Fachada occidental Por Michal Osmenda (2012) [CC BY 2.0], vía Wikimedia Commons |
Ubicación:
Reims (región de Gran Este, Francia)
Fecha:
1211 – 1275
Estilo: Arte gótico
Tipo de edificación: religioso
En Reims coronaban a los reyes de Francia, donde bautizaron a Clodoveo
Reims fue la Durocortorum de los romanos. Donde hubo
unas termas se construyó después una iglesia. Aquí se supone que se bautizó a
Clodoveo, rey de los francos, y se consagró el emperador carolingio Ludovico
Pío. Así que no es de extrañar que cuando Enrique I buscaba darse lustre, siendo
como era en la práctica rey de un territorio diminuto (se le llamaba «rey de
París») decidió que lo coronasen como rex
designatus en Reims. Era el 14 de mayo de 1027. Le cogió gusto y acabó casándose allí, en
1051, con Ana de Kiev.
Así se instituyó una
tradición que duró hasta el 28 de mayo de 1825, cuando coronaron aquí al último
rey borbón de Francia, Carlos X. Sería también la última coronación.
Obviamente, ni Clodoveo
ni Enrique I se coronaron literalmente en esta catedral, sino en la catedral carolingia que resultó destruida por un incendio el
día de San Juan ante la Puerta Latina del año 1210. Fue entonces cuando Aubry de Humbert, arzobispo de Reims, decidió levantar una catedral nueva siguiendo el modelo de Chartres, pero
perfeccionándolo.
Por lo tanto, aunque no
es la primera catedral gótica de estilo clásico, sí que es el más acabado
ejemplo del estilo. Tardó relativamente poco en construirse, entre el siglo
XIII y el XV, y esto ha servido para que el estilo sea bastante homogéneo, sin
pegotes. Se sabe el nombre de los arquitectos que fueron sucediéndose en la
construcción: Jean de Orbais, Jean-le-Loup, Gaucher de Reims y Bernard de
Soissons
Es una iglesia con planta
de cruz latina y tres naves. La central, más alta que las laterales. Es un edificio
un poco más largo que el de Chartres (138 metros de largo, frente a los 130 m
de Chartres); la altura de ambas catedrales es más o menos la misma (38 m Reims,
37 m Chartres).
Los muros están ocupados
por muchos vanos con vidrieras. Como
no pueden sostener el peso de las bóvedas, los arquitectos góticos recurrían a arbotantes que cargaban con él. Aquí no
se oculta el arbotante, sino que queda al aire, como si fuera un adorno más.
Vidrieras y arbotantes son, junto al arco ojival, los elementos más
reconocibles de la arquitectura gótica clásica.
La
fachada occidental
Destaco la fachada occidental porque se la considera la más perfecta dentro de este estilo. En conjunto, transmite esa tendencia hacia lo alto, que se
suele asociar a la espiritualidad.
Parece una fachada
idéntica a otras que hemos visto: tres cuerpos, tres calles, tres grandes portadas
que se corresponden con cada una de las tres naves. En cada una de las tres
entradas, hay un tímpano enmarcado por arquivoltas, jambas a los lados, y un
parteluz. Lo visto, ¿no?
Sin embargo, si nos
fijamos bien, hay cosas muy particulares en esta iglesia. En vez de esculpir figuras o escenas en cada tímpano, le plantan un rosetón.
Y luego, encima, le ponen un gablete. En ese gablete central se ve una Coronación de la Virgen.
Escena de «La coronación de la Virgen», en el gablete central Por Tony Bowden (2011) [CC BY-SA 2.0], vía Wikimedia Commons |
Y es que la portada central está
dedicada sobre todo a María, la madre de Jesús, como es propio de una catedral dedicada a Nuestra Señora (Notre-Dame). Por ejemplo, hay una escena de la
Visitación de la que hablaré luego.
Un rosetón domina el
centro de la fachada. Por encima, se alinean una serie de figuras en
hornacinas. Y, a ambos lados, se alzan dos macizas torres que, al parecer,
nunca se finalizaron.
El rosetón se ha
construido utilizando un sistema llamado tracería
de barras, que en Reims se utilizó primero en la parte del claristorio o
del coro (no sé cual de las dos, porque lo he visto referido a ambas). En este tipo de tracería, las piezas de piedra son más pequeñas y tienen por dentro varillas de metal que une
unas a otras. De esta manera se consiguen figuras más delicadas.
Anteriormente, en el
gótico, como se puede ver por ejemplo en Chartres, se usaba la tracería geométrica o de placa, que necesitaba piezas
pétreas más gruesas que conectaban a la pared o estaban integradas en los muros
circundantes.
Gracias al sistema de barras se crearon figuras más curvadas y elegantes, lo que daría lugar a los intrincados dibujos
del gótico flamígero, en época posterior. Además, técnicamente, suponía una
mejora en dos sentidos: se manejaba mejor y resultaba más económico.
Las
esculturas de las portadas
En la catedral de Reims es más evidente que
nunca ese rasgo de la escultura medieval de estar al servicio de la
arquitectura, especialmente en las grandes portadas. Proliferan las esculturas
por todas partes, hasta el punto de que, quien las ha contado, dice que es la
catedral gótica que más tiene, después de Chartres.
Las esculturas lo inundan
todo: el parteluz entre las puertas,
el dintel, las jambas, las arquivoltas,
y los gabletes. Suele decirse que es
en Reims donde la escultura gótica alcanza su plena madurez, de una calidad
irrepetible.
Estas figuras, sobre todo
las de las jambas, no son rígidas, sino que se mueven, se relacionan unas con
otras, los paños presentan unas características ondas o arrugas. Parece que van
a cobrar vida, se miran y se relacionan entre ellas y con los fieles que acuden
a la catedral.
He visto fechas
diferentes para estas esculturas del pórtico central: entre 1220 y 1240 o hasta
1260. También es verdad que no resulta tan homogénea como, por ejemplo, Amiens:
se nota en Reims la mano de diferentes artistas y estilo escultórico.
Algo
maravilloso que se puede ver aquí es esa dualidad del arte europeo occidental entre lo
realista y expresivo (característico del centro del continente) y lo idealizado
y armonioso (el clasicismo mediterráneo). Y es que prácticamente toda obra de arte de Europa occidental puedes clasificarla dentro de una de esas dos
tendencias: lo que podrías considerar un clasicismo de raigambre helenística y
un expresionismo más norteño. Pues bien, esta combinación de tendencias se ve
también en la escultura gótica, y Reims no es una excepción.
Detalle del Ángel de la Sonrisa Por Vassil (2007) [Dominio público] Vía Wikimedia Commons |
Tomemos, por ejemplo, la más famosa de las esculturas: el Ángel de la Sonrisa, que se ha datado del período 1236-1245.
En realidad, hay más ángeles sonrientes en las portadas de Reims, pero este en particular fue bautizado así en la Primera Guerra Mundial.
Aquí se ve ese naturalismo, un aire algo soñador, con una expresividad muy centroeuropea que se desarrollará en la escultura gótica posterior. Un ejemplo de esta tendencia centroeuropea lo vimos ya en la famosa Uta de Naumburgo, una de mis esculturas favoritas ever y coetánea de estas (1243-1249).
Vámonos ahora a ver otro
ángel sonriente que, dos esculturas más acá, tiene una Visitación de la Virgen.
Este otro fragmento de la
portada se data de 1230-1260.
A la izquierda se ven dos ángeles. El de la
izquierda de todo, un ángel sonriente muy centroeuropeo.
Las dos figuras de la
derecha constituyen una Visitación. En ellas, sobre todo la segunda por la
derecha, se nota un clasicismo casi griego, en la pose, la expresión hierática,
la armonía de los paños.
La Visitación, por Szeder László (2007) [CC BY-SA 4.0], vía Wikimedia Commons |
Interior
Como curiosidad, os contaré que hubo en su interior un laberinto, cuyo trazado sirvió de inspiración al emblema de los monumentos históricos franceses: seguro que lo
habréis visto más de una vez al turistear por tierras gabachas. Lo destruyeron en 1779, porque al parecer a los canónigos de la catedral les molestaba el ruido de la gente que lo recorría. Ahora, a veces, montan espectáculos proyectándolo sobre el suelo.
Logo de los monumentos históricos de Francia Por Rollet de Garcin (2017) Dominio público |
No es algo inusual. En muchas iglesias cristianas hay trazados laberintos, como se puede leer en este interesante artículo de Labolab. El elemento pagano que recuerda la historia del Minotauro se transforma en un símbolo cristiano del tortuoso caminar humano por este valle de lágrimas; también se interpreta como una forma simbólica de peregrinación a Jerusalén, considerada el centro del mundo. Tuvo particular auge en la época gótica, y se puede ver en iglesias desde Rávena hasta Cornualles. Es muy famoso el de la catedral de Chartres.
Como ya he dicho antes,
Reims es un ejemplo de la fase clásica del gótico francés. Si en el siglo XII predominó el cisterciense, el XIII es la
época clásica.
La más antigua de las
catedrales de esta época es Chartres, a la que las demás (Reims, Amiens, Le
Mans y Bourges) tomaron como modelo. Presentan ciertas características
comunes, algunas ya mencionadas, como la planta o las tres naves, siendo la central más alta que las laterales. Además de eso, el crucero queda casi en el centro, a la girola la rodean una
serie de capillas, un par de sólidas torres normandas flanquean la
fachada principal, donde destacan tres portadas ornamentadas con estupendas esculturas.
La diferente altura de las naves remarca la sensación de elevarse al cielo, aprovechándose los muros
para abrir ventanales con vidrieras maravillosas.
He preferido
traer esta por varias razones: es el modelo perfeccionado de catedral gótica,
tiene una historia estrecha con la monarquía francesa (algo que le encanta a
una monárquica como yo) y además tiene esas maravillosas esculturas que ejemplifican
las dos tendencias del arte occidental.
Por su historia, la
catedral de Reims es todo un símbolo de Francia, y por ello los alemanes, a
mala baba, la atacaron en la Primera Guerra Mundial. El obús que lanzaron
contra ella el 19 de septiembre de 1915 incendió la catedral y abatió al Ángel de la Sonrisa, que quedó partido en trozos. Se recogieron, se guardaron y la escultura se restauró después
de la guerra; la repusieron en su lugar el 13 de febrero de 1926.
Como se ve, la catedral
ha sobrevivido a guerras e incendios. La «Catedral de Notre-Dame, antigua
abadía de Saint-Remi y Palacio de Tau, Reims» forman un lugar Patrimonio de la
Humanidad, en la lista de la unesco
desde 1991, y en su página web dice por qué:
La notable aplicación de las nuevas técnicas arquitectónicas del siglo XIII y la armonía entre las esculturas y los elementos arquitectónicos ha hecho de la catedral Notre-Dame de Reims una obra maestra del arte gótico. La antigua abadía donde yacen los despojos mortales de Saint-Remi (440-533), el arzobispo que instituyó la unción sagrada de los reyes de Francia, ha conservado una hermosa nave del siglo XI. El palacio Tau, residencia de los arzobispos de Reims y escenario importante de la ceremonia de la unción real, fue reconstruido casi por completo en el siglo XVII.
Para saber más de esta
edificación, como siempre, tenemos la Wikipedia, con un artículo que es de los
suficientemente extensos. La escultura del ángel de
la sonrisa también tiene entrada propia.
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