrisa. Como cuando Francisca riñe a su marido:
Pueden ver la función desde la muralla de Cádiz; pero lo que es en los barquitos… Digo que no y que no, Alonso. En cuarenta años de casados no me has visto enojada (la veía todos los días); pero ahora te juro que si vas a la escuadra… haz cuenta de que Paquita no existe para ti.
Tolerancia frente a las debilidades humanas, protagonista coral y sentido del humor, ¡qué español me suena esto! Creo que es un rasgo que coincide con Cervantes, y posiblemente por eso ambos
sean mis autores favoritos en mi propia lengua. Por ello mismo adoro películas como Plácido, que une estos rasgos.
Como este
libro es un clásico, tiene página en la Wikipedia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario