Loge
finge asustarse ante la serpiente
Arthur
Rackham, 1910
[Dominio
público], via Wikimedia Commons |
Coincidiendo
con el Festival de Bayreuth, he decidido hablar de la Tetralogía. Hoy mismo, a las 17:57 h, se retransmite en directo, por Radio Clásica,
la velada preliminar.
Esta ópera en un acto
dura unas dos horas y media. Es el comienzo de la Tetralogía “El anillo de los
nibelungos”.
Wagner escribía sus
propios libretos, inspirándose en leyendas nórdicas, que aparecen en las Eddas escandinavas y en La canción de los nibelungos, cumbre de
la poesía épica medieval en alemán. ¿El resultado? Una historia
llena de magia, una fantasía épica con enanos avariciosos, dioses llenos pasiones humanas, y humanos nobles y heroicos. Hay amor y
pasión, pero al final, en la cuarta y última ópera del ciclo, todo
desaparecerá.
¿Qué nos cuenta? Pues el robo del oro del Rin que guardan las ninfas. Alberich, un enano nibelungo, persigue a las hijas del
Rin con ánimo libidinoso, pero al final prefiere llevarse el oro. Wotan y Loge
emprenderán la búsqueda del oro para pagarles a los gigantes que han construido
el Valhalla, el rescate de la diosa Freia. Lo recuperarán (gracias a la astucia
de Hiddleston, digo Loge), pero no antes de que el enano le marque un hechizo
al anillo forjado con el oro del Rin. Todos sabemos dónde acaba esto de los
anillos de poder: atraen la muerte. Para recuperar a Freia, Wotan entregará a los gigantes el tesoro y el
Tarnhelm, un yelmo mágico que hace invisible
al que lo lleve. Pero se queda con el anillo. Mal hecho, Sauron. Peor cuando
los gigantes Fafner y Fasolt se lo disputan, “su tesssoro” no les hará bien a
ninguno.
Las óperas de Wagner son
diferentes al resto del repertorio habitual: más orquestales, con un tejido musical continuo en el que
no siempre es fácil distinguir números cerrados como arias. Sí que se
distinguen los leitmotive o temas
musicales que se van repitiendo en diferentes momentos. No me parecen
recomendables para nadie como entrada a este género. Lo mejor, aunque ya sé que
habrá quien me llame hereje, es escuchar coros o fragmentos orquestales, y así
ir haciendo, poco a poco, oído.
Para saber más, la
Wikipedia, y el libreto en alemán-español
y discografía de referencia, en Kareol.
Hay grabaciones
magníficas de esta ópera, y del Anillo en general, que datan de los años
grandes, los 50-60 del siglo pasado. ¿Cómo escoger una? Del Anillo en su
conjunto, destacaría la de Krauss (Rodolphe, representaciones públicas, 1953) con
Hotter, Uhde, Neidlinger, Kuen, Weber, Greindl, Vinay, Resnik…También, cualquiera
de las de Knappertsbusch (representaciones públicas, 1957-1958). Y, finalmente,
una que no es de Bayreuth, la de Solti (1958-1965) con el Coro de la Ópera de
Viena y la O Filarmónica de Viena, para la Decca con cantantes como London/Hotter,
Fischer-Dieskau, Neidlinger, Stolze, Kreppel…
Pero por escoger
una en particular de esta ópera El oro
del Rin, indico la de Karl Böhm en 1967 para Philips, con Theo Adam, Gerd
Nienstedt, Gustav Neidlinger, Wolfgang Windgassen, Martti Talvela, Kurt Böhme,
Anja Silja, Vera Soukupová, Erwin Wohlfahrt,
Dorothea Siebert, Helga Dernesch y Ruth Hesse. El coro y la orquesta
son, claro, los del Festival de Bayreuth, pues es una grabación en vivo.
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