Cartel original (dom. púb. vía wikicommons) |
Año:
1925
País:
URSS (actual Rusia)
Director: Serguéi Eisenstein
Música: Edmund Meisel, Nikolai Kryukov, Neil Tennant,
Chris Lowe
Un clásico imprescindible para quien le guste el Cine.
Ya
he dicho aquí más veces que una cosa es que te guste ver pelis y otra que te
guste el Cine. Es legítimo tanto lo uno como lo otro. Y fíjate, creo que hay
incluso gente a quien le gusta tanto el Cine como Arte que es incapaz de disfrutar de una
sencilla peli de palomitas. Ellos se lo pierden.
Yo,
que soy mujer fácil, gusto tanto de la Alta Cultura como de la Media y la Baja. Quien sea el listo que sepa diferenciar con exactitud lo que que es una y
otra cosa, que me defina el arte y ate esta mosca por el rabo. La cosa es que disfruto como una enana lo mismo de Rogue One que de estos clásicos
que parecen sólo aptos para cinéfilos de pro.
Esta
película muda de 1925 te cuenta el motín que se produjo en el acorazado
Potemkin en 1905, cuando la tripulación se rebeló contra los oficiales de la
armada zarista. Dio lugar a una rebelión que acabó sofocada brutalmente por el
ejército y los cosacos. No nos confundamos, la Revolución rusa que derrocó al régimen zarista fue
una década más tarde: en 1917.
Como
se puede leer en la wikipedia,
... está considerada como una de las mejores películas de la historia del cine, una de las más estudiadas en las escuelas de cine por su técnica de montaje y una de las más influyentes de todos los tiempos. La cinta fue nombrada mejor película de la historia en la Exposición General de Bruselas de 1958.
Hay
que intentar meterse en aquella época, cuando las técnicas del cine estaban
inventándose un poco sobre la marcha. A alguien se le ocurrió el montaje, los
planos, a otro las angulaciones de la cámara, a otro los picados y contrapicados,…
Se iba experimentando, y las técnicas que funcionaban, se copiaban, repetían y
han pasado a formar parte del lenguaje cinematográfico: la forma de contar historias con este medio.
La
escena archifamosa y requetecopiada y homenajeada es la de las escaleras de
Odesa. Leo en la wikipedia, que hasta los Simpson se han inspirado en ella.
Tú
te tienes que sentar a ver esta película sin prejuicios. A ver qué te cuentan y
cómo te lo cuentan. Además, es una de esas obras que yo entiendo que hay que
ver por sentido cívico y libertario, ya que fue censurada y prohibida en muchos
momentos y por todo tipo de regímenes, incluido el franquista, por supuesto. Lo
dicho: si alguien cree que no estás preparado para que tú veas o leas algo, conviene
que lo leas o lo veas, aunque sólo sea para demostrar que eres una persona con
criterio propio y que no te vas a poner a cantar la Internacional por mucho que
veas a una madre sufrir.
Porque
aquí no hay engaño posible: El acorazado
Potemkin es una película de propaganda soviética. Propaganda elevada a la
categoría de arte como, lo que -desde otra ideología opuesta-, hacía Leni Riefensthal. Pero
no nos engañemos: no sólo los regímenes totalitarios hacen propaganda. Toda
película tiene una ideología política detrás, sólo que en algunas es más
evidente que en otras.
Uno
no cambia de ideas por mucha propaganda que le metan. Aunque sí que le
pueden engañar, y en estos tiempos de Internet, que todo va rápido y se da por
bueno tanto la reflexión profunda y documentada como la última chorrada del trumpetero, más aún. Y eso te hace
conformista.
La
verdad es que es un poco desolador, si lo piensas un poco. La escalera de Odesa
y sus niños muertos, con o sin padres que los lleven en brazos, es una escena
que se están repitiendo todos los días en lugares como Yemen o Siria, así como en
olvidadas guerras africanas en países cuyos nombres nadie conoce y mucho menos
sitúa en el mapa, o en la persecución de los rohingyas. Todos esos niños son
tan víctimas del contexto socio-político, de las guerras intermediadas, como
los de Odesa en 1905. Y nadie mueve un dedo ni se convierte en revolucionario
por ello, y hay que preguntarse hasta qué punto no somos nosotros los zaristas
de esta historia.
Los niños, ya sabemos, son siempre víctimas.
Si
alguien quiere ver esta película, que en muchos lugares del mundo está ya en el
dominio público, está colgada en You Tube. Dura poco más de una hora y así
podrás decir que, al menos, has visto una película de esas que forman parte de
la historia del séptimo arte, que queda muy bien decirlo cuando uno está en una reunión social.
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