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Indiana
Jones: Raiders of the lost ark
Año: 1981
País: Estados Unidos
Dirección: Steven Spielberg
Música: John Williams
Una de aventuras al estilo
antiguo
Otra de esas películas que he visto tantas veces
que he perdido la cuenta. Porque, bueno, Harry, you know.
La última vez, este mismo verano de 2021, en el avión. Mis
nativos digitales me enseñaron que podía ponerme Prime en el móvil y así ver películas o documentales durante el
viaje. Me amenizó el viaje hasta Canarias.
De nuevo, me quedé enganchada de esta historia
sobre el arqueólogo sexi de los años treinta que intenta localizar el arca de
la alianza antes de que la encuentren los nazis. Por el camino, retomará la
relación con Marion, una antigua novia con la que rompió de mala manera.
La historia nos llevará de Estados Unidos al
Himalaya y luego a Egipto, para rematar la faena en una isla del Mediterráneo,
con una escena horrible cuando se desata la furia divina contra los que se han
atrevido a abrir el arca.
Si no has visto la película, encontrarás puro
entretenimiento, con todos los tópicos del mundo. El héroe valiente, la
damisela en peligro, el sidekick nativo,
el malote del parche en el ojo, los nazis remalos… Todo muy cliché, pero
funciona a la perfección.
Lo importante es que te dejes llevar y no andes
buscándole vueltas a lo fantasioso de la historia o al orientalismo de papel
maché.
Siempre hay algo nuevo cada vez que veo la
película. Esta vez me fijaba más en cómo trata el tópico de la second chance in love, lo poco científico que es Indiana (el antiarqueólogo),
y en si tiene o no razón Amy (Big Bang Theory), cuando dice que la presencia de Indiana Jones es innecesaria
para el desarrollo de los acontecimientos. Su teoría asegura que el mayor plot-hole del guión es muy obvio: de no existir el
héroe los nazis habrían descubierto el Arca igualmente, se habrían fundido al
abrirlo y el resultado final sería el mismo, convirtiendo la figura
protagonista en prescindible.
Sobre objeciones a esta teoría de Amy y otras
cosas ilógicas de Indiana Jones, podéis leer el resto del artículo en Jotdown. Te echas unas risas.
La cosa es que a mí me encanta. Indy es
necesario porque, bueno, por Harrison Ford, ¿qué queréis que os diga? Ahora las
cosas son de otra manera, vale, pero la escena entre Indy y Marion en el barco
mercante fue, para mi yo de doce años, lo más sexi del mundo.
Obtuvo cinco premios Óscar (de
los técnicos, montaje, dirección artística, esas cosas), el premio BAFTA al
diseño de producción, y Spielberg fue elegido el mejor director por la Asociación
de Críticos de Boston. Por lo visto, en 2008 la revista Empire la puso la
segunda en su ránking de su lista de
las «500 mejores películas de todos los tiempos».
Es uno de esos clásicos con
muchas anécdotas e historias detrás de su creación. Cómo George Lucas ideó el
personaje, y acabó decidiendo hacer esta película mientras hablaba con
Spielberg en la playa; cómo Lucas rechazaba a Harrison Ford para
protagonizarlo, y al final lo aceptó, a petición de Spielberg; o la curiosidad
de que el U-Boot que aparece se lo
alquilaron al equipo de producción de Das
Boot (1981), una peli que a día de hoy no sé si meteré o no en mi lista de
cien.
Si queréis saber estas y otras chuminadas, ya sabéis, para eso están la Wikipedia, Film Affinity, o la Internet Movie Data Base.
Os dejo aquí el tráiler en castellano, para echarle una ojeada a Indy.
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