Objeto:
alicatados
Material:
azulejos
Fecha:
mediados siglo XIII
Lugar
actual: La Alhambra, Granada (Andalucía)
Época:
Edad Media
Cuando no representas
personas, siempre puedes jugar con las formas y los colores
El siglo XIII fue el del gran salto adelante en la
Reconquista. Después de la Batalla de las Navas de Tolosa (1212), se conquistó
gran parte de Andalucía. Es el siglo en el que los aragoneses se hicieron con
las Baleares y el reino de Valencia. Incluso fueron más allá, y tomaron Sicilia
a los gabachos, aunque eso es otra historia.
En la península Ibérica, el territorio islámico quedó
reducido, prácticamente, al reino nazarí de Granada. Hubo otros pequeños reinos
taifas que fueron cayendo inexorablemente en manos cristianas. Pero al arte
islámico de esta época en la península Ibérica se le llama, así, en términos
generales, arte nazarí.
Aún conservamos esa joya del arte islámico que es la
Alhambra. Si tengo oportunidad, ya hablaré un poco más extensamente de este
palacio, o conjunto de palacios y edificaciones. Hoy me voy a fijar solo en un
detallito: la decoración.
El alicatado o los azulejos. Alicatar es, simplemente,
revestir algo con azulejos. Y, ¿qué es un azulejo? La palabra viene del árabe
hispánico azzuláyǧ[a], leo en el DRAE,
lo que ya te pone de manifiesto su origen. Lo definen como «ladrillo vidriado,
de varios colores, usado para revestir paredes, suelos, etc., o para decorar».
El hecho de que no se puedan representar personas no impide
que el arte islámico recurra a decoraciones diversas, más o menos abstractas:
la propia caligrafía (escritura cúfica), elementos vegetales y pautas
geométricas. En ausencia, prácticamente, de escultura o pintura, lo que se hizo
en el arte islámico es desarrollar extraordinariamente las artes menores,
figurativas y aplicadas como un elemento decorativo.
De ahí que se desarrollara la cerámica, en particular esta
que adornaban paredes, suelos y techos. Los alicatados, en
principio, recubrían las partes bajas o zócalos. Más tarde se extendió el
azulejo por toda superficie que les pareciera susceptible de esta decoración.
Este arte islámico pasó a la artesanía popular,
singularmente en España y Portugal.
Aquí vemos un alicatado formado por cerámica esmaltada. Son
pequeñas piezas, a las que se llama aliceres,
y que tiene distintas formas y colores de manera que, combinándolas, formas
llamativos patrones.
Alicer o alizar es
otra de esas palabras de origen árabe que tenemos en nuestro idioma. Procede
del árabe hispano aliḥṣár, y este del
árabe clásico iḥṣār. Es una «cinta o
friso de azulejos de diferentes labores en la parte inferior de las paredes de
los aposentos», así como «cada uno de los azulejos de un alizar».
Este tipo de decoración estaba muy pensada, trazada con
regla y compás, de manera ciertamente compleja. Aquí os pongo un ejemplo, con el
museo de Granada.
Como
siempre, salvo otra indicación, las imágenes proceden de Wikimedia Commons.
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