Cacería de onagros. Por Alex Brey [CC BY-SA 2.0] |
Ubicación: Palacio de Qusayr ʽAmra
Fecha: 1.ª mitad s. VIII
Estilo: Arte islámico
Pinturas islámicas de la
primera época
En el amplio desierto sirio, esa
amplia zona que abarca zonas de Oriente Cercano como Jordania, Siria o el norte
de Arabia Saudí, hay toda una serie de castillos, palacios, caravasares, etc.,
que proceden de la época medieval.
Uno
de los más conocidos es este de Qusayr ʽAmra, a unos 85 km al norte de Amán.
Fue un lugar de recreo de los
gobernantes omeyas, posiblemente del califa o su familia. Destaca por sus fantásticas pinturas, lamentablemente degradadas por el tiempo y el abandono que han sufrido. Pero sirven de manera espléndida para romper con la idea de que no había representaciones de personas en el arte
islámico. No abundan, pero sí que hay ejemplos como este.
Aquí se encuentran escenas de baño, la palestra, bailarinas, caza,… pero lo más destacado son, por un lado una representación
del Zodiaco y, por otro, los reyes extranjeros vencidos por
el califa de Damasco. Se los identifica, en parte, por la doble inscripción, en
árabe y griego, en parte perdida por lo que algunos permanecen dudosos. Entre
los identificados están rodoricos el
último rey visigodo de España, don
Rodrigo, precisamente el que fue derrotado por los musulmanes en la batalla
de Guadalete (711), que se toma como referencia del fin de la España visigoda y
el comienzo de Al-Andalus.
Me
quedo, no obstante., con esta representación animalística de cacería de onagros. Son asnos salvajes. Y se los
está cazando de una forma que se llama al
copo, o sea «con redes tras ser ojeados y perseguidos por cazadores a caballo»,
como cuentan aquí, en un artículo que habla de la restauración de estas pinturas por expertos
españoles.
Se
pensaba que era de la época de Walid I (711-715) pero las últimas dataciones se
inclinan por Walid II o Yazid III, lo que haría que las pinturas fueran
ligeramente posteriores, entre 723 y 743.
En
cualquier caso, seguimos estando en el arte islámico de la primera época, como
la Gran Mezquita de Damasco, de la que ya hablé aquí. Está marcada aún por la
influencia bizantina. El palacio de Qusayr ʽAmra, como el de Mschatta, son los
mejores ejemplos de construcción profana de esta época.
En
internet se puede encontrar el artículo «La herencia clásica en el Islam:
Qusayr 'Amra y Quart alHayr al-Garbi» por el académico José María Blázquez
Martínez, que profundiza en este elemento de la influencia griega, debatiendo
sobre la datación y sobre la originalidad o no de los temas, fijándose por
ejemplo en este tema de la caza de onagros, sobre si hay o no antecedentes en
el mundo clásico.
La
tesis de Blazquez es –si lo he entendido bien– que, aunque las escenas representen sucesos locales,
tienen paralelos en el mundo clásico. La
vida de diversión de estos Omeyas es la misma que la de los emperadores romanos
o bizantinos, así como la de los domini
de las fincas.
Qusayr
ʽAmra fue declarado patrimonio de la humanidad en 1985, y en su página web la Unesco lo describe de la siguiente manera:
Construido a principios del siglo VIII, este palacio del desierto especialmente bien conservado fue a un tiempo fortaleza dotada de una guarnición y residencia de recreo de los califas omeyas. La sala de audiencias y los baños de vapor (hammam) están decorados con ricas pinturas murales figurativas que ilustran el arte profano de la época.
Para
saber algo más, se puede ver el artículo en la Wikipedia.
En
National Geographic España hay un artículo titulado «Destellos de color en el desierto; la restauración de Qusair Amra», con imágenes preciosas y más claras
que las que aparecen en wikicommons.
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