domingo, 4 de septiembre de 2016

#28 El gatopardo



Fotograma de la película (via Wikimedia Commons)



Il gattopardo

Año: 1963
País: Italia
Director: Luchino Visconti
Música: Nino Rota


Si queremos que las cosas se queden como están, las cosas tienen que cambiar.


La historia resumida consiste en que el príncipe de Salina intenta conservar a su familia y los privilegios de su clase social en medio de la invasión garibaldina de Sicilia, episodio de la unificación italiana.

La idea de “cambiar algo para que todo siga igual” se ha hecho popular sobre todo a partir de esta película, aunque esté basada en El gatopardo de Lampedusa. Es un pensamiento cínico que nos recuerda que al final, los que acaban sacando tajada de todo cambio social o político son siempre los mismos, algo muy oportuno para darse cuenta de que se trata sólo de repartir un poco de poder, pero que en cuanto se tiene, los modos y los beneficios siguen siendo los mismos y para los mismos. 

Al final, se trata solo de pasar a formar parte de la casta, aunque sea sólo con un estilo un poco distinto. ¿A qué me suena? En fin, sólo los jóvenes creen que algo puede cambiar de verdad radicalmente, y sólo los viejos piensan que es imposible que cambie nada.

Esta película está realizada con esa exquisitez por el detalle tan propia de Visconti, con unos actores espléndidos, un elegantísimo Burt Lancaster que le daba sopas con honda a los jovencitos representaba a lo decadente, lo antiguo, y la juventud nunca estuvo más hermosamente encarnada que en los vibrantes Claudia Cardinale y Alain Delon.

Súmale la maravillosa música de Nino Rota y tendrás una de esas películas clásicas que se ve con gran placer y entretenimiento. Había un vals obra de Verdi y que Nino Rota lo orquestó, pero al parecer, el famoso vals entre la bella Claudia y el elegante Lancaster sí que es obra de Rota. De Nino Rota y esta partitura hablan aquí y aquí.

Hay que verla sin prisas, dejándose llevar por los recovecos de la historia, ¡esos trajes, esos palacios…! ese mundo que se acaba, que ya no volverá a ser el mismo pero en el que, en esencia, seguirán mandando los mismos.

            Te deja con una sensación de melancolía, pero a gusto.

Lo cual es un poquito,… decepcionante. Hay momentos en el guión en que esperas un giro, una violencia repentina, un secreto inesperado, algo de morbo oculto en la relación entre el príncipe y Angélica,… pero no, las cosas son “como tienen que ser”. Don Fabrizio se adapta a los tiempos, nada con la corriente y cambia un poquito para que las cosas sigan siendo iguales. A veces las cosas son, simplemente, lo que parecen. Y todo el mundo está contento por ello y sigue adelante, sin pensar en los cadáveres de los ilusos que dejan a su espalda.

            Es una de esas películas que tiene varias versiones, con más o menos metraje, dependiendo del mercado en el que se proyectaba.

            Entre otros premios, obtuvo la Palma de Oro del Festival de Cannes.

Para saber más: consúltese la Wikipedia, Film Affinity, Internet Movie Data Base y Sensacine.

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