Es posible que en pocas listas de «cien mejores» te incluyan esta y, sin embargo, me parece una película
de género ideal, con una sólida base literaria.
El guion se basa en un relato de Stephen
King, y tiene esa mezcla tan inquietante de lo cotidiano con lo extraordinario.
La dirección es impecable,
manteniendo el ritmo en todo momento, contándote la historia central de una
amistad entre dos personas muy diferentes, los personajes interpretados por Tim
Robbins y Morgan Freeman, que en un entorno muy hostil y embrutecedor, como es
una cárcel, logran conectar de una manera que les cambiará la
vida.
Como toda película carcelaria, habrá sus
violaciones, palizas, injusticias y corrupción. Aquí no hay ninguna redención
mágica, los personajes sufren, y tienen momentos tremendos, pero yo diría que
nunca dejan de soñar, y de pensar, y de sacar lo mejor de una situación realmente mala.
Hay momentos de suspense, pues no sabes
si realmente el personaje de Tim Robbins es inocente, como él dice. Al fin y al
cabo, en la cárcel, todos son inocentes.
Algunas escenas son tan puramente cinematográficas que se te quedan ancladas en la retina y las recuerdas muchos años después. La del personaje de Tim Robbins poniendo un disco de ópera, en
concreto el dúo de Susana y la condesa en Las
bodas de Fígaro y como, en mitad de un entorno despiadado, ese momento de
belleza enmudece a todos. La música ayuda a Tim Robbins a soportar las peores
experiencias, en una celda de aislamiento.
Creo que si acabas viendo esta película una y otra vez es por ese final
positivo. La manera tan hábil en que se resuelve cómo estos dos hombres
alcanzan la libertad es, simplemente, uno de esos momentos ¡sí! de triunfo, muy
a la americana, pero que siguen gustando porque funcionan… o funcionan porque
siguen gustando.
En manos de otros actores esto se habría
desbarrado en interpretaciones histéricas. Con otro director, el ritmo sería o
mucho más pausado o enloquecido, podría haber ido a cualquiera de los dos
extremos.
Robbins y Freeman están, simplemente
espectaculares, precisamente porque no pierden el tiempo en alharacas. Hay más
sabiduría interpretativa en una mirada calmada de Morgan Freeman que en cientos
de histrionismos mucho más aplaudidos.
El director, un novato por entonces, coloca
y encuadra de manera que todo parece fluir, sencillo, como si simplemente la
vida pasara ante la cámara. Lograr que lo importante sea la historia... eso
también hay que saber hacerlo. Pocos directores de las últimas décadas
consiguen ser potentes sin que se note que están ahí. A mí se me da un aire a lo
Clint Eastwood, con ese toque clásico que parece que no hay esfuerzo a la hora
de narrar y, sin embargo, hay mucho trabajo y pensamiento para lograr esa
naturalidad.
Leo por ahí que esta película pasó en su
momento sin pena ni gloria. Que, de hecho, tampoco recaudó mucho; hay que entenderlo, fue el año de Forrest Gump. Pero que,
con los años, ha ido ganando en fans, y no me extraña. Yo soy una de ellas. Es una
película redonda dentro de su género, creíble y en cierta forma, un canto apasionado
a la integridad del ser humano, a su valor intrínseco incluso en los momentos
más terribles.
Si no la has visto aún, no desaproveches
la ocasión. Y aunque vayas viendo cosas que te parezcan fuertes, o
desagradables, o te entristezcan, creedme, el final merece la pena.
Cuando no representas
personas, siempre puedes jugar con las formas y los colores
El siglo XIII fue el del gran salto adelante en la
Reconquista. Después de la Batalla de las Navas de Tolosa (1212), se conquistó
gran parte de Andalucía. Es el siglo en el que los aragoneses se hicieron con
las Baleares y el reino de Valencia. Incluso fueron más allá, y tomaron Sicilia
a los gabachos, aunque eso es otra historia.
En la península Ibérica, el territorio islámico quedó
reducido, prácticamente, al reino nazarí de Granada. Hubo otros pequeños reinos
taifas que fueron cayendo inexorablemente en manos cristianas. Pero al arte
islámico de esta época en la península Ibérica se le llama, así, en términos
generales, arte nazarí.
Aún conservamos esa joya del arte islámico que es la
Alhambra. Si tengo oportunidad, ya hablaré un poco más extensamente de este
palacio, o conjunto de palacios y edificaciones. Hoy me voy a fijar solo en un
detallito: la decoración.
El alicatado o los azulejos. Alicatar es, simplemente,
revestir algo con azulejos. Y, ¿qué es un azulejo? La palabra viene del árabe
hispánico azzuláyǧ[a], leo en el DRAE,
lo que ya te pone de manifiesto su origen. Lo definen como «ladrillo vidriado,
de varios colores, usado para revestir paredes, suelos, etc., o para decorar».
El hecho de que no se puedan representar personas no impide
que el arte islámico recurra a decoraciones diversas, más o menos abstractas:
la propia caligrafía (escritura cúfica), elementos vegetales y pautas
geométricas. En ausencia, prácticamente, de escultura o pintura, lo que se hizo
en el arte islámico es desarrollar extraordinariamente las artes menores,
figurativas y aplicadas como un elemento decorativo.
De ahí que se desarrollara la cerámica, en particular esta
que adornaban paredes, suelos y techos. Los alicatados, en
principio, recubrían las partes bajas o zócalos. Más tarde se extendió el
azulejo por toda superficie que les pareciera susceptible de esta decoración.
Este arte islámico pasó a la artesanía popular,
singularmente en España y Portugal.
Aquí vemos un alicatado formado por cerámica esmaltada. Son
pequeñas piezas, a las que se llama aliceres,
y que tiene distintas formas y colores de manera que, combinándolas, formas
llamativos patrones.
Alicer o alizar es
otra de esas palabras de origen árabe que tenemos en nuestro idioma. Procede
del árabe hispano aliḥṣár, y este del
árabe clásico iḥṣār. Es una «cinta o
friso de azulejos de diferentes labores en la parte inferior de las paredes de
los aposentos», así como «cada uno de los azulejos de un alizar».
Este tipo de decoración estaba muy pensada, trazada con
regla y compás, de manera ciertamente compleja. Aquí os pongo un ejemplo, con el
museo de Granada.
Como
siempre, salvo otra indicación, las imágenes proceden de Wikimedia Commons.
Triple ábside y torre de San Lorenzo, Lourdes Cardneal (2008) [CC BY-SA 3.0], vía Wikimedia Commons
Ubicación:
Sahagún (Castilla y León, España)
Fecha:
primera mitad del siglo XIII
Estilo: Arte románico-mudéjar
Tipo de edificación: religioso
Aires
morunos en pleno Camino de Santiago
Sahagún es una localidad
en el Camino de Santiago. Ya he hablado aquí otras veces de ese excepcional Patrimonio
de la Humanidad que tenemos acá en España. Sería una buena idea hacerlo cuando
pase todo esto, y podamos disfrutar de nuevo de los espacios abiertos, del
cielo alto y la tierra bajo nuestros pies.
Tiene iglesias que forman
parte de nuestro patrimonio religioso. Hoy voy a comentar una de ellas en
particular, porque llama la atención que tan al norte haya llegado la
influencia del arte islámico.
Ya he comentado que el
estilo mudéjar es algo típico de España, pues mezcla elementos del arte
islámico en edificaciones de otras culturas. Ya lo mencioné con la Sinagoga de Santa María la Blanca.Aquí es una iglesia cristiana.
Dije entonces que se
trata de elementos morunos dentro de lo que es un estilo cristiano, y por eso
hay románico-mudéjar y gótico-mudéjar. Luego, a lo largo de los siglos, estos
elementos se han incluido en estilos posteriores y entonces se habla, en
general, de neomudéjar.
En Castilla y León, el
centro más importante, y más antiguo, de arte mudéjar, es la llamada Tierra de
Campos, precisamente con Sahagún como centro, con las iglesias de San Tirso y
San Lorenzo. Se supone que las realizaron los alarifes moros que vivían en
aquella villa cristiana. Porque cuando la Reconquista avanzó hasta Toledo y más
allá, hubo comunidades islámicas que quedaron insertas en lugares ahora bajo
dominio de los reyes cristianos.
Destacaría que se
construye enteramente en ladrillo, algo muy morisco, no en piedra. Y lo más
señalado es esa parte posterior, con los tres ábsides y la maciza torre. El
ladrillo y las arquerías ciegas de herradura son elementos muy característicos
del mudéjar.
La cabecera tripartita está
decorada con arcos de herradura, tan típicos del arte islámico. Los arcos de
herradura son ciegos y doblados; también vemos arcos de herradura ciegos
inscritos en recuadros. Otros elementos constructivos que se pueden apreciar
aquí son las bandas de ladrillos en
sardinel y frisos de esquinilla.
Así, la misma forma de colocar los ladrillos sirve de adorno.
Davidh820 [CC BY-SA 3.0], vía Wikimedia Commons
En esta imagen de detalle
del ábside central se distingue el ladrillo en sardinel: colocados de canto,
tocándose las caras más extensas del ladrillo.
El friso de esquinilla es
un tipo de decoración en la que se disponen los ladrillos con sus esquinas
salientes, de manera que se forma una especie de sierra. Como no he encontrado una foto concreta de esto en Sahagún, os pongo un ejemplo toledano: la fachada sudoeste de la mezquita del Cristo de la Luz:
Mezquita del Cristo de la Luz (Toledo) Foto de José Luis Filipo Cabana (2016) [CC BY-SA 4.0], vía Wikimedia Commons
Sí, lo sé, cómo
va a ser una mezquita y al tiempo llevar el nombre de Cristo, son cosas de
España, si queréis saber más, aquí os dejo el enlace a su artículo en la Wikipedia.
Si os fijáis, alrededor de
la celosía calada que queda sobre los arcos de herradura entrelazados, se
distingue una fila de ladrillos colocados con la esquina saliendo: eso es el
friso de esquinilla.
Volvamos a San Lorenzo de Sahagún y su torre troncopiramidal.
Foto de Carmen Cerezo (2012) [CC BY-SA 3.0], Wikimedia Commons
Se alza sobre el ábside y es
un poco posterior, ya del siglo XIV. Se divide en cuatro cuerpos, cada uno más
pequeño que el anterior; de abajo arriba, nos encontramos: 1) arcos ciegos; 2)
y 3) cuatro vanos con arcos doblados; 4) cinco vanos.
La iglesia en sí se alza sobre una planta típicamente románica: basilical –ya sabéis, más o menos rectangular– y con tres naves.
Como curiosidad, se puede
señalar que está orientada NW-SE, en lugar del habitual W-E, o sea, que
quedaría como un poco girado hacia el norte, con la torre y los tres ábsides de
la cabecera hacia el sudeste.
Lamentablemente, estuvo en
la lista roja de Patrimonio de la Humanidad en peligro debido al mal estado de
conservación. Se realizaron obras y parece que ahora está de nuevo «en verde».
Para saber más de esta
edificación, como siempre, tenemos la Wikipedia, aunque tampoco es que sea un
artículo de los largos.
Detalle de Uta, por Matthias Rutkiwski (2009)
[CC BY-SA 4.0]
Vía Wikimedia Commons
Ubicación:
Naumburgo (Sajonia–Anhalt), Alemania
Fecha:
1243-1249
Época: Arte gótico
Autor: Maestro de Naumburgo
Una
de las esculturas más fascinantes de la historia
Hay
algo en esta escultura conocida como Uta de Naumburgo que atrae, que te llama,
y no estoy segura de qué es. Pasa un poco como con el busto de Nefertiti, que
te quedas colgada de su belleza, su armonía, y estarías viéndolo todo el rato.
A
veces ocurre así, que a través de los siglos que nos separan, das con un libro,
o una imagen, o una idea que te llama a ti, hastiado habitante del siglo XXI, y
esta escultura es una de esas obras.
La
mujer representada es Uta de Ballenstedt, que se casó con Ecardo II de Misnia,
convirtiéndose así en margravina.Margrave es el título alemán equivalente a
marqués, el noble que en principio se encargaba de una zona fronteriza.
Ella
vivió al principio del siglo XI, pero esta escultura es de doscientos años más
tarde. Es un ejemplo de escultura gótica, que en la Alemania del siglo XIII dio lugar a dos escuelas principales, la de Bamberg y la de Naumburgo. Se caracterizan por el realismo, representando en este siglo XIII una belleza serena, solemne. Más tarde, en el siglo XIV, ya se pondrán más expresionistas.
La
catedral de Naumburgo es un lugar patrimonio de la Humanidad. La
hicieron, gótica, sobre el lugar donde estaba la románica del siglo XI, de manera que ejemplifica perfectamente la transición del románico tardío sajón al gótico primitivo. Fue construida en su mayor parte en la primera mitad del siglo XIII. Decoraron el coro occidental
con doce estatuas. Solo que no eran de vírgenes y santos o figuras bíblicas,
que era lo habitual.
Lo
que hicieron fue representar a personas reales, históricas, los donantes que financiaron
a la iglesia en aquella zona remota y fronteriza de la cristiandad. Por eso
aparece Uta junto con su esposo Ecardo. Es de agradecer además que no aparecen
solos los caballeros, sino acompañados por sus esposas, en situación de
igualdad.
Fotografía de Tilman2007 (2016) CC BY-SA 4.0, vía Wikimedia Commons
Destaca
el realismo de esta imagen. Es que la ves. El gesto es muy natural,
aguantándose el manto con la mano izquierda enjoyada, mientras que la derecha
está por dentro y se arrebuja.
Por
debajo lleva una sobreveste. Y se distingue un broche. Enmarca el rostro con una de esas tiras de lino
que llevaban las mujeres casadas. Y luce una corona, con flores de lis, perlas y joyas.
Uta y Ecardo, fotografiados por Alexander Hoernigk (2012)
Licencia CC-BY 3.0, vía Wikimedia Commons
Las
esculturas están hechas en piedra y se pintaron con colores. Queda buena parte de esa policromía medieval.
No
conocemos el nombre del autor, así que se le llama, sin más, Maestro de
Naumburgo. Se reconocen como obras suyas no solo estas esculturas del coro,
sino otras más, pero estas de Naumburgo son las más destacadas. Posiblemente
procediera del norte de Francia.
Cuando
los nazis buscaron su ideal de mujer alemana, lo encontraron en esta escultura
medieval. De la misma época es el Caballero, que se supone que representa a
Conrado II y que está en Bamberg. Lo que hicieron fue promocionar a Uta de
Naumburgo como ideal femenino, de la misma manera que el Jinete de Bamberg era
el masculino. Por eso, al parecer, tenían en las casas reproducciones de estas
estatuas.
También
dicen que Uta inspiró a Walt Disney para crear a la madrastra de Blancanieves y los siete enanitos.
Y he encontrado la noticia en
Euronews cuando declararon a la catedral de Naumburgo Patrimonio de la
Humanidad en el año 2018.
Añado que una de las cosas que más me alucinan de esta obra es que, según desde dónde esté tomada la foto, parece que la expresión de Uta cambia. Os dejo otra, pero en Wikicommons hay unas cuantas más.
Ubicación: Catedral de Toledo (España) /
Museo & Biblioteca Morgan, Nueva York (EE. UU.)
Fecha: entre 1226 y 1234
Estilo: Arte gótico
Un lujoso producto cultural, herencia
de un rey
Voy a empezar hablando de la última voluntad de
Alfonso X, al que todos conocemos con el apodo de «el Sabio», que reinó en
Castilla y León allá por el siglo XIII.
Pongámonos un poco gore. En el invierno de 1283-1284 el rey se dedicó a dictar sus
testamentos, viendo que ya le quedaban, como quien dice, dos días en este valle de lágrimas. Era un hombre muy peculiar, y
por ejemplo respecto a dónde quería que le enterraran tuvo sus cosas: su
cuerpo, en Sevilla (en cuya catedral está), sus entrañas que se fueran a
Murcia, primer territorio que reconquistó de manos musulmanas (y efectivamente
allá están, en la catedral de Murcia), y su corazón, que lo llevaran a Tierra
Santa. ¿Está en Jerusalén, entonces? Pues no, porque aquello se perdió para
manos cristianas y, no teniendo otra cosa que hacer con él, como pasaba el
tiempo, lo juntaron con el resto de vísceras en Murcia. Es por ello que el
escudo de Murcia lleva, desde el siglo XVI, un corazón. Lo cuentan aquí.
Antes de que el rey muriera y lo
partieran en cachitos, en un testamento que lleva fecha 10 de enero de 1284,
entre sus disposiciones están la siguiente:
«E mandamos otrosi, que las dos
biblias et tres libros de letra gruesa, cobiertas de plata, é la otra en tres
libros estoriada que nos dió el rey Luis de Francia, é la nuestra tabla con las
reliquias, e las coronas con las piedras é con los camafeos é sortijas, é otras
nobles que perteneçen al Rey, que lo aya todo aquel que con derecho por nos
heredare el nuestro señorío mayor de Castilla é León»
¿Cuál era esa otra biblia en tres libros
historiada que le dio el rey Luis de Francia?
Pues un producto cultural muy específico
y caro: una «biblia moralizada» o «historiada». Son biblias iluminadas. Lo de
moralizada viene porque combina alegorías y escenas paralelas. Tan preciosa es
que se la llama también «Biblia rica de Toledo».
Se confeccionaron cuatro biblias de este
tipo a instancias de la reina Blanca de Castilla. Era esta hija del rey de
Castilla, reina de Francia y magnífica señora medieval, de esas que se dedicaban a
ejercer el poder como podían, defendiendo el reino de su hijo menor, muy
piadosa y mecenas de manuscritos.
La finalidad es didáctica: la formación religiosa y moral de los miembros de su familia.
Se conocen cuatro biblias de estas realizadas en
los talleres parisinos. Las dos más antiguas se conservan en Viena; la tercera,
troceada como el cuerpo de Alfonso X, está en bibliotecas de Oxford, París y
Londres. Y la cuarta, que es coetánea de la despiezada, en la catedral de
Toledo, salvo ocho folios (una mano de papel), que está en la
Biblioteca Morgan de Nueva York.
El material utilizado es pergamino. De
cada folio se usaba solo una cara, pues estaba tan cargado de pintura que no
habría soportado que se escribiera e iluminara por las dos partes. El pergamino
tiene dos partes, una velluda y otra suave. Para pintar se prefirió la parte más
áspera, en la que el pigmento se agarra mejor. El fondo es de oro y los colores, diversos.
Aunque se les llama biblias realmente no
son una edición completa de este libro. Son fragmentos en latín de la Biblia,
del Viejo y del Nuevo Testamento, con su correspondiente comentario o interpretación.
Por ejemplo, en un lado aparece el Génesis con la separación de luz y
tinieblas, y al lado, moralizándolo, la separación de los ángeles buenos y los
ángeles malos. Junto a la creación de Eva a partir de la costilla de Adán,
aparece la creación de la Iglesia sacada del costado herido de Cristo en la
cruz.
Lo maravilloso es que el texto se sitúa
en dos columnas y, a su vez hay otras dos columnas de ilustraciones, metidas en
medallones, cuatro por cada columna, en total ocho por página. La primera fila
de dibujos ilustrarían el texto bíblico y la segunda, una escena que explicaría
el fragmento del texto.
Esas escenas metidas en círculos son muy
ilustrativas de la vida en el siglo XIII, cómo vestían, qué instrumentos
utilizaban, los juegos, etc. Suele ser una sola escena por medallón, aunque
alguna vez se divide en dos partes, arriba y abajo.
Son cientos, miles de ilustraciones que no
tienen realmente paralelo –en cantidad y calidad– en ningún otro libro
medieval. Recuerda un poco a cómo estaban distribuidas las imágenes en las
vidrieras de esta misma época gótica.
Al principio de cada biblia, en el frontispicio, hay una representación de
Dios creando el mundo, con un compás en la mano y el orbe en la otra. Al
parecer, esta iconografía del «Dios geómetra» contaba con escasos precedentes. En
esta Biblia de San Luis está en majestad, un pantocrátor dentro de una
mandorla, imagen que ya hemos ido viendo en otras entradas de este blog mío y
que era muy habitual en el arte medieval.
Frontispicio de la Biblia de San Luis, catedral de Toledo.
En el colofón está la
imagen de quien realizó el libro. En la parte superior, una reina (Blanca de Castilla) y un rey
joven, lampiño (Luis IX de Francia. Y, abajo, en tamaño un poquito menor, para que se vea que son de menor importancia que los reyes, un clérigo que pudiera ser benedictino pero que realmente no se puede saber, a ciencia cierta, a qué orden pertenecía, que está dictando la obra, o dándole instrucciones sobre lo que dibujas, a un escriba, un artesano laico.
Colofón de la Biblia de San Luis, Biblioteca Morgan, Nueva York.
Las cuatro biblias siguen este mismo
esquema, y luego fueron imitadas en los siglos XIV y XV, aunque no son tan
completas. Una, la llamada «de Osuna» (Biblioteca Nacional de
Madrid), por ejemplo, tiene el texto y el hueco para las ilustraciones, pero las
miniaturas no llegaron a hacerse nunca.
Aquí trato de la Biblia de San Luis,
pero no me resisto a poner una imagen que hay en una de las biblias de Viena,
porque es de las más populares imágenes medievales. Ya he comentado que al
principio de las biblias hay una imagen a página entera de Dios creador como geómetra. Esta es una de Viena, con Dios creando el mundo con
un compás como podrían ser aquellos maestros que hacían las trazas de las
catedrales medievales.
Dios como arquitecto, frontispicio de la Biblia moralizada de Viena Codex Vindobonensis 2554, f.1 verso Biblioteca Nacional de Austria
Un producto tan lujoso y caro, que solo
podía ser un encargo real. Ni los más ricos aristócratas podían mantener talleres
artísticos, solo la Corona de Francia.
Llegó a manos del rey español gracias a
que se la regaló el rey Luis de Francia. Este se ha identificado casi con toda
seguridad con san Luis, y el acontecimiento que motivó el regalo pudo ser
variado, quizá cuando subió al trono en 1252, o un regalo de compromiso de Alfonso
X con Blanca de Francia en 1266, o cuando se casaron en 1269. Otros hablan de
otro san Luis, el de Anjou, obispo de Tolosa, pero las fechas no cuadrarían del
todo.
Los ocho folios que hay en Nueva York
son del final, los que contienen la imagen de la reina Blanca de Castilla y su joven hijo. Se desgajó del tercer tomo muy pronto, en la Edad Media. Una hipótesis
que hay es que lo hizo el sucesor de Alfonso X, Sancho IV; fue una herencia un
poco atravesada, pues sus sobrinos, hijos del hermano mayor premuerto, eran
pretendientes a la Corona.
Pudo ser un poco por despecho porque al parecer
los reyes de Francia sí que apoyaban a estos infantes llamados de la Cerda, ya
que eran hijos de Blanca de Francia, hija del rey Luis IX de Francia,… exacto,
el que aparece retratado como muchacho en esa imagen final de la Biblia
moralizada, por quien lleva el nombre «de San Luis». O sea, que Sancho IV no lo
quería ni ver… ni en pintura.
Cómo llegó esto a la catedral de Toledo
no se sabe, sería un regalo real, obvio. Se sabe seguro que ya estaba allí en 1539,
por un inventario. De todas las biblias historiadas es la que más fácilmente
puede ver el público, pues lo tienen en el Tesoro de la catedral de Toledo,
donde cualquier turista puede verlo. Paradójicamente, también era la más difícil de estudiar
para los académicos. Es por ello que se encargó una edición facsímil, que se
hizo en M. Moleiro Editor, S. A. de Barcelona.
Como curiosidad, recordaré que, en el año 1923 el último sha de Persia
de la dinastía Kayar, Ajmad Sah Kayar, visitó España. Aquí, un vídeo de estos
dos mandamases en carruaje pasando revista a las tropas. Entre las cosas que el rey español consideró dignas de enseñarle está, precisamente, esta biblia moralizada de la catedral
de Toledo. Ciertamente, aunque de mayoría islámica, los iraníes son
principalmente persas, no árabes, sino que tienen una cultura muy antigua en la
que la representación humana no estaba prohibida. Espero algún día poder hablar
de las magníficas miniaturas persas.
Este libro pertenece al estilo artístico gótico. Se le considera un ejemplo de la primera fase de la pintura gótica, el llamado «estilo gótico lineal o franco-gótico». A lo que más importancia se da es a las líneas del dibujo, que limitan superficies con vivos colores, pero planos, sin matices de tonos según la luz.
Las representaciones son ingenuas, sencillas, pero naturalistas e intentando ser amables, como reflejo de un mundo ideal. Todo ello, muy del gusto de una persona sencilla que debe entender fácilmente el contenido de lo que le explican.
Los principales ejemplos de este primer estilo gótico serían las vidrieras de lugares como Chartres o la Santa Capilla de París, y los manuscritos iluminados como este que comento hoy. En España, la obra maestra de esta fase del gótico es, indudablemente, el códice de El Escorial de Las Cantigas. Alfonso X, el rey propietario de la Biblia de San Luis, tuvo un taller propio, un escritorio real del que salieron este códice de las Cantigas, obra literaria suya, y otros. Tiene ese mismo naturalismo a la hora de representar las escenas, en bellos dibujos llenos de colorido. Si la Biblia de San Luis es un paseo por la Francia de principios del siglo XIII, el códice de Las Cantigas nos mueve por la España de la segunda parte del mismo siglo.
Miniatura de la cantiga 160, Códice de El Escorial G. Rosa, imagen cedida por Retruso de Cela, via Wikimedia Commons
Como el número de pinturas que voy a comentar está reducido a cien, no puedo más que poner un manuscrito franco-gótico, pero no podía dejar de mencionar el espléndido manuscrito de El Escorial.
Para saber más sobre las biblias
moralizadas, se puede leer el artículo que les dedica la Wikipedia. Y, en particular, sobre esta de San Luis.
Un informe del Boletín de la
Real Academia de la Historia dedicada a «La Biblia de San Luis en la catedral de Toledo» me ha servido para escribir esta entrada. También he recurrido a «Del cosmos al caosen las biblias moralizadas», para entender un poco la ideología detrás de este producto cultural de Antonia Martínez Ruipérez; datos tampoco es que haya sacado muchos de este segundo artículo, pero es fascinante ver cómo interpretaban el mundo y qué ideas había detrás de las imágenes; se centra mucho en el manuscrito de Viena.
Acabo con un clip de Moleiro Editor, S. A. sobre
esta biblia
Como siempre, ya sabéis, una propuesta de viaje cultural de fin de semana a Toledo, con sus muchos y maravillosos monumentos, entre ellos la catedral. No dejéis de pasaros por su Tesoro para admirar esta bellísima biblia historiada.
Rachele Gilmore, Florida Grand Opera Foto de Gastón de Cárdenas (2013) [CC BY-SA 2.0], vía Wikimedia Commons
La
sonnambula
Estreno:
Milán, 6 de marzo de 1831
Compositor:
Vincenzo Bellini
Libreto
en italiano: F. Romani, basado en el ballet de E. Scribe y J. P. Aumer, La sonannbule ou L’arrivée d’un nouveau
seigneur
Género: ópera
semiseria
Tal
día como hoy se estrenó, en el Teatro Carcano de Milán, esta que se considera
la más perfecta encarnación del belcantismo belliniano
Bellini es uno de los más excelsos
representantes del belcantismo italiano. La voz, la melodía, el cantar bien y bonito,
en una palabra.
Su vida fue corta, pues murió a los
treinta y dos años. Pero dejó joyitas como esta sonámbula que realmente no
tiene mucha trama, pero que es preciosa en cada una de sus piezas.
La historia no da mucho de sí. Amina se
va a casar con Elvino, pero el día antes de la boda la descubren dormida en la
cama de un noble. Pensando que le ha puesto los cuernos, Elvino rompe el
compromiso. Pronto descubrirá, junto con todo el pueblo, que lo que la ocurre
es que camina dormida y, en realidad, no ha pasado nada entre ella y el noble.
Dependiendo de cómo hagan la
representación es de dos a tres horas. Te lleva muy suave y dulcemente de una cosa a
otra. No es de las que te vaya a conmover hasta las lágrimas. A pesar de la
sencillez de la trama, requiere una cantante principal realmente buena. Y para
el papel de enamorado celoso, lo que llaman un tenor de grazia, cosa que he leído por ahí que no es tan frecuente.
Esta obra es pura música, de esas que si
no la ves en el teatro tampoco te pierdes gran cosa, pues no veo yo manera de
que esta sosada tenga un poquito de garra. No es la intensidad dramática lo
propio de Bellini o su estilo, sino más bien la suavidad, el romanticismo, la
dulzura… que también tiene su cosa.
De esta ópera destacaría dos momentos.
En el primer acto, el dúo de amor «Prendi, l’anel ti dono», creo que sobre todo
por ser la melodía de un programa de Radio Clásica, y la cabaletta final, «Ah! Non giunge uman pensiero».
Después de los excesos wagnerianos y
veristas, en el siglo XX yo creo que un poco por hartazgo de tanta pasión y épica,
se fueron recuperando estas obras preciosas en las que la música es tan sutil, más
suave, pero no tan fáciles.
Hubo dos grandes recuperadoras de estas óperas
belcantistas con destacados papeles femeninos, la Callas y la Sutherland.
Es por ello que, a la hora de hacer
recomendaciones, la cosa siempre esté entre la versión de la Sutherland en los
años ochenta, con Bonynge dirigiendo o la más clásica de la Callas, con Votto
en la batuta (1957). Me voy a inclinar por la de Bonynge (1982, aunque creo que
la grabación es de dos años antes) para la Decca, con la orquesta National
Philharmonic y el coro de la London Opera. Son sus intérpretes: Joan Sutherland
(Amina), Luciano Pavarotti (Elvino), Nicolai Ghiaurov (Rodolfo), Isobel Buchanan (Lisa), John Tomlinson (Alessio), Piero De Palma (notario) y Della
Jones (Teresa).
Para saber
más, la wikipedia.El libreto, en español e italiano,
así como discografía de referencia, en Kareol.
En You Tube
he encontrado esta grabación con Eva Mei como Amina y José Bros como Elvino, en
el Teatro Comunale de Florencia, y subtítulos en español.
Puerta del Sarmental Por Zarateman (2008) [Dominio público], vía Wikimedia Commons
Ubicación:
Burgos (Castilla y León)
Fecha:
h. 1230-1240
Época: Arte gótico
Ejemplo
máximo de escultura gótica clásica en España
Otro
día os hablaré de la catedral de Burgos en sí, que tiene una curiosa historia detrás: una boda real
entre una princesa alemana, que me imagino rubia y lozana, con un joven rey
español, a quienes se les quedó pequeña la vieja catedral románica. Y un obispo
hábil que supo impulsar el tema.
Hoy
voy a hablar en concreto de una puerta
de esa catedral, la del brazo meridional del transepto, llamada del
Sarmental. Es uno de los ejemplos más brillantes de la escultura gótica
española del período clásico, siglo XIII.
Dependiendo
del lugar, el gótico se extendió
desde el siglo XIII hasta bien entrado el XVI. A lo largo de tales siglos hubo
diferentes fases o estilos, desde el depurado cisterciense del principio hasta
el complicado manierismo isabelino.
La
puerta del Sarmental pertenece a la llamada fase clásica del siglo XIII. Hay
que tener en cuenta que Burgos fue, junto a León, uno de los centros de la escultura gótica clasicista.
Si
nos fijamos en el esquema general, sigue
la tradición románica: un arco, con arquivoltas y, en el tímpano, el Cristo en
majestad con los evangelistas a su alrededor (Pantocrátor). Y, debajo, todo el apostolado en una franja corrida.
Solo
que esto ya es gótico, así que el arco y las arquivoltas son típicamente apuntadas,
ojivales. Y las figuras son más naturales y realistas. Frente a la
escultura románica, solemne, impasible, de gesto hierático, aquí hay más
movimiento, individualización de los personajes, y representación más de la
realidad misma.
Se
nota la influencia de la escultura
gótica francesa, puesto que el estilo gótico entró en España de mano de
maestros de ese origen. Eso explica que sea un estilo tan diferente de las
tradiciones hispanas anteriores.
Los
cuatro evangelistas están
representados por sus animales icónicos, sí. Pero también aparecen ellos como
aplicados escritores en sus pupitres.
En
el parteluz, la columnita que hay
dividiendo la puerta de acceso, está representado un obispo. ¿Quién era? Pues hay quien entiende que es Mauricio, el hábil
obispo que decidió construir la catedral gótica; otros dicen que si podría ser Asterio,
obispo de Auca a finales del VI, en época visigoda. Y finalmente, también lo he
visto identificado con una figura de dudosa historicidad, san Indalecio, que se
supone que fue el primer obispo de Almería en el siglo I y luego fue a evangelizar
por tierras burgalesas (y aragonesas y…) y acabó martirizado.
En
las arquivoltas, podemos encontrar interesantes figurillas, como ángeles o los ancianos del apocalipsis, coronados y
tocando instrumentos. Es una de esas representaciones que te permite
identificar cómo debían ser los instrumentos musicales en la Edad Media.
Aquí
os pongo ejemplo de músicos coronados, fotografías tomadas de Wikimedia Commons:
En
lo que se refiere al autor, relacionan esta obra con la de Amiens. El tímpano
lo he visto atribuido a un «Maestro del Buen Dios de Amiens», los apóstoles del
dintel a otro artista gabacho, al que denominan «Maestro del Sarmental» y,
finalmente, los ancianos de las arquivoltas los habrían labrado canteros
locales, dirigidos por un maestro francés. Las fuentes medievales hablan del
«Maestro Enrique» arquitecto de la catedral y que podría ser también el que
hizo estas esculturas. En fin, vaya usted a saber.
Poco
me queda por decir, salvo que se data esta puerta de entre los años 1230 y 1240
y que está tallada en piedra.
Esta
vez no os voy a poner enlaces con la Wikipedia, porque no hay artículo concreto
dedicado a esta portada. Sí enlazo con un pequeño clip sobre la obra.