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Du
rififi chez les hommes
Año: 1955
País: Francia
Dirección: Jules Dassin
Música: Georges Auric
Un golpe de antología, la madre de todas las películas de robos
Por el macartismo, Jules Dassin se vio
obligado a dejar los Estados Unidos y recalar en Europa, donde podía seguir
trabajando de lo suyo.
Una de sus mejores películas, y de las más
célebres, es esta que va en torno a un golpe, un robo a una joyería. Tiene
escena de antología, que es la más mencionada, el transcurso del robo: una
media hora de silencio, sin palabras, sin música, solo con los ocasionales
ruidos de los perpetradores del atraco. No te han contado antes lo que piensan hacer, así que tú lo miras, intrigada a ver cómo van a conseguir su propósito. Es alucinante como te enseña el paso del tiempo, cómo van reaccionando los atracadores, el sudor, los nervios, la precisión... Solo por esa escena merece la pena ver esta peli.
Diría que es la madre de todas las escenas de
robos. De hecho, toda la película sería como una de las pioneras en este tipo
de pelis, las de robos (heist film en
inglés), en la que destacan obras como Ocean’s
eleven (la de 1960, con remake en 2001), mismamente.
Es una de esas películas brillantes basadas en libros
cutres. Echas una ojada a la vida del hampa pero no se trata de que simpatices con ellos, no. Te presenta su vida descarnada. Tony Le Stephanois (Jean Servais) es el delincuente mayor, acaba de
salir de la cárcel, al principio no quiere líos, pero fácilmente se implica en
dar un golpe a una joyería. Como todas las historias de este tipo, se reúnen un
grupo de delincuentes diversos, su amigo Jo le
Suédois (Carl Möhner) guapetón y padre de familia, el franco-italiano Mario
Farrati (Robert Manuel) y lo redondean con el experto de Milán, César/Cesare le Milanois (el propio Jules Dassin).
En cuanto al formato, nos encontramos con una de
esas películas en un blanco y negro estupendo, con interpretaciones precisas,
nada exageradas, miradas y gestos cortantes… Nos sirve además para echar una
ojeada a ese París de la posguerra algo sórdido, tirando a pobretón, brutal, en
el que la gente se busca la vida.
Lo que menos me entusiasma es la representación
de la mujer, muy antipático y tópico. Muñecas bien vestidas, seductoras, o
madres sufrientes, nada que se eleve mínimamente sobre el tópico. A mi modo de
ver.
Este film fue al festival de Cannes donde tuvo
el premio al mejor director. Fue precisamente ahí donde conoció a la actriz
griega Melina Mercouri, la cosa es que luego rodaron juntos y casi una década
después, (aquí viene el momento Sálvame)
se casaron. En 1956, Rififi
fue incluido por National Board of Review entre las Top mejores películas extranjeras.
Podéis leer más en la Wikipedia, Film Affinity, o la Internet Movie Data Base.
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