jueves, 16 de abril de 2020

#44 Trafalgar

El ejemplar baqueteado de mi casa
Alianza Edotiral, 6.ª ed. (1981)



Autor: Benito Pérez Galdós
Fecha de publicación: 1873

Este debería ser el año Galdós, pues hace justo un siglo que falleció Benito Pérez Galdós, uno de los novelistas más destacados en lengua española. 
Había nacido el año 1843 y, cuando tenía treinta años de edad, comenzó a escribir sus Episodios nacionales: cuarenta y seis novelitas cortas, agrupadas en series de diez, excepto la última, que quedó en seis.
Recorre con ellas prácticamente todo el siglo XIX español: el primer episodio es este Trafalgar (batalla que aconteció en 1805) y acaba con Cánovas (cuya acción se desarrolla entre 1874 y 1880).
Trafalgar es, como digo, el primer episodio. El protagonista es Gabriel de Araceli, al que conocemos como un chaval de clase humilde, huérfano, gaditano que hace su vida entre las chiquillería de La Caleta. 
Yo nací en Cádiz, y en el famoso barrio de la Viña, que no es hoy, ni menos era entonces, academia de buenas costumbres.
Entra al servicio de un marino retirado, su amo, un hombre que solo teme una cosa en la vida: a su formidable mujer.
De tal manera que tiene que huir a escondidas de ella para unirse a la armada combinada hispano-gala que acabará enfrentándose a la inglesa frente al cabo de Trafalgar.
Es un librito que he releído rápido. Complaciéndome, como de costumbre, por lo hábil que es Pérez Galdós a la hora de unir fondo y forma. Es mi segundo escritor favorito en lengua española, después de Cervantes. Me encanta la porque sabe ser ameno sin bajar el nivel de su lengua. Para mí no hay mayor placer que leer en un castellano tan hermoso sin llegar a usar un vocabulario complejo. Y que, al mismo tiempo, no se pierda en estilismos sino que lo que tenga que contarte despierte tu interés. Para que comprendáis lo que quiero decir: creo que Azorín es el que mejor sabe narrar en español de España, pero lo que te cuenta no importa nada, es bastante irrelevante.
Mi entusiasmo por Galdós es tal que he leído bastantes obras suyas, y este año me apetece ir releyendo sus Episodios nacionales. Como novelas históricas son fantásticas, porque –para mi gusto–hila bastante bien la parte histórica, los acontecimientos, los personajes reales de la historia española decimonónica, con lo folletinesco de la peripecia de los protagonistas de sus series.
Me parece que esa es la clave de la novela histórica: saber entrelazar bien la parte histórica y la de ficción, implicar en sucesos reales la existencia de personajes imaginarios. Los dos aspectos (lo que es real y lo que no) debe estar equilibrado y bien ligado.
Reconozco que mi serie favorita es la tercera, en la que hay una auténtica novela rosa que me encantaría ver en formato novela romántica actual. Fernando Calpena es un auténtico héroe, que sabe ir desde su apasionado aunque juvenil enamoramiento de Aura Negretti, hasta el amor real, lo que no le hace menos intenso, de Demetria Castro. Hay una escena en particular, en la que me imagino a Demetria mirando cómo se aleja Fernando… Y cómo él se vuelve a mirarla, sin entender muy bien por qué siente tristeza por la separación, sin saber reconocer bien sus auténticos sentimientos. Sin decir prácticamente nada, yo me monto todo su romance en la cabeza. Ains…
Pero no toca hablar de esa tercera serie, sino de Trafalgar. Pérez Galdós la redactó y publicó en un mes. Al parecer, don Benito acopiaba materiales antes de ponerse a escribir, imaginar y luego redactaba rápido. Este trabajo de investigación previo lo venía haciendo desde el verano de 1872, en su segunda visita estival a Santander.
Siempre me ha llamado la atención que este escritor, canario de nacimiento y madrileño de residencia, pasara los veranos –y también algún invierno– aquí. Tenía un escritor amigo, José María de Pereda, que no podría ser más opuesto: el canario era más bien reservado y taciturno, mientras que Pereda era más animoso (también es verdad que se ahogaba en un vaso de agua), el primero era progresista y el segundo conservador… Y sin embargo, se llevaban bien. Para mí ese es el auténtico modelo de convivencia: conservaban la amistad sin permitir que la ideología aplastase el afecto humano. Todo un ejemplo para esta época tan histérica de ofendiditos, en la que la gente incluso se rompe con sus familiares por temas políticos.
Al parecer Pérez Galdós se inspiró en Erckmann y Chatrian. He visto a esta serie como la mejor valorada. Mantiene un tono heroico, lo cual es muy coherente con el tema: la guerra de la independencia. En este primer episodio la monarquía hispánica aún está aliada con Napoleón, pero luego se narra la lucha contra el francés, durante la cual surge un ideal patriótico.
Enrique y Arturo Mélida:
Arenga de Churruca, ed. ilustrada (1882)
vía Wikimedia Commons

Pese a ese aire épico, no es un romántico idealista, sino realista. Quiere no solo representar grandes hechos históricos, sino también «el vivir, el sentir y hasta el respirar de las gentes», como dice en el Epílogo a la edición ilustrada de las dos primeras series (Madrid, 1885).
Una de las cosas que me gusta mucho de Pérez Galdós es la forma de retratar a las mujeres. A veces, sí, con trazos gruesos, pero eso mismo hace con algunos personajes masculinos. Incluso en un episodio tan bélico y masculino como es este de Trafalgar, aparecen mujeres: la resignada madre, la enamorada jovencita y esas dos mujeres tremendas, la dominante Francisca y la coqueta Flora quien «era una vieja que se la echaba de joven».
Le encuentro a Pérez Galdós esos toques de humor, de ironía sutil, que te arranca más de una sonrisa. Como cuando Francisca riñe a su marido:
Pueden ver la función desde la muralla de Cádiz; pero lo que es en los barquitos… Digo que no y que no, Alonso. En cuarenta años de casados no me has visto enojada (la veía todos los días); pero ahora te juro que si vas a la escuadra… haz cuenta de que Paquita no existe para ti.
Tolerancia frente a las debilidades humanas, protagonista coral y sentido del humor, ¡qué español me suena esto! Creo que es un rasgo que coincide con Cervantes, y posiblemente por eso ambos sean mis autores favoritos en mi propia lengua. Por ello mismo adoro películas como Plácido, que une estos rasgos.  
Como este libro es un clásico, tiene página en la Wikipedia. 

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