lunes, 6 de mayo de 2019

#17 Panteón Real de San Isidoro de León

Anunciación a los pastores,
[Dominio público], vía Wikicommons




Ubicación: León (Castilla y León), España
Fecha: h. 1170
Estilo: Arte románico







Venga, vamos a por el tópico: «la Capilla Sixtina del Románico»


De San Isidoro de León ya hablé al comentar el crucifijo de don Fernando y doña Sancha, así como el arca de los marfiles, ricos objetos con los que dotaron a mediados del siglo XI a un monasterio de León al que también llevaron las reliquias de San Isidoro de Sevilla, con lo que pasó a dedicarse a este santo.

Eso no es casual, tiene sentido para enlazar la monarquía norteña con el reino visigodo, dando una imagen de continuidad histórica. Así, el avance hacia el sur sería una reconquista de aquello que consideraban que era la tierra de sus antepasados.

Se convirtió en panteón donde se enterraban los reyes de León. De ahí su nombre, claro. Aún hoy en día hay unos cuantos enterrados allí. Es verdad que en época de la ocupación francesa montaron un lío y ha hecho falta analizar el ADN para orientarse un poco, pero sin que se acabe de determinar exactamente a quién pertenece cada hueso porque al final, todos eran parientes.

Me voy a centrar en las pinturas, maravillosas. De verdad, no creo que haya nada parecido en ningún lugar. Pintura románica la puedes encontrar en unos cuantos sitios, generalmente en museos, arrancadas (recordemos el estropicio de San Baudelio, del que ya hablé aquí).

Pero estas de León son especiales, porque se pueden contemplar in situ, en el mismo lugar para el que fueron pensadas hace mil años. Y en un estado de conservación excepcional. Esto se debe a que ha estado ocupado sin interrupción desde entonces; el seco frío leonés debe ser también un buen conservante.

Entrar en este espacio de ocho metros por ocho metros, y dejar la vista bajar por su abigarrado techo es toda una experiencia que recomiendo. León es una ciudad que merece la pena visitar por muchas cosas, y esta es una de ellas. Es una experiencia maravillosa.

Están decoradas tanto las seis bóvedas, que son de arista capialzada sobre sólidas columnas, como el intradós de los arcos. Se trata de pintura al fresco. Se prepara el muro con estuco blanco y, encima, se pinta al temple. Las características propias de la pintura románica pueden verse aquí: color puro sin mezclas, carencia de profundidad, composición yuxtapuesta, figuras frontales sin que nada rompa el plano.

Pantocrátor, vía Wikimedia Commons (dominio público)


En el lugar principal del Panteón, antiguo nártex, encontramos a la figura principal: el omnipresente pantocrátor Cristo en majestad, en su mandorla, como hemos visto en otras representaciones tanto de pintura como de escultura románica. Está sentado sobre un arco iris, con la tierra por debajo y el firmamento con estrellas en el fondo. Tiene un nimbo, y a los lados, el alfa y el omega (que expresa que Jesucristo es el principio y fin de todas las cosas). Bendice con la mano alzada, extendiendo tres dedos que simbolizan la Trinidad. En el libro abierto sobre las rodillas se recuerda que Cristo es la luz del mundo (Ego sum lux mundi). A su alrededor, el tetramorfos, una vez más: las figuras de los evangelistas. Como ya he hablado otras veces de este tipo de representación no me voy a detener en ello, pero resumo: Mateo-hombre, Juan-águila, Marcos-león y Lucas-toro.

Hay otras escenas, extraídas del Nuevo Testamento (la Natividad, la Pasión y la Resurrección de Cristo), siendo muy impresionante la matanza de los inocentes y, lo más encantador (para mí) la anunciación del ángel a los pastores, porque lo que se representa ahí son pastores medievales, no gentes de la época de los romanos, y ves la flora y la fauna propias de aquel tiempo y lugar, como un mastín o una hoja de roble. Y ese motivo, que viene de oriente medio, de dos machos cabríos enfrentados con un árbol de por medio. «En la iconografía de las artes sasánidas, estos animales suelen aparecer representados de a dos, a ambos lados de un árbol de la vida», leo en este artículo dedicado a la caza en el Mediterráneo
Detalle de la matanza de los inocentes

Pero creo que lo que más me gusta es el calendario, cada uno de los meses del año, generalmente representados con una actividad agrícola propia de ese mes. Se encuentra en el intradós de un arco. Cada mes está inserto en un medallón. Para ver cada una de estas imágenes, con detalle y más explicación, recomiendo la página de arquivoltas

Una breve guía de este mensuario es:

Enero (Genvarivs), por supuesto, presenta a Jano bifronte.
Febrero (Febrvarivs), el mes más frío, tiene a un anciano pegado a la lumbre.
En marzo (Marcivs), se podan las viñas.
En abril (Aprilis) se ve a un joven con un arbolito en cada mano; pueden ser los ramos florecidos de la primavera, o igual son plantones que va a trasplantar.
Mayo (Magicis), muestra a un caballero, representando el momento en que comenzaban las campañas guerreras en el medievo, lo mismo que en la Antigüedad. En invierno, no se peleaba. Tanto los cristianos como los moros hacían sus incursiones en primavera-verano.
Junio (Iunius), un labrador segando, parece que cebada.
Julio (Iuli), otro segando, pero esta vez es trigo.
Agosto (Agvstus), la trilla: la mies tendida en la era se golpea («maja») con un instrumento que se llama mayal, para separar el grano de la paja.
Septiembre (Setenber), la vendimia, por eso se ve que está cogiendo las uvas y las echa en un caldero o cesto.
Octubre (October), el campesino sacude el árbol para que caigan bellotas con las que se alimenta el cerdo.
Noviembre (Novenber), la matanza del cerdo, claro, ya sabéis que a todo puerco le llega su San Martín (11 de noviembre). Eso pasa hoy lo mismo que hace mil años.
Diciembre (Decenber), vuelve el frío, pero si has cumplido con todo lo anterior, tendrás la mesa bien abastecida.

Hay un naturalismo en estas pinturas, que recuerda inevitablemente a las miniaturas mozárabes, tan detallistas y tan expresivas. También hay influencia francesa que entraba por el camino de Santiago. Porque sí, León se encuentra, para los que no seáis española, en el Camino del que ya he hablado otras veces..

El pintor trabaja con más libertad, fijándose más en la realidad que lo rodea que en la simbología envarada del estilo italo-bizantino, imitado por ejemplo en el románico catalán. Aquí hay más vitalidad, más narración, más naturalidad. Y, qué demonios, es uno de los conjuntos mejor conservados de toda Europa. Así que acudid a León en cuanto podáis, que se come y se bebe muy bien, y tienen maravillas que visitar. De la catedral, hablamos otro día, cuando toque el gótico.

Javier Domingo, para Lagarto Rojo, nos hace una visita que te hace sentir que realmente estás allí. Son seis minutos que recomiendo.


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