Little Women o Meg, Jo, Beth and Amy
Autor: Louisa May Alcott
Año: 1868/1869
Género: Novela
Edad: juvenil
Las conocemos más por el cine
Este clásico de la literatura juvenil lo conocemos más por sus versiones cinematográficas, pero el libro también merece la pena. Siempre que asuman que tampoco te vas a encontrar con Gran Literatura.
Es una obra muy leída, con gran éxito desde su publicación. No quiero ni imaginar lo rompedora que debió ser en su momento: una novela doméstica, protagonizada por mujeres, cada cual con su propio carácter, pero todas ellas fácilmente imaginables como «la chica de al lado», esa muchacha normal y sin pretensiones, de buen corazón pero que, al mismo tiempo, tiene su propia personalidad y sueños. Posiblemente sea la primera aparición de chicas jóvenes norteamericanas tan de carne y hueso.
Está dividida en dos partes que, en origen, fueron dos novelas diferentes, publicadas en 1868 y 1869. En la primera son más bien adolescentes y la segunda empieza, se supone, tres años después, cuando son ya mujeres jóvenes que tienen que decidir cuál es su camino en la vida, con quién se casan, de qué van a vivir.
En la primera parte, toma como referencia El progreso del peregrino, de John Bunyan, un libro muy querido por los protestantes anglosajones. De hecho, los títulos de los capítulos son paralelos a lo que plantea Bunyan, solo que referido a la vida de mujeres adolescentes. Los personajes son todos creyentes, y en más de una ocasión, en su religiosidad hayan la fuerza o el sentido para lo que hacen.
Pero, ante todo, son lo que ellos consideran pobres, que ya me diréis, cuando tienen una sirvienta en casa. Y muy trabajadores. No pueden estar con las manos quietas. Siempre hay algo que hacer, limpiar, coser, cuidar a alguien, o dedicarse a actividades más creativas, como leer, pintar o escribir.
A ese elemento religioso que encuentras en algunos momentos, le suma trazas de la literatura sentimental e incluso de las novelas didácticas para niños, en las que les enseñaban buenos modelos. Así que es realista pero suavizado con un toque moralizador.
Cada vez que leo esta novela, descubro algo nuevo. También depende de los ojos con que la mires, pues no es igual leer esto a los quince años que a los cincuenta. Me fijo ahora más cómo los padres se esfuerzan en que sus hijas les salgan lo que ellos consideran buenas y también ejercen su influencia en su vecino, un tipo que rico y guapo podría perfectamente salirse de madre, pero entre todas contribuyen a hacer de él un hombre de provecho.
Sería un ejemplo de eso que llaman Bildungsroman en literatura, una novela que te cuentan el paso de la niñez a la adolescencia a la edad adulta, y cómo los personajes se enfrentan a los desafíos que la vida les lanza.
Se considera una novela autobiográfica o semiautobiográfica, inspirándose la autora en ella y sus tres hermanas.
Se supone ambientada en Concord (Massachusetts), en los años sesenta del siglo XIX. Cuando empieza, aún está la guerra de secesión, a la que ha ido el padre. Quedan en casa sola su mujer (la sra. March, o Marmee) y sus cuatro hijas (Meg, Jo, Beth y Amy), más la criada, Hannah. Trabarán amistad, sobre todo Jo, con el vecino, Theodore Laurence, al que llaman Laurie o, ella, Teddy. Cada una de las hermanas tiene su propia personalidad, y en el contraste entre ellas está uno de los encantos del libro. Además, entre ellas se relacionan por parejas: Jo y Beth, Meg y Amy.
Aun así, siguen siendo típicas mujeres estadounidenses. Esto se ve muy bien en la parte en que Amy viaja a Europa. Se refina en el sentido de que es aún más elegante, pero sigue siendo una mujer bastante segura de sí misma, activa (conduce su propio carruaje) y franca, desenvuelta en su trato con otras personas, incluidos los chicos. Se me hace difícil pensar en ese tipo de muchacha en novelas decimonónicas europeas.
Es una pena que esta novela nos la han pasado al español con recortes, adaptaciones al público infantil o juvenil. Para releer la novela, me he decidido por una edición en inglés, y he visto que es más larga y tiene más cosas que la edición que tenía yo en casa de toda la vida, que era un formato más de libro para niños.
Ya digo que he descubierto más cosas, y he mirado de otra manera esta historia ahora, en la edad adulta, que de niña. Tampoco voy a entrar en detalles, porque la lectura de los clásicos es algo personal, y cada uno tiene que ver qué le dice la novela.
Como curiosidad, en plan Sálvame, diré que siempre pensé que Beth era la hermana pequeña y no, la peque es Amy, la mimada que es toda vanidad. Es un detalle menor, que tampoco te saca de nada.
Lo que sí me ha sentado un poquito peor es que he descubierto que Laurie es alto, moreno de piel olivácea, su madre era italiana, y artista. Es un personaje algo diferente a lo que nos han mostrado las películas, que siempre es más tu tipo anglo estándar (Peter Lawford o Christian Bale): Supongo que con Timothée Chalamet sí buscaron algo un poquito más vagamente «mediterráneo», aunque no sé, me pareció el Laurie más antipático de la historia. Louis Garrel hace un Bhaer muchísimo más atractivo, Jo, sales ganando, hija mía, no sabes cuánto.
Este clásico lo descubrí, como tantos otros, gracias a las adaptaciones cinematográficas que pasaban por televisión. Serían las películas de Katharine Hepburn como Jo (1933, la Jo perfecta) y la de Elizabeth Taylor como Amy (1949, ridícula de rubia). Pero muy pronto me regalaron el libro, no recuerdo la edición, que leí varias veces, de niña y adolescente. Siento decir que no lo tengo por casa. En algún momento de mi vida lo perdí, o lo regalé a alguien.
Actualmente se considera un libro juvenil, recomendable sobre todo para niñas, sí sesgo de género, qué le vamos a hacer, en torno a los doce años de edad.
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