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Pulp Fiction
Año: 1994
País: Estados Unidos
Director: Quentin Tarantino
Música: Varios
Otro ejercicio de estilo apabullante.
Ya hablé aquí de Reservoir Dogs, y hoy vuelvo con otra de Tarantino de la que se puede decir más o menos lo
mismo: me importaba un cojón de pato lo que me estaba contando, pero, ¡santo
Dios! Qué forma más estupenda de contarlo.
La historia sigue las
vidas entrelazadas de varias personas que viven un tanto al margen de la ley,
por decirlo finamente. De hilo conductor sirve la que se centra en dos asesinos
a sueldo, Jules y Vincent. Sólo al final de la película reconstruyes
cronológicamente en tu cabeza lo que les ha pasado, porque te la han ido
contando a retazos, hacia delante y hacia atrás.
Tarantino es un auténtico
generador de imágenes cinematográficas que se te quedan en el recuerdo. Sabe
que el cine es eso, la imagen, con el sonido y la música, mezclando
actores-actores con actores-estrellas, y que esa es la forma de quedarse absolutamente
impresionado y noqueado.
Al menos, es lo que me
ocurre a mí. Para hacer eso, tienes que tener mucho cine en tu cabeza, saber
cómo contar una historia, tanto desde el punto de vista del guión como
visualmente. En ese sentido de director-guionista, no se me ocurre a alguien
tan completo como Tarantino.
El otro día estuve viendo
Banda aparte (1964), de Godard, un pestiño machista en blanco y negro que también va de delincuentes, pero
que -de nuevo-, tenía algunas escenas mágicas. Lo traigo a colación porque hay
un momento en que los dos chicos y la chica que lo protagonizan se marcan un
baile que me recordó muchísimo al de Uma Thurman y John Travolta en Pulp Fiction. Luego he leído que, en
efecto, Tarantino se inspiró en aquél.
Frases y escenas de Pulp Fiction que han pasado ya a ser
lugar común. ¿Y el maletín? Admite todo tipo de teorías. Por cierto, que al
final me parece el macguffin más macguffin de la historia del cine,
porque con él se demuestra que no es relevante lo que haya en su interior, sólo
es un elemento más que mueve la trama.
Para mí, lo prodigioso de
Tarantino es que, cuando me pongo a ver una de sus películas, o cuando
simplemente zapeo por la tele y me encuentro una, me quedo atrapada y no puedo
dejar de verla aunque la historia que me estén contando, tan llena de violencia
y ensalzando a delincuentes, no sea de mi gusto personal.
Entre
otros galardones, obtuvo la Palma de Oro del Festival de Cannes. En los Óscar y
los BAFTA, distinguieron el guión, que ya digo que me parece un auténtico
mecanismo de relojería y precisión que pone en evidencia que la forma de contar
una historia es, en el arte, más importante que la historia misma.
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