Brunilda
sobre Grane se lanza a la pira funeraria
de Sigfrido
Arthur Rackham, 1911
[Dominio público],
via Wikimedia Commons
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Hoy,
a partir de las 15:57 se retransmite en directo, por Radio Clásica y desde
Bayreuth, la cuarta y última ópera del Anillo. Así termina la Tetralogía por este año, supongo que con la ya cansina
bronca y abucheo final a la puesta en escena de Frank Castorf, que transforma
el mundo mítico de los dioses nórdicos en el mucho más pequeñito de la extinta
RDA. Que digo yo que con la pasta que tiene que costar ir a Bayreuth, ¿para qué
llevarse el mal rato porque en vez de un palacio legendario aparezca la fábrica
VEB Chemische Werke Buna? Lo importante es que a la Brünnhilde de turno le
aguante la voz hasta el final, uno de los papeles más exigentes del repertorio.
Esta ópera con prólogo y tres
actos dura más de cuatro horas. Es la cuarta de la Tetralogía “El anillo de los
nibelungos”. Se estrenó, como Sigfrido,
dentro de la representación del ciclo completo, supuso la inauguración del
Festspielhaus de Bayreuth.
No es fácil resumir toda
la historia, en la que los ecos del Cantar
de los nibelungos son más intensos, a mi modo de ver, que en las otras de la Tetralogía. Tenemos a Sigfrido y Brunilda felizmente
enamorados en una cueva pero el inquieto muchachote tiene que irse en busca de
aventuras. Brunilda le deja su caballo y sus armas de valquiria. A cambio, Sigfrido le deja a ella, de recuerdo, el anillo de poder por el que todos suspiran.
Por la acción de un
filtro, Sigfrido se enamora de Gutrune, y para obtenerla como esposa, tiene que
entregar el anillo. Vuelve a la cueva y mediante engaño con el yelmo mágico,
consigue quitarle el anillo a Brunilda.
Sigfrido rechaza a Brunilda,
se casa con Gutrune. El segundo acto acaba con Hagen convenciendo a su medio hermano
Gunther y a Brunilda de que Sigfrido debe morir.
Y eso es lo que ocurre en
el tercer acto: Hagen mata a Sigfrido -y de paso, a Gunther. Intenta coger el anillo,
pero Brunilda le gana por la mano, no en vano es una valquiria. ¿Qué te creías, lila, que por ser mujer me ibas a derrotar? Anda y que te den. Brunilda se lanza -con caballo y todo- al fuego que
devora el cadáver de Sigfrido. Así mueren los dos. También Hagen, ahogado por las hijas del Rin,
que recuperan el anillo. Bueno, y al final, el Valhalla desaparece. O sea, que como en Hamlet, aquí muere hasta el apuntador, y las únicas que quedarán felices y (supongo yo) que contentas, las hijas del Rin, después de dieciséis horas de Tetralogía lamentándose por la pérdida de su oro.
En la transición del
prólogo al acto primero encontramos un fragmento musical famoso, «El viaje de
Sigfrido por el Rin», y en el último, la «marcha fúnebre de Sigfrido» y la «inmolación
de Brunilda».
Ya digo que si no eres
aficionado a la ópera, comenzar por Wagner no me parece muy inteligente. Si
quieres conocer algo de su música, empezar por recopilatorios con coros o este
tipo de fragmentos sinfónicos, es más conveniente, aunque los entendidos se lleven las manos a la cabeza.
Para saber más, la Wikipedia, el libreto en alemán-español
y discografía de referencia, en Kareol.
Como ya he
comentado en las entradas anteriores del Anillo,
hay grabaciones magníficas de toda la Tetralogía, que datan de los años
grandes, los 50-60 del siglo pasado. Opciones muy buenas, por lo tanto, para
tener las cuatro óperas, son la de Krauss
(Rodolphe, representaciones públicas, 1953) con Hotter, Uhde, Neidlinger, Kuen,
Weber, Greindl, Vinay, Resnik…, cualquiera de las de Knappertsbusch (representaciones públicas, 1957-1958) y la de Solti (1958-1965) con el Coro de la
Ópera de Viena y la O Filarmónica de Viena, para la Decca con cantantes como London/Hotter,
Fischer-Dieskau, Neidlinger, Stolze, Kreppel…
Una opción
diferente, para esta ópera en particular, sería la grabación en vivo de 1967,
para Philips, dirigida por Karl Böhm,
con Windgassen, Nilsson, Stewart, Greindl y Dvorákova; el coro y la orquesta,
los del Festival de Bayreuth.