S. Novak: Cubierta ilustrada de la partitura (1919) [Dominio público], vía Wikimedia Commons |
Prodaná nevěsta
Estreno:
Praga, 30 de mayo de 1866
Compositor:
Bedrich Smetana
Libreto
en checo: Karel Sabina
Género: ópera
cómica
Tal
día como hoy se estrenó, en el Teatro Provisional de Praga, esta ópera cómica
que es un cuento costumbrista muy folklórico.
La ópera más representada de la escuela
checa es, creo yo, esta historia del primero de los autores más relacionados
con la escuela nacionalista checa (los otros dos serían Dvorak y Janacek).
Es relativamente corta, para lo que son
las óperas, dos horas y poco. Te cuenta una historia de campesinos
enamorados, identidades ocultas y engaños para que, al fin, triunfe el amor.
Jenik y Marenka están enamorados. Los
padres de ella quieren casarla con Vasek, el hijo del rico Micha. Marenka se queda
horrorizada. Cuando conoce a Vasek, un
joven tartamudo (se ve que esto era graciosillo) no le dice quien es y le
cuenta perrerías de ella (oye, mira, no te cases con esa Marenka, que te va a envenenar, y tal), para que Vasek se niegue a casarse.
Mientras, Jenik trama una argucia por su cuenta. Habla con el casamentero, aceptando vender su compromiso con Marenka a cambio de
dinero, pero astuto le dice que a condición de que ella se case «con el hijo de
Micha». A lo cual accede el casamentero por quitárselo de en medio.
Cuando Marenka se entera que su novio la
ha vendido, se deprime mucho. Lo que ocurre es que, en realidad, su amado Jenik es el hijo desaparecido del rico Micha y medio hermano del tontorrón Vasek. La culpa de todo, por supuesto, es de una madrastrona.
Cuando todo se revela, los enamorados
Marenka y Jenik se casarán y encima, él se queda con el dinero recibido por la «venta» de su novia.
Como veis, es una historia casi de
cuento de hadas, aunque sin elementos mágicos ni paranormales, porque se mueve
en el ámbito más de la comedia. Es un poco como El elixir de amor, por esos líos de enamorados que acaban juntos,
con sus toques de humor, ligeros, que se ven –y escuchan– con agrado.
Si te sabes la historia, aunque esté
cantada en checo, es fácil de seguir. Es una de esas obras en las que una cosa
lleva a otra, sin que sobre ningún momento, y con música preciosa.
Esta obra se enmarca en el renacimiento cultural
checo, en el siglo XIX. El nacionalismo motivó a la gente a que buceara en
historias locales, conservara músicas folclóricas y cantara en su propio
idioma. Gracias a esto crearon estas amenas piezas de color local, que
contrastaban un poco, en su sencillez y aire populachero, con las solemnidades
wagnerianas que todos imitaban. Si ya Wagner no es para todos
los paladares, sus imitadores ni os cuento. Óperas como La novia vendida son mucho más simpáticas y llevaderas, auténticos
soplos de aire fresco. Hombre, con la perspectiva del tiempo suena ahora algo
apolilladito, como los Coros y Danzas de la Sección Femenina.
Quizá obras así sean lo único positivo que pueda decirse del nacionalismo, esa perversa ideología decimonónica, alentada por políticos sin demasiados escrúpulos para desangrar a potencias extranjeras complejas y plurales, y por caciques locales para controlar el corral. Al menos, elevó la tradición cultural de algunos rincones europeos que, de otra forma, habrían desaparecido frente a productos más complejos.
Claro que, siempre en mi modesta opinión y desde mi ideología particular, esto es como decir que el comunismo no estuvo tan mal porque, al fin y al cabo, produjo el cine de Eisenstein o el arte de vanguardia de un Malévich o El Lisitski, o la música de Prokofiev. Pero vamos, que es solo mi idea, igual otro lo ve de otra forma.
Este tipo de obras no dejan de
ser, a mi modo de ver, obras menores del repertorio. Son más bien cositas dignas de un hueco en nuestra discoteca para escuchar alguna que otra vez. Pero, vamos, que no estamos ante un Don Giovanni, ni El barbero de Sevilla o La Traviata, o cualquier otra de esas grandes obras que escuchas una y otra vez y siempre descubres algo inmenso o trascendente que te engrandece como ser humano.
De esta ópera hubo varias versiones. La
que hoy se interpreta no es la que se estrenó tal día como hoy pero de 1866,
sino la de septiembre de 1870, sustituidos ya los diálogos por recitativos.
Hay varios momentos destacados de la
ópera. Sobre todo, la famosísima obertura, que seguro que os suena aunque no
conozcáis nada más de esta ópera; anticipa temas del baile de los cómicos a
principio del Acto III. Luego está el dúo de amor en el acto I, el dúo entre
Jenik y el casamentero, o las piezas que se acumulan, preciosas, en el acto
III: desde la irrupción de los comediantes, pasando por el dúo cómico que convence
a Vasek para que se disfrace de oso y entretenga a la chiquillería,
llegando al cuarteto que acaba en sexteto y el aria desolada de Marenka.
Como
grabación recomendada de esta ópera propongo la dirigida por Kosler en 1981 para
Supraphon, con Gabriela Benacková (Marenka),
Peter Dvorský (Jenik), Miroslav Kopp (Vasek), Richard Novák (Kecal), Jindrich Jindrák (Krusina), Marie Veselá (Ludmilla) y Jaroslav Horácek (Micha), coro y orquesta de la
Filarmónica Checa.
Para saber
más, la wikipedia. El libreto, en español y checo, así
como discografía de referencia, en Kareol.
En You Tube puedes encontrar versiones de esta obra si buscas con el título original checo, Prodaná nevesta o en inglés, Bartered bride.
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