Objeto:
ataifor (plato)
Material:
cerámica
Fecha:
2.ª mitad del siglo X
Lugar
actual: Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba, España
Época:
Edad Media (arte islámico)
Hasta un plato hondo sirve
de propaganda
El verde es el color del profeta Mahoma.
El blanco, el de los Omeya.
Y el negro,… aquí se duda. En la Wikipedia dicen que es un
recurso técnico sin significación, pero en el Museo Arqueológico de Córdoba –que
es donde hace poco he podido ver en vivo y en directo esta pieza, que me
enamoró, junto a otras semejantes–, dicen que el negro representa la dignidad califal.
La cerámica «verde y manganeso» tuvo un desarrollo
extraordinario en la Córdoba de los Omeyas, siendo su principal centro de
producción Medina Azahara.
No es creación hispana, sino que –al parecer– empezó en el siglo IX en la zona de Asia central, en lugares como Samarra (de cuyo alminar «ֿsacacorchos» ya hablé aquí) y llegó hasta el norte de África, en concreto a Kairuán
(también he hablado aquí de su mezquita).
Llegó a la península en el siglo X, y este alaifor, en
concreto, es de la segunda mitad de ese siglo. Y diréis, ¿qué es un alaifor? ¡A
mí me parece un cuenco!
Para eso está el DRAE, que lo define como «plato hondo para
servir viandas que se usaba antiguamente».
Se le llama «del caballito» por, obviamente, la
representación de un caballo con todos sus jaeces que podemos distinguir en su
interior. En los laterales hay una cenefa con motivos vegetales, en concreto
palmetas.
Es un cuenco de 28 cm de diámetro y una altura de unos
siete centímetros. Se recuperó en las excavaciones de Medina Azahara (o Madinat al-Zahra).
Por si queréis datos técnicos, leo en la página web del
museo que:
Está realizada en verde-manganeso sobre engalba blanca con un vidriado de plomo sílice opacificado con dióxido de estaño.
A través de los colores, este tipo de cerámica «verde y
manganeso» proclamaba la fidelidad al profeta Mahoma, a los califas omeyas y a
la dignidad califal. Desde el centro, Córdoba, fue extendiéndose a otros lugares
de Al-Ándalus. Así, estas cerámicas de uso cotidiano transmitían un mensaje
religioso y de poder, que superaba el ámbito cortesano y llegaba a cualquiera
que pudiera permitirse este tipo de objeto.
Dentro del arte islámico, hubo otra cerámica característica
de esta época, la de reflejo metálico de Samarra, que también se produjo en Al-Ándalus.
Pero reconozco que a mí me gustó mucho más esta loza tan nuestra, blanco con
figuras verdes y negras. Son objetos preciosos que se pueden ver en el Museo
Arqueológico de Córdoba. Otro atractivo más, a sumar a los muchos que ya tiene
Córdoba, ciudad patrimonio de la humanidad, en la que puedes ver arte romano,
islámico, cristiano, etc. etc. Y, por supuesto, la mezquita, de la que ya hablé aquí hace año y medio.
Como
siempre, salvo otra indicación, las imágenes proceden de Wikimedia Commons.
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