Fachada occidental de Sta. Cruz Zarateman (2011) [CC BY-SA 3.0], vía Wikimedia Commons |
Ubicación:
Castañeda (Cantabria, España)
Fecha:
siglo XII
Estilo: Arte románico
Tipo de edificación: iglesia
En
un rinconcito cántabro, una espléndida portalada románica
La Colegiata de Santa
Cruz de Castañeda fue declarada Bien de Interés Cultural en el año 1930.
El monasterio,
benedictino, de la orden de Cluny, se cree que surgió en el siglo X. Un abad llamado
Juan (Iohannes de Chastanieta) es
mencionado en dos documentos medievales, por negocios que tuvo con el abad de
Santoña (en 1092, y que se contiene en el cartulario de Santa María del Puerto)
y con el de Santillana (en 1103, en el cartulario de Santillana). Los incendios en siglos posteriores hicieron desaparecer la documentación
de este lugar.
Sí que se sabe que, en el
siglo XII se convirtió en colegiata a cargo de un grupo de canónigos de la
orden de San Agustín.
Queda solo la iglesia, y
esta con alguna modificación. Pero aún se ve que es románica. En principio,
tenía planta de cruz latina (una nave y crucero) y tres ábsides al exterior,
uno rematando la nace y otros a modo de capillas sobre el transepto. Adosada al
muro sur se alza una torre.
Lo que más destacaría yo
es esa espléndida portada occidental, por su sencillez y contundencia. Nada
menos que ocho arquivoltas apoyadas sobre un cimacio decorado con palmetas. Los
capiteles están deteriorados, pero aún se pueden distinguir animales como, por
ejemplo, serpientes.
La torre que queda a la
parte sur tiene dos cuerpos. El superior es un poco más estrecho, y muestra
ventanas geminadas, una a cada lado. El parteluz es un machón, con su columna
adosada debidamente adornada en su capitel. Una cornisa recorre toda la parte
superior de la torre, con canecillos.
La torre, el cimborrio,
el ábside central…
También destaca el
cimborrio, más bajo y ancho que la torre. Tiene dos cuerpos: el inferior
cuadrado, y el superior octogonal; los vanos son de diferentes estilos, incluso
mozárabes.
A principios del siglo
XIII le añadieron una nave al norte. Entre 1703 y 1706, o sea, ya en época
barroca, se suprimió uno de los ábsides, y erigieron una capilla dedicada al
Rosario y una sacristía; todo por encargo de un tan Juan de Fromesta (¿Frómista?) Ceballos y
Villegas, indiano que envió desde América el dinero para su construcción. Y en
el XVII le añadieron otra nave transversal, con su portada y soportal, que
quedan, según miras de frente, a la parte izquierda de la entrada románica.
Como otras obras del
románico cántabro (las otras dos joyas de la corona son Cervatos y Santillana
del Mar) es una delicia ver los canecillos, y los capiteles, a pesar de su
desgaste por el tiempo, y escudriñar qué simbolizan, qué criatura fantástica
salida de la imaginación medieval nos está mirando desde la piedra. Animales y
plantas eran la decoración favorita.
Por dentro también es
preciosa. Una de esas iglesias muy cucas, sencillas, pero armoniosas. A la
cabecera, el ábside con arcos de medio punto. Las columnas sostienen capiteles tallados
donde se distinguen personas y animales.
Tiene esculturas góticas, como un Cristo del siglo XIV y dos Vírgenes con
Niño, del XIII. Del siglo XIV es el sepulcro del abad Munio González.
A uno de
los lados se encuentra un retablo de 1641, «una de las mejores piezas
prechurriguerescas salomónicas conservadas en Cantabria» (así se dice en el
libro Arte barroco en Cantabria: retablos
e imaginería (1660-1790), de Julio J. Polo Sánchez), retablo mayor,
realizado por Hernando de Malla.
Este territorio de
realengo pasó a don Tello de Castilla, hijo de Alfonso XI y hermano de Enrique
IV. Le sucedió su hijo don Juan Téllez de Castilla, que fue II señor de Aguilar
de Campoo y Castañeda. Este Juan Téllez casó con doña Leonor de la Vega, señora
de la villa de Carrión, de Santillana del Mar y de Torrelavega. Tuvieron una
hija, Aldonza, quien heredó esta zona de Castañeda. En 1420 aparece como de su
propiedad; se casó con García Fernández Manrique, siendo los dos condes de
Castañeda desde el año 1430.
Como cotilleo diré (¡Viva
el Sálvame de luxe histórico!) que doña
Leonor de la Vega, señora –entre otros lugares– de mi natal Torrelavega, se casó en
segundas nupcias con Diego Hurtado de Mendoza, y de ahí nació don Íñigo López
de Mendoza y de la Vega, marqués de Santillana y famoso literato.
Y como este es mi blog, y pongo lo que me apetece, allá va la Serranilla IV, dedicada a una mozuela de Bores, copiada de la página web Cervantes Virtual:
Mozuela de
Bores
allá do la
Lama
púsom'en
amores.
Cuidé qu'olvidado
Amor me tenía, 5
como quien
s'había
grand tiempo
dejado
de tales
dolores,
que más que
la llama
queman
amadores. 10
Mas vi la fermosa
de buen
continente,
la cara
placiente,
fresca como
rosa,
de tales
colores 15
cual nunca vi
dama
nin otra,
señores.
Por lo cual: «Señora
-le dije-, en
verdad
la vuestra
beldad 20
saldrá
desd'agora
dentr'estos
alcores,
pues meresce
fama
de grandes
loores».
Dijo: «Caballero, 25
tiradvos
afuera;
dejad la
vaquera
pasar al
otero;
ca dos
labradores
me piden de
Frama, 30
entrambos
pastores».
«Señora, pastor
seré si
queredes;
mandarme
podedes,
como a
servidor; 35
mayores
dulzores
será a mí la
brama
que oír
ruiseñores».
Así concluimos
el nuestro
proceso 40
sin facer
exceso,
e nos
avenimos.
E fueron las
flores
de cabe
Espinama
los
encubridores.
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